7. Cumpleaños, accidentes... ¿engaño? | Mes 6
- ¿Gemelos? ¿Cómo que gemelos? - decía con un leve temblor recorriendo su cuerpo - No pueden ser gemelos
- Puede y son. Tendrán dos hermosos bebés al final del embarazo - sonrió grande al pelinegro que aún no se recuperaba del shock inicial - Vamos cariño, límpiate y luego aclararé todas tus dudas.
Gerard simplemente asintió, sus ojos abiertos como platos mientras Frank limpiaba su barriguita por él y le ayudaba a ponerse su ropa. Sara los esperaba desde hacía minutos pero poco le importaba al castaño. Estaba incluso más impactado que el pelinegro
- Por eso era pequeño... lo sigue siendo - decía Sara para sí misma al tiempo que anotaba un montón de cosas - Y por eso su barriga es tan grande - sonrió más al verlos tomar asiento frente a ella - Y bien, ¿Qué dudas tienen?
- ¡Todo! Hace unos meses venimos porque íbamos a tener otro hijo y... ¡ahora son dos! - se alarmó aunque trató de no subir demasiado el volumen. Gerard sólo estrujaba su sudadera entre sus manos "Mejor eso y a una parte de mí"
- Los embarazos múltiples son más comunes en mujeres mayores a los 35 o en tratamientos de fertilidad - Gerard enfocó su mirada por primera vez en ella, frunciendo el ceño - Sí cariño, sé que no eres una chica de 35 ni te has sometido a un tratamiento de fertilidad, de hecho no creo que haga falta - apuntó con sorna - Entonces queda la opción de genética
- Nadie en mi familia ha tenido gemelos - apuntó el pelinegro con molestia
- Ehh... en la mía sí - dijo Frank encogiéndose en hombros, ganándose la mirada asesina de su pelinegro
- Caso resuelto - agregó con gracia al ver a esos dos en su muda pelea - Ahora deberás tomar más precauciones
- ¿Corren algún riesgo? - Gerard llevó su mano a su barriga, sintiendo aquella extraña calidez inundándolo
- Regularmente los embarazos múltiples conllevan complicaciones - dijo sin apartar la mirada - Tus gemelos son monocigotos... es decir, idénticos - rectifico al ver la cara de asombro de ambos padres - Comparten placenta aunque cada uno tiene su propio saco amniótico lo que nos indica que proceden de la división de...
- Sara, no te estoy entendiendo nada - interrumpió aterrado el pelinegro - ¿Significa que están bien? - Sara suspiro y luego continuó con su discurso
- Están bien cariño, sólo no te estreses y come lo más sano posible - lo pensó un segundo - Mejor te mandaré una dieta equilibrada, tendrás que seguir mis instrucciones al pie de la letra. Tus bebés están bien pero pueden surgir complicaciones que los pongan en peligro tanto a ellos como a ti
- Haremos todo lo que digas - dijo Frank decidido, abrazando a su pelinegro. Para su sorpresa éste correspondió el abrazo y luego beso su mentón para después recargarse sobre su pecho.
- Lo primero será hablar con el sexi representante que tienen para terminar de una vez la gira - Sara se puso un poco roja, sorprendiéndolos y provocándoles risitas tontas - ¡¿Qué?! Sus brazos son grandes
- Te gusta Brian - canturreó Frank
- ¡Sara, estás casada! - dijo Gerard con dramatismo
- Eso no impide que aprecie a otros hombres - ignoró las burlas para buscar algunos papeles - Como sea, te mandaré la dieta que seguirás con Brian - se sonrojó un poco más - Podrás incluir azucares y grasas pero no en exceso, nada de estrés o podrías dar a luz en cualquier momento
- ¿Enserio? - preguntó alarmado. Aún recordaba el dolor partiéndolo en dos cuando Miles venía en camino
- Sí, es una de las complicaciones de tener gemelos - mordió sus labios levemente - Si llegas a sentir un dolor intenso como el del parto o alguna cosa anormal a lo que recuerdes de cuando tuviste a Miles, me llamas. En una semana todos estaremos en New Jersey así que será más fácil llevar el control del embarazo
- Muchas gracias Sara - dijeron al mismo tiempo
- Sólo relájate cariño, puede que te duela la espalda y el bajo vientre pero es normal, no te alarmes demasiado y que Frank cumpla todos tus caprichos - sonrió - Disfruta lo que te queda de embarazo
- De nuevo gracias - se despidieron de Sara. Estaban por salir cuando ella los volvió a llamar
- Oh... y ¿Frank? - ambos se detuvieron, Gerard más cerca de la puerta, observando el intercambio de palabras - ¿No te interesaría ser donador de esperma?
