8. El fin de todo | Mes 7

Correr en su estado no fue lo mejor pero no tenía opción. Bajó las escaleras tan rápido como pudo hasta el cúmulo de gente en su hogar, esquivando de la mejor forma a todos e ignorando uno que otro saludo o reclamo.

Su objetivo se precipitaba a la puerta así que actuó lo más rápido que su lastimada rodilla se lo permitió, tomando la mano y jalando hasta la cocina.
- En verdad, ¡no es lo que tú crees! - dijo con una mueca de dolor - Ella me besó
- ¡Pobre Frankie! - dijo en un ademan exagerado, molestándolo - No parecías muy molesto
- ¡Es enserio! ¡No debes decirle a Gerard! - apretó los hombros de la mujer - Sara, no es lo que piensas
- Sabes... - ella se lo quitó de encima - Cuando Gee me contó sobre esa chica pensé que estaba siendo exagerado... celos de embarazado pensaba, pero me temo que eres un verdadero idiota - Sara sonrió amargamente
- ¡Cierra la boca! - gritó lo suficientemente alto como para sorprenderla pero no para que alguien más escuchara. Se sentía acorralado - ¡Tú no sabes lo que pasó! ¡No fue mi culpa!
- ¡Tú metiste a la chica en TU casa! ¡Es TU culpa! - Frank llevó ambas manos a su cabeza, jalando su cabello por la desesperación. El ruido y Sara regañándolo como si fuera su madre aunando la confusión por la acción de Jamia y el dolor de su rodilla sólo lograron que perdiera el control.
- ¡¿Sabes qué?! - detuvo el discurso de la mujer - ¡No tengo porque darte explicaciones de nada! ¡No eres nadie y si no me crees puedes irte al carajo! - terminó gritando y dando la vuelta para irse. De reojo alcanzó a ver a McCracken cargando a su hijo, provocando que su ira incrementara en proporciones inimaginables.
- Tienes razón, no me debes ninguna explicación - Sara habló quedamente, deteniéndolo. Su enojo no menguaba y de mala manera giro para encararla - Pero me preocupo por mi paciente - su gesto era frío - No sé si lo recuerdas, pero está embarazado de gemelos... lo último que necesita es alguna estupidez tuya que los ponga en peligro
- Yo n... - iba a reclamar, decirle que jamás pondría a su esposo en peligro cuando éste apareció en la cocina, asustándolosin querer por la sorpresa de verlo ahí.
- ¡Es hora de partir el pastel! - y sin dejarle decir más le jaló del brazo.
- Gerard, debo decirte algo... - habló Sara antes de que abandonaran la cocina. Sus ojos avellanas se abrieron como platos al tiempo que palidecía - Tengo que irme... un paciente hizo algo muy estúpido - dijo mirándolo significativamente aunque Gerard pareció no notarlo
- ¿No puedes quedarte hasta partir el pastel? - suplicó con un tierno puchero
- Lo siento cariño, no puedo
- Bueno... ¡Gracias por la ayuda! - su pelinegro corrió a abrazarla. Sara aprovechó la situación para susurrarle algo al oído que hizo a Gerard asentir - Adiós Sara
- Cuídate mucho Gee - McCracken apareció en escena con Miles en brazos, pasándoselo a su padre para que se despidiera de Sara - También tú, Miles. No andes de travieso, recuerda que papá-Gee no puede alterarse - Sara salió seguida de Gerard sin siquiera dirigirle una mirada.

Él simplemente se quedó en blanco, sintiendo un peso imaginario en su pecho que le impedía respirar
- Linda familia
- ¿Qué? - salió de su estupor por la voz de Bert. De inmediato dirigió una mirada asesina a su mayor enemigo
- Que tienes una muy linda familia - repitió con una sonrisa torcida, crispándole los nervios - Llámame cuando hagas algo estúpido - su sonrisa se expandió al tiempo que él cerraba sus puños - Tal vez a Gee le interese tener un hijo rubio - con una carcajada salió del lugar
- Maldito idiota hijo de...
- ¡Frank! - gritó Gerard desde la sala.

