2. Apenas comienza | Mes 1

- ¡Acá tengo el sobre! - exclamó la animada chica que vestía una bata rosa - Veamos... - dice abriendo el sobre con cuidado, sacando un montón de papeles.

Ambos permanecen en suspenso, como si todo pasara en cámara lenta mientras la chica comienza a revisar lentamente hoja tras hoja.

Gerard muerde sus labios y aprieta sus manos sobre sus rodillas, Ray nota lo estresado y nervioso que está así que sin dudarlo toma su mano y aprieta levemente, "Todo estará bien"dice despacio y Gerard asiente, soltando un largo suspiro.

- Veamos - vuelve a decir la chica y una enorme sonrisa se dibuja en su rostro "Ay, no..." - El resultado es... positivo ¡Felicidades! - Ray palidece y suelta la mano del pelinegro
- ¿E-estás segura? ¿No existe posibilidad de algún error? - suelta tratando de aparentar una calma que no siente - Sólo para estar seguros, no queremos emocionarnos y luego...
- ¡Nada de eso! El resultado es cien por ciento confiable, ¡Muchas felicidades! Su esposaestará muy feliz - dice regresando todos los papeles al sobre - Debe venir y hacer cita con el obstetra, debe atenderse cuanto antes - también saca un pequeño frasco - Estas son las vitaminas que debe tomar durante todo el embarazo, aunque claro, ya debe saberlo - ríe quedo. Ray sólo sonríe tensamente - Ella vino con su pequeñito, un niño demasiado dulce
- Amm.... ¿sería todo? - voltea a ver a Gerard, el pelinegro está serio y pálido. No es una buena señal
- Sí, y de nuevo ¡felicidades! Un nuevo bebé llenará su hogar de felicidad - Ray se despide de ella y toma la mano de Gerard para que se mueva - ¡Salude a su esposa Geraldine de mi parte! - grita desde su lugar mientras ellos avanzan para abandonar el hospital.

El camino dentro de la van es silencioso, Ray observa con preocupación cómo Gerard sigue con la mirada perdida, no ha dicho nada, no se mueve, no nada. "Estamos en problemas"
- Gee... ¿Estás bien? - pregunta pero no hay respuesta - ¿Cómo te sientes? Tal vez quieras vomitar, podríamos detenernos si es lo que necesitas - sin respuesta todavía - Gee... ¿Vas a matar a Frank? - el pelinegro despega sus mirada de la ventana para posarla sobre sus ojos cafés por un segundo, mismo en el cual teme por su vida - Ok, me calló

Entonces vuelven a sumergirse en un mortal silencio, Ray mueve su pie con desesperación mientras que, de reojo, no pierde detalle de cómo el pelinegro cierra sus puños y los aprieta hasta que sus nudillos están blancos o como su quijada están tensa e inclusive puede escuchar el rechinar de sus dientes "Mierda Frankie, ¡huye!"

Al cabo de veinte minutos han arribado al recinto donde, al día siguiente, darían un concierto. Gerard es el primero en bajar y con sobre en mano apresura su andar, atravesando pasillos, el camerino, backstage hasta llegar donde los demás están. Conforme se va acercando la mirada de su esposo, hermano y mejor amigo se posan sobre él, puede escuchar a Bob diciendo algo que en realidad no le importa, sólo tiene un objetivo en mente.
- ¿Dónde estaban? - pregunta Mikey pero le ignora
- Hola Gee - Frank se acerca para besarlo pero entonces sus emociones explotan cual olla a presión
- ¡¡Eres-un-IDIOTA!! - dice entre dientes antes de darle un fuerte puñetazo en el hombro y luego varios golpes leves en el pecho - ¡¡TE LO DIJE, IDIOTA!! - todos se sorprenden al ver cómo sigue gritando a Frank y éste intenta calmarlo - ¡¡TE DIJE QUE USARAS UN MALDITO CONDÓN!! ¡¿ME HICISTE CASO?! ¡¡NO!!
- ¡¿Q-qué?! - pregunta Mikey. Frank palideció de golpe pero es lo que menos le importa
- ¡¡IDIOTA!! - grita una última vez antes de arrojar el sobre a Frank y después tomar a su hijo en brazos para salir de ahí a toda velocidad
- Hola Gee - le saluda Brian amablemente pero no tiene tiempo para él
- ¡¡MUÉVETE!! - le grita a todo pulmón, seguido de eso escucha un golpe seco aunque ni se inmuta y sigue su camino.

Sin pensarlo dos veces pasa al camerino por el bolso con las cosas de Miles y luego se encamina a la van donde se sube y cierra dando un portazo. El conductor salta sobre su asiento y le mira con cautela por el retrovisor
- Llévanos al hotel - dice al tiempo que acomoda a Miles en su sillita
- ¿Pero no deberíamos esper...?
- ¡AHORA! - grita a todo pulmón, ocasionando que el pobre conductor de otro salto y asienta nervioso, poniéndose en marcha.