- ¿Qué? - el castaño abrió los ojos al máximo
- Hay un montón de mujeres deseando ser madres y tú... bueno, se nota que el tuyo es de la mejor calidad - Frank se puso rojo como un tomate
- ¿Qué?
- Digo, embarazaste a un hombre... ¡dos veces! Y en la segunda ocasión de gemelos - rio al ver la cara de Iero tan roja. Estaba segura que era una de las nulas veces en que la cara del castaño adoptaba esa expresión de pudor
- Pues... - decía con pena, mordiendo sus labios
- ¡Nada de eso! - entonces Gerard se puso a la misma altura que él y con descaró apretó levemente su entrepierna. Frank palideció, temiendo por el pequeño Frankie - ¡Es MÍO y sóloYO puedo disfrutarlo! - Gerard lucía rojo de ira
- De acuerdo, creo que tu esposo ha hablado - Sara sonrió al pálido Frank quien asintió apenas - Cuídense chicos
- Vamos Frank - Gerard lo soltó por fin, saliendo del consultorio con fuertes pasos mientras él suspiraba de alivio y seguía a su esposo con sus mejillas aún rojas.
~
- ¡No me muerdas Miles! ¡¡NO!! - gritó a todo pulmón pero el pequeño ni se inmutó. Al contrario le mordió la mano con todas las fuerzas de su infantil cuerpo - ¡¡Me está mordiendo!!
- Suéltalo Miles - decía Ray agitando un oso de felpa del tamaño del pequeño para distraerlo
- Hey Miles, ¿quieres un dulce? - Bob apareció de repente, moviendo una gran chupeta de un lado a otro - Es tuya si sueltas a Mikey... ¡y sabe mejor que el flacucho!
- ¡Ni se te ocurra darle dulces! ¡No ha comido! - intervino Brian con una disculpa en el rostro para Mikey, quien intentaba alejar aquellos dientecillos de leche de su mano
- ¿Se te ocurre algo mejor para que suelte a Mikey? - Brian negó con la cabeza mientras mordía sus labios.
Se vieron a los ojos unos a otros en señal de resignación; sabían muy bien que pasaría luego de que Miles se comiera toda la chupeta, incluso Bob todavía tenía una pequeña cicatriz producto de un carrito volador que fue a parar a su espalda
- Bien... suelta a Mikey, Miles - le tendió la chupeta. El pequeño soltó lentamente a su tío y cuando iba a tomarla la puerta se abrió intempestivamente
- ¡Llegam...! ¡¿Por qué estás dándole dulces a mi hijo?! - Gerard se apresuró a quitar de la vista de los ojitos verdes aquel dulce - ¡Ni siquiera ha comido! - lo cogió entre sus brazos cuando comenzó a llorar
- M-miles... él - bajó la mirada apenado
- ¡Tu hijo me estaba mordiendo! - saltó Mikey en la defensa del rubio - ¡Mira! ¡Me dejó marcados sus dientes! - señaló su mano donde, efectivamente, dos dientecitos y dos pequeños colmillitos estaban bien marcados
- ¿Es cierto cariño? - el pequeño pelinegro calmó su llanto y observó con ojos enormes a su padre - Bien, pero esa no es excusa para darle dulces a mi bebé - Gerard defendió a su hijo quien soltó una risita y se abrazó más a su cuello
- ¡Pero si...!
- ¿Y cómo te fue con Sara, Gee? - intervino Ray mientras Bob y Frank intentaban calmar a Mikey. El carácter de los Way era de temerse, no querían empezar una pelea con un Mikey descontrolado y un Gerard embarazado.
