6. ¡Sorpresa, sorpresa! | Mes 5

El sol se filtraba tímido entre las hojas de los árboles que rodeaban su hogar, los rayos de luz rebotaban en la nieve aquí y allá hasta dar en sus ojos, haciéndole despertar.

Primero enfocó mi vista con algo de esfuerzo por el sueño que amenazaba llevárselo a su reino y cuando fue consciente de donde se encontraba giro lentamente, deleitándose con el perfil de su pelinegro. Su memoria se llenó de recuerdos de los anteriores días... lo mucho que habían disfrutado
- Vamos cielo - movió ligeramente el cuerpo de su pareja, obteniendo un quejido como respuesta - Ya es hora
- Déjame descansar - su pelinegro se removió hasta quedar parcialmente boca-abajo - Estoy agotado - sonrió para sí porque era cierto, él también estaba cansado.

Si Brian les había dado la semana de descanso era precisamente para eso: descansar. Pero con un Gerard muy animado con aquellas orejas de gatito que le daban un toque inocente y seductor era difícil resistirse, más aun tomando en cuenta que no sabía hasta cuándo tendría que esperar para poder disfrutar de otra semana llena de amor. La perspectiva se veía muy lejana cuando sus ojos avellanas se enfocaban en la barriguita que parecía haber duplicado su tamaño en sólo una semana.
- Ven - se levantó, halándolo del brazo - Te daré un baño y luego nos vamos
- ¡Fraank! - su pelinegro se quejó pero no opuso resistencia - ¡Quiero dormir!
- Lo harás en la ducha amor

Primero fue a llenar la enorme bañera con agua tibia y un montón de burbujas, como a su esposo le gustaba, para luego regresar y, haciendo acopio de todas sus fuerzas, llevó al pelinegro hasta la bañera donde le acomodó bajo el agua haciendo un espacio para él.

Una vez dentro dejó que Gerard se quedará dormido sobre su pecho mientras él lavaba cada centímetro de la piel amada
- Hueles a duraznos - susurró Gerard desde su pecho. Ya estaba despierto y con un gran sonrojo en sus mejillas
- Eso es porque no nos hemos despegado en toda la semana - sonrió - Abre un poco las piernas - su ojiverde obedeció completamente rojo, gimiendo quedo en cuanto pasó su mano por su trasero
- Duele - dijo con una mueca de incomodidad. Frank al notarla, movió su mano libre hacía la tierna barriguita para relajarlo, siempre funcionaba.
- Creo que fui muy brusco - dijo con algo de culpa. Gerard negó lentamente
- Nada de eso, eres el mejor - besó su mentón y luego volvió a quedarse dormido mientras las manos tatuadas se movían sobre su cuerpo sin dejar ningún centímetro sin ser lavado.

Frank sonreía enormemente al tener a su pelinegro así, atrapado en sus brazos, respirando suavemente y confiando tanto en él que le dejaba hacerle lo que sea. "Extrañaré esto cuando volvamos"

~

- ¿No ha llamado Frank? Ya es tarde - habló Mikey lo más quedo posible. Miles dormía su siesta así que no quería despertarlo y tener a un pequeño ogro intentando matarlos
- No, intenté comunicarme pero trae el maldito teléfono apagado - Brian parecía desesperado
- ¿Y Gerard? - Ray salió de la cocina con una bolsita de hielos en mano para aventársela al rubio, quien se lamentaba desde el sofá individual de la sala - ¿Cómo sigue tu cabeza? - se dejó caer en el suelo, Mikey ocupaba el sofá de dos plazas junto con Brian y el de tres era ocupado por un pequeño pelinegro. Ni loco se atrevería a mover un poco al enano
- Creo que mejor - el rubio colocó la bolsita de hielos sobre su frente donde minutos antes, Miles le había aventado su carrito de bomberos entre un montón de balbuceos porque lo había despertado - Pero aún me duele la espalda
- Gerard tampoco contesta - dijo Brian resignado
- Por favor, ¡vengan pronto! - suplicó el rubio a todos los dioses cuando sus ojos se pasearon por el desastre que era la sala.

