4. ¡Feliz aniversario! | Mes 3 y 4 (parte 1)
Parte 1
- ¿Es necesario? - preguntó por milésima vez, aplastando más la mano de su esposo - Creo que ya es demasiada - dijo con un puchero. De inmediato un beso impacto contra sus labios, Frank amaba cuando hacía pucheros
- ¡Que sí! Necesito hacer todos los exámenes necesarios - dijo Sara encajando una aguja especialmente gruesa por donde la sangre fluía hacia un tubito. Gerard cerró los ojos y se ocultó en el pecho de Iero - ¡Listo! - exclamó al terminar de llenar el tubito - Ahora ve a desvestirte, te pones la bata y te recuestas sobre la mesa, ¡es para revisarlo! - dijo algo molesta cuando los ojos acusadores del castaño intentaban acuchillarla.
El tiempo fluía con normalidad mas el clima pasaba a ser cada vez más frío, aunque eso lo atribuían a estar en un país frío como lo era Alemania por esas fechas.
Apenas dieron el concierto en la ciudad, Sara ordenó una semana de descanso para cierto vocalista, tiempo que aprovecharía para hacerle todas las pruebas necesarias para asegurarse que el nuevo integrante de la familia Way-Iero estaba bien y, de paso, averiguar qué diablos había ocurrido ¡Un hombre embarazado por segunda ocasión! O Frank era demasiado bueno o Gerard demasiado desafortunado.
- ¿Me harás una ecografía? - preguntó Gerard curioso mientras una manita jugaba con sus cabellos junto a otra más grande y tatuada
- Sí, debemos ver si el bebé se está desarrollando como debería, calcular el tiempo de gestación y descartar cualquier problema, ¿Cómo te has sentido? - esparció un gel que hizo al pelinegro pegar un brinquito; estaba demasiado frío.
- Del asco, las náuseas no se han detenido desde hace un mes, me siento muy débil y quiero comer... pero todo lo que ingiero termina siendo expulsado en menos de una hora, estoy cansado y siempre quiero... - calló de golpe, poniéndose rojo como manzana
- ¿Y? - preguntó deteniéndose de inmediato, apreciando como el pelinegro se ponía aún más rojo, si eso era posible, y la sonrisa de Frank se expandía hasta resultar dolorosa - Ok, comprendo
- Pero, ¿cómo terminé embarazado otra vez? - dijo tratando de calmar su sonrojo - Es decir, sé que soy extraño y... bueno - pero se expandió hasta sus orejas y parte del cuello - Sé cómo lo "hicimos" - dibujó comillas en el aire - Pero ¿no dijiste que no podría volver a embarazarme?
- Por eso son las pruebas, ahora quédate quieto y respira con calma
Sara colocó aquel aparato sobre su vientre; con el paso de las semanas su estómago, que antes era suave, se había tornado firme como una pelota llena de aire pero aún se conservaba plano y era algo que agradecía. Brian había dicho que la gira terminaría antes que cualquiera pudiera notar lo embarazado que estaba, así que no había necesidad de hacerlo público (aunque tarde o temprano todo el mundo lo sabría).
Sus pensamientos volaron por un segundo y su atención se enfocó completamente en el monitor donde un montón de imágenes a escala de grises se movían sin forma aparente. Frank permanecía igual de concentrado y su pequeño bebé seguía jugando con sus negros mechones.
Estaba por quejarse y decirle a Miles que no debía jalar el cabello de papi porque dolía cuando la voz de Sara y un ligero apretón le hizo perderse en el monitor donde una manchita-bebé lo saludaba
- Aquí está - susurró Sara mientras anotaba un montón de cosas.
- ¡Es tan tierno! - dijo Frank enfrascado en las imágenes, apretando levemente su mano - ¡Gee!