- Bien, supongo... - dijo con las mejillas rojas, sentándose en el pequeño sillón más cercano con Miles en su regazo y recargando su cabecita en su barriga
- ¡Tenemos una sorpresa! - admitió Frank ganándose la atención de su cuñado y amigos. Cuatro pares de ojos esperando por la sorpresa - ¡No vamos a tener un bebé!
- ¿No estás embarazado? - un Mikey notablemente más calmado se acercó a su hermano - ¿Entonces porque tu barriga?
- Sí lo estoy - admitió con las mejillas rojas y sin despegar sus ojos de los de su hijo
- ¿Entonces? - quiso saber Brian con algo de temor. Frank subía y bajaba sus cejas, esperando a que adivinaran
- ¡No vamos a tener un bebé! - sonrió al ver como los ojos de sus amigos casi salían de sus cuencas
~
- ¡Serán gemelos... o gemelas! - decía Frank completamente emocionado a la mujer que los entrevistaba. Ella simplemente sonrió y felicito a ambos. Junto a Iero, Gerard lucía una tierna sonrisa pendiendo de sus labios y las mejillas tenuemente rojas por mostrar su crecido vientre cubierto por su camiseta negra frente a las cámaras... frente a miles de personas
- ¡Es grandioso! ¿Y cómo lo ha tomado el pequeño Miles?
- ¡Está igual de emocionado que nosotros! - Frank había hablado durante toda la entrevista y Gerard no podía estar más feliz, notaba a su castaño tan emocionado - Todas las noches se recuesta sobre la barriga de Gee hasta quedarse dormidito, ¡Es muy tierno!
- ¿Qué pasará con la gira? Escuché que pronto terminaría, ¿hay más planes para un nuevo disco?
- Queremos tomarnos un descanso, pasarlo en familia... ya sabes - la mujer asintió con una enorme sonrisa
- Es hermoso... ¿puedo? - Gerard asintió, dejando una de sus manos en un costado de su barriga mientras la mujer le acariciaba - Vaya... ¡Felicidades chicos! Espero que no tenganmás sorpresas para nosotros - guiño su ojo ganándose una estruendosa carcajada del castaño y una sonrisa tímida del pelinegro - ¡Y ellos fueron Gerard Way y Frank Iero de My Chemical Romance! - gritó para finalmente despedirlos del programa.
Al salir del estudio Mikey y Brian los esperaban sujetando cada quien una manita mientras Miles caminaba lentamente hacía sus emocionados padres.
- Ha quedado genial - les felicitaba Brian aunque todavía se sentía morir como la noche en que Frank soltó la noticia
- Hubiera preferido no hacer tanto drama por esto - admitió el pelinegro. Frank había cargado a Miles y ahora los cinco se dirigían a la salida
- Es bueno para la disquera y para ustedes, tres bebés son un gran gasto... ¡Imagina cuando vayan a la escuela! - Gerard asintió, dándole la razón al manager de la banda - O cuando vayan a la universidad, o si alguno llegara a enfermar, o si...
- ¡Cállate Schechter! - Frank le dio un codazo al hombre tatuado - Recuerda que nada de estrés - murmuró por lo bajo. Brian asintió enérgicamente, disculpándose con la mirada - No le hagas caso amor, yo me ocuparé de ustedes - beso la blanca mejilla, intentando distraer a su esposo
- Obvio que debes ocuparte de ellos, ¡Tú eres el padre!
- Ok, basta - bajó los ánimos antes de que Iero y Way menor comenzaran a discutir - Debemos tomarnos las cosas con mucha calma, Sara lo dijo
- No estoy inválido - resopló el pelinegro
- Pero tendrás gemelos y es casi lo mismo - todos subieron a la camioneta con dirección al hogar de los Way-Iero. Brian ocupando el lugar del copiloto como el manager que era - Ahora, ¡a prepararnos para la fiesta del enanito!
