3. ¡Quiero a Sara! | Mes 2

El silencio reinaba en aquella pequeña pero lujosa sala, ni siquiera el aleteo de una mosca e incluso en sonido de las respiraciones de todos parecía mantenerse en los más bajos decibeles.
- Entonces... - comenzó el hombre frente a él - ¿Ya lo pensaron o...?
- No hay nada que pensar, por supuesto que tendremos a este bebé - dijo decidido, colocando su mano derecha sobre su vientre plano y sintiendo la mano de Frank apretar la otra.

Por su parte Brian soltó el aire que retenía.
- ¡Muchas Felicidades! - exclamó Ray de repente, rompiendo la tensión en la habitación y logrando que en el rostro de los seis hombres se dibujara una enorme sonrisa - Mamá me estuvo dando cursos para tejer así que si me permiten.... - dijo sacando una caja de quien-sabe-donde
- ¡Nada de eso, Toro! - se levantó Mikey, golpeando la mesa con fuerza - Como el tío oficial del futuro bebé yo me enc...
- ¿¡Y qué somos nosotros!? - dijo Bob enojado, callando a Toro y Way menor. En menos de un segundo su atención se enfocó en los futuros padres, en especial en cierto pelinegro - Ayer te compre esto, Gee - dijo pasándole un pequeñogatito azul de felpa - Ya sabes, para tu nuevo bebé - sonrió enorme al ver la cara de Gerard. Mikey y Ray comenzaron a batallar entre ellos
- Gracias Bob - dijo tomándolo, sus ojos brillando con ternura - Es perfecto - estaba por abrazar al felpudo amigo cuando alguien más interrumpió sus acciones
- ¡Pa-pa! - Miles, desde el regazo de Frank, estiró sus manitas. Quería el gatito
- Es para tu hermanito, cielo - le dijo Frank pero el pequeño insistía
- No hay problema, también traje uno para él - de la nada Bob puso frente a Miles un gatito casi exactamente igual al que sostenía Gerard, sólo que éste era blanco.

De inmediato Mikey y Ray expandieron su pelea hasta alcanzar a Bob, ahora los tres discutían sobre quién era el padrino oficial de Miles, quién lo sería del nuevo bebé e incluso quien había consentido más a Gerard con su anterior embarazo. Mientras tanto, los padres observaban sin perder detalle el cómo Miles mordía el gatito de felpa y balbuceaba un montón de cosas hacía sus padres quienes, con una gran sonrisa, respondían y mimaban a su pequeño
- ¡Ok, es suficiente! - Brian había observado toda la escena con ojos de ternura pero cambió su semblante a uno preocupado hacia el vocalista - Ahora Gerard, deberías... - pero antes de indicarle nada, el nombrado huyo a velocidad record de la habitación - ¿Qué le pasa?
- Lleva toda la mañana con eso, iré a verlo - Frank pasó a Miles a los brazos de Mikey antes de correr a encontrar a su pareja
- Ha adelgazado un poco ¿no creen? - cuestionó Bob
- Pues Gerard me dijo que se ha sentido mal por un buen rato - dijo Ray, tratando de que Miles soltara su afro
- Es mejor que vea a un médico - dijo Brian buscando en su agenda - Podría contactar a alguno antes del concierto de mañana y...
- Nada de eso - dijo Gerard entrando a la habitación completamente pálido - Llamé a Sara pero no contesto, le dejé un mensaje y...
- No traeremos a esa mujer desde el otro lado del mundo sólo porque estás embarazado - dijo Brian, callándolo de inmediato - Contactaré a cualquier obstetra y no quiero escuchar quejas
- ¡Pero no es cualquier mujer! ¡Es Sara! - debatió el pelinegro como si fuera la cosa más obvia del mundo. Por su parte Frank simplemente tomó asiento en silencio y con una mirada hizo que sus compañeros hicieran lo mismo. El show iba a comenzar - ¡No dejaré que cualquier persona me ande tocando! ¿No Frankie? - volteó buscando apoyo. Frank simplemente asintió enérgicamente, no quería contradecirlo.

