01
Este es mi segundo fic y estoy emocionada. Espero que les guste la temática, love'ya.
***
La escuela secundaria ''G. Holmes'' se encontraba abarrotada de estudiantes corriendo a sus clases después de unas largas vacaciones de verano. Unos iban caminando a paso de tortuga y todos los veían como los raritos, sí, esos raritos eran los de primer año que no tenían una idea del nuevo mundo en el que estaban adentrándose y sin darse cuenta eran los primeros causantes del congestionamiento en los pasillos.
Una delgada chica de 16 años de cabello castaño, ojos verdes con su conjunto de jeans desgastados, camisa ancha con un típico logo de un vídeojuego que a simple vista se veía que estaba a punto de borrarse completamente por las lavadas y unos zapatos deportivos; se despedía de su madre en la entraba de su escuela y con sus habituales libros y cuadernos nuevos se adentraba a buscar su sofocante horario, los cuales desde primer año había odiado porque le quitaba tiempo de poder leer libremente cualquier texto que quisiera en su habitación.
Bufó al ver como los estudiantes chocaban entre sí y se gritaban los uno a los otros en busca de que se movieran si no pasarían a los otros lados del pasillo que conducían a los salones. La ojiverde era muy observadora, eso, por cuentos de su madre, era gracias a Michael, su padre y era algo que adoraba aquella chica porque podría ver injusticias o cosas que le gustaran. Más que todo, según ella, la ayudaba a imaginar de mejor manera y sus pupilas observaron algo maravilloso, no solo habían nuevos ingresos de primer año, también de otros superiores.
—¿Qué hay de nuevo, Lo? —. La pequeña chica de un respingo a no esperarse ver a su mejor amiga a su lado. Se supone que la gran Dinah Jane no iba los primeros días de clases o en casos especiales, aparecía después de las primeras horas.
—¿Dinah? ¿Qué haces aquí? —. Preguntó un poco desubicada mientras caminaba por el pasillo al ver que ya había poco flujo de estudiantes.
—En primer lugar, pequeño saltamontes, esperaba que dieras un grito de felicidad al verme esta semana. En segundo lugar, estudio aquí, trasero gigante. —. Hablaba la polinesia pasándose con ella a la dirección para buscar su horario final.
Normalmente los estudiantes iban a aquel instituto unas semanas antes para buscar su horario pero a los de quinto año se les informo que hubo problemas al momento de ordenarlos sin chocar con otros cursos y su repetición de profesores en estos por lo cual debían esperar al inicio de clases y retirarlos.
Verán, Lauren y Dinah a pesar de tener 16 años (Dinah tiene 15 pero quitemos ese hecho ya que pronto tendrá los 16) hicieron un esfuerzo enorme el año anterior estudiando tercer y penúltimo año para saltar al último gracias a sus grandes notas.
Lo único bueno de ir semanas antes, fue que había tocado en el mismo curso que Dinah y aparentemente su amor platónico, Blake. Pensó la ojiverde.
—Es que es raro verte los primeros días, eso es todo. —. Dinah vio a su mejor amiga como si tuviera cuatro cabezas ¿Por qué solo respondió a eso? ¿Por qué no la regañaba diciéndole que dejara los apodos de una buena vez? ¿Tanto la extrañaba que le aguantaría los apodos la primera semana?
Dinah se replanteaba lo que pasaba con Lauren hasta que salió de su transe y la vio en una de las carteleras viendo la lista de los estudiantes y allí entendió todo. La ojiverde miraba embelesada justo aquella pequeña columna número diez, Blake Desher.
—¿Es en serio, Jauregui? ¿Sigues enamorada de Desher?
La verdad es que desde su primer año en aquella secundaria había caído profundamente enamorada por el rubio de ojos azules. El chico era de su mismo curso y no tenia en problema en saludarla apenas la veía en el salón o por los pasillos y eso a Lauren le encantaba. Cada vez que lo veía o escuchaba alguna pronunciación de su nombre se quedaba embobada o ponía de toda su atención por escuchar cualquier pequeña cosa relacionada con él y Dinah lo notó en 0,2 segundos sin que ella pronunciara una palabra.
El gran problema era que tenía un grupo de cuatro personas que ocupaba su visión y tiempo al completo, de un saludo no pasaban y la ojiverde sentía que moriría si ese año no se atrevía a cruzar más palabras con Blake.