Los cuatro observaron al pequeño Miles jugando con su puño en su boca. El tiempo pasaba demasiado rápido
~*~
El penúltimo ensaño del día transcurría de lo más normal y eso era una sorpresa para todos considerando que la barriga de Gerard había aumentado de tamaño al igual que sus antojos y cansancio. Por suerte sólo les quedaban dos conciertos más y serían libres de dormir hasta tarde.
Brian supervisaba todo desde un costado del escenario con Miles a sus pies jugando con sus cubos de colores. Movía su pie al ritmo de la canción mientras sus ojos no se apartaban ni un segundo del cuerpo del pelinegro
- ¡Bien hecho! - felicitaba a sus muchachos luego de media hora de ensayo ininterrumpido. Por su parte Gerard se sentó en el borde donde estaba la batería, sus pies lo estaban matando
- Creo que están hinchados - decía al tiempo que Frank se arrodillaba frente a él para quitarle las converse y dar un suave masaje - Eres el más lindo de todos ¿sabías? - sonrió disfrutando de las ágiles manos del guitarrista - Mereces una gran recompensa - se agachó todo lo que su barriga le permitió para susurrarle aquellas palabras al oído
- Te daré masaje más seguido - dijo Frank con los ojos brillando de lujuria.
Gerard de a poco se estaba quedando dormido, se sentía sumamente cómodo con sus dos sudaderas cubriéndolo del frío y las manos de Frank apretando los puntos de dolor en sus pies.
Se sentía tan relajado, tan a gusto, tan...
- ¿Qué...? ¡AHH! - saltó abruptamente, llevando ambas manos a su barriga. Frank había caído de sentón por la sorpresa
- ¿Qué pasa? - preguntó pero Gerard movía sus manos sobre su barriga sin prestarle atención alguno, alterándolo a cada segundo - ¿Qué te ocurre? - Ray, Mikey y Bob se habían desaparecido, Brian hablaba por teléfono con alguien al otro extremo del escenario y Miles seguía en su juego
- Creo que... - volteó a verlo con ojos llorosos, apoyando la mano tatuada en un costado de su barriguita y la otra al lado opuesto - Están pateándome - dijo con un hilo de voz y soltando un par de lágrimas. Frank se sorprendió en un inició y luego frunció el ceño en señal de concentración, esperando... ¡Ahí estaba de nuevo! - ¡¡Están pateándome!! - Brian se acercó de inmediato al escuchar el alboroto - ¡¡ESTÁN PATEÁNDOME!! - exclamo lleno de emoción mientras el manager se hincaba para también sentir.
- ¡Wow! - dijo sin apartar sus manos; era algo extraño, como un leve empujón. Frank besó a su esposo, mordiendo un poco en cuanto sintió una nueva patadita
- Ouch... - se quejó pero nada logró borrar su sonrisa - Despacio, mis amores.
Un par de ojitos verdes observaban la escena que sus papis montaban. Su manita sostenía un cubo rojo al tiempo que la otra se abría y cerraba mientras llamaba quedamente a su papi-Gee, quien siguió diciendo un montón de cosas a su papá-Frank, ignorándolo por completo.
Frunció su pequeño ceño y con un tierno pucherito en sus labios intentó ponerse de pie.
- ¡Ahí está de nuevo! - exclamó Brian igual de emocionado que los orgullosos padres - ¡Miles debe sentir esto! - tres pares de ojos se dirigieron a donde estaba el pequeño, abriéndose al máximo al no encontrarlo - ¿Miles?
- ¡¡MILES!! - escucharon el gritó de Ray.
Frank reaccionó de inmediato; su hijo estaba dando sus primeros pasitos por su cuenta y de no ser porque los estaba dando hacía el final del escenario, con una caída de más de un metro, estaría muy orgulloso.
Todo pasaba en cámara lenta; escuchó a Gerard y Mikey gritar el nombre de su bebé, también alcanzó a ver por el rabillo del ojo a Ray y Bob corriendo hacía el escenario pero no fueron tan rápidos como él. Sin pensarlo demasiado, pues su niño se tambaleo hacia el final de su camino, se impulsó hacia el frente. Con sus brazos protegió a su pequeño pero nada evito que cayera al duro suelo
- ¡Frank! - y una vez se aseguró que su niño estuviera bien todo se volvió negro.
