Capítulo 2
Riku guio al grupo hasta las afueras de la ciudad, donde la nave Gumi los esperaba.
Los chicos de Big Hero 6 no podían ocultar su asombro al ver de cerca la colorida nave espacial.
—¡Increíble! ¡Nunca había visto una nave como esta! —exclamó Hiro emocionado, revisando cada detalle con ojos curiosos.
—¿De verdad volaremos en eso? ¡Será genial! —chilló Fred dando saltos.
GoGo se limitó a silbar, también impresionada aunque intentando disimularlo. Honey Lemon tomaba fotos como una turista.
—Suban, aún nos queda un largo camino —los apuró Riku con una sonrisa, divertido con sus reacciones.
Tras abordar, Riku iba a sentarse en el asiento de piloto, hasta que sintió alguien tocarle el hombro con un dedo.
—Riku, ¿puedo conducir yo la nave? ¿Puedooo? —preguntó con una voz dulce y haciéndole ojitos.
Riku volteó y se encontró con la mirada suplicante de Natalia. Sabía que era incapaz de negarse a esos ojos.
—Está bien, pero con cuidado —cedió pasándole el mando—. Recuerda que llevamos valiosa carga.
Natalia festejó internamente. Tomó asiento ansiosa y empezó a revisar todos los controles.
—Que emoción, siempre quise pilotear una de estas —dijo maravillada.
Riku se acomodó a su lado como copiloto y maestro—. Recuerda la ruta. Y por favor, nada de acrobacias —bromeó guiñándole un ojo.
Activo la secuencia de despegue. Pronto abandonarían la tierra para adentrarse en el cielo y el espacio. Otro gran viaje estaba por comenzar.
Natalia pisó el acelerador con toda la emoción, haciendo rugir los motores. Pero olvidó calibrar el ascenso vertical y la nave salió despedida hacia el cielo a toda velocidad.
—¡Woohoo! —celebró Fred eufórico mientras el resto se aferraba a los asientos.
Pero Wasabi ya no pudo ocultar más su temor. Soltó un grito agudo y largo que se escuchó por toda la cabina.
—¡Ya basta Natalia, vas a matarnos a todos! —chilló Riku entre risas, intentando quitarle los mandos.
Ella rió con picardía pero aflojó el acelerador. La nave se estabilizó a velocidad de crucero.
—Vamos, sólo quería darles una probadita de diversión—se excusó con inocencia.
Riku negó con la cabeza—. Me las pagarás cuando lleguemos —le amenazó sin poder ocultar su sonrisa.
Hiro observaba todo maravillado. Esta sí que sería una aventura como ninguna otra.
Había pasado una hora desde el despegue caótico. Natalia por fin se había calmado y conducía a un ritmo más seguro.
Dentro de la nave, los chicos se habían entretenido de distintas formas para pasar el rato. Fred y GoGo jugaban cartas mientras Wasabi leía un libro tratando de concentrarse, aunque volteaba nervioso cada cierto tiempo hacia la cabina.
Honey Lemon y Hiro parecían interesados en la tecnología de la nave, pasando tiempo revisando los controles y haciendo preguntas. Kairi les contaba historias de sus aventuras anteriores.
Natalia pronto visualizo el mundo Ciudad crepúsculo, con una sonrisa dijo:
—¡Ya hemos llegado! Prepárense para descender.
—¡Prepárense todos, estamos por aterrizar! —exclamó con entusiasmo.
La ciudad púrpura se acercaba rápidamente. Natalia maniobró con maestría para posicionarse en la plataforma de aterrizaje.
Bajó la velocidad hasta que los motores se apagaron por completo.
—Llegamos sanos y salvos —dijo orgullosa.
Riku se levantó y fue a la parte trasera—. Bienvenidos a Ciudad Crepúsculo, aquí es en donde vive el Maestro Yen Sid —saludo formalmente a los demás.
Luego se dirigió a la salida—. Síganme, nos subiremos ahora en un tren. —señaló a lo lejos antes de bajar.
Riku avanzó firme por el camino sin mirar atrás. Llegaron al tren y se subieron todos.
Al llegar a la enorme torre, tragó saliva antes de iniciar el largo ascenso.
Detrás, escuchaba las quejas y jadeos del grupo al subir los interminables escalones. Para cuando llegaron arriba, todos estaban agitados.