—Por supuesto que lo estoy, ¿Cómo crees que se puede superar un enamoramiento en dos meses? —. Gruñó mientras le explicaba a la polinesia— Es el amor de mi vida, no se puede superar— Suspiró dramáticamente mientras seguía con la vista fijada en aquella lista.
—¿Sabes que nunca vas a superar? La paliza que nos meterán nuestros padres si se enteran que faltamos hoy a la clase de inducción ¡Así que muévete trasero gigante!
Y justo ese día, Dinah jaló a su mejor amiga de los brazos para llevarla a la primera clase y que se olvidara de ese idiota, porque si, ella pensaba que era un idiota, patán, hipócrita de 17 años con aires de millonario y la rechazaba adjuntando que era por su pequeño grupo de estúpidos y eso lo notó muchas veces.
Dinah ese día planeo rápidamente como Lauren se olvidaría de Blake. Le presentaría a su prima Camila, una exuberante morena de 17 años que ponía a quien quisiera bajo los pies si se lo proponía.
Mientras, la ojiverde miraba desde lejos en aquella clase al chico rubio que tiraba papelitos a Adam, un chico que estaba dormido dos mesas después del amor de su vida.
Claro, el que consideraba que era el amor de su vida.
—¡Camilita culo bello! —. Dinah entró gritando como una loca a la habitación de su prima mientras esta se despertaba de su siesta muy asustada.
—¡¿Qué carajos Dinah?! Aprende a despertar a la gente con amor, idiota.
Mientras la castaña se pasaba las manos por los ojos para despejar cualquier suciedad de estos y tener una visión con claridad, su prima dos veces con más cuerpo y altura se sentaba en su silla de escritorio y ponía toda su atención en su teléfono celular.
—Vale. Entonces vienes, me despiertas con tus gritos para nada bonitos y te sientas ignorándome con tu teléfono. —. Camila le reclamaba al levantarse de su cama y darle un ligero golpe en la cabeza de su prima.
—¡Auch! No vine a ignorarte, solo venía a darte noticias de tu hermosa Lauren.
La morena que andaba cruzando la puerta de su habitación para ir a la cocina y buscar algo que comer corrió como una loca al escuchar la pronunciación de Dinah.
—¡¿Cómo s-sabes que Lauren y y-yo y...
—Por favor, Camila. Mueres que te presente a Lauren, en cada reunión familiar a la que ella me acompaña te escondes en la casa del árbol con mis hermanos a hacer cualquier tontera menos ir hasta el lugar de los adultos y estar con nosotros como tal.
—Uy si, debe ser que tú eres muy adulta ¿No?
—¿Y tú muy inteligente con las personas que te gustan, no?
Aquel contraataque dejó a Camila sin palabra alguna.
Lauren Jauregui le gustó apenas cruzo su puerta con Dinah hace no más de tres años. Su prima y ella se hicieron mejores amigas gracias al instituto y al verla descubrió que era muy pero muy gay.
Lauren apenas entraba a la adolescencia cuando hizo presencia por primera vez en su casa, si, en su j o d i d a casa. Camila lo recordaba como si lo estuviera viviendo, la ojiverde entro vestida casi en pijama y los que estaban presentes no se asombraron en lo absoluto, ella también se vestía así en las reuniones y su familia no tenía problema con ello.
La chica de sus sueños saludo a todos rápidamente para sentarse en un sillo muy apartado de todos con su prima Dinah y ahí fue cuando Camila se dio cuenta que la chica por la que le preguntaría a su atormentante prima despues, no era buena para adaptarse socialmente.
—Olvidalo, ¿Qué era lo que me ibas a decir de Lauren? —. Camila preguntó como si no le importara el tema sabiendo que por dentro se moria de nervios porque cada vez que la polinesia le tenía alguna noticia, la morena deseaba que fuera un: ''Blake Desher demostró frente a todos la personalidad asquerosa que tiene y Lauren ya no lo ama.''
Pero no, ese día nunca llegaba.
—Estoy cansada de que Lauren este todo el día babeando por Blake, ¿Sabes lo frustrante que es? —. Camila asintió, era la primera persona que sufría por eso— Como sea, tú la conquistaras y le harás dar cuenta que tú eres el amor de su vida.
—¡¿Qué?! —. La morena gritó desde su cama—. Lauren ni me conoce ¿Cómo yo, Camila Cabello, puede ser el amor de Lauren Jauregui? ¿Estás zafada?
—Será fácil, escucha...
Y así fue como el plan se ponía en marcha en aquella habitación llena de posters de las bandas y artistas favoritos de Camila.
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