~
- ¡Frank! - escuchaba la voz de su esposo llamándolo y una luz lastimando sus ojos aún cerrados - ¡Frankie! - de nuevo le llamó y su cuerpo comenzó a reaccionar. Lentamente intentó abrir los ojos, sintiéndose enceguecer por la potente luz blanca del lugar - ¡Oh, Frankie! ¡¡Estás bien!! - y lo siguiente que sintió fue el peso de su pelinegro aplastando su costado derecho.
- Cariño... duele - dijo apenas y Gerard se separó de golpe. Cuando pudo enfocar su vista encontró a su adorable esposo con su gran barriga y el rostro rojo al igual que sus ojos - ¿Dónde estamos? - intentó moverse pero el cuerpo de su hijo sobre su pecho se lo impidió. Sintió algo removerse en su interior al verlo así, sus puñitos aferrados a su ramera blanca con manchas de sangre... - ¿Qué sucedió?
- Miles casi se cae del escenario - Gerard tomó asiento a su lado. Nadie más que ellos tres en la que parecía una pequeña sala de hospital - Lo salvaste - su pelinegro se inclinó para besar dulcemente sus labios
- ¿Le pasó algo? - señaló con la mirada las gotas de sangre. Gerard negó despacio
- La sangre es tuya... golpeaste tu cabeza y accidentalmente manche tu camisa, lo siento
- No importa amor - sonrió tratando de aligerar el ambiente. Gerard lucía tenso y era lo que menos quería para su esposo en su estado - Todo está bien - el ojiverde asintió, dejando sus lágrimas en libertad al tiempo que se acomodaba en el espacio restante sobre el pecho de su esposo
- Miles estaba preocupado también, no dejaba de repetir "¿Y Pank?" mientras estábamos en la sala de espera
- Ese niño, ¡debemos enseñarle a que me diga "papá" también a mí! - su pelinegro rio quedo desde su pecho haciéndole sentir mucho mejor - Desde siempre me llama por mi nombre
- Deberías alegrarte, fuiste su primera palabra - Gerard levantó el rostro, estirándose desde su posición para alcanzar los labios de Frank. Éste pasó su mano por debajo de su esposo sin importarle que la aplastara, sólo para poder acariciar su tierna barriga - Me asustaron mucho - admitió con sus ojos perdidos en las infantiles facciones de su bebé
- Ya-ya amor, todo está bien - comenzó a acariciar la barriga de Gerard en un intento por relajarlo - Además, aún me debes mi recompensa por el masaje - sonrió perversamente y luego de dos horas Gerard pudo respirar tranquilo.
~
- Tiene un esguince en la muñeca y rodilla derechas - dictaminó el doctor en turno - No fue demasiado grave pero deberá mantener reposo por dos semanas además de la terapia para que quede como si nada - dijo terminando de revisar los papeles en su tablilla - Su cabeza estará bien, sólo fue un ligero corte
- ¿Dos semanas? - Brian palideció - Escuche, necesitamos terminar la gira ya... ¡usted vio al esposo del señor Iero!
- No hay nada que pueda hacer - se disculpó - De hecho fue muy afortunado, una caída desde esa altura ameritaba una fractura... incluso pudo haber quedado comprometido el movimiento de su muñeca
- ¿No hay forma de que dé dos conciertos? - intervino Ray - Sólo eso nos falta ¡por favor!
- Pues... - analizó la situación por unos minutos - Podría usar una rodillera de yeso mientras acaban su gira y luego asistir a terapia... aunque tendría que estar sentado durante el concierto y apenas podrá apoyar su mano
- ¡Gracias doctor! - saltó Brian de felicidad, abrazando con todas sus fuerzas al hombre mayor. En cuanto lo dejó libre desapareció luego de desearles una buena noche y decirles que podían llevarse al paciente en cuanto le colocaran la rodillera
La camioneta avanzaba por el escaso tráfico de las calles de New Jersey a esa hora, la noche hacía rato había caído y ahora sumergía en su manto a sus habitantes.