~

- ¿Cómo crees que esté Miles? ¿Crees que me haya extrañado? - Gerard se movía inquieto en el auto, su enorme chamarra y su barriguita apretada en la prenda lo hacían lucir adorable a sus ojos
- ¡Claro que te extraña! Pero deberías estar más preocupado por los muchachos, ¿Crees que hayan podido con Miles?
- Lo dices como si nuestro hijo fuera un demonio - hizo un puchero, provocándole una enorme sonrisa. "¿Y no lo es?" le pregunto con la mirada, provocando que Gerard frunciera el ceño y se sentara sin prestarle demasiada atención - Tal vez sea travieso, pero mi bebé es un angelito, ¡seguro no les dio problemas!

~

- ¡Se metió por los ductos de ventilación! - gritó para luego abrir por completo la rejilla. ¡¿Cómo podían ser tan irresponsables los dueños de la casa?! Por suerte se había percatado de los zapatitos azules y su risita haciendo eco.
- ¿Seguro que cabes? - preguntó Ray observándolo con duda. ¿Acaso le dijo gordo?
- Obvio Toro - intentó meterse; su cabeza pasó y también sus hombros... solo unos centímetros - Eh...
- Te quedaste atorado, ¿cierto? - escuchó el suspiro de Ray y quiso patearlo - ¡Mikey! ¡Te toca! - Toro gritó
- ¡Ya lo tengo! - gritó Mikey de vuelta - ¡Mierda, habrá que darle otro baño!

Ray negó con la cabeza, viendo como el representante de la banda se sacudía como gusano para salir de su prisión. Debían darse prisa, Frank por fin se había comunicado y llegarían en una hora.
- Vamos Bob, ayúdame con Brian.

~

- ¿Acá es? - los ojos verdes se perdieron en la linda casa - ¡Estoy tan emocionado! - sin esperarlo salió del auto y prácticamente corrió hacía la entrada - ¡¡Miles!! - gritó desde ésta
- Tranquilo cielo - llevó las maletas a la entrada y luego volvió a llamar a la puerta. Gerard lucía desesperado
- ¡Qué bueno que llegaron! - Bob estaba por abrazar al pelinegro pero éste lo esquivó y, sin importarle casi tirar al rubio, entró buscando un par de ojos iguales a los suyos
- ¿Miles? - se desilusionó un poco al encontrar la sala vacía
- ¡¡PAPÁ!! - pero su animó mejoró en cuanto escuchó la dulce vocecita. Giró lentamente, encontrándose con unas manitas abriendo y cerrándose con desesperación.
- ¡MILES! - prácticamente arrebato a su hijo de los brazos de Ray, abrazándolo con la fuerza necesaria - ¡Mi dulce bebé! ¡Te extrañé tanto! - su hijo también lo abrazaba con fuerza mientras su risita deleitaba los oídos de su padre
- ¡Pank! - llamó a su otro padre quien gustoso lo apretujó contra su pecho y luego beso sus mejillas, provocando más risitas en el menor. Gerard se unió al abrazo poco después siendo observado por cuatro pares de ojos enternecidos
- Bienvenidos - Mikey intentó llamar la atención de ambos pero únicamente lo logró con Frank. En cuanto sus ojos avellanas se despegaron de su hijo pudo apreciar el rostro de sus amigos y cuñado, sus enormes ojeras y algunos pequeños moretones en el rostro de Bob y Brian además de...
- Ray... ¿Qué le pasó a tu afro? - observó con una mueca graciosa como Ray mordía sus labios y trataba de acomodar su cabello para que el faltante pasara desapercibido
- ¿Cómo se portó mi bebé? - interrumpió Gerard sin importarle el cabello de su amigo, enfocando un 30% de su atención en ellos, el restante lo ocupaba su bebé.
- Pues... - Bob desvió la mirada. ¿Cómo decirle a su amigo que su hijo era un pequeño demonio enviado del mal y que jamás quería tener hijos gracias a su desafortunada y traumante experiencia? ¿Cómo decirle que ese enano casi termina con cuatro hombres adultos? ¿Cómo decirle que su angelito es todo menos eso?
- Bien, es un angelito - mintió Brian con descaro. Si había algo que temieran más que a un Miles con sobredosis de chocolate era a un Gerard embarazado y sobreprotector. "Aprecio mi vida, gracias"