Se detuvo frente a la gran puerta y dudo por unos segundos. Sentía la presión de las miradas de los demás.
Finalmente tomó aire y llamó tres veces—. Pasen todos, los estaba esperando —dijo el sabio mago con calma.
Riku pasó despacio, casi tropezando con el marco de la puerta en el proceso. Escuchó a Donald reírse disimuladamente detrás, lo que provocó un ligero sonrojo de vergüenza en sus mejillas.
Todos se alinearon frente al escritorio de Yen Sid, quién los observaba detenidamente. Riku dio un paso al frente para hablar, pero se le trabó la lengua nervioso.
—¿Y bien? ¿A qué debo esta visita? —los invitó a hablar el anciano con calma.
Riku carraspeó para encontrar su voz—. Verá maestro, la misión que nos encargó sobre Sora requiere de más ayuda. Y pensamos que estos jóvenes podrían ser de gran valor —explicó rápido para terminar con la tortura.
Hiro ni sus amigos sabían que cara poner, pero Fred optó por sonrisa entre dientes.
Riku se mantuvo firme bajo la intensa mirada del Maestro, aunque sentía cómo sus manos comenzaban a sudar.
El silencio luego de su petición parecía eterno. Finalmente, Yen Sid habló con calma:
—Es cierto que su misión requiere de ayuda extra. Pero también recuerdo haberles pedido cumplirla por su cuenta —manifestó con sabiduría.
Riku intercambió una mirada nerviosa con Natalia. Debían convencerlo a como dé lugar.
—Lo sabemos Maestro, y le pedimos disculpas. Pero confiamos plenamente en las habilidades de estos jóvenes —continuó señalando a los chicos detrás suyo—. Si nos da la oportunidad de mostrarle lo que pueden hacer, estoy seguro que cambiará de parecer.
Esperaba fervientemente que sus palabras lograran persuadir al estricto mago. Todo dependía de su respuesta.
El maestro Yen Sid enfocó su mirada en los jóvenes tras Riku.
—Ustedes cinco no son de aquí, sus atuendos lo delatan. ¿De dónde vienen exactamente y que los trae a este lugar? —preguntó con serenidad pero firmeza.
Riku tragó saliva esperando su respuesta. Todo dependía de que lograran causar buena impresión.
Hiro dio un paso al frente, al parecer el líder del grupo. Con seguridad comenzó:
—Venimos del... mundo San Fransokyo, maestro. Somos un equipo de héroes conocidos como Big Hero 6. Luchamos contra el crimen y salvamos vidas —explicó brevemente su labor.
—¿En serio? Interesante —dijo el mago con pensar—. Bien... Los aceptaré, pero tendrán que entrenar. Si quieren participar en la misión, deberán que ser portadores de la llave espada.
Riku apenas podía creer lo que escuchaba. El Maestro Yen Sid los había aceptado.
—Muchas gracias por confiar en nosotros —habló inclinando respetuosamente la cabeza—. Prometo que nos esforzaremos al máximo en el entrenamiento.
Hiro y los demás también agradecieron con una sonrisa. Pero el desafío recién comenzaba.
—Perfecto, pueden empezar de inmediato —asintió el mago—. Riku, ¿Quieres ser él maestro de ellos, o prefieres que la maestra Aqua los entrené? Recuerda que ella está encargo de Kairi y Natalia.
Riku se tomó unos momentos para pensarlo detenidamente. Aún se sentía inseguro en algunos aspectos de la enseñanza.
—Creo que lo mejor será que la Maestra Aqua se haga cargo de entrenarlos —respondió finalmente—. Ella posee gran sabiduría y paciencia para guiar a más de un aprendiz —se volteó hacia los chicos—. Les aseguro que estarán en muy buenas manos. Aqua es una de las más poderosas portadoras que existen.
Luego se dirigió al mago—. Maestro, confió en que ella podrá llevarlos a dominar la llave espada en tiempo récord.
—Muy bien, que tengan éxito en su entrenamiento —asintió el Maestro Yen Sid despidiéndolos.
Salieron de la torre conversando animadamente sobre lo que se avecinaba. Se dirigieron al pueblo para buscar a la Maestra Aqua.