Mikey llevaba todo el camino con la vista enfocada en el exterior, su sobrino seguía con su profundo sueño en su sillita junto a su hermano y Iero, quienes cayeron dormidos en cuanto el motor se encendió. En su mente revoloteaba un asunto que debían discutir, pero parecía que nadie daba pie a iniciar una charla así que tuvo que suspirar profundamente, tomando todo el valor que aún quedaba en su cansado cuerpo.
- Alguien debería quedarse a acompañar a Gerard - Ray y Bob, que estaban a su lado, voltearon a verlo al igual que Brian le observaba por el retrovisor - Ya saben, está embarazado de casi seis meses, el cumpleaños de Miles se acerca y Frank es un inútil con la muñeca y rodilla lastimadas
- Propongo que te quedes tú - dijo Bob ganándose una mirada fría de parte de Way - Eres el tío oficial y el hermano de Gerard... ¿Quién mejor para el trabajo?
- ¡¿Piensan abandonarme?! - gritó Mikey, controlándose segundos después cuando su hermano, sobrino y cuñado se removieron - Podríamos quedarnos en grupo... ¡como cuando cuidamos a Miles!
- Ahora está Gerard, ese enanito no te hará nada en frente de su papi - dijo Bob con tono meloso - Podrías quedarte en las noches e iríamos a visitarte todos los días para ayudar - Bob trató de poner su mejor cara para que Mikey no le matara
- Nada de eso - intervino Brian antes de que se quedaran sin baterista - Contrataremos a alguien que ayude con esos tres mientras ustedes hacen las entrevistas pendientes
- Pero... - trató de zafarse Ray, no pensaba que a Gerard le agradara la idea de contratar a alguien
- Ahora que todos saben del estado de Gerard es fácil excusarlo de los compromisos de la banda y Frank no es útil en su condición - suspiro luego de llamar a varios contactos - Intenté llamar a Donna o Linda para que nos echaran una mano pero al parecer las abuelas se fugaron con sus esposos hasta el cumpleaños de Miles
- ¡Diugh! - gritó Mikey al tiempo que negaba e intentaba borrar aquellas aterradorasimágenes de su niñez
- Lo que nos deja sin opciones - dijo Ray algo cansado - Podría quedarme y ayudar
- No, los necesito a los tres para las entrevistas y publicidad de la banda, no podemos dejarlo todo botado
- Conozco a alguien que podría ayudarnos - todos brincaron del susto. No habían notado que Frank estaba despierto
~*~
Cuando el reloj marcó las 7:00 sus ojos se abrieron de golpe, impidiéndole seguir durmiendo aunque su cansado cuerpo se lo pidiera. A su lado Frank roncaba como camión, siendo apocado aquel molesto sonido por su estómago. Unos ligeros golpecitos cerca de su ombligo confirmaban lo que ya sabía: moría de hambre.
Fue tan rápido a la cocina como su gran barriga se lo permitía a prepararse un nutritivo desayuno que calmara a las fierecillas en su interior. Desde hacía una semana que los sintió por primera vez, sus pequeñitos no dejaban de moverse, incluso podía sentir su piel estirándose al compás de los movimientos.
No era por alarmarse pero presentía que los pequeñines en su interior, fueran niños o niñas, serían incluso peor que Miles. Era hermosamente aterrador.
- ¡Hey, basta! - dio una ligera palmada su barriga en forma de regaño, provocando que sus bebés dejaran de pelear.
- ¡¿Gerard?! - gritó Frank desde el piso de arriba, haciéndole suspirar frustrado. Estaba acostumbrado a que Frank le mimara a todo rato pero con sus movimientos limitados él se había encargado de hacerlo todo en casa
- ¡Abajo! - gritó para ser escuchado, siguiendo con la preparación de su desayuno
- ¡Miles está llorando! - gritó de vuelta y volvió a suspirar frustrado.
Apagó la estufa para ir donde su pequeñito seguramente lloraba por su pañal sucio y el hambre de la mañana.