- Entonces... ¿la pasaron genial con Miles? - Frank estaba cansado aunque quería la historia completa. Gerard y Miles se habían dormido desde hacía media hora, su esposo reusándose a separarse de su bebé lo había acomodado a su lado en la enorme cama
- Digamos que sí - decía Mikey feliz pero cansado. En toda la semana no había podido dormir como era debido
- Sin duda es tu hijo - dijo Ray haciendo que los demás asintieran y Iero se deshiciera en una gran carcajada
- Bueno, entonces tal vez podrían cuidarlo la próxima semana - dijo como si nada - Quiero llevar a Gerard a cenar y...
- ¡¡JODETE IERO!! - Bob le apuntó con un dedo amenazador, abandonando la pequeña cocina junto con Brian mientras Ray le daba un puñetazo en el hombro y Mikey salía despavorido del lugar
- Pediré a la disquera una caja de condones cada semana para todos - le dijo Brian a Bob con seriedad al escuchar la carcajada de Iero - No quiero más sorpresas



~*~



- Entonces, ¿Qué fue lo que dijo Sara? - Gerard seguía a su representante por los pasillos del estadio donde tocarían con su orden extra-grande de alitas en manos
- Tuvo un problema con su pasaporte así que no podrá venir - Brian volteó a ver la pelinegro, haciendo una mueca de disgusto al verlo con las mejillas manchadas de salsa - Dijo que te alimentaras bien y nada de estrés, aunque me pidió que reservara una cita cuanto antes.
- ¿Pasa algo con mi bebé? - detuvo a Brian tomándolo de la mano. Completamente preocupado. De repente las alitas ya no sabían tan bien
- No lo sé, sólo me dijo eso - siguió su camino hacia el backstage - Pero deberías comer más sanamente... has engordado mucho en muy poco tiempo ¿no cre...? ¡Aahhh! - se dejó caer al suelo, llevando sus manos a la zona afectada
- Idiota - dijo sin siquiera mirar atrás o lamentarse por los hijos no nacidos de Brian. "Se lo merece"

Entró despacio a la sala de descanso donde estaban los demás, sus ojos captando la tierna escena: su amado esposo ayudando a su bebé a dar varios pasitos.
- ¿Qué hacen? - dijo emocionado, sonriendo grande ante la palabra papi y los balbuceos de su niño
- Estamos aprendiendo a caminar ¿no es así Miles? - dijo lo último con voz chillona - ¿Y Brian? - Gerard hizo un gesto despectivo con la mano para luego dejarse caer pesadamente sobre el sofá más cercano - ¿Te sientes bien?
- Me siento algo mareado... quiero vomitar - admitió llevándose una mano a la frente, recibiendo segundos después a Miles sobre su regazo - Hola, mi amor - llenó la tierna mejilla de besos
- ¿Quieres seguir con el concierto? - preguntó de inmediato. Gerard negó con la cabeza
- Estoy bien, ya estamos aquí - estaba por probar los suaves labios de su castaño cuando unas manitas presionaron su barriga con algo de fuerza - Cuidado cielo que aquí está tu hermanito - acarició un costado de su barriga
- O hermanita, sería lindo que fuera niña - Frank se sentó en el reposabrazos, uniendo su mano a las caricias - Si es idéntica a ti será una hermosura
- ¿Estás diciendo que parezco niña? - mirada que acuchilla de parte de Gerard. "Ay no..."
- N-no amor... sólo que eres una hermosura
- Pero parezco niña - debatió el pelinegro comenzando a ponerse rojo. "¡Mierda, MIERDA!"
- No amor, eres el hombre más sexi de todos - besó torpemente los labios de su Gee, intentando distraerlo - ¿No se te antoja unos nachos con salsa de chocolate y extra queso antes del concierto? - pensó enseguida. Por varios segundos creyó que Gerard se levantaría a golpearlo, lo mataría o algo peor (por ejemplo, cumplir su promesa de castrarlo), por fortuna aquellos ojos verdes brillaron con deseo ante la mención de tan extraño platillo.
- ¡Y un pay de queso con zarzamoras! - pidió antes de enfrascarse en mimos para Miles. "¡De la que te has salvado Iero!" soltó un suspiro en cuando vio a Brian entrar a la habitación rojo como tomate y caminando gracioso.