Salió de la cocina sintiéndose más molesto al ver a Jamia sentada junto a su madre y sonriéndole descaradamente... sonrisa que le provocó arcadas; sonrió apenas cuando Gerard lo tomó de la mano para que se colocara al otro costado de Miles. La música de Misfits, Slipknot, Black Flag y toda aquella que su niño se había acostumbrado a escuchar por culpa de sus padres se había extinguido y ahora todos coreaban "Feliz cumpleaños" a un feliz Miles que no dejaba de intentar meter sus manitas en el pastel de Batman que Gerard tanto se había empeñado en conseguir.

Su pelinegro le sonrió tan grande cuando ayudo a su bebé a soplar las velas que la culpa lo golpeo con la fuerza de un camión. Sus ojos se humedecieron aunque una enorme sonrisa apareció en su rostro y seguido de ello se inclinó para besar suavemente los labios de su esposo mientras Miles metía su manita en el pastel para luego llevársela a la boca.


~


- ¡Fue una fiesta increíble! Todos fueron muy lindos con los regalos de Miles - decía mientras dejaba varios regalos sin abrir en la habitación de su niño quien hacía quince minutos se había dormido
- Sí - respondió Frank sin más, saliendo de la habitación a pasos lentos. Su rodilla había progresado asombrosamente pero aún no podía moverse con la agilidad de antes.
- Dulces sueños mi cielo - besó la frente de su bebé antes de abandonar la habitación.

Cuando entró a la habitación Frank estaba en el baño por lo que aprovechó para quitarse todo de encima y meterse bajo las mantas con un tenue sonrojo en sus mejillas y una enorme sonrisa mientras esperaba.

Frank salió segundos después y sin siquiera dirigirle una mirada se dejó caer sobre la cama. Sin perder el tiempo giro para besar a su esposo pero éste se movió a tiempo para que el beso terminara en su mejilla
- Buenas noches Gee - dijo y luego se movió hasta darle la espalda, durmiéndose enseguida.
- Buenas noches - dijo en un susurro completamente sorprendido. Frank lo había rechazado.

Sintiendo algo removerse en su interior que nada tenía que ver con sus gemelos, algo que dolió en todo su cuerpo pero que trato de no darle importancia. Sin más se acomodó entre las mantas, abrazando a Frank por la espalda. Por su parte Iero fingió dormir hasta que sintió la respiración pesada de su esposo, fue entonces que se removió hasta atraparlo entre sus brazos, besando sus cabellos lentamente mientras su corazón se apretujaba. Había lastimado a Gee y lo peor era que sabía que no sería la única ocasión.


~


El ruido de sus tripas y sus niños moviéndose como gusanitos en su interior terminaron de despertarlo. Lo primero que captaron sus esmeraldas fue el tatuado pecho de su Frank y sus sentidos se deleitaron por el calor ajeno; iba a acomodarse mejor, a besar el pecho de su Frankie cuando una patadita certera en sus costillas seguida de otra no tan fuerte le recordó que tenía hambre, seguido del llanto de su bebé a través del monitor.
- Ok, ya estoy despierto - aviso a sus niños quienes seguían pateándolo - ¡Ya voy, ya voy! - Frank se removió entre las mantas por lo que guardo silencio mientras se ponía el pijama para salir donde su hijo - ¡Buen día, mi cielo! - Miles dejó de llorar en cuanto lo vio, en cambio se levantó dentro de su cuna para luego comenzar a llamarlo - ¡¿Quién es mi niño grande?!

Primero le cambió el pañal y luego se fue con él en brazos hasta la cocina pues sus niños pateaban exigiendo alimento y Miles, al sentirlos, comenzó a apretar su barriga con sus manitas
- Con cuidado cielo, duele
- ¿Dele? - decía con su vocecita para luego removerse como pececito fuera del agua hasta que le dejó en el suelo.
- Despacio Miles - pidió sintiendo su corazón acelerarse en cuanto su hijo chocó con la pared y se tambaleó antes de abandonar la cocina.

