14. Extra 2: Planes malvados

- ¡Oh sí! - sus manos apretaron las sábanas, estrujándolas hasta que sus nudillos estaban blancos - ¡No pares!
- ¡Frankie! - aquel gemido y las uñas de su hermoso pelirrojo enterrándose sobre su pecho. Era más de lo que podía soportar
- ¡Gee! ¡E-eres tan... AAHH!! - gimió especialmente fuerte cuando Gerard comenzó a saltar con más ahínco.

Hacía tanto tiempo que no la pasaba bien, sin un maldito condón de por medio que le impidiera disfrutar por completo de su amado esposo, sin preocupación de dejarlo embarazado porque ¡ya lo estaba!

Sin duda amaba desde ya al pequeñito o pequeñita en el interior de su pareja.
- ¡¡FRANK!! - su nombre en forma de gemido/grito, luego la cálida esencia de su pelirrojo sobre su estómago y pecho seguido del peso ajeno caer sobre él. Su calor y delicioso olor inundando sus sentidos.

Sin esperar a que su pareja se recuperara, lo tomó de las caderas para seguir moviéndolo, embistiendo con fuerza y rapidez, deleitándose por los melodiosos gemidos en su oído.

Poco le importó dejar sus dedos marcados en la blanca piel, estaba tan cerca...
- ¡Frankie... e-eres tan... AH! - sus extremidades comenzaron a temblar junto con aquella deliciosa presión en su bajo vientre que le indicaba que estaba a punto. Sólo un poco más, sólo... - Eres tan grande - susurró con voz ronca y las mejillas rojas

Listo, era todo lo que necesitaba. Sin más se dejó ir por completo, vaciándose dentro de su amado esposo quien únicamente gimió más fuerte en su oído y dejó caer su peso por completo sobre él, aprovechando que ahora no era una pelota gigante. ¡Benditos tres meses de embarazo!
- Frank...
- ¿Mmm? - dijo todavía en su cielo personal, sintiendo los latidos ajenos en aquella estrecha cavidad.
- Frankie - Gerard volvió a gemir, comenzando a moverse aprovechando que aún estaba dentro de él. Su cerebro se derritió más, si era posible - ¿Me quieres?
- Te amo, te amo demasiado - dijo automáticamente, besando el hombro de su pelirrojo
- ¿Qué tanto? - la voz de Gerard sonaba interesada pero, en su estado de estupidez post-orgasmo, poco le importaba
- Demasiado
- ¿Tanto como para hacer algo por mí?
- Todo lo que tú quieras, mi vida
- ¿Seguro?
- Aja-¡AAH!! - gimió al sentir como abandonaba el cuerpo amado.
- ¿En serio? ¿Lo que sea? ¿Seguro? - Gerard comenzó a bajar por su hombro, dejando húmedos besos en el camino
- Lo que sea, lo que sea - decía deleitándose de los hábiles labios que besaban y mordían su vientre
- Yo... tú... te... - decía entre besos a su estómago y que bajaban cada vez más
- Dime... ¡AHH!!
- ¿Te harías la vasectomía? - "Espera... ¡¿Qué acaba de decir?!"
- ¿Q-qué... ? - su mente se desconectó en cuando Gerard besó la punta de su pene. "¡Es una trampa! ¡No seas idiota Frank! ¡¡NO DIGAS QUE SÍ!! ¡¡¡NOO!!!" gritó una voz interna pero entonces su esposo introdujo todo su miembro en su boca. "¡Oh santo Dios, joder!" - ¡¡AAAHHHH!!
- ¿Lo harías Frankie? - Gerard se levantó para verlo con ojitos de cachorro. "¡¡NO FRANK!! ¡¡PIENSA CON LA CABEZA CORRECTA POR UNA MALDITA VEZ!!" - ¿Por mí? - entonces Gerard hizo un puchero mientras su mano acariciaba su miembro, luciendo como si fuera virgen... "¡¡FRAANK!! ¡¡NOOOO!!"
- Sí Gee, todo lo que tú quieras - respondió de forma autómata, halándolo despacio de los rojos cabellos para que continuara su excelente trabajo.

Por su parte Gerard sonrió levemente antes de continuar, su plan había funcionado.