- Y tan pequeño - sin poder contenerse, varias lágrimas escaparon sin parar mientras Sara seguía moviendo el aparato y la imagen se perdía por instantes - Y hermoso... ¡Frankie! - chilló emocionado, dejando que Frank se agachara para besarlo dulcemente
- Se ve extraño - dijo luego del beso, girando la cabeza tratando de hallarle forma de bebé. La manchita permanecía en el monitor y a veces se dividía por el movimiento de la doctora
- Es porque aún es pequeño... ¿no? - preguntó Gerard pero Sara parecía atrapada en la imagen, moviéndose de un lado a otro sin dejar de fruncir el ceño - ¿Hay algo mal? - preguntó inmediatamente, su corazón latiendo a mil por hora
- Nada - dijo finalmente, sonriendo al escuchar el suspiro de ambos hombres - Bien, es todo.
Apagó el monitor, para tristeza de ambos padres, y luego de limpiar el gel del vientre de Gerard los guió hasta una pequeña oficina que pidió prestada en aquel hospital en Alemania.
Frank y Gerard tomaron asiento frente a ella, el pelinegro llevando en brazos a Miles quien seguía jugando con el cabello de su padre.
- Bien, aparentemente tienes nueve semanas de embarazo, tal vez diez. En la próxima cita lo sabremos con certeza cuando lleguen los resultados
- ¿Está todo bien? - preguntó con un nudo en la garganta. Jamás se perdonaría si algo le pasaba a su bebé.
- Sí, aunque él bebé es un poco más pequeño de lo que debería - hizo una pausa, pensando muy bien sus palabras - Supongo es porque estás bajo de peso, además no es normal que las náuseas sigan así... deberían ser menos y no aumentar con el paso del tiempo - suspiró - Probablemente sea porque eres hombre y estás embarazado... de nuevo
- ¿Cómo paso eso? - interrumpió Frank - Dijiste que no podríamos y ahora...
- Lo sé, regularmente los hombres no pueden tener más de un bebé puesto que su cuerpo no está acostumbrado - mordió sus labios - Te seré sincera, no sé exactamente como paso - buscó en una gaveta hasta sacar un pequeño frasco - Pero parece que el bebé se desarrolla bien y nos enfocaremos en que nada malo les ocurra - le pasó el frasco - Estas vitaminas ayudaran a que el bebé crezca sano y fuerte, son más de la dosis que estás tomando
- ¿No afectará al bebé? - preguntó con curiosidad
- ¡En absoluto! espero que eso nos ayude con tu peso y el tamaño del bebé. Seguramente tu cuerpo no está brindándole todo lo que necesita, pero esto ayudara, también deberás alimentarte sanamente, nada de estrés y ante cualquier cosa anormal que sientas me llamas - dijo mientras anotaba cada detalle en el control del embarazo - Las náuseas deberán de comenzar a reducir a partir de ahora y bueno, es todo. La próxima cita será en tres semanas, tendré ya todos los exámenes y despejaré mis dudas - dijo sin prestarles mucha atención, enfocada en algunos de los resultados que ya tenía. Al notar el silencio volvió sus ojos a la pareja que lucía algo asustada - No teman, no es nada malo - sonrió sincera
- ¡Gracias Sara! - Gerard se levantó de inmediato, abrazando a la mujer con todo y Miles - Y en verdad siento mucho haber interrumpido tus vacaciones... de seguro tu esposo se molestará - sonrió con pena
- No te preocupes, yo me las arreglaré con él - sonrió de una manera que Frank conocía muy bien. Si el hombre replicaba algo ella lo haría pagar
- ¿Podemos irnos? - preguntó Frank luego de abrazarla y agradecerle que viniera de tan lejos
- Claro, cuídense y, de nuevo, ¡Muchas felicidades! - sonrió sincera, abrazando al pelinegro de nuevo - Debí darles la charla de métodos anticonceptivos y control de natalidad en cuando tuvieron a Miles... lo siento - se disculpó dirigiéndoles una mirada significativa, haciendo que ambos se sonrojaran - Hasta luego y cuídense, ¡adiós Miles! - el pequeñito giró su cabeza al escuchar que lo llamaban, sonriendo grande a Sara antes de que sus papis lo sacaran del lugar para luego acomodarlo en su sillita e ir al hotel.
Había sido una mañana muy larga
~*~
Tres días después los cinco brincaban de un lado a otro llenos de energía para dar el segundo y último concierto en Alemania... o bueno, la mayoría. Gerard estaba recostado en el sillón más grande, con su brazo cubriendo sus ojos mientras Miles, acomodadito sobre su pecho, dormía su siesta.