~*~



- ¡Cinco minutos de descanso! - gritó Brian desde un costado del escenario. El ensayo iba de lo más genial pero Gerard empezaba a lucir cansado
- Vamos cariño - Frank tomó a su esposo de la cintura para llevarlo hasta la silla más cercana - Luces fatal - observó la piel pálida cubierta por una capa de sudor, sus mejillas rojas como manzanas y esa mirada de "Me comería un caballo"
- Gracias Frank - ironizó rodando los ojos mientras su estómago rugía como león. Todos los presentes pudieron escucharlo con claridad - Diablos - dijo rojo de vergüenza
- Podemos terminar con esto e irnos a comer - Mikey se arrodillo frente a su hermano, sonriéndole comprensivamente
- O puedo ordenar mientras descansan, comen y luego siguen con el ensayo - cuatro pares de ojos lo acuchillaron - ¿Qué? Deben ensayar, esto ya casi termina

Todos lo sabían perfectamente, la larga y extenuante gira por fin terminaba; se tomarían un largo y merecido descanso y ya luego pensarían qué más seguía con la banda.

Ya no podían ir a todos lados sin preocupaciones, ahora tenían un pequeño, tierno y travieso integrante que requería de muchas atenciones y otro más en camino, las largas giras habían terminado por siempre para ellos
- Bien, pero quiero una hamburguesa doble con papas grandes y también pastel de chocolate

La comida llegó en segundos pero el equipo de sonido fallaba con los instrumentos y daba vueltas en la cabeza de Brian como una alarma roja con molesto sonido, no podía esperar.
- Bien chicos, ahora Gerard - llamó al pelinegro - Puedes adelantarte, los demás sigan con el ensayo - varias protestas estallaron - ¡Basta! Aquí el único con privilegios de embarazado es Gerard, ¡Continúen trabajando!
- Gracias Brian, me llevaré a Miles - tomó a su hijo quien había permanecido todo el ensayo gateando a lo largo del escenario, intentando caminar con ayuda de los amplificadores.

Su bebé de inmediato se removió hasta obligar a su padre a llevarlo caminando. Gerard no podía sentirse más orgulloso, su pequeño hijo ya estaba dando sus primeros pasitos con ayuda de sus papis, ¡Incluso podía sostenerse por sus medios por tres segundos! Cada que lo veía su corazón dolía de felicidad
- Muero de hambre, ¿tienes hambre?
- Sí - dijo la tierna vocecita haciendo que Gerard casi llorara. ¡Miles aprendía tan rápido!
- Vamos entonces.

Los cuatro estuvieron una maldita hora ensayando los mismos acordes una y otra vez sin parar. Ray, Mikey y Bob le deseaban a Brian tres hijos igualitos a Miles-hiperactivo mientras Frank soltaba una que otra palabra altisonante. Finalmente, luego de media hora más, sus almas fueron puestas en libertad.

Prácticamente corrieron al backstage para poder ingerir algo luego de horas ensayando, ¡ellos ni siquiera habían desayunado! No podían evitarlo pero sentían un poco de envidia por el pelinegro; él no tenía que soportar la furia de Brian, ni padecer hambre pues todos sus caprichos eran resueltos por Schechter o Iero en segundos. También podía comer todo lo que pidiera sin culpa alguna, aunque Gerard había abusado un poco de eso y comía demasiado, incluso para estar embarazado.