Pero tras la larga caminata, Natalia sintió su estómago gruñir—. Riku, ¿podemos ir primero a comer? Podríamos ir al restaurante Le Grand Bistrol. —sugirió ella.
—Me parece una buena idea —sonrió Riku—. El viaje nos abrió el apetito a todos.
Se volteó hacia los demás—. ¿Qué les parece si vamos al Bistrol antes de buscar a Aqua? Estoy seguro que ella no nos regañará por alimentarnos bien.
Comenzó a caminar guiando el paso—. Vamos, yo invito la comida. Podremos conversar mejor del desafío que se viene —animó al grupo a seguirlo.
—¡Me parece genial! Vamos. —dijo Fred.
Al llegar al pueblo, se dirigieron al restaurante. Riku sostuvo la puerta para que pasaran todos. El lugar estaba atestado como siempre.
Recorrió el lugar con la mirada hasta que se topó con una familiar cara regordeta.
—¡Tío Gilito! —saludó acercándose a la mesa donde atendía—. Tanto tiempo sin verte por aquí.
El pato mayor se levantó de un salto—. ¡Riku, mi muchacho! Que alegría verte de nuevo por el Bistrol —dijo estrechando su mano. Luego se dirigió al resto—. Bienvenidos sean todos. ¿Mesa para...? —preguntó sacando su libreta.
—Para todos nosotros —confirmó Riku con una sonrisa. Al fin podrían descansar y ponerse al día.
El Tío Gilito les mostró una gran mesa y los ayudó a acomodarse. Luego les entregó los menús.
—Muchas gracias —dijo Natalia revisando las opciones—. Oye Gilito, ¿sabes dónde está Remy? Hace tiempo no veo al pequeño chef por aquí.
—Está por ahí cocinando, no saben las novedades que creó. Un delicioso plato que les va a encantar —comentó el tío Gilito.
—Suena interesante —dijo Riku cerrando el menú—. Siempre me han sorprendido las innovadoras ideas culinarias de Remy.
Se asomó para ver hacia la cocina—. Ojalá podamos probar ese nuevo platillo. Apuesto a que supera todos los anteriores.
Luego habló al grupo—. Mientras decidimos, les presento formalmente a todos. Chicos, él es el Tío Gilito, dueño de este lugar. Gilito, ellos son Hiro, Go Go, Wasabi, Honey Lemon y Fred.
—Un gusto conocerlos a todos —saludó el pequeño hombre—. Bienvenidos sean al Le Grand Bistrol.
—Gracias, el placer es nuestro —sonrió Honey Lemon simpática.
—Espero disfruten enormemente de su estadía —respondió el Tío Gilito con afabilidad—. En seguida estaré para tomar su pedido.
Se retiró dejándolos conversando amenamente. Riku observaba con agrado cómo todos se iban conociendo.
—Bien chicos, este lugar está lleno de recuerdos para mí —comentó inclinándose sobre la mesa—. Aquí pasé grandes aventuras con Sora y Kairi tiempo atrás. Espero que también sea de su agrado.
Un silencio nostálgico se formó al decir el nombre de Sora. Riku bajó la mirada, reviviendo viejos recuerdos.
Hiro lo notó—. Disculpa Riku, pero... ¿qué fue exactamente lo que pasó con tu amigo? —preguntó con delicadeza.
Riku inspiró hondo antes de comenzar su relato—. Verán, hace tiempo Sora y yo batallamos contra la oscuridad... —explicó los sucesos sin omitir detalles, relatando cómo su amigo se había sacrificado usando el Despertar para salvarlo.
—Desde entonces hemos estado buscándolo incansablemente —terminó con un nudo en la garganta—. Sé que donde sea que esté, está luchando para volver. Solo espero poder reencontrarme con él pronto.
—... También lo hizo por salvarme... —contó Natalia con un hilo de voz—. No recuerdo la mitad de la batalla, pero cuando reaccioné y pude abrir los ojos, lo vi tan... enojado. ¿Hay algo que no sé, chicos? —preguntó viendo a Kairi, Riku, Donald y Goofy.
Goofy tragó saliva nervioso y negó—. No, ¡claro qué no! —mintió. No sabía si decirle que en la batalla contra Vanitas y Linda la habían hechizado para que estuviera actuando en automático sin la necesidad de un corazón. Natalia lo miró raro, pero decidió no darle tanta importancia.