Él también quería acompañarlo y dormir toda la tarde y noche y al día siguiente y al siguiente, pero el deber lo llamaba
- Es hora - dijo Brian con precaución, tomando al pelinegro del hombro y moviéndolo lentamente - Ya deben salir
Gerard simplemente murmuro algo y, con cuidado, se levantó con Miles entre sus brazos para arroparlo en su cuna donde descansaría sin ninguna molestia hasta que acabara el concierto y pudieran ir al hotel
- Ese niño duerme como roca - dijo Frank depositando un pequeño beso en la infantil mejilla y luego otro en la de su amado pelinegro - ¿Cómo te sientes, cariño? ¿Ya se te pasó el mareo? - preguntó preocupado. Había notado el poco ánimo de su pelinegro
- Casi... ¡quiero dormir! - reclamó recargando todo su peso en Frank mientras se aferraba a su cuello
- Estás pesado, cariño - dijo Frank bajito con una sonrisa pendiendo de sus labios e intentando que ambos no cayeran al suelo
- Acabas de arruinarlo todo, Iero - dijo frustrado, incorporándose y saliendo primero del camerino
- Metiste la pata de nuevo - dijo Ray bajito mientras seguían al vocalista
- Te tocará el sillón esta noche - habló Mikey con sorna, provocando que Ray y Bob rieran disimuladamente. Con Gerard molesto no era conveniente decir algo que lo alborotara más. Ya todos, menos Mikey, habían sido víctimas de la bipolaridad del pelinegro
A un costado del escenario y con los gritos estridentes de los fans cargando sus baterías, los cinco chocaron palmas y luego se dieron un corto abrazo antes de que las luces se apagaran anunciando su entrada.
- Te amo - susurró Frank sobre los labios de su esposo antes de fundirse en un corto pero apasionado beso. La oscuridad los ocultaba de los ojos de cualquier curioso
- También te amo mucho - susurró Gerard con una enorme sonrisa antes de volver a besar los labios de Frank - ¡Vamos!
Todo estaba de maravilla, sus muchachos lo daban todo en el escenario mientras los fans no dejaban de gritar. Incluso en una habitación como en la que estaba se alcanzaba a escuchar un leve murmullo.
Sus ojos se centraban en el pelinegro, no quería que le volviera a pasar algo además de que ya no sabría cómo cubrir ante los medios lo que sucedía, ya bastante sospechaban.
Tan concentrado en los chicos estaba que no notó como el pequeño Miles se comenzaba a remover en su cuna, quitándose las mantas de encima y buscando con su mirada adormilada a su padre.
- ¿Papá? - su vocecita hizo que Brian se volteara de inmediato
- Tus papis están trabajando - iba a tomarlo en sus brazos cuando el pequeño comenzó a llorar - No, no llores, sh-sh-sh-sh, calma - intentaba arrullarlo para que volviera a dormir pero el llanto sólo aumentaba - Tal vez tienes hambre - dijo más a si mismo que a Miles, buscando aterrado el biberón del niño. Jamás le había tocado que llorara tanto - Acá está, Miles - pero el pequeño hizo un puchero mientras movía su cabeza. ¡No tenía hambre! - ¡Mira a quien tenemos aquí! - dijo moviendo al gatito de felpa de un lado a otro - ¿No quieres al gatito?
- ¡¡PAPAAÁ!! - grito con toda la fuerza de sus pulmoncitos sin dejar de llorar
- Cálmate Miles... no pasa nada - decía Brian desesperado
- ¡¡PAPÁ!! - su llanto no cesaba mientras Brian se movía de un lado a otro. ¡¿Ahora que hacía?!
- ¿Estás bien? - preguntó Frank en un susurro a su oído mientras lo atrapaba con su guitarra
- Sí... es sólo que... no sé - dijo quedo mientras Ray comenzaba su solo y él se movía con Frank a otro lado del escenario. Todos en el lugar estaban demasiado distraídos con Ray y su escena como para prestar atención a su intercambio de palabras - Quiero ver a Miles
- Está bien, Brian lo está cuidando
- Sí pero... quiero verlo
- Ya casi termina el concierto, está bien, no te preocupes - beso su sien antes de soltarlo y brincar por todo el escenario. El concierto debía continuar.