Bob llevaba la delantera, saboreando anticipadamente el gran plato de pasta que había pedido, Ray le seguía de cerca con su estómago rugiendo, añorando el gran trozo de filete con puré de papás y vegetales. Mikey caminaba despacio, casi imperturbable, sólo ellos que lo conocían bien reconocían la cara de hambre del pobre Way menor, y Frank, el castaño en verdad estaba cansado, Gerard estaba muy cariñoso la noche anterior (no es que se quejara) por lo que no había dormido casi nada mientras a su pelinegro se le permitió alcanzarlos más tarde para descansar bien.

"Todo sea por ese pequeño en su interior" pensaba con una enorme sonrisa, la ilusión de volver a ser padre era más grande que cualquier cosa, incluso los demás lucían muy emocionados con el nuevo integrante de la banda.
- ¡¡Pero que...!! - escuchó el grito de Bob, apresurando el paso
- ¿Gerard está bi...? Oh, mierda - susurró con pena. Su pelinegro estaba dormido sobre el enorme y único sofá del lugar, con Miles sobre su pecho y lo que parecía un plato con restos de puré de papás; sobre la mesa estaban algunos platos desechables y basura, nada más.
- ¡Gerard! - gritó Bob molesto. El pelinegro despertó de golpe asustado mientras Frank se interponía en el camino de Bryan
- Está embarazado Bob, el bebé le pide mucho alimento
- ¡Me importa una mierda! ¡GERARD! - gritó más fuerte, despertando a Miles
- Lo siento Bob - dijo el pelinegro con las mejillas rojas y refugiándose tras Frank - Tenía hambre y no venían y...
- No importa, vayamos al hotel - dijo Mikey caminando lento sin siquiera dirigirle una mirada a su hermano
- Vamos cielo - Frank le sonrió comprensivamente
- En verdad lo siento Frankie... yo - sus ojos se cristalizaron. Frank lo abrazó y besó sus labios despacio, evitando que se soltara a llorar - Todos están molestos
- Estamos cansados, verás que cuando lleguemos al hotel se les pasa - le sonrió tan grande que Gerard no dudo en sus palabras, besándolo de vuelta y dejándose llevar por el castaño.



~*~



En un parpadeo ya estaban por volver a su país, sólo faltaba un último concierto en Londres e inmediatamente tomarían un avión para dar dos conciertos más en California y Nueva Jersey y por fin tomarían un merecido descanso. El rostro de todos lucía cansado, añorando volver a casa y descansar.

Gerard se movía de un lado a otro de la habitación del hotel buscando una prenda que cubriera su barriga en crecimiento. Estaba preocupado puesto que sólo había recibido una consulta para saber la salud de su bebé y de eso ya hacía un buen rato. Sus consultas se habían pospuesto primeramente porque se habían fugado' para celebrar su aniversario y luego porque Sara tuvo problemas.

Como fuera, su barriga era del tamaño de medio balón de futbol, comenzando a redondearse perfectamente y siendo más difícil de ocultar. No recordaba que su barriga hubiese crecido tanto cuando tuvo a Miles además de que siempre tenía hambre, sin mencionar que Bob llevaba una semana molesto con él.