La semana que tuvieron de descanso Gerard se la había pasado extremadamente bipolar y su cuerpo era testigo de ello con varios moretones en los brazos, sin olvidar la patada en la entrepierna de aquella vez. "Calladito me veo bonito"pensó.
- ¡No seas infantil! Concertaré una cita y te callas - Brian se apartó del pelinegro dispuesto a llamar a su contacto cuando un fuerte agarre en el hombro le hizo soltar el teléfono - ¡¿P-pero qué...?!
- ¡Quiero a Sara! - Gerard lo tomó del cuello de su camisa negra y pego sus frentes - ¡¿Entiendes?! - su voz sonó más profunda y sus ojos brillaban con un instinto-hormonalmente-asesino
- S-si
- Perfecto - y como si nada hubiera pasado, abrazo a Brian con fuerza para luego besar su mejilla y quitarle a Mikey a su pequeño - Tengo hambre, quiero una hamburguesa - dijo saliendo de aquella Sala
- ¡JA! Eres una nena Schechter - se burló Frank, apoyándose cómodamente sobre la silla
- ¡FRANK! ¡MUEVETE, QUE TENEMOS HAMBRE! - el grito repentino hizo que todos, en especial el nombrado, saltaran en sus lugares
- ¡Ya voy cielo! - grito para que Gerard le escuchara - Una nena - con un dedo acusador se burló de su representante para después correr con su amado y cariñoso esposo.


~*~


- Y con ustedes... ¡¡MY CHEMICAL ROMANCE!! - gritó enérgicamente el hombre con numerosos tatuajes y cabellos negros, dándoles la bienvenida. De inmediato los cinco tomaron sus posiciones en el escenario para comenzar a cantar.

Luces de colores brillaban por todo el lugar mientras la guitarra de Ray y Bob en la batería comenzaban con "I'm not Okay", una de las tres canciones que tocarían en la reconocida televisora de España.

En cuanto su turno se veía más cerca se preparaba mentalmente para dejar pasar el mareo; se sostuvo de la base del micrófono y comenzó a cantar, moviéndose lentamente para que su cabeza dejara de dar vueltas y durante los doce minutos siguientes luchó por mantenerse de pie, por no dejar que las horribles ganar de vomitar le vencieran sin antes presentar pelea.

Se sentía tan cansado y absolutamente todo le dolía "No recuerdo que esto fuera tan horrible"

Cuando la última nota de "Prison" vibró soltó un largo suspiro, cerrando los ojos para que el malestar pasara y pudiera moverse de su lugar e ir con aquel sujeto a que los entrevistaran "Esto es horrible"
- ¡Vaya, vaya! ¡Es un gusto tenerlos de vuelta! - dijo el sujeto. En cuanto tomó asiento junto a aquel hombre notó que algo andaba mal - Díganme, ¿Qué se siente estar a la mitad de una gira tan exitosa como lo ha sido esta? - entonces aquel sujeto se giró en torno a él con una enorme sonrisa y micrófono en mano. "¡Dios!" pensó y antes de poder llevar una mano a su nariz para protegerla del fétido olor que desprendía el tatuado hombre, su estómago le traicionó y terminó vomitando en los converse de su entrevistador.

Tres largas arcadas y sentía que moriría de vergüenza. Su rostro estaba rojo y nada tenía que ver el esfuerzo de vomitar por doceava vez en el día
- ¡Gerard! - sintió los brazos de Frank sostenerlo de la cintura y apartar su cabello de su rostro mientras seguía vaciando su estómago. Escuchó también al sujeto comenzar a quejarse mientras alguien más gritaba "¡Corten!" - Gee, ¿estás bien?
- Frankie... - dijo entre lágrimas. Ni siquiera notó en que momento comenzó a llorar - Sácame de aquí


Dos horas después Gerard seguía en la misma posición que hacía veinte minutos: de rodillas, abrazando el retrete mientras vaciaba su estómago una milésima vez
- Comienzas a preocuparme Gee - dijo Frank entrando al reducido baño de su habitación - Sara no ha contestado, ¿no crees que sería mejor ir con otro obstetra?
- Pero Sara es nuestra obstetra - dijo caprichosamente, dejando a Frank llevarlo a la cama - Además... ¿qué tal si el nuevo obstetra me cree un fenómeno? - se recostó sobre la cama donde Miles jugaba con cubos de colores - ¡Hola, mi amor! - Miles sonrió al verlo y comenzó a balbucear y levantar sus bracitos para que le cogiese entre los suyos - Eres tan tierno - dijo llenando la regordeta mejilla de besos y provocándole más risitas.