- ¡¡¡PAAPÁÁÁ!!! - grito de nueva cuenta mientras Brian se movía entre las personas del staff quienes, al verlo al borde de las lágrimas, no hacían más que hacerse a un lado - ¡¡PAANK!!
Con un último aliento dio por finalizado el concierto en aquella hermosa ciudad y luego de unos segundos dio las gracias a los asistentes antes de abandonar el escenario con una gran sonrisa... misma que se desvaneció al escuchar el llanto de su bebé
- ¿Qué...? - no alcanzó a decir nada cuando Brian le pasó a Miles. Los ojos del hombre tatuado estaban rojos al igual que su nariz
- No le hice nada... sólo... lloró y... - tragó el nudo en su garganta - Te llamaba - bajo la mirada apenado y con el corazón latiendo sin control. Esperaba el momento en que Gerard lo golpeara o le dijera que no quería volver a verlo mas, cuando sintió un apretón gentil en su hombro. Se sorprendió y levantó la mirada
- Está bien - dijo Frank con una sonrisa comprensiva. Instintivamente llevó sus ojos al pelinegro quien ya había logrado calmar a su hijo
- No te preocupes Brian, no ha pasado nada - dijo Gerard antes de regalarle una gran sonrisa.
~*~
- ¡Me siento genial! - grito Gerard mientras estrechaba a su pequeño en sus brazos, corriendo segundos después para también abrazar a Frank y llenarlo de besos - ¡Frankie!
- Me alegro mucho, mi amor - lo pegó más a su cuerpo sujetándolo de la cintura - Luego de la entrevista podríamos... ya sabes - dijo en tono sugerente. No desaprovecharía el día excesivamente feliz de su pareja
- Me encantaría - susurró en tono seductor, dirigiéndole a su esposo una mirada hambrienta
Frank se quedó atontado uno segundos mientras veía a Gerard jugar con Miles y dirigirle miradas cargadas de lujuria cada tanto. "¡Ojalá se quedara así siempre!"
- En cinco salen así que vayan a sus lugares - señalo Brian, tendiéndole los brazos a Gerard para que le diera a Miles.
Todo iba de maravilla, una semana había pasado después de aquel infortunado incidente donde Brian pensó que Gerard le arrancaría la cabeza o algo peor. Los muchachos se notaban más relajados y, últimamente, Gerard se sentía cada vez mejor y era algo de agradecerse. ¡Que el cielo nos ampare de un Gerard explosivo, excesivamente mandón y agresivo!
- Papá - dijo Miles con ojos de corderito, esos que usaba para que sus padres lo mimaran y mismo que poseía Frank para hacer que su pareja sucumbiera ante él
- Será un momento, cielo - Gerard intentaba explicarle pero Miles se aferraba a su cuello como una pequeña sanguijuela - Papá debe ir a trabajar
- Papá - susurró bajito, ocultando su rostro en su cuello
- ¿Qué pasa, cielo? ¿Te hizo algo Brian? - una mirada asesina fue dirigida al manager de la banda - Será un momento
Frank se acercó para ayudar pero Miles empezó a llorar en cuanto lo separaron de Gerard. Un hombre del staff fue a avisarles que salían en cinco pero el llanto del pequeño no había menguando, en cambio era tan potente que se escuchaba en el foro de la televisora más influyente en Francia
- Será un momento - dijo Gerard una incontable vez más, arrullando a Miles para calmar su llanto
- Salen en tres - grito el mismo hombre
- Deben darse prisa - Bob, Ray y Mikey abandonaron el lugar mientras los padres seguían batallando con el niño - ¿Qué haremos? - preguntó angustiado, cruzándose de brazos pero sin lucir amenazante. La disquera lo mataría si cancelaba un evento como ese.
Frank y Gerard se dirigieron una mirada preocupada y luego enfocaron su atención en Miles. No tenían opción.