Finalmente se decidió por una sudadera negra con capucha y encima la gran chamarra que lo acompañaba en cada entrevista y concierto del último mes. Bajó al estacionamiento del hotel donde ya todos lo esperaban, Frank cargando a Miles y jugueteando con el pequeño.
- Suban rápido, debemos darnos prisa - todos asintieron y subieron de inmediato a la van - Tenemos un ligero problema
- ¿Qué pasa? - dijo Mikey de inmediato
- Tenemos una entrevista importante justo ahora y lo saben - asentimiento de parte de todos, incluso del pequeño que imitaba todo lo que sus papis hacían - Pero Sara me acaba de llamar, necesita hablar contigo - el corazón de Gerard se detuvo en cuanto los ojos de Brian se posaron en su persona - Es urgente
- ¿Pasa algo con nuestro hijo? - Frank abrazó a su pelinegro en cuanto notó como comenzaba a temblar
- No lo sé - dijo sincero - Pero tenemos otro problema... todos comienzan a sospechar y no es lo peor - les pasó una revista donde aparecía el reporte de la estadía en Italia de la banda. Fotos de Frank y Ray, fotos de Bob... una foto grande de Frank cargando a Miles y Gerard a su lado con su barriguita perfectamente capturada
- ¡¿Qué...?! ¡¡Aparece el rostro de Miles!! - Frank se exaltó - ¡¿Cómo diablos paso esto?! ¡Se suponía que nadie jamás debía tener una foto de Miles!
- La disquera está trabajando en eso
- ¿Qué pasara con mi cita con Sara? - intervino Gerard, tratando de calmar a Frank
- Tendrás que ir solo o esperar a mañana antes del concierto - se disculpó con la mirada - También habrá que contarlo todo en cuanto lleguemos a Los Ángeles... la disquera está trabajando en ello - Frank bufó mientras Gerard suspiraba profundamente, intentando calmarse
- ¿Qué quieres hacer Gee? - los demás se enfrascaron en ellos mismos, dejándoles un poco de privacidad
- Quiero que vayas conmigo
- ¿Seguro que quieres esperar? Puedo mandar a Brian a la mierda ahora - sonrió para tratar de aligerar el ambiente
- No... esperemos a mañana.



~*~



- ¿No quieres llevar a Miles? - el pelinegro negó sin despegar su mirada del suelo
- Si es algo malo... no quiero que esté ahí... no lo resistiría
- Hablaré con los demás, termina de alistarte - salió de la habitación con Miles en brazos mordiendo su gatito de felpa.

Avanzó hasta la habitación de Mikey donde todos estaban reunidos y antes de llamar a la puerta se quedó unos segundos esperando, tratando de calmar su ansiedad.

Quería mantenerse fuerte para Gerard, ser su soporte y mantener la calma... pero la sola perspectiva de que algo anduviera mal con su pequeñín le partía el corazón.

Luego de unos minutos tratando de calmarse y desaparecer sus ojos rojos por el llanto que había retenido, llamó a la puerta. Mikey y Ray le sonrieron en la entrada, cogiendo a Miles en brazos
- Gracias por cuidarlo
- No hay problema, el enanito nos ama - dijo Brian intentando borrar la tristeza del rostro de Iero
- Todo estará bien - habló el rubio por primera vez luego de días molesto con todos - Gee es fuerte y come demasiado así que todo estará bien - Bob se levantó a abrazar con fuerza a Frank, entregándole una paleta de chocolate - Dásela a Gee de mi parte
- Gracias Bob - le sonrió a su amigo y luego a los demás, despidiéndose con un beso en la frente de su hijo para partir al hospital. El ojiazul tenía razón, todo iba a estar bien.

~

- Me alegra verlos luego de tanto tiempo - decía Sara sin dejar de anotar el peso del pelinegro - ¿Cómo te has sentido?
- A veces me duele la cabeza y otras me siento mareado pero se pasa rápido - Sara asintió, pasándole una ridículamente diminuta bata rosa - Y he tenido un apetito voraz
- En todos los sentidos - dijo Iero ganándose un leve golpe pero disfrutando del sonrojo de Way
- De acuerdo, ahora haremos una ecografía - desapareció unos segundos para dejar que su paciente se quitara la ropa, aprovechando para traer todo lo necesario
- ¿Hay algo mal con nuestro bebé? - quiso saber de inmediato, sintiendo su cuerpo temblar como hoja al viento por la incertidumbre más que por el hecho de sólo llevar su bóxer y la bata.
- ¿Cuánto tiempo tienes de embarazo? - dijo Sara, ignorando su pegunta. Gerard se sorprendió por la seriedad de la mujer al mismo tiempo que se preocupaba
- Pues... la última vez me dijiste que tenía nueve semanas y de eso ya han pasado dos meses... debería tener diecisiete semanas - Sara asintió - Pero no recuerdo que mi barriga fuera tan grande
- Eso es porque no tienes diecisiete semanas - sonrió grande, dejando a ambos con los ojos bien abiertos - Según los resultados de los estudios que te hice tienes diecinueve semanas, es decir casi cinco meses - Frank tuvo que reaccionar a tiempo para que su pelinegro no cayera - Ahora cariño, sube - palmeo la mesa de observación.