Estuvo preparando el desayuno por varios minutos hasta que escuchó a Miles repetir "Pankie" una y otra vez y luego de unos segundos su castaño apareció en la cocina con su bebé en brazos y expresión adormilada
- Buenos días - saludó a lo que Frank hizo un gesto con la cabeza - Preparé panqueques - sirvió dos para su esposo y dos para él con una gran sonrisa. Al sentarse frente al castaño todo quedó en un incómodo silencio mientras le daba su papilla de frutas a su hijo - Ahora hay que preparar tu fiesta - dijo intentando relajar el ambiente - Habrá que buscar un lindo disfraz para Miles y otro en el que yo entre - rio quedo - Estaba pensando en disfrazarlo de un hot-dog ¿Qué opinas?
- Sería genial - dijo simplemente, picoteando sus panqueques
- Yo podría simplemente llevar un antifaz porque no creo encontrar algo en lo que entremos - Gerard acarició su gran barriga, calmando las leves pataditas - También hay que hacer las compras... ¡nos quedamos sin cereal! - añadió con dramatismo, intentando que Frank cambiara su expresión seria o que al menos le prestara algo de atención - Frank...
- ¿Qué pasa? - dijo devorando un gran pedazo de panqueque
- Quería... disculparme - Frank por fin despego sus ojos de su plato, enfocándolos en él - Sé que he estado insoportable con esto del embarazo y no he tratado de la mejor forma a tu amiga
- No tienes por qué disculparte - intentó interrumpir antes que continuara y aumentara su culpa. ¿Debía contarle?
- Debo porque sé que desde hace mucho tiempo ella ha sido tu mejor amiga, confías en ella y... bueno, eran pareja - hizo una mueca - Pero Sara tiene razón, me amas y confío en ti, así que lo siento.

Frank se quedó en silencio, observando como Gerard jugaba con la tela de su camisa del pijama que apenas alcanzaba a cubrir su gran barriga, el cómo desviaba la mirada e intentaba hacer desaparecer el leve rojo en sus mejillas "¡Debes decirle antes de que se entere por alguien más... ¡Es lo más importante en tu vida!" le repetía su consciencia.

Estaba por decirlo todo, por pedir disculpas también y declarar su creciente odio por su ex-mejor-amiga cuando el timbre sonó por todo el lugar. No fue consciente de nada hasta que Gerard y ella estaban en la cocina, sentados frente a él y ella le dirigía una que otra mirada furtiva "¡Maldita! ¿Qué es lo que quiere lograr?"

- Hacen falta varias cosas - decía Gerard mientras terminaba de ponerse una sudadera que le quedaba muy justa sobre su barriga - ¿Vamos Frankie?
- No creo que sea conveniente, Frank no puede cargar nada por su muñeca y rodilla - dijo Jamia de la nada. ¡Ni siquiera le estaban hablando! Gerard únicamente frunció el ceño y le dirigió esa mirada de "Odio a tu amiga y la asesinaré un día de estos" para luego asentir lentamente, tratando de controlarse
- Bueno, entonces ahora regreso - dijo tomando su billetera y llaves del carro
- Deberías llevarte a Miles, digo... para que se distraiga un poco, debe ser aburrido estar todo el día en casa - "¿Me estás jodiendo?" se podía leer perfectamente en el rostro de Gerard al tiempo que Jamia le pasaba la pañalera y a Miles
- ¿Frank? - Gerard lo llamó. Intentó, vaya que sí intentó decir algo, protestar y mandar a la mierda a Jamia por hablarle así a su esposo pero su estado de estupidez era tal que no reaccionó a tiempo.
- No te preocupes cariño, yo cuido a Frankie - Gerard le dirigió una mirada asesina y luego se marchó dando un portazo que hizo vibrar cada ventana de su hogar - ¡Pero que genio! - exclamó Jamia con fingida sorpresa, volviéndose a él con una sonrisa en el rostro para después colgarse de su cuello - Y bueno... ¿en que nos habíamos quedado?


~


- Estúpido Frank con su estúpida amiguita - montó a Miles en el carrito del supermercado - Maldita zorra ofrecida y ese idiota de Iero es un fácil de mierda
- Mieda - repitió su hijo moviendo sus piececitos
- No digas eso, mi amor - miró a su hijo, sintiendo su ira apaciguándose al ver un par de hoyuelos en las infantiles mejillas de su dulce bebé.