En realidad, sentía que aún no sacaba todo lo que su interior guardaba, seguía sintiéndose un poco adormilado y en shock. Otro bebé cuando apenas hacia siete meses había tenido al primero, otra nueva vida que se integraría a su pequeña familia, otra vez todos aquellos cambios... "¡Diablos!"

Tratando de relajarse, una vez en el hotel, pidió a recepción algo para comer y también algo para su pequeñito aunque en cuanto probó un bocado su estómago no lo aceptó y termino de rodillas frente al retrete, sintiendo algo amargo en su pecho, y cuando intentó levantarse su mundo dio vueltas, haciéndole golpearse en la muñeca al evitar caer.
- Esto no es bueno - dijo frotando su cara con desesperación, captando a los pocos segundos como su niño balbuceaba un montón de cosas. Inconscientemente llevó una mano a su vientre - Tendrás un hermanito, mi cielo - susurró con una enorme sonrisa, dejando que varías lágrimas surcaran su rostro en un intento por liberar todos aquellos sentimientos guardados en su interior.

Cogió a su hijo en brazos y lloró en silencio bajo la atenta mirada de un par de ojos verdes llenos de curiosidad, lloró hasta que se sintió sólo un poco más ligero, entonces llevó a Miles a la ducha para quitarle los restos de papilla y polvo por todo su cuerpecito.

La noche caía y Frank aún no llegaba.

~*~


La noche caía lentamente sobre aquella hermosa ciudad, las luces se prendían de a poco mientras los autos avanzaban entre el tráfico. Todo lucía en calma mientras la van seguía su curso y él observaba con la mirada perdida, las palabras de Gerard seguían resonando en su cabeza
- Bien, ya hablé con la disquera y al parecer están ideando algo así que tendrán una semana de vacaciones - dijo Brian, terminando con el silencio que los cubría con su manto
- ¿Estaban enojados? - preguntó Bob desde el asiento de en frente. Brian sólo hizo una mueca
- Quiero que se queden en el hotel, nada de desaparecer o embarazar a alguien más, ¿de acuerdo? - dijo dirigiéndole una mirada significativa entre la burla y el enojo - Ya llegamos, disfruten su semana

La van se detuvo frente al hotel y una vez que los cuatro muchachos de My Chemical Romance bajaron, ésta llevo a su representante a otro lugar, de seguro a arreglar el nuevo embrollo en el que se habían metido
- ¿Cómo te sientes, Frankie? - le pregunto Ray, pasándose la bolsa con hielo
- No lo sé - respondió sincero. Su cuerpo dolía por haber caído en el duro suelo, pero su mente estaba preocupada, seguía en un estado de shock por la noticia, ¡Otro bebé!
- Espero que Gerard no te mate, grita si puedes e iremos a rescatar tus restos - le dijo Mikey con una sonrisa torcida, provocando que frunciera el seño

El ascensor los llevó al piso número cinco donde todos bajaron y fueron en diferentes direcciones hacia sus habitaciones. Todos, menos Mikey, le desearon buena suerte con la mirada y una leve palmada en el hombro.

Se quedó unos segundos frente a la puerta y cuando se decidió a por fin entrar recordó que la llave la tenía Gerard "¡Genial!".

Tomó una gran bocanada de aire para tratar de relajarse mientas sus cerebro seguía trabajando en las emociones en su pecho ante la idea de ser padre, de nuevo.

"Aquí vamos" pensó y dio tres ligeros golpeteos. Esperó pacientemente pero luego de unos segundos considero el pedirle asilo a Bob hasta que Gerard se calmara, su hombro ahora estaba rojo y apostaba a que al día siguiente sería un tremendo moretón. "Ok Frankie, tocas de nuevo y si nadie abre corres con Bob, te escapas a alguna isla perdida y ruegas porque Gerard jamás te encuentre. Uno, dos..." pero entonces la puerta se abrió de golpe, justo cuando iba a comenzar a correr
- H-hola - saludo tímidamente, encogiéndose en sí mismo ante la mirada fría de Way
- Te toca cuidarlo, me daré una ducha - le paso a Miles quien mordía su puño
- Esta bien - susurró despacio al tiempo que la puerta del baño se cerraba con fuerza - ¡Fuiff! Me alegra que estés aquí cielo, de lo contrario tu papi ya me habría matado - le dijo con una sonrisa a Miles, quien únicamente le dedicó una enorme sonrisa y siguió mordiendo su manita.

Entró con cautela a la habitación encontrando todo en completo orden, una pequeña manía de Gerard cuando estaba molesto "Y vaya que está molesto" pensó al ver su ropa perfectamente doblada en la maleta.

