Penumbra

ONRYŌ

Autora: Clusmykitty

Fandom: Kimetsu No Yaiba/Omegaverse

Pareja: Uzuren.

Derechos: a que el senpai se dé cuenta de mí.

Advertencias: esto es un AU de mafia, por lo que habrá cosillas desagradables, algo grotescas, incómodas porque estos mundillos no son jardines de rosas perfumadas. Y como es un Omegaverse las cosas se ponen de color hormiga. Que no les digan que no les cuenten porque les mienten. Una historia de encargo.

Gracias por leerme.


**********


Penumbras.


"Para poder seguirte pareciendo, si quieres escaparme, te persigo, si me persigues, te acompaño huyendo."

José Bergamín.

"Un tonto, como mínimo, en cada pareja casada."

Henry Fielding.

"No es sólo un sentimiento. Es también un arte."

Honoré de Balzac.



Territorio Uzui.

Clan del Sonido.



La motocicleta patinó por la avenida, las ruedas fueron quemándose al derrapar y estrellarse contra uno de los postes de alumbrado público, partiéndose en dos. Tengen bufó divertido, haciendo girar sus espadas, luego guardándolas en sus fundas, alzando su mentón en alto. Era liberador ya no tener que gastar energías en algo tan simple como mantener bajo control sus instintos Omega, ahora estaban libres por decirlo de alguna forma, y su concentración estaba en sus oídos, por algo era el Hashira del Sonido. Y con su casta sin restricciones, tenía mejor recepción de sonidos porque curiosamente y para ironía de su difunto padre, ser Omega resultaba un acierto al momento de ser un yakuza, pues debido a su propia naturaleza sus sentidos trabajaban con mayor amplitud a un Alfa.

-¡VAMOS! ¡BAILEN PARA MÍ!

Perseguir a los demonios quienes primero creían que lo podían someter se volvió una constante durante esas semanas en las que trabajaron en conjunto con el resto de los Pilares mientras el plan maestro era concluido y podían atacar el cuartel secreto de Muzan. Bien podían estar fingiendo que estaban cada vez más desesperados por encontrar una forma de vencer a las Lunas, más los ataques no tenían nada de teatro, una que otra vez el líder del clan estuvo en serio peligro, muy bien salvado nada menos que por su Alfa quien estaba... territorial con él, si tuviera que ponerlo así.

Rengoku lo dejaba hacer, más parecía espiar el momento más tenso para aparecerse. Al principio, Tengen estuvo a punto de correrlo, pero lo dejó hacer al encontrarle gusto a su compañía, después de todo no se interponía en sus ataques, solo "menguaba" la intensidad de las respuestas del bando contrario.

-Gyutaro y Akaza están moviéndose juntos -le comentó Kyojuro luego de volver al hotel donde estaban hospedados- Al parecer todos ellos están moviéndose en equipos.

-No volverán a cometer el error de Daki.

El Hashira de la Llama le miró sin decir nada, si bien entendió a qué se refería. Durante esa preparación de todos ellos, se dio una incursión de demonios al mando de Doma que irrumpió en la celda donde mantenían a la Luna Superior no para rescatarla pero sí eliminarla. Su amo ya no deseaba más servicios de la joven, sabiendo que pudo decirles cosas. Daki no sabía del cuartel, eso también se enteraron, de todas formas Muzan no iba a arriesgarse ni perdonarla por dejarse atrapar, no era un amo que considerara los errores de sus Lunas como un mero tropiezo, no cuando estaba tan cerca de obtener un puesto político luego de tantos esfuerzos moviéndose en ese círculo. Su plan maestro vendría justo cuando anunciara su candidatura, para dejarlo en la peor posición y por ello estaban conscientes de que el líder de las Lunas Demoníacas no correría ningún riesgo.

-¿Kyo?

-¿Ah? ¿Qué sucede?