Un silencio pesado se instaló entre ellos. Riku estaba seguro de que Natalia sospechaba que le ocultaban algo, pero no podía decirle la verdad todavía.
Fue Wasabi quien decidió romper la tensión—. Disculpen que pregunte, pero... ¿Qué diablos es exactamente ese poder del despertar? —cuestionó con curiosidad.
Riku tomó aire, agradecido por el cambio de tema—. El poder del despertar es una habilidad extraordinaria que poseen pocos elegidos —comenzó a explicar—. Les permite acceder a todo su potencial oculto y usar la llave espada a su máximo poder. Pero requiere un sacrificio enorme...
—Y Sora abusó mucho de ese poder para salvar a varias personas. Ahora nos tocaría ir a devolverle el favor —comentó Kairi.
—Así es —asintió Riku con mirada firme—. Sora arriesgó todo por salvar a los demás sin dudarlo. Ahora nos toca a nosotros devolverle el favor.
Se volteó hacia los demás aprendices —Por eso es tan importante que dominen la llave espada lo antes posible. Quién sabe qué nuevos enemigos nos aguardan ahí fuera.
—Podremos salvar a Sora y a cualquier otra persona —agregó Kairi con determinación.
—Cuenten con nosotros —dijo Hiro con convicción, siendo coreado por los demás.
Riku sonrió, sintiéndose menos solo. Pronto tendrían un equipo de héroes lista para la acción. Y estaba seguro que juntos, nada podría detenerlos.
En eso llegó el Tío Gilito con sus pedidos, luciendo todo exquisito. Charlaban amenamente mientras degustaban los platillos.
Luego de terminar y pagar la cuenta, salían del local cuando se toparon con dos figuras conocidas a la distancia.
—¡Miren, es la Maestra Aqua! —señaló Kairi emocionada.
Y efectivamente, caminando por la calle junto a Terra se encontraba la mencionada. Riku hizo una seña para que los vieran.
—¡Aqua, Terra! Por aquí —los llamó con la mano en alto. Esperaba que pronto pudieran empezar el entrenamiento. Cada vez más cerca de su meta.
Aqua y Terra se acercaron con una sonrisa.
—Hola a todos —saludó Aqua—. Me alegra verlos de nuevo.
—Lo mismo digo —agregó Terra.
Riku dio un paso al frente—. Aqua, Terra, quiero presentarles a nuestros nuevos aliados —señaló a los 5 jóvenes que se adelantaron tímidamente—. Ellos también lucharán por la luz.
—Es un placer conocerlos —dijeron Aqua y Terra.
—Aqua, quería preguntarte —habló Riku entonces—. El Maestro Yen Sid cree que estás lista para entrenar a nuevos aprendices. ¿Crees poder encargarte de Hiro y los demás?
—¿A todos ellos? —preguntó Aqua incrédula, pero no podía negarse por las miradas simpáticas de ellos—. Bien, acepto.
—Muchas gracias Maestra —dijo Riku haciendo una leve reverencia. Sabía que bajo su tutela, los nuevos aprendices lograrían grandes cosas.
—No tiene por qué —sonrió Aqua—. Será un placer enseñarles todo lo que sé.
—Confiamos en que estarán listos muy pronto —agregó Terra.
Riku asintió convencido. Luego se dirigió a Hiro y los demás.
—A partir de ahora, la Maestra Aqua estará a cargo de su entrenamiento. Den lo mejor de sí y aprendan todo lo que puedan de ella —miró a Aqua de nuevo—. Gracias. Estoy seguro que no nos defraudará.
Pronto se embarcarían en nuevas aventuras. La llama de la esperanza ardía fuerte en su corazón.
Mientras regresaban a la Torre, Fred no paraba de imaginar en voz alta todo lo que aprenderían.
—Apuesto a que la Maestra Aqua nos enseñará hechizos súper poderosos y movimientos de pelea geniales —decía emocionado.
—También habrá misiones secretas en mundos desconocidos —agregó Hiro divertido.
—Y pelearemos contra monstruos enormes —exclamó Honey Lemon.
Por fin llegaron a la biblioteca. Pero al entrar, Fred puso cara de decepción.