- ¡Esta hermosa tarde tenemos con nosotros a MY-CHEMICAL-ROMANCE! - dijo la mujer de peinado horrible en un inglés extraño.
Los cinco muchachos entraron en fila, primero Mikey, luego Ray, después Bob seguido de Frank y por último, y un poco más atrás, venía Gerard cargando a Miles entre una gran manta amarilla
- ¡Pero qué alegría tenerlos aquí, y vienen con un pequeño invitado! - el foro se inundó de gritos, provocando que le pelinegro mordiera sus labios cuando su hijo se removió asustado. "No pasa nada, mi cielo" susurró a su bebé
- Gracias, es un gusto estar con todos ustedes - dijo Frank con una enorme mueca que simulaba una sonrisa. En esos instantes odiaba que todos gritaran tanto. "¡Asustarán a Miles!"
- Y bien, ¿Cómo les vas con esta gran gira?
Pasaron una hora sentados frente a un montón de fans y cámaras que no perdían detalle de cómo Gerard arrullaba de vez en cuando a Miles, de cómo cada tres minutos revisaba que estuviera bien entre la manta e incluso algunas se enternecieron de sobremanera al ver, en medio de la entrevista, como Gerard sacaba el biberón para alimentar a su pequeño mientras Frank pasaba una mano por su cintura. ¡Eran tan tiernos!
- ¡Ha sido genial tenerlos en mi programa! - dijo la mujer, finalizando ya la entrevista - Y más por el pequeño... ¿cómo se llama?
- Su nombre es Miles - dijo Frank con una enorme sonrisa. El público intentaba mantenerse en silencio luego de que su enano favorito pidiera un poco de calma o asustarían a Miles - Tiene nueve meses
- ¿Puedo verlo? ¡Prometo no molestarlo! - insistió la mujer y Gerard, de mala gana, asintió levemente, acercándose a ella - Oh... ¡Es adorable! - exclamó emocionada, provocando que algunas personas soltaran un gritito y Miles despertara asustado. Su llanto inundó el foro - ¡Lo siento! - dijo con una sonrisa hipócrita para luego gritar nuevamente al anunciar la despedida del programa
- Perra - dijo Gerard entre dientes, intentando calmar a su hijo al tiempo que Frank lo empujaba con delicadeza para sacarlo de ahí antes de que su amado pelinegro matara a la entrometida mujer.
~*~
- En serio, ¡no sé qué le pasa a Miles! - dijo Gerard con su niño en brazos - No deja que nadie lo toque más que yo, no quiere a nadie cerca que no sea yo. ¡Si no estoy las 24 horas del día a su lado empieza a llorar! - añadió un poco desesperado - ¿Crees que esté enfermo?
- ¿Ha tenido fiebre o algún otro síntoma? - habló la adormilada voz de Sara al otro lado de la línea; en donde ella estaba eran las 3:00 am
- No, sólo no se quiere despegar de mí
- Es normal - su voz adormilada parecía tomarle el pelo ¡¿Qué era normal?! - Está así porque sabe que tendrá otro hermanito...
- ¿Cómo? - pregunto sin entender, observando detenidamente a Frank quien estaba sobre la cama con un brazo sobre sus ojos y cubriendo su desnudez con la manta color vino.
No importara que hora fuera o cuantos días hubieran pasado pero Miles no les permitía tener un poco de intimidad. Parecía que sabía exactamente en qué momento sus papis se ponían cariñosos para despertar, ensuciar su pañal, tener hambre o simplemente llamar a gritos a su Papá-Gee.
- No sé exactamente el término, pero algunos niños se ponen así cuando van a tener un hermanito. Lo resienten y se manifiesta con la necesidad de estar pegados a sus madres... en este caso - señaló con vuz burlona
- ¡¿Pero cómo puede saberlo?! ¡Es muy pequeño aún!
- Tal vez sea porque Frank te mima mucho o acaricia tu vientre; aunque no lo notes comienzan a prestar más atención al nuevo bebé y Miles se siente "desplazado" - Gerard escuchaba las palabras de Sara con ojos de asombro, preocupándose al notar las mejillas húmedas de su hijo
- ¿Qué puedo hacer?