-Es lo que me pregunto -Uzui levantó una ceja- De pronto te quedas callado mirándome, soy genial y muy guapo, pero no es necesario perderse en mi belleza tantas veces.

Kyojuro sonrió divertido, sacudiendo su cabeza como solía hacerlo cuando algo le preocupaba y hacía a un lado ese pensamiento para concentrarse en lo que sí importaba. Ser pareja de un Alfa tenía sus puntos muy buenos, como el poder saciar tantos años de represión con unas noches apasionadas entre misiones. Tampoco era que solo se dedicaran a eso, entre coordinar esfuerzos, cuidar de Senjuro quien ahora estaba muy feliz porque estaban juntos al fin y cazar demonios no les quedaba tanto espacio para relajarse.

-¡Ah! Es tan bonito que ahora seas Omega, es algo muy relajante.

-¿Lo crees, Kanroji?

-Sí, puede que no se muestre, pero tanto aroma Alfa de repente hace que te duela la cabeza. Contigo me siento más relajada y feliz.

-Gracias, es todo un honor servir a tan bella dama.

-Ji, ji, ¿puedo abrazarte?

-NO.

Eso vino de parte de su Alfa, mirándolo por encima de su hombro antes de carcajearse por los celos tan absurdos siendo la Hashira del Amor su mejor amiga-alumna. Al volver a la mansión, Senjuro los recibió con un fuerte abrazo, también muy a gusto con su nuevo aroma y siendo parte de esa curiosa y extravagante familia que ahora habían formado.

-¿Cómo te has portado bebé?

-Bien, he hecho todos mis deberes.

-Es un cachorro tan educado -halagó Suma dándoles la bienvenida al lado de las otras chicas.

Sin embargo, al paso de los días, Tengen comenzó a darse cuenta de algo extraño. Teniendo tan perfecto control sobre su cuerpo entrenado hasta el último músculo, de pronto notó que se sentía más pesado, no por ganar peso, algo sucedía que sus energías se gastaban más aprisa de lo debido. No lo quiso adjudicar a la creciente posesividad de Kyojuro por más discreto que este fuera, los celos y territorialidad se le escapaban por los poros de la piel. Era otra cosa, algo más que nunca le había sucedido.

-Puede ser... -se lo comentó a Hinatsuru, su esposa meditándolo un poco- Debemos hacerte unos estudios.

-¿Estoy enfermo?

Ella asintió y negó al mismo tiempo con una risita. -Debes tener en cuenta que recién dejas libre tu casta Omega, los cambios son obligados porque necesitas dejar atrás todo lo que hicimos para ocultarla, es natural que detectes desequilibrios.

-Tienes razón.

-¿Le dirás al Señor Rengoku?

-No, si de por sí está como paranoico, se pondrá peor. Además, ya mencionaste que solo son desequilibrios para estar mejor por muy raro que eso suene.

-De acuerdo, programaré los estudios.

-Con toda discreción, ahora como estamos es peligroso cualquier desliz de información.

-Sí, mi señor.

Tuvieron un primer encuentro abierto con la policía, no aquella tan honesta ajena a ellos y todos esos problemas, fue el grupo pagado por Muzan. Eso no le correspondió, más bien abrir una brecha inesperada en aquel cerco con ayuda de Kyojuro y su gente, de nuevo fingiendo que iban tras algo que no existía. No fue una pelea interesante y más bien aburrida para el Hashira del Sonido, el único recuerdo que se llevaría de aquel lugar sería las enormes ganas de vomitar que le dieron, no supo si porque estaban cerca de un basurero o bien que aquellos policías apestaban.

Como fuese, regresó un poco de malas a la mansión a recuperar fuerzas, su Alfa ordenando a su gente para seguir trabajando por la noche, quería asustarlos un poco, de modo que de pronto no lucieran tan ingenuos porque caerían en el otro extremo. Hinatsuru le llamó, a una sala privada con una expresión seria, jalando su mano al sentarlo en uno de los sillones, poniéndole en las manos la tableta con los resultados de sus análisis. Tengen se tomó su tiempo, leyendo todo para cerciorarse de que era verdad, ¿cuántas veces no lo hizo con otros Omegas que llegaron a él pidiendo socorro? Conocía los números, sabía qué significaban esas gráficas.