~*~




- ¡Vaya! No creí que aceptaras - decía Sara con una enorme sonrisa sádica.
- Ni yo lo creí pero Frankie es el mejor, ¿No Frankie? - sus ojos avellanas se dirigieron a los verdes que tanto odiaba. ¡No era justo! ¡Todo había sido trampa! - ¿Y ahora que sigue? - preguntó el pelirrojo, ignorando la mirada asesina de su esposo
- Pues el especialista del hospital llevará a Frankie al quirófano donde, luego de anestesiarlo, hará una pequeña incisión en la parte anterior del escroto. Luego sacará los conductos seminales para cortarlos y...
- ¡¿Podrían callarse?! - gritó ofuscado. Sara sólo soltó una sonora carcajada para luego abandonar su habitación. Gerard únicamente rio por lo bajo, acercándose a su cama
- ¿Estas molesto? - preguntó con una pequeña sonrisa en sus finas facciones
- ¡¿Qué si estoy molesto?! ¡¡Esto es lo peor que has hecho!! - gritó tratando de no dejar salir sus lágrimas para no lucir más patético. Ya tenía suficiente con llevar una ridícula bata azul que dejaba su trasero al aire
- Es por nuestro bien, mi amor
- ¡¿Nuestro bien?! - explotó dejando salir sus lágrimas - ¡Claro! ¡Como a ti no te abrirán el monedero*!
- Ya tenemos cuatro hijos y otro más en camino... ¡si no es esto terminaremos como una guardería! - intentó defenderse pero Frank seguía sin lucir feliz, de hecho parecía odiarlo y eso lo estaba lastimando mucho - Frankie...
- Mejor vete, no quiero verte en un rato - Gerard intentó tomar su mano pero Frank lo esquivó
- Frank...
- Esto es lo peor que pudiste hacerme... ni aunque me engañaras con Bert lo superaría - Gerard se quedó pasmado en su lugar mientras Frank observaba hacia otro lado
- Frankie...
- Buen día señor Iero, es hora - entró un hombre mayor con una tabla en sus manos. - Usted debe ser el señor Way, necesitaré que firme unas formas antes de proceder... llevaremos al Sr. Iero inmediatamente al quirófano
- De acuerdo... nos veremos después Frankie - intentó acercarse, besar la frente de su esposo pero éste volteó la cara para evitarlo - Te amo - dijo sintiendo sus ojos humedecerse ante el rechazo. Frank no dijo nada.

~

- Esto es un procedimiento de lo más sencillo - decía el doctor mientras una enfermera preparaba la anestesia
- Entonces... ¿no volveré a tener hijos? - intentaba de la mejor forma ocultar el temblor en su cuerpo.

La verdad es que comprendía que Gerard no quisiera más bebés, es decir, ¡ya tenían suficiente! Esos pequeñitos eran un pequeño huracán que lo destruía todo... pero no por eso dejaba de estar atemorizado. Jamás había pasado por la planchade un quirófano como paciente... ¿y si algo salía mal? Además quería tener más hijos, ¡no era justo! Gerard había tomado la decisión por sí mismo ¡Sin consultarle siquiera!

- Así es, el procedimiento es irreversible, lo que me sorprende es que lo haya aceptado siendo tan joven.... - el doctor pareció pensarlo - Bueno, también es demasiado joven para tener cuatro hijos
- ¿Y luego? ¿Tendré algún efecto secundario?
- No afectara en absoluto su vida sexual - el doctor le guiño un ojo mientras le colocaba la mascarilla. "¡Oh, mierda!" - Ahora cuente desde diez hasta cero, verá que todo acaba pronto...
- Pero quiero tener más bebés - dijo apenas entendible, sus ojos pesando con cada segundo - No quiero... - y entonces todo se volvió negro.




~*~




- ¿Papi? - escuchó una tierna vocecita que conocía muy bien - ¡¡Papá!! - escuchó la vocecita taladrando su cabeza y luego un peso caer sobre su pecho mientras unas manitas se colgaban de su cuello, robándole el poco oxígeno a sus pulmones
- ¡¡Papá Pank!! - escuchó otras dos vocecitas a coro seguidas de un peso extra sobre su estómago
- ¡¡Frankie!! - un nuevo grito. "¡Ese niño!"
- Te he dicho que soy papá - dijo con voz ronca, sus ojos abriéndose con lentitud, acostumbrándose a la fuerte luz
- ¿Cómo estás papi? - sus ojos rápidamente se perdieron en un par verde y una enorme sonrisita; su pequeña Bandit seguía sin soltarse de él
- ¿Estás bien? - preguntaron Cherry y Matt a coro
- Estoy... - entonces cayó en cuenta de lo que había pasado y del dolor general en su cuerpo al mismo tiempor en que sus ojos captaban un par verde y un montón de cabellos rojos
- Niños, vayan con la abuela Linda, necesito hablar con su padre - los pequeños se bajaron de la cama y salieron corriendo de su habitación bajo la atenta mirada de su pelirrojo. Bandit se quedó unos minutos más pegada a su cuello hasta que Gerard la bajo y le pidió que fuera con sus hermanos.