—Pero si aquí solo hay... ¡libros! —exclamó frustrado—. Pensé que empezaríamos con algo más emocionante que leer.
Riku sonrió—. La teoría es importante antes de la práctica. Ya verán que valdrá la pena.
Debían ser pacientes. Pronto su aventura real comenzaría.
—Vengan, siéntanse. Les daré algunos libros para empezar —indicó Aqua yendo por algunas cosas de las estanterías.
Todos esperaron con atención a que Aqua regresara con los libros.
—Gracias Maestra —dijo Hiro cuando ella se los entregó.
—Sé que no es muy emocionante, pero la teoría es importante —explicó Aqua con calma—. Dominar conceptos básicos los ayudará a progresar más rápido luego en la práctica.
Fred pasó las páginas con curiosidad, sorprendido de que se veía interesante. Tal vez debía confiar más en la experiencia de la Maestra.
—Estaré por si tienen alguna duda —agregó Aqua sonriendo—. Que empiece su aprendizaje, futuros portadores.
Riku observaba orgulloso, seguro que pronto dominarían la llave espada al máximo. Sólo era cuestión de esfuerzo y dedicación.
Natalia se sentó en una mesa lejana con unos libros y empezó a leer unos para distraerse un rato para dejar de pensar en Sora.
Desde la mesa donde leían, Riku notó que Natalia parecía querer distraer su mente leyendo por su cuenta.
Decidió acercarse para apoyarla—. ¿Puedo hacerte compañía? —preguntó amablemente.
Natalia levantó la vista y asintió con una leve sonrisa.
Riku tomó asiento a su lado—. Sé que extrañas a Sora —dijo con suavidad—. Pero pronto lo traeremos de vuelta, te lo prometo.
Ella suspiró quedamente—. Gracias por apoyarme, pero... me preocupa si él está bien. ¿Crees que él lo está?
Riku puso una mano sobre el hombro de Natalia para reconfortarla.
—Sé que Sora estará bien —dijo con mirada firme—. Conozco su espíritu. Pase lo que pase, no se dará por vencido fácilmente. Tiene un corazón inquebrantable.
Aunque se sentía inquieto internamente, trataría de transmitir calma.
—Mientras todos estamos unidos, buscando la forma de traerlo de vuelta, no debes perder la esperanza —continuó Riku—. Pronto sabremos de él, estoy seguro. Y podremos darle el apoyo que necesite
—esbozó una media sonrisa—. Confía en la fuerza del lazo que los une. Eso lo mantendrá con vida hasta que lo encontremos.
Natalia le devolvió la sonrisa más tranquila y dirigió su mirada al libro.
🌊
La tarde pasó rápido mientras Aqua explicaba pacientemente cada concepto a los aprendices. Pronto comenzaron a entender bastante.
Cuando el sol se ocultó, Aqua lanzó la pregunta.
—Bien chicos, es hora de pensar dónde pasarán la noche. ¿Alguna idea?
—Podrían quedarse en el palacio del Rey Mickey —sugirió Natalia—. Sé que él estará encantado de hospedarlos.
Ante eso, Fred soltó un jadeo—. ¿Conocen a un rey de verdad? —exclamó impresionado.
Riku soltó una risita—. Así es. Mickey es nuestro gran amigo. Y será un honor para él ayudar.
—Pues no lo pensemos más —dijo Aqua con una sonrisa—. Iremos halla ahora mismo.
—¡Guau, esto es genial! —exclamó Fred emocionado, dando un saltito—. ¿Creen que el Rey Mickey me firme un autógrafo? O mejor aún, ¿que me deje probar su corona?
—Eh, no creo que te deja —rió Wasabi.
—Pero es que... ¿un rey de verdad? —insistió el más entusiasmado aún—. Esto supera cualquier sueño.
—Será mejor que nos pongamos en marcha —sugirió Aqua con calma—. Llegaremos más rápido si nos apuramos. Recogan su equipaje y vámonos .
—¡Sí, vámonos ya! —exclamó Fred ansioso.
Rápidamente recogió su mochila, sin poder contener sus saltitos de emoción.
—No te emociones demasiado —rio Hiro—. O terminarás asustando al pobre Rey Mickey.
—Prometo portarme bien —dijo Fred tratando de calmarse, aunque por dentro bullía de ansias.