Gerard permaneció en silencio, dejando que Sara midiera su barriga y comprobara un montón de cosas en su cuerpo hasta que le pidió que se recostara y desprendiera el broche especial de la bata para hacerle una ecografía. Frank observaba todo en silencio y sin soltar la mano de su esposo. "¡Cinco meses!"
- La última vez te dije que el bebé era un poco pequeño y también que estabas bajo de peso
- No he dejado de tomar las vitaminas
- Y no lo harás
- ¿Todo está bien? - preguntó Frank pero Sara volvió a ignorar la pregunta, alterando más a los nerviosos padres.
- No pude saber con certeza porque quedaste embarazado de nuevo, puede que sea suerte o que seas tan fértil como cualquier chica - sonrió con sorna. El pelinegro fruncía el ceño al escucharla - Como sea, lo confirmaremos luego del parto
- Entonces... ¿está bien mi bebé?
- Ahora quieto que haré la ecografía - Gerard brincó en cuanto la cálida piel de su barriga sintió el frio gel y el aparatejo moviéndose - Con las semanas de gestación que tienes deberías pesar menos - decía Sara más su atención se concentraba en el monitor - Y tu barriga ha crecido de más
- ¿Eso es bueno o malo? - dijo Frank comenzando a desesperarse, aunque su corazón brincaba de felicidad cuando en el monitor se visualizaba un pequeño cuerpo
- Depende - mordió sus labios
- ¿De qué? - preguntó Gerard observando el monitor
- Sigue siendo pequeño... ¡oh!
- ¡¿Qué?! - dijeron al mismo tiempo desesperados.

De repente Sara abandonó la habitación sin decir nada y regresó en segundos con lo que parecían ecografías en sus manos.
- Miren, esto es un embarazo normal de nueve semanas - mostró una ecografía - Esta es la de ustedes - pegó ambas ecografías en la pared más cercana donde ambos pudieran verlas bien - ¿Qué notan de diferente? - los dos vieron la imagen borrosa por todo ángulo posible, dándose por vencidos al final - ¡Vamos chicos! ¡De esto depende el bienestar de su nuevo bebé! - varios minutos pero nada. Sara giro los ojos con ganas de golpearlos en la cabeza, conteniéndose apenas - ¿Nada? - negaron con la cabeza. Sara suspiró frustrada y luego paso a la siguiente - Esto es un embarazo normal de diecinueve semanas - pego la imagen más cerca del monitor - ¿La tienen? - sus niños asintieron - Y esto es su embarazo de diecinueve semanas - en el monitor mostró una imagen congelada borrosa - ¿Qué notan?
- Se ve extraña - dijo el pelinegro con incertidumbre. ¿Eso significaba que su bebé no estaba bien?
- ¿Qué más? - insistió Sara con una enorme sonrisa
- ¿Podrías decirnos que diablos pasa? - estalló Frank - Llevamos acá un buen rato y no tenemos tiempo para juegos. ¡¿Nuestro bebé está bien?!
- Acá tengo una imagen mucho más clara - ambos abrieron los ojos al máximo
- ¿Qué es eso? - preguntó Gerard señalando el monitor. Estaba pálido como una hoja, su labio inferior temblaba al igual que todo su cuerpo y traicioneras lágrimas escapaban de sus ojos
- Pues eso es un bebé - dijo Sara. Con una enorme sonrisa en su rostro señaló la imagen del monitor - Y eso es otro
- ¿Qué? - Frank palideció incluso más que Gerard
- Serán gemelos... ¡felicidades!

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