Sus hijos eran los más tiernos y hermosos... era una pena no poder tener más.
- ¿Qué quieres? - preguntó seco al tiempo que se levantaba con esfuerzo hasta quedar sentado en la mullida y pequeña cama. Su cuerpo seguía adormilado.
- Frank...
- ¿También quieres que me corte el pene para estar seguros? - dijo con sarcasmo, frotando su cara con ambas manos
- Frank yo no...
- No quiero escucharte por ahora, ni siquiera en una semana así que si no te molesta me gustaría estar sólo - estaba por volver a recostarse, ignorar a su pelirrojo de no ser por la repentina entrada del doctor que le había operado
- ¡Ha dormido bastante Sr. Iero!
- Tan flojo como siempre - entró Sara con varios papeles en mano
- ¿Cómo se siente? - preguntó el doctor revisando sus propios papeles - Podrá irse en una hora aproximadamente, sólo hasta que pasen los efectos de la anestesia
- ¿Tan rápido? - preguntó al tiempo que sus manos estrujaban la delgada manta que lo cubría; sus ojos fijos en la blancura de ésta y con el ceño fruncido.

¡Dios! ¡Quería patear a su hermoso esposo!

- ¿Qué pasa Gee? - el leve sollozo de su pelirrojo lo sacó de sus cavilaciones. Sara se acercó en menos de tres pasos, abrazando con fuerza al nombrado - ¿Por qué lloras?
- Si eso es todo pueden dejarme solo - Sara lo observó perpleja mientras el doctor asentía, dispuesto a marcharse
- Mis servicios no fueron requeridos así que siga disfrutando de la vida... ¡oh! Y felicidades por sus nuevos gemelos
- ¡¿Qué?! - preguntó perplejo por todo lo que acababa de decir el hombre. A su lado Gerard había soltado un sollozo más fuerte y Sara no dejaba de repetirle que se calmara - ¿Qué está pasando?
- ¿No le habías dicho? - dijo Sara mientras él seguía sin comprender nada. "¡¿Qué?!"
- No me dejo... está siendo malo - lo señaló como cuando sus hijos se acusaban entre si
- ¡Frank! - le riño Sara
- ¡¿Podrían decirme que demonios está pasando?! - gritó exasperado. Gerard dio un respingo, dejando de llorar al acto
- Pasa que dentro de Gee hay dos pequeñas criaturitas - explicó Sara con semblante sereno - Embarazo múltiple... de nuevo
- P-pero... ¿cómo? - palideció de golpe. "Sí que metiste la pata Frank"
- Enserio Frankie, deberías ser donador de esperma - decía Sara acercándose a la puerta de la habitación
- ¡Muy graciosa! - apuntó con una sonrisa amarga, puños apretujando la manta y ojos entrecerrados - ¿Cómo piensas que lo haré? ¡Me hicieron la vasectomía!
- ¿Acaso no le dijiste? - Sara le preguntó a Gerard quien simplemente negó sin levantar la mirada - ¡Hombres! - soltó un sonoro bufido para luego abandonar la habitación.
- ¡Me puedes explicar qué está pasando! - gritó Frank. Odiaba ser el último en enterarse de las cosas
- No te hicieron nada... no firmé los papeles - soltó su pelirrojo, sentándose a sus pies en la pequeña cama - Pensaba que era lo mejor para nosotros... pero no era muy justo para ti
- Es cierto - dijo más relajado, sonriendo débilmente a su esposo
- Entonces no firme nada
- Pero... ¿y si te vuelvo a embarazar? - se levantó como pudo.

Sus piernas seguían torpes al igual que todo su cuerpo pero ya había mortificado a Gerard demasiado, no era su culpa no querer más bebés, después de todo tendrían media docena dentro de seis meses.
- Hable con Sara, tomaré pastillas anticonceptivas - dijo con un adorable sonrojo cubriendo toda su cara.
- ¿Seguro? Porque si tú quieres yo podría... - intentó decir antes de ser callado por un tierno beso.

Quería sonar amable luego de lo que Gerard hacía por ambos pero la verdad es que, en su interior, rebosaba de felicidad. ¡Podría darle a su esposo más bebés!
- ¿Seguro? - volvió a preguntar, siendo inmediatamente silenciado por otro beso
- Frankie... ¿Cuándo hemos estado seguros? - rio quedo - ¡Tenemos seis hijos! ¡Gemelos de nuevo!
- Y los que falten - apuntó con una sonrisa pícara, mordiendo el cuello ajeno - Me encantan las familias grandes...
- ¡Nada de eso! Seis y punto. No pienso ser una pelota por siempre - dijo firmemente, alejando a Iero de un empujón."Malditas hormonas"
- Pero eres una muy linda pelota - intentó convencerlo pero Gerard lo observó de la manera más fría posible
- Lo digo en serio Iero, vuelve a embarazarme y te juro que te corto el pene con unas pinzas - amenazó para luego salir con pasos firmes de la habitación

Únicamente observó a su sensual pelirrojo salir de la habitación con ese contoneo de caderas que lo volvía loco, escuchando apenas sus palabras. "En menos de dos años estaremos de vuelta, si soldaditos y con otro niño en camino, eso es seguro" apuntó su consciencia
- Tenlo por seguro - sonrió para sí mismo. ¡Tendrían gemelos!

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