Iba tan concentrado mimando a su niño que no se percató del otro carrito de super que se interponía en su camino hasta que el choque fue inevitable. Alcanzó a sujetar a Miles para evitar que se hiciera daño pero eso no impidió que se llevara un golpecito en su barriga
- ¡Ouch! - se quejó no por el golpe en sí, sino por las pataditas de protesta de sus bebés
- ¡Gerard! ¡¿Te encuentras bien?! - unas manos lo sujetaron por la cintura y otras tomaron sus mejillas. Lo primero que vio fueron un par te ojos verdes. Asintió aún un poco adolorido
- ¡Pensé que te habíamos hecho daño! - habló el más bajito de todos para luego hacer muecas a Miles, haciéndolo reír
- ¿Qué hacen acá? ¿Y Frank? - peguntó el dueño de aquellos ojos verdes
- Ni me menciones a ese idiota
- Ota - repitió Miles con un gesto serio al igual que su padre, provocando risas en los cinco hombres
- Venimos a hacer las compras... ya sabes - Gerard respondió mientras seguía su camino por los pasillos del supermercado
- ¡Oh-oh! ¡Podríamos ser de ayuda! Estas embarazado y no puedes andar por ahí con pesadas bolsas - dijo el dueño de unos ojos de color indescriptible.
- No es necesario chicos, estoy bien
- ¡Nada de "no es necesario"! - dijo el más bajito intentando imitar su voz - Además podemos aprovechar ahora que no está el celoso se Iero y mimarte - finalizó con una risita seguida de las de sus amigos.

Asintió sintiéndose asquerosamente bien por ser mimado de esa forma, era algo que necesitaba con urgencia desde que Frank se había lastimado


~


- ¿Qué pretendes Jamia? - se la sacó de encima con un empujón, importándole nada que ella fuera una mujer
- ¡Frankie! Pensé que nosotros...- comenzó a llorar
- No hay un nosotros Jamia, estoy casado y tengo un hermoso hijo con dos más en camino - su furia incremento al ver como el rostro de quien una vez amó se llenaba de lágrimas. ¿Acaso Jamia lo creía idiota? - Deja de llorar, no voy a caer en tu juego
- Pero Frankie ¡Yo te amo! - dijo dejándose caer dramáticamente. Frank sólo rodó los ojos
- Pensé que habías entendido que no teníamos otra oportunidad, amo demasiado a Gerard como para...
- ¿Para hacerle lo mismo que ustedes me hicieron? ¡Me engañaste con ese idiota!
- ¡No te permito que hables así de mi esposo en nuestra casa! - Jamia se asustó un poco por el reaccionar de Frank. Él jamás le había hablado de esa manera - Ahora vete, no quiero volver a verte y no quiero que interfieras en nuestras vidas
- Frankie - dijo entre lágrimas, sintiéndose caer en un pozo sin fondo por cada palabra de su Frankie
- ¡Te vas! - y sin que ella lo esperara, la jaló del brazo hasta la entrada donde le empujo con más fuerza de la necesaria. Jamia calló en la entrada y veía con sus ojos repletos de lágrimas el rostro rojo de ira de Frank - ¡NO TE AMO, ENTIÉNDELO!
- ¡Como quieras! ¡Eres un idiota! - Jamia se levantó hecha una fiera y se fue dando pesados pasos hasta su auto, donde cerró de un portazo.

Frank suspiro un poco más tranquilo, tenía un problema menos y ahora sólo le faltaba decirle la verdad a Gerard. No quería que, en un arranque de ira, Jamia lo llamara simplemente para lastimarlo. Tenía demasiado que perder en el jueguito de su loca exnovia