- Intenta explicarle la situación, es pequeño pero entiende... o algo así. Tú solamente háblale y dile que lo amas tanto como al nuevo bebé. Verás que en unos días la situación mejorará
- Gracias Sara, eres nuestro ángel - iba a dejar a Miles en su cuna pero comenzó a removerse así que tuvo que llevarlo consigo a su cama. Frank se iba a molestar un poco
- Oh, y Gerard - el pelinegro se detuvo en el momento. Observó a su castaño ya dormido, haciéndole sentir un poco culpable - También deberías hablar de eso con Frank, de seguro ese hombre está más asustado por no ser el centro de tu atención que Miles.
~*~
Los días pasaban con rapidez y en un abrir y cerrar de ojos su aniversario estaba cada vez más cerca. ¡Cumplían un año!
Aún recordaba con exactitud cada detalle de aquel día: el rostro sonrojado de su pelinegro, sus ojos brillar inmensamente cuando por fin firmaron para ser una familia, su pequeña barriguita donde Miles permanecía bien cuidado... quien diría que, un año después, estarían en la misma situación.
- ¿En verdad me ayudarán? - preguntó por milésima vez
- ¡Claro! Les caerá bien un descanso de todo - dijo Ray sin dejar de comer. Parecía no prestarle atención
- Sólo cuídalo mucho, no quiero que nada malo le pase a mi hermano - dijo Mikey para luego darle una cucharada de papilla de verduras a Miles - Además... ¡llevas semanas pidiéndolo! ¡Ya te habíamos dicho que sí! - se exaspero aunque trató de guardar la calma al ver el saltito que el pequeño pegó
- Muchas gracias, de verdad. He preparado esto por meses y apuesto a que Gee...
- YavieneGerard - dijo Bob de corrido, simulando que tosía. El pelinegro se dejó caer pesadamente sobre la silla mientras Miles estiraba sus bracitos para que lo mimara.
- Casi no aguanto - dijo después de soltar un largo suspiro y coger a Miles. Sus mejillas estaban un poco rojas pero lucía demasiado tierno, o eso pensó Frank al verlo sonreírle de esa manera.
- ¿Cómo te sientes? - intervino el rubio al ver como esos dos se comían con la mirada. En serio que les urgía unasvacaciones
- Mejor, aunque todo el tiempo quiero ir al baño y ya sólo vomito en las mañanas, a medio día y en la noche... y sólo dos veces en cada ocasión - en la mirada azul se leía perfectamente un "¡¿Me estás jodiendo?!" - Sí, antes vomitada cada dos horas o podía permanecer en el baño vomitando por una hora completa, ¡Era horrible! - llevó su mano a su vientre, acariciándolo por encima de su chaqueta de cuero. El tacto se sentía extrañamente cálido y le hacía sonreír inmensamente al notar la curvatura. ¡Ya se notaba! Aunque eso implicaba llegar ropa holgada para disimular.
- Me alegro mucho aunque... luces cansado
- Estoy cansado y sigo sintiéndome débil, aunque Sara dijo que es normal
- Amor, ¿No sería genial tomar unas pequeñas vacaciones? - intervino Frank con una enorme sonrisa
- ¡Por supuesto! Además, se acerca nuestro aniversario - señaló como si recordara de repente. La verdad es que se había pasado un mes buscando el regalo perfecto para Frank y ahora lo tenía.
- Lo sé, de hecho te tengo una sorpresa - dijo con un brillo especial en la mirada, buscando en su chaqueta.
Los demás ya habían entendido que era mejor dejarlos a solas y Ray, aprovechando el imán que resultaba su afro para Miles, se llevó al pequeño para que pudieran hablar con comodidad
- La verdad es que con estos días tan ajetreados y la noticia del nuevo bebé no hemos podido estar a solas - le sonrió de manera pícara - Pero esto te encantará
- ¿Qué es? - recibió un sobre blanco. Lo abrió con la emoción haciendo estragos en su estómago, ¡Frank se había acordado y tenía una sorpresa anticipada! ¡No podría ser más tierno! - ¡Wow! - sus ojos se abrieron hasta casi salir de sus cuencas. Iero sonrió emocionado
- Siempre mencionas cuanto te gustaría ir de nuevo a la cabaña donde pasamos nuestra luna de miel y bueno, encontré esto hace unos meses... ¿Qué te parece?