-Imposible...

-Tienes que ver a un médico.

-Yo no...

-¡Tengen! -Senjuro entró sin tocar, corriendo hacia él- ¡Hay un mensaje urgente!

Casi golpeó al cachorro al girar la tableta, apagándola para que no viera nada, levantándose al mismo tiempo con su esposa pisándole los talones. El pequeño lo siguió, sonriéndole emocionado y luego extrañado de que esta vez no tomara su mano como solía hacerlo. Ni siquiera le pasó por la cabeza en esos momentos, asustado y confundido porque habría jurado que eso era imposible de suceder, más porque había estado con Kyojuro una sola vez como Alfa y Omega, tenía encima el efecto de los Supresores, años de control hormonal. Dejaría a un desconcertado Senjuro en un pasillo, que tendría el infortunio de escuchar su conversación posterior con Hinatsuru pues ella no quiso que mantuviera en secreto semejante noticia.

-Debes decirle, esto es importante.

-Claro que no, eso no.

-Pero...

-Yo sé qué haría -Tengen bufó, cruzándose de brazos, todavía digiriendo la idea de estar gestando- Me encerraría aquí.

-No puedes negar que es sensato, si te unes a la campaña puede resultar en algo fatal.

-Estamos hablando como si fuese a quedármelo.

Hinatsuru abrió sus ojos en horror. -¿Quieres...?

-¡No! -el Omega se tiró de los cabellos, pegándose a la puerta entreabierta justo cuando Senjuro fue a buscarlo para preguntarle si estaba bien- Es un cachorro y justo ahora me estorba, no porque no lo quiera porque lo adoro, de verdad, que algo le suceda me aterra como a ti si voy a ser sincero. Recuerda que entre mis prioridades están los que amo antes que yo, el cachorro de Kyojuro y yo está antes, es el hijo de dos Hashira. ¿Crees que no haré todo lo posible por él?

-Y te ayudaremos, pero debes decírselo al Señor Rengoku.

-Encontraré la forma, porque tenemos un gran problema que quitar primero.

Senjuro se asustó de escuchar aquello, alejándose sin terminar de oír toda la conversación, fue su turno de ser el distante incluso con su hermano, porque aquella noticia cambió su perspectiva de las cosas. De estar siendo el niño mimado de la pareja, ahora... ahora no sabía qué sería de él. Claro que el hijo de dos Hashiras tenía un rango mayor a él, sin contar que sería el primogénito de su hermano mayor, por ende, la sucesión pasaba a este sin cuestionamientos. La idea que Tengen le hubiera propuesto de ser también sucesor del Clan Uzui se acababa de ir por el caño.

-Haré otros análisis -terminó el Omega- Quiero asegurarme de que todo esté bien. Si es así, si no hay daños ni nada de qué angustiarse, le diré. Tampoco lo emocionaré de más, ni nosotros.

-Lo entiendo, aunque no lo acepto.

-Gracias por la sinceridad.

-Mi señor, debes cuidarte mejor.

-Esto queda entre nosotros, Hinatsuru, no le digas nada a nadie.

No quiso ser un paranoico, pero sí tenía sus buenas dudas para ello, ¿y si el cachorro no estaba bien debido a tantas drogas? ¿Qué si tenía muchos riesgos de perderlo o que pasara algo grave? Ya Kyojuro había sufrido demasiado para llorar una vez más si perdía ese bebé. Los miedos y fantasmas de Tengen vinieron a danzar en su mente con malos sentimientos en tanto esperaba por su Alfa para unirse a Tokito esta vez, moviéndose tan veloz como pudieran para alcanzarlo.