~


En cuando escuchó el cerrojo de la puerta cediendo ante la llave se levantó de inmediato. No iba a permitir que su esposo cargara las pesadas compras.
- Hola Gee, ¿Cómo te...? ¿Hola? - saludo a su buen amigo Zacky quien cargaba la pañalera de Miles y lo que parecían bolsas con comida rápida - ¿Y Gerard?
- Ya viene - dijo entrando hasta la cocina.
- ¡Hola Frank! Vinimos de visita... ¡de nuevo! - entró Brian y luego James, ambos cargando varias bolsas de supermercado
- ¡Este pequeño me adora! - se vanagloriaba Johnny quien traía de la mano a un extrañamente calmado Miles
- Hola Frank - lo saludo Matt, quien traía a SU esposo sostenido de la mano
- ¿Qué hacen acá? - dijo a modo de saludo
- No seas grosero Frankie, me los encontré en el super y quisieron ayudarme con las compras
- Y luego Gee nos invitó a su casa - finalizó Johnny lazando a Miles hacia arriba para luego atraparlo
- Y acá estamos - Brian se dejó caer en su sofá mientras James hacía reír a su Gee
- Oh, ¡que considerados! - dijo notablemente celoso. Gerard sonrió grande, sintiéndose reconfortado por los celos de su Frankie luego de que la noche anterior lo rechazara - ¡Hey! ¡Deja a mi esposo!
- Tú siempre tan celoso - dijo James dejando un casto beso en la mejilla del pelinegro antes de huir de Frank
- ¡No cambias! Como aquella vez en un festival ¿recuerdan? - entró Zacky a la sala comiendo una manzana - Estaba enfermo y le pidieron a Gee que me cuidara porque teníamos una entrevista
- ¡Lo recuerdo! - añadió Brian - Frank se unió para no dejarte solo con su Gerard pero terminó enfermándose
- Al final tuve que cuidarlos a ambos - terminó Gerard la historia. Todos, incluso Frank, comenzaron a reírse, aquellos tiempos parecían lejanos
- Y ahora son todo una familia - Matt les sonrió grande, como felicitándolos
- Cambiando de tema ¿Ya tienen la habitación para los gemelos? - Johnny se aventuró a preguntar
- Aún no, pensábamos esperar porque los chicos están en otra cuidad promocionando nuestro último concierto y entre Frank y yo no hacemos demasiado
- ¿Harán otro Baby-Shower?
- En aquella ocasión lo planearon nuestras madres... la verdad es que no lo habías pensado - dijo Gerard sintiéndose algo mal por aplazar algo tan importante
- No te preocupes Gee, lo tendremos todo a tiempo - Frank lo reconfortó con un abrazo, tratando de que no se alterara
- ¡Es perfecto! - no pudo contenerse Zacky, recibiendo una mirada de reproche por parte de todos
- ¡Cállate Baker! - lo reprendió Matt. Gerard preguntó con la mirada así que el vocalista de Avenged Sevenfold no tuvo otra opción que confesarlo todo - Tenemos placeada una sorpresa entre todos, ¡les encantará!
- ¿Qué clase de sorpresa? - preguntó Gerard emocionado. Sin duda tenían muy buenos amigos
- Si les decimos dejaría de ser sorpresa - Brian les guiño un ojo
- Pero si están de acuerdo y confían en nosotros... ¿podrían dejarnos su casa en dos semanas?
- ¿Estás bromeando James? - dijo Frank con una sonrisa burlona.
- ¡Les encantará! - sólo basto la encantadora sonrisa de Matt para que terminaran accediendo.




~*~




- Todo está bien, Gee - decía Sara anotando en el control del embarazo - Oh... vaya - dijo luego de captar algo en la ecografía. Gerard intentó levantar su cabeza para ver pero no distinguía nada más que la silueta de sus niños
- ¿Siguen estando bien? - quiso saber Frank. Sara asintió sin dirigirle una palabra, seguramente seguía molesta
- Sí... ¿quieren saber el sexo de los bebés o será sorpresa? - ambos se dirigieron una mirada cómplice
- Esta vez sí - habló Gerard - Queremos estar bien preparados... tal vez la ropa que Miles sólo uso una vez porque creció muy rápido pueda servir
- ¿De verdad quieren saber? - la sonrisa de Sara se expandió al ver los rostros alegres de los emocionados padres. Ambos asintieron al mismo tiempo - Bueno... es un niño
- ¡Mas pequeñitos como Miles! - exclamó el pelinegro derramando varias lágrimas de emoción
- ¡Mierda! ¡Acabaran con nosotros! - dijo Frank sin poder creérselo
- No porque no son niños - sonrió grande
- Pero acabas de...
- Sabes Gee, eres extremadamente peculiar - rio quedito, molestando un poco al nombrado
- Entonces no estoy entendiendo - añadió Frank intentando leer la ecografía
- Es un niño... y una niña - sonrió aún más al ver el rostro de ambos - Es poco común porque son gemelos idénticos... pero son niño y niña. Sin duda eres muy peculiar, cariño - finalizó dando una palmadita en la barriga cubierta de gel.

Gerard limpió su barriga aún sin poder creerlo, a su lado Frank estaba incluso peor y Miles simplemente caminaba para todos lados en afán por explorar su mundo.