Frank observaba la escena fascinado, admirando al hombre que tenía como esposo y amándolo un poco más a cada segundo, sin mencionar el amor que sentía por su pequeño además de un poco de envidia
- Ven con papá, Miles - el ojiavellana extendió sus brazos pero el pequeño sólo se abrazó más a Gerard
- Ve con papi Frank, cielo
- ¿Pank? - dijo Miles volteando a ver a Frank con sus ojitos verdes observándolo con curiosidad
- Ven cariño - pero Miles no soltaba Gerard - Creo que consientes demasiado a ese niño
- ¿Cómo no hacerlo si es mi bebé? - frotó su nariz en la tersa mejilla - Mejor descansemos, ha sido un día horrible - se metió bajo las mantas con su niño entre sus brazos
- De acuerdo, pero deberíamos...
- Frank - lo calló antes de que dijera más - Yo quiero a Sara


~*~


- Sí mamá, sí - decía una incontable vez más - Estamos bien
- ¡Pero no han ido con ningún médico! - dijo su amada madre - ¿¡Cómo puedes asegurar que está bien!?
- Es que Gerard no quiere ver a otro médico, ma - se dejó caer sobre la cama, provocando que Miles rebotara y soltara una pequeña risita.
- Pero debe revisarse - dijo su madre, de nuevo - ¿Qué tal si algo va mal? ¿No se suponía que ya no podía tener más bebés?
- Sí ma, pero no sabemos que paso, por eso queremos comunicarnos con Sara
- Iré a su consultorio, no te preocupes - escuchó la voz de su amada suegra. Por un segundo temió por la vida de la mujer que ya consideraba su amiga al imaginar a las dos abuelas buscándola por todo EU
- Gracias Donna, debo irme... Gee lleva toda la mañana en el baño
- Cuídate cielo y cuida mucho más a mi dulce Miles
- Lo haré ma
- Y Frank - dijo Donna con tono serio - Espero que te controles un poco y dejes de embarazar a mi hijo, ¿de acuerdo?
- Jeje, de acuerdo - mordió sus labios. Por el tono de Donna, no estaba nada contenta - Adiós

En cuanto cortó la comunicación llevó sus manos a su cara, frotándola levemente. Al menos esta vez fueron lo suficientemente inteligentes como para avisarles a sus progenitoras antes de que éstas se enteraran por su cuenta e hicieran todo un embrollo, como la última vez
- ¿Cómo vas, Gee? - llamó desde su lugar en la cama Como única respuesta escucho una nueva arcada desde el baño - No quieres que...
- Encárgate de Miles - fue lo único que dijo Gerard antes de seguir vaciando su estómago.

Ya llevaban dos semanas con la misma situación, las náuseas de Gerard parecían no detenerse y cada vez le veía más delgado.

Le había insistido infinidad de veces que fueran con otro obstetra pero su esposo seguía negándose bajo la excusa de que podrían tratarlo como un fenómeno. Por su parte trataba de apoyarlo pero eso no quitaba que se preocupara por verlo tan pálido y cansado. Inclusive ya habían cancelado dos conciertos porque su amor no dejaba de sentirse mal.
- Papapa - dijo Miles - Babadabadada - balbuceaba - Papa
- Papa Gee está en el baño, cielo - fue a la maleta buscando un pañal nuevo - Sólo estamos tú y yo - su pequeño soltó una risita y como reflejo una enorme sonrisa se dibujó en su rostro - Veamos que sorpresita tienes para papá Fra-ank - canturreó - Oh dios... ¡Gerard! - gritó pero el sonido de la regadera le avisó que estaba solo en eso - No puedo creer que algo tan lindo como tú haga esto - exclamó con pesar y un poco de asco mientras su nene soltaba otra risita.