Luego del concierto que dieron en California el doctor le había recomendado reposo absoluto a Frank hasta el último concierto y él, como buen esposo que era, le había mimado en todo y convencido a los muchachos que no necesitaba ayuda de nadie. ¡Cómo se arrepentía!
- Tranquilo mi amor, ya estoy aquí - meció a su pequeño luego de cambiarle el pañal - ¿Tienes hambre?
- ¡Yo sí! - gritó Frank desde su habitación. Como pudo se controló para no ir y golpear a su amado y herido esposo; después de todo había salvado a su bebé
- Preparemos algo delicioso
Bajó con Miles en brazos para luego dejarlo bien asegurado en su sillita. Desde que su pequeño dio sus primeros pasos sin ayuda, y casi les mata de un susto, no se quedaba quieto. Siempre quería practicar y cada vez sus pasos eran más seguros "Crecen demasiado rápido"pensaba con melancolía al verlo.
Luego de unos minutos ensimismado en sus pensamientos, escuchó los pasos de Frank apoyados por la muleta. De inmediato fue a ayudarlo aunque Iero insistía en que podría por sí solo
- No puedes estarme ayudando cariño, ¡estás embarazado!
- Y tú ni siquiera puedes caminar - decía Gerard mientras ponía la mesa
- Sabes... estuve pensando en que podríamos contratar a alguien... sólo hasta que esté bien - Gerard levantó la vista de su plato para enfocarla en sus ojos avellanas. "¿Me estás jodiendo?" leía en aquellas irises verdes - Además aún no tenemos lo de la fiesta de Miles y es en tres días, sería de mucha ayuda
- ¿Y a quien tienes en mente? Mi madre y la tuya no están disponibles - dijo con una mueca divertida, intentando aceptar la idea de alguien extraño invadiendo su intimidad.
Frank estaba por responder cuando el timbre sonó por cada rincón de su hogar. El pelinegro se disculpó para ir a atender la puerta, dejando una caricia amorosa en la mejilla llena de puré de su niño
- Tu papi va a matarme, cielo - dijo Frank en tonó cantarín mientras el cuerpo de su hijo se removía intentando voltearse hacia la entrada para ver quién era
- ¡Hola Gee! ¡Te ves enorme! - saludó efusivamente, sacándolo de su estado de shock
- H-hola
- Frankie me llamó, dijo que necesitaban ayuda con un pequeñito - entró como si fuera su casa. Abrazó a Frank efusivamente e incluso beso su mejilla izquierda para luego girar y apretujar las mejillas de su bebé - Está lindura debe ser Miles... ¡Hola lindo! ¡Eres igualito a Gerard!
- Gracias por venir... necesitamos una mano - dijo observando con cautela a su pelinegro
- ¡No es nada! Sabes que haría lo que sea por ti, Frankie - y ante sus atónitos ojos besó nuevamente la mejilla de SU Frank.
~*~
- Te juro que voy a matar a Frank - decía entre dientes para luego seguir pegando los adornos - ¡Ni siquiera me avisó!
- Sabía que te hubieras negado - decía intentando calmarlo
- ¡Sí, pero debió decirme! - repetía una incontable vez más - ¡Listo! - sonrió grande al ver su buen trabajo.
Cada pared estaba decorada con un montón de globos de colores, los había amarrados a sillas y, para rematar, un enorme "Feliz cumpleaños Miles" estaba pegado en la sala para que todo el mundo lo viera.
Era la primera vez que su hogar tomaba tan pintoresca facha y todo en honor a su lindo bebé.
Los invitados llegarían en una hora y como su hermano y amigos estaban dando una entrevista hasta el otro lado la ciudad tuvo que acudir a su obstetra, pediatra y mejor amiga Sara para ayudarle con todo.
- Quedó hermoso - le felicitó - Y entonces... ¿Por qué no te ayudó...?