Sonreía al recordar los ojitos verdes de su niño observando asombrado la ecografía, parecía que sabía perfectamente que esos eran sus hermanitos
- Todo va excelente, aunque tu presión está algo alta... no es nada pero no quiero que te estreses. Al ser gemelos los partos tienden a ser prematuros así que tendremos que sacarlos en cuanto cumplan 38 semanas
- ¿No pueden quedarse un poco más dentro de mí? - pregunto Gee encogiéndose sobre su barriga. En su interior sus pequeños pegaron leves golpecitos
- Puede ser peligroso, es una ventaja que seas alto puesto que esos pequeños tienen más espacio para crecer, pero no sabemos cómo podría tomarlo tu cuerpo. Puede ser peligroso para los tres
- ¿Entonces nacerán en diciembre? - pregunto Frank, acariciando también la barriga de su esposo
- Escojan una fecha entre el 23 y 31 y no correrán ningún riesgo, incluso podrían respirar sin ninguna ayuda
- Me gusta el 27, porque entonces ya paso navidad y se acerca año nuevo... ¿Qué opinas Frankie?
- Lo que tú digas, mi amor
- El 27 será - Sara anotó la fecha - Pueden irse... y ¡felicidades por su último concierto! Espero que todo salga de maravilla
- Gracias Sara - Gerard se despidió y salió primero del consultorio de su doctora favorita, siguiendo los pasitos apresurados y descuidados de su hijo.

Frank, por su parte, se quedó atrás para recoger la bolsa donde venían las cosas de Miles y también para disculparse por su actitud. Sara le ignoró al principio, siguiendo con su trabajo hasta que el castaño la llamó
- Sara... siento demasiado como te trate - dijo intentando ver los ojos de la mujer - Tú eres una de las mujeres más importantes en nuestras vidas, eres nuestra amiga... en verdad lo siento
- No es a mí a quien deberías pedirle disculpas - Sara le sonrió luego de tanto tiempo, abrazándolo después por algunos segundos - ¿Gee lo sabe? - Frank negó con la cabeza
- Intenté decírselo pero... no pude, no puedo mirarlo a los ojos y decirle que Jamia me beso
- Es mejor que lo guardes y evites que se entere - recomendó poniéndose seria - No quise darle muchos detalles pero su presión podría ocasionar un parto prematuro. No dejes que nada lo perturbe
- No te preocupes, yo los cuidare.




~*~




- ¡Muchas gracias por todo! - gritó con toda la fuerza que le quedaba. Sus piernas temblaban levemente pero quería darlo todo en su último concierto pues no sabía con certeza hasta cuando volvería a un escenario - ¡¡Nosotros somos MY-CHEMICAL-ROMANCE!! - entonces las luces se apagaron a su alrededor y los gritos lo ensordecieron mientras los brazos de Frank lo llevaban hasta el costado del escenario para luego besar sus labios con desesperación. Su rodilla y muñeca estaban completamente bien.
- ¡Felicidades chicos! ¡Estuvieron excelentes! - Brian no dejaba de felicitarlos - ¡Y esta vez nadie dio a luz!
- Ja-ja Schechter - Frank le dio un ligero puñetazo, dejando que su hermano lo abrazara
- Tu barriga ha crecido demasiado - le dijo luego de besar su mejilla como hacían cuando niños
- Tendrá gemelos Mikes, ¿Qué esperabas? - Bob interrumpió para luego abrazarlo. Por último lo hizo Ray, abrazándolo con tanta fuerza que incluso lo levanto por segundos del suelo
- ¡Ahora nuestras merecidas vacaciones! - Ray alzó los brazos en señal de triunfo y luego de dejó caer en el alfombrado suelo donde Miles jugaba con sus cochecitos
- Extrañaré esto - dijo sintiendo sus ojos humedecerse por sus lágrimas
- ¡No Gee! ¡No te pongas así! Los visitaremos todos los días e incluso podemos cuidar a Miles si quieren tomarse otrasmini-vacaciones - se ofreció Bob guiñándole el ojo aunque ganándose un codazo y miradas significativas de parte de todos
- ¡Además nos veremos en la fiesta del enano!
- Ya llegó la camioneta, es hora de ir a casa - avisó Brian con una sonrisa cansada pero enorme
- ¿Qué habrán hecho los de Avenged Sevenfold mientras no estábamos? - dijo Frank tomando a su esposo de la cintura, intentando distraerlo para que no se pusiera triste
- ¡¿Por qué no hacemos una pijamada en casa de Iero?! - dijo el rubio de repente
- Así veremos que hicieron esos locos - asintió entusiasmado Mikey
- ¡Podríamos jugar videojuegos y comer muchas pizza! - Ray incluso saboreo su pizza favorita
- ¡Y contar historias de terror! - añadió Brian. Gerard y Frank sólo sonreían mientras Miles yacía dormidito en su silla
- ¡También podríamos jugar botella y aprovechar para robarle besos a Gee! - atinó a decir el rubio
- ¡No te pases Bryan!
- ¡O jugar siete minutos en el paraíso y aprovecharnos de Gerard! - Ray siguió el juego del rubio para molestar a Frank
- ¡Hey!
- ¡Eso no es nada! ¡Yo lo vi desnudo incluso antes que Frank... y dormí en la misma cama que él! - Frank se puso rojo de ira mientras dirigía improperios a su cuñado que únicamente reía a carcajadas junto a los demás y no dejaba de repetir"¡Es mi hermano, idiota!" a un furioso Iero.