Cuando todos estuvieron listos, partieron rumbo al castillo siguiendo a Riku, Kairi y Natalia que iban al frente.
El corazón de Fred latía a mil por hora. ¡Iba a conocer a un monarca real! Solo rogaba no hacer alguna tontería de las suyas y causar mala impresión.
Después de otro viaje largo, llegaron al mundo Castle Disney y aterrizaron en el "estacionamiento". Bajaron todos ya muy exhaustos y se encaminaron en la entrada del palacio, no sin aprovechar y apreciar la belleza del jardín real.
Fred caminaba absorbiendo cada detalle del lugar con ojos brillantes.
—Wow, esto es... es... ¡increíble! —exclamaba sin poder articular bien—. ¡Miren esas rosas, y esa fuente, y ese pasto tan verde!
Hasta el mismo Wasabi, que solía quejarse de sus travesías, se veía maravillado.
Por fin llegaron a la puerta principal. Antes de que pudieran tocar, ésta se abrió de par en par.
Un roedor antropomórfico los recibió con una gran sonrisa.
—¡Bienvenidos amigos! —saludó alegremente—. Pasen, pasen. ¿Cómo ha estado todo por la Torre?
Fred creyó que los ojos se le saldrían de las órbitas. Así que este era... ¡el mismísimo Rey Mickey!
—Aah... El rey... ¿es un ratón? Wow, cada vez me sorprendo más —habló GoGo.
—Aww, ¡esto es increíble! Es un placer en conocerlo, Su Majestad —saludó Honey con una sonrisa.
Mickey le devolvió la sonrisa—. El placer es mío, ¿a que vienen la visita? —miró a Riku, Kairi, Donald, Nat y Goofy—. ¿Son amigos de ustedes?
—Sí, son los nuevos aprendices de la maestra Aqua. Vienen de un lugar lejano —explicó Natalia—. Ellos 5 nos ayudarán en encontrar a Sora.
—Yo y el resto nos preguntémonos si pueden quedarse a vivir aquí por un tiempo. —habló Riku rascando su nuca.
—Será un placer tenerlos —sonrió Mickey—. Pueden considerar este su hogar temporal. ¡Vamos, pasen! Les mostraré sus habitaciones.
—Gracias Su Majestad, es muy amable de su parte —dijo Aqua inclinándose levemente.
Mickey los guió por los amplios pasillos del castillo. Fred no dejaba de mirar a su alrededor maravillado.
—Aquí está la habitación de los chicos —anunció Mickey abriendo una puerta—. Espero sea de su agrado.
El cuarto era amplio y acogedor. Fred dejó escapar un silbido.
—Y para las chicas —prosiguió el rey señalando otra puerta—. Estos serán sus aposentos.
—Espero se sientan como en casa —dijo Mickey alegremente—. Mañana les daré un recorrido por el castillo. Por ahora descansen.
—Muchas gracias Su Majestad —dijeron todos a coro.
Los chicos se prepararon para dormir, pero Natalia no lograba conciliar el sueño.
Cuando se aseguró que todos dormían, salió sigilosamente para no despertarlos.
Caminó por los pasillos vacíos pensando en Sora. Extrañaba tanto sus risas, y la energía que siempre traía. Salió al jardín para admirar las estrellas, esperando eso la tranquilizara.
"Pronto te encontraremos" pensó con determinación.
Natalia dio un gran suspiro, sentándose en un columpio que estaba cerca de donde ella estaba. ¿Cómo iban a encontrar a Sora si no hallaban ninguna pista de su paradero?
Natalia empezó a mecerse lentamente en el columpio, mirando las estrellas en busca de respuestas.
—Sora, donde quiera que estés, espero estés a salvo —murmuró al viento—. Te extraño tanto...
Pese a la preocupación, trataba de mantener la esperanza. Sus amigos no descansarían hasta dar con él. Y sabía que el lazo que los unía los guiaría de alguna forma.
—Sé que volveremos a vernos. Solo tengo que ser paciente —se dijo a sí misma, tratando de creérselo.
Siguió meciéndose suavemente, dejando que la brisa nocturna acariciara su rostro. Pronto el cansancio empezó a vencerla.
Con algo más de paz en su corazón, regresó a su habitación a intentar conciliar el sueño, confiando en que el mañana traería nuevas respuestas.
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