- ¡No sé porque hizo algo tan estúpido! ¡No hace nada! Lo único que ha hecho estos tres días es ocuparse de Frank cuando le contratamos para cuidar de Miles
- Relájate cariño, piensa en tus bebés
- ¡Es que no puedo evitarlo! - dijo dejándose caer en el sofá de la sala en un gesto dramático aunque nadie podía culparlo ¡Estaba embarazado! Puede que Frank tuviera razón y sólo exageraba - ¿Crees que exagero? - preguntó con ojos de corderito. Sara suspiro en gesto maternal, no podía molestarse con ese exagerado muchacho pelinegro
- Sí cariño, exageras - Gerard estaba por soltarse a llorar, lo notó en su puchero - Pero ¡Hey! ¡Está bien! Es normal... ¡todas sentimos celos!
- No soy chica y no estoy celoso - dijo sin borrar su puchero
- Escucha cariño, no tienes por qué estar celoso - se sentó a su lado, abrazándolo por la cintura - Eres un chico muy lindo y especial, Frank lo sabe y por eso te ama
- Es que...
- ¡Arriba ese ánimo! ¡Te aseguro que Frank te ama más que a nada! Que esa muchachita insignificante y arrastrada no te afecte... ¿Cómo dijiste que se llama?
- Jamia - contestó al tiempo que limpiaba algunas traicioneras lágrimas
- ¡Hasta su nombre es extraño! - Gerard rio ante eso, sintiendo una patadita cerca de sus costillas, como si sus bebés le dieran la razón a Sara - Ve arriba, date una ducha y ponte ese pegado pantalón del otro concierto - dijo tomándolo de las manos para que se levantara - También usa algo de sombra negra alrededor de esos lindos ojitos y demuéstrale a esa perraporque Frank te eligió a ti y no a ella
- Gracias Sara - la abrazó con fuerza todo lo que su gran barriga le permitía.
Media hora después todo estaba listo, Gerard había bañado a su niño y ahora lucía una camisita de vestir blanca con su chaleco negro y corbata del mismo color además de un pantaloncito de mezclilla.
Los primeros en llegar fueron las orgullosas abuelas de la mano de los abuelos con enormes cajas de colores que llamaron la atención de Miles, luego se les unieron algunos familiares con los que mantenían poco contacto. Todos felicitaban y mimaban al pequeño festejado para luego felicitar a Gerard por su nuevo embarazo. Por su parte Frank permanecía sentado junto a su madre, su muñeca seguía doliendo igual que el primer día pero, por suerte, su rodilla estaba mejor y podía caminar con un poco más de soltura.
Jamia estaba al otro lado de Linda, para disgusto del pelinegro. Llevaba aquellos tres días algo molesto con Iero por culpa de ella y cuando estaba por dar su brazo a torcer e ir a pedirle una disculpa a Frank por su infantil comportamiento, encontraba a su esposo abrazado a ella o ambos riéndose de quien-sabe-que.
Su corazón dolía cada segundo pero estaba determinado a no hacérselo notar a Frank, ¡Total! Sara tenía razón, su castaño lo amaba más que a nada.
La pequeña fiesta trascurría y bandas como Avenged Sevenfold, Fall Out Boy e incluso The Used arribaban a su hogar con enormes regalos para un emocionado Miles que babeaba todo regalo al igual que las mejillas de los invitados cuando intentaba darles un besito.
Frank se había levantado con mucho cuidado y parecía que nadie había deparado en el detalle más que su persona.
Sin que nadie se diera cuenta siguió al castaño entre la masa de gente, por unos segundos lo perdió de vista pero luego de buscarlo en el primer piso y las habitaciones del segundo, dedujo que había ido al baño.
Se apresuró con paso firme pues había algo que debía dejar muy claro y no quería dejar pasar el tiempo. En cuanto estuvo frente a la puerta tomó la perilla y la giro, empujando con algo de fuerza extra
- Frank debemos... - pero calló al ver la escena. Dio dos pasos hacia atrás y luego giró completamente para perderse entre la gente con paso apresurado. "¡Espera!" escuchó el grito de Frank sólo un poco por encima de la música de la fiesta pero no le tomó importancia.
- ¡No es lo que tú crees! - gritó de nuevo pero le ignoró, avanzando con rapidez hasta la salida sin poder creérselo aún, sintiendo algo en su interior removiéndose ¡Frank estaba besando a Jamia!
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