Entre bromas pesadas a Frank llegaron a su destino; todos aceptaron la invitación de pijamada, entrando en silencio entre la penumbra del hogar Way-Iero.

Brian iba primero seguido de Frank quien cargaba a Miles, todos iban tan absortos que no notaron una leve risita hasta que el grito de "Sorpresa" los sorprendió
- ¿Qué hacen acá? - Frank sentía su corazón latir en sus oídos - Pensé que se habrían ido
- ¡Vaya forma de saludar, Frank! - dijo McCracken saliendo de detrás de un sillón. "¿Y este que hace acá?" pensó.
- ¡Te tenemos una sorpresa Gee!
- También es para Frank - corrigió Matt a un emocionado Zacky que inmediatamente corrió a tomar la mano de Gerard y jalarlo al piso superior seguido de cerca por Iero.

Detrás de ellos subieron los demás miembros de MCR sin saber que pasaba exactamente. En el hogar de Gerard, Frank y Miles estaban los chicos de A7x, 30STM, FOB, Panic!, incluso estaba Billie Joe y Bert McCracken con su inseparable amigoQuinn.
- Todos nos pusimos de acuerdo en la fiesta de Miles... ¡hola pequeño! - saludó al menor que se había despertado por el escándalo - Incluso estuvieron sus madres acá pero debían regresar a no-sé-donde - se detuvieron en la habitación contigua a la de Miles que, hasta ese momento, era un desastre
- ¿Qué es? - pregunto Gerard entusiasmado
- Si no te gusta no hay problema, lo que menos queremos es incomodarte - sonrió Matt antes de abrir la puerta.

Gerard observó cautivado cada detalle, las paredes pintadas de beige, la cortina color hueso cubriendo la ventada donde estaba un gran cambiador, los armarios en cada esquina y una cajonera frente a la puerta de la entrada, las lindas lamparitas en las paredes donde se encontraban recargadas dos hermosas cunas.
- Es hermoso ¿Cómo...? - Gerard dijo apenas pues la emoción se lo impedía. Matt sonrió enorme
- En realidad fue idea de Frank, él escogió las cunas - dijo Zacky señalando a Iero. Éste sonrió enorme al ver la emoción en aquellas irises que tanto amaba - Y como es un inútil nos pidió ayuda
- Pero todos colaboramos con lo demás, echa un vistazo - pidió Bert son aquella singular sonrisa. Gerard fue hasta el armario donde encontró un montón de ropita en colores neutros, en el cambiador había pañales en varias tallas e incluso había algunos juguetes aquí y allá
- Muchas gracias - dijo antes de abrazar a cada persona en su hogar, agradeciendo también al cielo por darle amigos como los que tenía. Sus bebés vendrían al mundo rodeados de amor.




~*~




Finalmente se había decidido por usar un delantal blanco y un gorrito muy peculiar luego de HORAS buscando el disfraz perfecto pero sintiéndose mal cada vez que notaba que no entraba en él.