Tomando una ducha Gerard no dejaba de darle vueltas al asunto. Las últimas tres semanas habían sido todo un desastre, en medio de dos entrevistas había terminado vomitando todo lo ingerido hasta el momento y tuvieron que cancelar tres conciertos porque su cabeza daba demasiadas vueltas como para poder mantenerse en pie. Por lo menos había perdido cinco kilos puesto todo lo que comía lo vomitaba en menos de un segundo y su fatiga era tal que incluso se quedaba dormido mientras le daba su biberón a Miles.

Todos le habían regañado por ser tan testarudo y no querer ver a otro médico que no fuera Sara quien, en las tres semanas que llevaba llamándola día y noche, no le había contestado. Pero ¡vamos! Tenía sus razones para no llamar a alguien más; en primera estaban yendo de un país a otro en menos de una semana y el cancelar la gira no entraba en los planes, segundo, ¡Era un hombre! Había un montón de personas con la mente cerrada por el mundo y le aterraba la idea de que le hicieran algo... o a Miles. En tercera, tenía miedo, mucho; según recordaba no se había sentido tan mal en los primeros meses que tuvo a Miles, ¿Y si algo estaba mal? ¡Jamás se lo perdonaría! "Es por eso que debemos ver a un médico" le decía Frank todas las noches cuando le daba por ponerse a llorar

Como fuera, no pensaba exponerse y no pensaba ver a alguien más que no fuera Sara. De todas formas ¿Qué era lo peor que podría pasar?


~*~


- ¡Mira Miles, esos son tus padres! - señalo Brian el televisor donde supervisaba a sus muchachos.

Miles siempre era llevado a donde sea que fueran sus padres, incluso los conciertos. Siempre había una habitación insonorizada para no molestar al pequeño y él siempre era el encargado de supervisarlo
- Hacen un buen trabajo ¿no? - sus ojos se posaron en la mirada verde del infante, quien mordía con insistencia el gatito que Bob le había regalado - Supongo que si

Sin previo aviso Miles empezó a llorar y por más que Brian lo arrullara o intentara distraerlo su llanto no menguaba e incluso había empezado a llamar a sus padres
- ¿Qué pasa? - intentaba calmarlo hasta que su atención se desvió un poco hacia sus muchachos. Palideció de golpe - ¡GERARD!


La luz lastimaba sus ojos a pesar de tenerlos cerrados, su cabeza martillaba con el leve murmullo que su aturdido sentido del oído alcanzaba a percibir. Todo se sentía muy denso y su cuerpo no reaccionaba bien. "¿¡qué diablos...!?"
- ¡GERARD! - escuchó la muy conocida voz de Frank, sintiéndose aliviando al sentir su cálido contacto contra su mano fría - ¡Amor!
- ¿F-fra-ankie? - abrió los ojos de a poco, acostumbrándolos a la luz - ¿Q-que...?
- ¡Mi amor! - sin embargo Frank no lo dejó continuar pues se lanzó a sus brazos, estrujándolo contra su pecho - ¡Me tenías tan preocupado! - dijo abrazándolo más fuerte. Pronto sus demás sentidos regresaron auqnue un poco torpes
- ¿Qué paso? - encontró que se hallaba con Frank en una habitación, nadie más - ¿Y Miles? - se alarmó
- Está dormidito, mira - se hizo a un lado para que Gerard viera a su pequeñito durmiendo plácidamente rodeado por almohadas sobre un gran sofá, evitando que callera
- ¿Qué paso? - insistió, sacando una mueca extraña del rostro de Frank - ¿Frank?
- ¡En nombre de todos los cielos! - entró alguien más a la habitación azotando la puerta y provocando que Miles se removiera - ¡GERARD ARTHUR WAY LEE, ERES UN CABEZOTA! - le aventó una almohada al rostro - ¡¿CÓMO DIABLOS SE TE OCURRE NO IR CON UN MÉDICO ESTANDO EMBARAZADO?!
- ¿S-Sara? - sus ojos brillaron en cuando se posaron en el cuerpo de la delgada mujer
- ¡Es por eso que los hombres no tienen bebés! - y sin decir otra palabra más, atrajo al pelinegro a sus brazos - Felicidades, cariño

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