- Es... - vio boletos a un sitio que no importaba y luego la fotografía donde una hermosa y acogedora cabaña era rodeada por una capa de nieve y vegetación - Hermosa
- Ya hable con Brian ¡Será nuestra por una semana! ¡Imagina, tú y yo solos...!
- ¿Y Miles? - preguntó de inmediato
- Le pedí a los muchachos que se encargaran de él - dijo como si nada - Tiene una chimenea y... - pero Gerard interrumpió su emocionada descripción del lugar
- No podemos dejarlo, no soporta estar lejos de mí - dejo la imagen y boletos de lado
- Es porque lo mismas mucho - dijo un poco molesto, su alegría parecía esfumarse a cada segundo
- ¡Pero es un bebé! ¡No podemos simplemente irnos y dejarlo una semana! - se levantó ofuscado, intentando que Frank viera su punto
- Gerard ¡No hemos estado a solas ni un segundo! Sólo será una semana, ¡no le pasará nada! Además necesitas descansar
- ¡Pero Miles...!
- ¡Pero nada! ¡Si no quieres estar a solas conmigo sólo dilo! - grito enojado sin importar la mirada de los presentes en el restaurante del hotel. Gerard permanecía en silencio, simplemente observándolo - Está seguro con Mikey, Ray, Brian... ¡incluso con Bob!
- Pero... - bajo la mirada avergonzado. Frank tenía algo de razón, siempre mimaba de más a su pequeño y en verdad necesitaba un descanso pero ¡¿Cómo dejar solo a su bebé?
- Bueno, si no quieres ir podemos hacer algo más - Frank se dejó caer derrotado. Gerard podía notar su decepción por la forma en que evitaba su mirada - Tal vez ir a un restaurante romántico - intentó sonreír pero la alegría no llegó a su ojos. Gerard se sintió mal - O hacer algo aquí... podríamos... - su Frankie seguía hablando pero no lo escuchaba.
Frank se había esforzado demasiado por cumplir todos sus caprichos, siempre estaba al pendiente de su estado y había sido sumamente paciente ante su ira asesina en las primeras semanas. Frankie había hecho demasiado por ellos y ¿él que hacía? ¡Sólo quejarse y ser una molestia! "¡Oh, dios! ¡De seguro Frankie debe estar cansado de mí!"
- O podríamos salir al parque con Miles y pasarla en familia - terminó Frank luego de unos minutos - ¿Qué quieres que hagamos? - finalmente los ojos avellana que tanto amaba vieron los suyos
- ¡Lo siento Frankie! - sin que su esposo lo esperara se lanzó a sus brazos, soltando varias lágrimas - ¡Lo siento! ¡He sido una molestia todo este tiempo y no quiero que te molestes ni que me dejes! - se aferró a su cuello. Frank intentaba no caer al suelo con Gee encima y también calmarlo. Todos los observaban
- No pasa nada, amor. No eres una molestia y si no quieres ir...
- Pero te has esforzado mucho - dijo un poco más calmado, limpiando su nariz con su chaqueta - Iremos - dijo convencido y calmado, deleitándose por ser el causante de la emoción reflejada en los ojos avellana
- No es necesario, no quiero que te sientas mal por Miles
- Supongo que tienes razón, no le hará daño despegarse de mi unos días - Frank estaba que bailaba de la emoción ¡Una semana a solas con Gerard! Incluso el pequeño Frankie estaba emocionado
- ¿Seguro? - y aunque se su vocecilla maléfica le decía "¡No seas idiota! ¡¡Ya lo tienes un tu cama por una semana!!"también se preocupada por cómo se sentiría su pelinegro al sentar tan lejos de su bebé por tanto tiempo. Jamás se habían separado más de ocho horas.