La tentación de anunciarle las raras buenas nuevas casi lo hicieron cometer una indiscreción, el pensar de nuevo en esos espantosos escenarios lo frenó de golpe. A veces el Hashira de la Llama le preguntaba si estaba bien o en qué estaba pensando, bromeando al respecto como lo hacía cuando evadía verdades que dolían, ya tenía la suficiente experiencia en ello. Iban a viajar ya, así que los dos organizaron una pequeña cena en familia en la mansión. Tengen notó lo cabizbajo de Senjuro, casi no lo miraba y apenas si estaba probando alimento.

-Hey, Senjuro, no pongas esa cara, volveremos ¿cierto, Kyo?

-Como que soy el Hashira de la Llama -respondió este, despeinando a su hermanito- No tienes nada de qué preocuparte. Cuando todo termine, las cosas cambiarán para bien.

Eso pareció estremecer al jovencito, abriendo sus ojos y luego apretando una sonrisa mal fingida.

-Sí.

-¡Tenemos que hacer un brindis! -pidió Suma, buscando ya la botella.

-Oh, pasaré de largo el vino porque aletarga mi oído, no puedo gastar energías deshaciéndome del efecto -se excusó Tengen- Pero un jugo es bienvenido.

Kyojuro lo miró extrañado, pero nada dijo, aceptando el vino para brindar. De nuevo, el líder del Clan Uzui notó que Senjuro no bebió una sola gota, más bien parecía querer llorar. Lo entendió porque estaba más o menos enterado de lo que sucedería, era lógico asustarse o eso quiso pensar. Una idea vino a su mente, y fue que tal vez estaba acaparando demasiado a su hermano, desde que lo marcara estaban juntos casi todos los días a todas horas. Al terminar la cena, llamó a ese ojos de búho para corregir semejante capricho del cual no había sido consciente.

-Ve con tu hermano.

-¿Qué?

-Pasa esta noche con él.

-Tengen...

-No te quiero conmigo -lo empujó apenas- Tu lugar es con tu hermano en estos momentos.

¿Estaba siendo absurdo? Podría ser, pero si iban a ausentarse unas buenas semanas, entonces era necesario que Senjuro quedara con la certeza de cuánto lo amaba su hermano y él mismo. Tengen seguiría estando al lado de su Alfa, el cachorro necesitaba más atención para no estar así de triste. Aprovechando que no lo tenía encima, fue a buscar a Hinatsuru por lo de los resultados.

-Aún no están, deben ser más precisos y tardan -su esposa alcanzó sus manos, tirando de ellas- ¿No puedes decirle al menos algo?

-No, aún no. En cuanto tengas noticias, envía un mensaje, tan solo un "sí" o un "no", yo sabré qué significa.

-Esto es una carga pesada.

-Sé que puedes con ella.

Las sorpresas no iban a parar, ahora que estaban por comenzar con los primeros movimientos reales de su campaña contra Muzan y sus Lunas Demoníacas, lo que Kyojuro y él habían decidido tuvo que modificarse apenas dejaron la ciudad para ir a una provincia en una pequeña isla de cuartel. Tenían que separarse. Se requerían sus espadas en dos puntos diferentes, para equilibrar las fuerzas de ataque. Eso no le gustó mucho a Tengen, sintiendo ese tirón en su interior por su Omega gritando que no debía alejarse de su Alfa por el cachorro, controlándose para no lucir como un ansioso, asintiendo a las palabras del mensajero, esperando a que fuera con él. Rió apenas al olfatear el singular aroma que gritaba desacuerdo y molestia en el bien portado Hashira, a quien sujetó por el rostro para besarlo largo.

-Quieto -ordenó en broma, pegando su frente contra él- Hagamos una apuesta.

-¿De qué? -la voz de Kyojuro fue más ronca.

-El que tenga más demonios caídos, será el que esté arriba.

Una risa colada en un resoplo escapó de los labios de su Alfa, mirándolo fijamente con sus manos tensas que luego relajó, tironeando apenas de su traje.