Sin más sentó a Miles sobre la mullida cama y comenzó a jugar con él, deleitándose con la risita de su hijo mientras su cerebro seguía procesándolo todo.

Tener otro bebé, lo habían pensado pero aún era demasiado pronto y Miles por su cuenta era un pequeño huracán que devoraba todo a su paso cuando se lo proponía. No era su culpa haber embarazado a Gerard de nuevo, Sara les había dicho que no era posible así que ¡¿cómo diablos iba a saber?! Gerard no tenía derecho de estar tan molesto y cuando saliera de su ducha se lo haría notar, no era su culpa que estuvieran en esta situación de nuevo, se lo diría y le exigiría una disculpa por la manera en que lo trató "En cuanto salga yo..."
- ¿Por qué demoraste tanto? - saltó en su lugar con el corazón latiendo a velocidades vertiginosas
- Y-yo...
- Miles ya se durmió - dirigió sus ojos avellanas al pequeñito que yacía en la cama completamente dormido. ¿En qué segundo se había quedado dormido y porque no lo había notado? - Ven acá - susurró Gerard, llevándolo a su cuna donde le arropó

Se quedó quieto por un minuto y después se acercó a la habitación especial dentro de la suya destinada para Miles y para darles un poco de privacidad. Desde el marco de la puerta veía a Gerard acomodar las mantas mientras tarareaba una canción de cuna y su hijo seguía bien dormidito.

Estuvo un minuto fuera hasta que un débil sollozo escapó de los labios provocadores de su esposo
- No llores Gee, no me gusta verte llorar - el pelinegro dejó que lo sacara de la habitación de Miles y una vez fuera explotó
- ¡¿Cómo quieres que este?! ¡¡ESTOY EMBARAZADO!! - lo empujo provocando que retrocediera - ¡Voy a tener otro bebé! ¡Miles ni siquiera tiene un año!
- Pero no es mi culpa - susurró despacio, su espalda chocando con la pared - Sara dijo que no era posible... ¡Es culpa de ella en todo caso!!
- ¡Claro! ¡Como ella es una caliente que sólo quiere llevarme a la cama!
- ¡Cálmate Gee!
- ¡NO ME DIGAS QUE ME CALME! - gritó más fuerte que las veces anteriores, intentando darle un rodillazo al pequeño Frankie
- ¡Hey! - aprisionó las manos del pelinegro quien comenzaba a darle de manotazos - Cálmate Gee, por favor - susurró despacio con el corazón latiendo con rapidez. Apenas caía en cuenta de lo hermoso que se veía su pelinegro con el rostro enrojecido
- ¡Suéltame, idiota! - con todas sus fuerzas se soltó del agarre de Iero, haciendo que la espalda de este chocara con fuerza contra la pared - ¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡¡OTRO HIJO, IERO!! ¡¡Todo por no usar un mald...!! - toda protesta quedo callada bajo los demandantes labios de Frank - ¡No Frank! - le empujo e intentó voltearse pero Iero aprovecho para atacarlo a besos.

Gerard intentaba apartarlo y seguir sacando toda la ira acumulada en su interior pero Frank había invertido papeles y lo tenía apresado contra la pared con sus manos por encima de su cabeza y ahora besaba su cuello como hambriento
- Déjame Frank - dijo un poco menos convencido, sintiendo un fuego encenderse en su interior ante las rudas caricias de su esposo. La ira se apaciguaba y aquel fuego le rogaba por más contacto con la piel de Frank - ¿Acaso no me escuchaste? - intentó quitárselo pero Frank estaba haciendo acopio de todas sus fuerzas - ¡Frank!
- Vamos a tener otro bebé, ¿Qué importa? - soltó en un jadeo - Me encantaba como te veías con tu barriguita - coló su mano algo fría sobre la cálida piel de su vientre, provocándole un respingo - Te amo, ¿me amas? - Gerard seguía apresado bajo el cuerpo de Frank pero sus palabras y caricias surtieron efecto, había bajado la guardia.
- S-si
- ¿Entonces qué importa? - volvió a atacar sus labios, esta vez soltando las manos del pelinegro que presurosas fueron a enredarse en su cabello - Tengamos otro bebé - dijo entre besos - Repoblemos el maldito planeta - logró colar una mano hasta apretar el trasero de su esposo quien soltó un largo gemido
- Pero la banda...
- Olvídalo todo, sólo disfruta el momento

Sin esperar respuesta hizo que enredara sus piernas en su cintura y lo llevo hasta la cama donde le dejo caer con suavidad. La ropa comenzó a volar en todas direcciones entre un montón de caricias y uno que otro rasguño hasta que ambos se encontraron completamente desnudos y con una ligera capa de sudor cubriendo sus cuerpos
- Te amo, te amo tanto - decía Frank besando cada centímetro de la piel amada, mordiendo de vez en cuando para marcarla como suya - Me encanta cuando te enojas y quieres matarme
- Quiero matarte - dijo Gerard con dificultad. Frank había colado una mano entre sus piernas - Apenas había recuperado mi peso... ¡AH! - soltó un gritito de placer en cuando un curioso dedo se aventuró en sus entrañas - Debí castrarte cuando pud- ¡AAHHH!! - gritó más alto cubriendo su boca para no despertar a su bebé. Frank ya tenía dos dedos en su interior.