- No mucho, pero también te tengo una sorpresa - dijo con las mejillas rojas como tomates. En definitiva la suerte de Iero estaba mejorando - Sólo... ¿podría Miles dormir con nosotros hasta que nos vayamos? Es que... - bajo la mirada aunque Frank logró notar lo difícil que era para Gerard separarse de su niño
- Todo lo que quieras, mi cielo - dijo tomándolo de las mejillas, obligándolo a que lo observara a los ojos antes de besarlo con delicadeza. Ya tendría una gloriosa semana para saciar su sed y morder con descaro aquellos suaves labios
- Recuerda que no debe comer más de un dulce al día... y debe ser uno pequeño - decía Gerard con Miles en sus brazos mientras Mikey subía su equipaje al taxi - Debe desayunar puntualmente a las nueve y su desayuno debe incluir puré de frutas sin azúcar, es importante que no lo olvides - interceptó a Ray para decirle lo último - Tampoco puede tomar chocolatadas, por nada del mundo - le dijo a Brian quien llevaba el equipaje de Miles a un taxi diferente. Pasarían su semana de vacaciones en una casa rentada en una hermosa ciudad de Italia - Y debe dormir su siesta a las cinco, ni antes ni después. ¿Está claro? - le dijo a Bob por una incontable vez más. El rubio únicamente giró los ojos y asintió - Bien, supongo que es todo - observó los grandes ojos verdes de su hijo quien le devolvió la mirada, dejando de lado su juego con su camioncito amarillo - Cuídate mucho cielo, pórtate bien, nada de travesuras o hacer pasar a tus tíos un mal rato - beso las mejillas, frente y nariz de su pequeño para luego abrazarlo con fuerza - No crezcas mucho mientras tus papis no están - dijo intentando contener sus lágrimas
- Es hora, cariño - Frank ya se había despedido de su hijo y, aunque también le doliera separarse de él, tenía una hermosa semana esperándolo - Pórtate bien Miles, no mates a tus tíos - sonrió enorme deleitándose con la risita de su hijo - Te queremos mucho - besó el rostro de Miles como Gerard había hecho e incluso lo abrazo por varios minutos
- Estará bien, lo dejan en buenas manos - Ray sonrió al ver la escena. Esos dos no tenían remedio
- Si en la noche empieza a llorar será mejor que duerman con él, de seguro es una pesadilla
- Tampoco olviden su luz de noche ni cantarle una canción de cuna; no puede dormir sin una - dijo Frank distraídamente, dándole la espalda a los demás para que no vieran un par de lágrimas traicioneras
- Te amo mucho Miles - dijo Gerard una última vez antes de abrazar sus amigos y hermano - Gracias chicos, cuídenlo mucho
- No te preocupes, vayan y disfruten sus vacaciones - dijo Bob con una sonrisa cómplice, aceptando a Miles en sus brazos.
- Adiós cielo, cuídate - se despidió Gerard una vez más antes de subir a su taxi y partir por una semana
- Papá - Miles sonrió a sus padres, viéndolos avanzar hasta desaparecer de su campo de vista.
- Bueno, te toca primero Bob - de la nada aparecieron un taxi más.
Ray, Mikey Brian subieron sus maletas al taxi que acababa de llegar en menos de un segundo. Habían olvidado decirles a los preocupados padres que se turnarían para cuidar a Miles puesto que también querían descansar y ¿Qué mejor que en la playa?
- ¿Seguro que lo podrás cuidarlo tú solo? - dijo Mikey antes de abordar su taxi. Bob se había ofrecido para ser el primero en cuidar a Miles. Estaría con él un día completo y luego vendría Ray para que él se marchara a Roma por dos días completos
- No se preocupen de nada ¿verdad Miles? ¡Nos la pasaremos bien! - levantó al pequeño por encima de su cabeza, provocándole una risita - En serio Mikey, ¿Cuánto trabajo puede dar este angelito?
- Bueno, cualquier cosa puedes llamarnos, vendremos de inm...
- Te pareces a Gerard ¡Tranquilo! Los niños pequeños me aman
- Buena suerte entonces - dijo Mikey antes de que el taxi partiera.
- Nos veremos pronto, ¿no es así Miles? - el pequeño sólo lo observó detenidamente y luego soló una risita. Sería una semana estupenda.
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