Suspiro cansado, sus piernas dolían y apenas podía mantearse de pie. Para tener siete meses y medio su barriga era realmente enorme y no agitarse ante la mínima actividad era algo de admirar.

Sin más terminó de colocarle el disfraz de Miles como correspondía; tanto su bebé como Frank irían disfrazados de HotDogs, y él sería nadie más que el vendedor de HotDogs, "Eres quien nos hace, dentro de tu barriga vienen otros dos HotDogs listos para ser deliciosos" había dicho Frank tratando de animarlo, y en verdad había funcionado.
- ¿Están listos mis más grandes amores? - entró Frank a la habitación. La noche caía lentamente y todos los invitados ya estaban abajo, disfrutando de la música o algún bocadillo preparado por Donna y Linda.
- Listos... ¡Mira este hermoso HotDogscito! - alzó a Miles para que Frank lo apreciara. Su hijo se veía sumamente tierno y las protectoras abuelas se habían asegurado que nadie más tuviera el mismo disfraz
- ¡Está tan lindo que podría comérmelo! - Frank fingió comerse a Miles, provocando una hermosa risita en su bebé.

Gerard se quedó viendo la escena cautivado y sintiéndose algo mal porque, dada su condición de embarazo total, Sara les había recomendado abstenerse de sexo hasta el momento del nacimiento. Frank casi se desmayaba por la noticia.

Sin embargo se las había arreglado y ahora tenía todos los discos que a su castaño le faltaban y eran extremadamente difíciles de conseguir además de otra sorpresa que Frank siempre le pedía y él, con algo de pena, siempre se negaba. "El sexo oral es el mejor, amor... apuesto a que tus labios son los mejores" decía cada vez que intentaba convencerlo pero casi nunca daba resultado, incluso podía contar con los dedos de una mano las veces que lo habían hecho así.
- ¿Qué piensas Gee? - lo sacó de sus pensamientos, poniéndose rojo como un enorme tomate - ¿Es sobre mi regalo de cumpleaños? - preguntó con una sonrisa pícara
- Debemos bajar, nos esperan - dijo escapando de inmediato. Si se quedaba otro segundo sus alborotadas hormonas le harían cometer locuras frente a su inocente hijo.

Media hora más tarde algo no andaba bien, se sentía algo mareado y una opresión en su pecho le hacía querer soltarse a llorar. Con la mirada buscaba a Frank y a Miles entre los invitados e incluso preguntó por ellos pero nadie sabía dónde estaban. Algo alterado fue con Linda, tal vez ella sabía algo.
- ¿Has visto a Frankie?
- No cariño, pero ya va siendo la hora del pastel - asintió y siguió buscando a Frank. Por suerte Linda tenía razón y pronto cortaron la música para que todos pudieran corear "Feliz cumpleaños". Buscó por todos lados pero nada; su corazón estrujándose a cada segundo - ¿Frankie? ¡Ven acá jovencito, es hora del pastel! - comenzaron a verse unos a otros luego de que la sonrisa de Linda se desvaneciera
- ¿Frank? ¿Miles? - llamó Gerard lo más fuerte que pudo. Todos notaron lo tensó que se veía el pelinegro así que ayudaron en la búsqueda
- ¡Acá esta! - gritó alguien y Gerard sintió su alma volver a su cuerpo. Corrió prácticamente hasta el baño del segundo piso, ese que nadie ocupaba pues su hijo no era lo suficientemente grande como para ir por su cuenta
- ¿Frank? - llegó agitado - ¡Frank! - se alarmó al verlo ahí, inconsciente - Frank, despierta... ¿Dónde está Miles? - buscó en el lugar pero nada. Todos se movilizaron buscando un pequeño HotDog
- G-Gee - reaccionó Frank lentamente luego de un tenso minuto
- ¡Frankie! ¡¿Dónde está Miles?! - preguntó desesperado porque aún nadie encontraba a su bebé - ¿Qué pasó?
- Alguien me golpeo - llevó su mano a su cabeza donde una cortada de tres centímetros sangraba - ¿Miles? Estaba conmigo... ¿Dónde está? - Mikey apareció frente a ellos y, con los ojos cristalizados por las lágrimas que intentaba retener, negó con la cabeza
- ¡¿Dónde está mi hijo?!

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