El tiempo se detuvo para los dos, las caricias no bajaron su intensidad en ningún momento; Gerard arañaba de arriba abajo la espalda amplia de Frank y éste hacía lo propio con los muslos ajenos para tomar impulso y embestir dentro de su pareja. El calor los llenaba y la luna era la única testigo de aquel momento de amor donde ambos dejaban salir todas las emociones reprimidas a lo largo del día.

Gerard decía quedamente el nombre de Frank una y otra vez seguido de algún insulto mientras el castaño no dejaba de repetir palabras de amor a su oído. Con el tiempo habían aprendido a ser silenciosos en cuanto a sus encuentros puesto que no querían perturbar los sueños de su dulce angelito aunque eso no evitaba que, llegado el momento, el pelinegro comenzara a jadear y gritar más fuerte mientras Frank hacía lo propio, ambos perdidos en el placer de tenerse el uno al otro.
- ¡FRANK! - jadeo Gerard antes de correrse entre sus estómagos. El orgasmo lo golpeo tan fuerte que casi pierde el conocimiento, una de las ventajas de ser hormonal estado - Te amo - susurró con la voz rota en cuando Frank soltó un gruñido y se desplomo sobre su cuerpo
- También te amo - beso su frente tiernamente y salió de su interior, suspirando tranquilo al notar que Gerard había olvidado toda su ira "El plan funcionó" se felicitó
- Frank... ¿no usaste condón? - preguntó Gerard alarmado, sintiendo algo cálido salir entre sus piernas y su ira renacer - ¡FRANK!
- Creo que es un poco tarde, ¿no crees? - dijo burlón, ganándose un nuevo puñetazo y futuro moretón en el otro hombro - ¡Ouch!
- Idiota - dijo con el rostro rojo. Nuevamente había sucumbido ante la pasión, olvidando por completo su objetivo: darle la lección de su vida a Iero
- Tranquilo, no creo que te puedas embarazar más - soltó una risita que le hizo merecedor de otro golpe
- No es gracioso, ¿Qué vamos a hacer? - se recostó de lado, acariciando levemente su vientre donde una nueva vida crecía
- Ya te lo dije, amo como te ves con barriguita
- Pero... - intentó replicar con el rostro rojo como tomate pero Iero le hizo callar con un apasionado beso
- ¡Vamos Gee! Somos unos padres geniales - lo abrazó los la cintura, acomodándose hasta que Gerard quedó sobre su pecho y el acariciaba sus caderas de manera sugerente - Un hermanito para Miles no vendría nada mal... o ¿Acaso no lo quieres? - pregunto de repente
- ¡Claro que lo quiero! - dijo de inmediato, sintiendo como su corazón se estrujaba ante la idea de no tener a su nuevo bebé - Es sólo que... tengo miedo
- No te preocupes cielo, todo saldrá bien
- ¿Cómo puedes estar tan seguro?
- Tú confía en mí - lo beso tiernamente - Todo saldrá bien
- De acuerdo

Frank sonrió inmensamente mientras su mente volaba a meses atrás cuando se dedicaba a consentir todo capricho que su adorado pelinegro deseara, a como sus mejillas siempre tenían un jugoso tono rojizo y sus suaves muslos habían ganado un poco más de volumen por su aumento de peso.

Recordó como el vientre de Gerard se iba abultando con el pasar de los días y con ello su necesidad de estar siempre con él, bajo las mantas... Sí, en definitiva quería tener otro bebé.
- Frankie - susurró el pelinegro desde su pecho
- ¿Qué pasa amor? - giro para poder ver los ojos de su amado brillar bajo la luz de la luna
- Sólo quería... - pero no dijo nada más, en su lugar un fuerte rodillazo le hizo soltar un par de lágrimas y doblarse sobre si mismo, llevando sus manos a la zona afectada - Te lo mereces Frankie - Gerard beso la punta de la nariz de Frank antes de ayudarse con sus pies para tirarlo de la cama.
- Ah... - soltó un jadeo muy agudo, retorciéndose en el suelo "Ok, creo que lo tenía merecido"
- Descansa Frankie, que esto apenas comienza

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