-De acuerdo, sin trampas.

-¿Yo, tramposo?

-Tengen... si algo ocurre...

-Ya, ambos sabemos qué debe pasar. Además, no es que se me ocurrirá ir de lleno contra Muzan yo solo. Tampoco lo hagas tú o juro que arrastraré tu trasero por todo Japón.

-Oh.

-Nos veremos.

-Tengen...

-¡YO SÉ QUE NO PUEDES VIVIR SIN MÍ, KYO! -despidió con su mejor sonrisa.

Le pareció que algo se rasgaba en su interior al alejarse, caminando más aprisa que su guía o se arrepentiría de ya no ver por unos días con unas cuantas horas a su Alfa. Se encontró con Mitsuri, ella sonriéndole siempre contenta, si bien su aroma era ligeramente diferente porque estaba en un modo más serio como todos alrededor.

-Creí que no te dejaría ir.

-Lo obligué -replicó canturreando- ¿Eso que huelo es comida?

-¡Ah, así es! No podemos pelear con los estómagos vacíos.

-Pues andando, ya quiero ver la cara de esos idiotas cuando nos vean en donde menos esperan.

Fue como recordar esos viejos tiempos de entrenamiento en su clan, moviéndose por caminos no marcados en los mapas, rodeando los convoyes que llevaban armamento o espiando a los ayudantes de las Lunas Superiores. El tiempo quiso ser un poco malo con ellos, dejando caer una lluvia no pesada pero que no cesó en todo un día, dejando sendas enlodadas y muchos obstáculos de por medio para moverse con discreción. Pero él era Tengen Uzui y aparecer de la nada era su especialidad. Con una mano en su vientre, esperó arrinconado entre rocas donde asaltarían un par de camionetas de una carretera vieja, tanto que más bien lucía como uno de esos sitios para películas de terror.

Sonrió al sentir la mirada de la gente de Mitsuri en su persona, todavía cuestionándose si acaso tenía lo suficiente para una misión así siendo Omega. Las cosas que ignoraban. El ronroneo de motores lo tensó, alzando su mano dando las indicaciones. Todos pronto se colocaron, esperando a que las camionetas blindadas dieran vuelta en una curva, saliendo de las rocas y cayéndoles encima. Grande fue su sorpresa cuando solo encontraron a los conductores de estas, se encontraban vacías de ahí en fuera. No había explosivos tampoco, fue lo primero que Uzui ordenó apenas notó eso.

-¿Por qué mover...? -uno de su escolta cayó desplomado por un disparo que atravesó su cráneo.

-¡EMBOSCADA!

Entraron al bosque para evadir a los francotiradores, reuniéndose detrás de gruesos árboles, pensando en un nuevo plan de ataque. Tengen señaló hacia las zanjas profundas corriendo a los lados de la carretera que tomaron, moviéndose aprisa. Para su suerte, era más una medida usual de los demonios que el haber adivinado su ataque, se dio cuenta de ello cuando aquellos idiotas salieron todos al paso para atacarlos. No eran muchos, así que prefirió dejar a los demás esa pelea para rastrear de dónde habían provenido, cosa que le interesó más.

-¡Tengen! -Mitsuri le encontró a media búsqueda- ¿Estás bien?

-Fue el susto nada más.

-Es por allá.

-Yo voy por la derecha, tú la izquierda.

-¡Con gusto!

Una explosión y otra seguida sí que los tomó desprevenidos, separándolos por el humo que impidió olfatear y ver algo más allá de sus narices. El Hashira del Sonido rechinó sus dientes en enfado, sus espadas listas para cortar cabezas, prestando atención al rumor de pisadas apuradas que persiguió, saltando entre raíces, rocas y árboles muy húmedos, deteniéndose de golpe cuando se topó nada menos que con una Luna Superior.

-Un Hashira... ¿Omega? -chilló Hantengu, abriendo sus ojos- Un Omega con cachorro.

Un silbido lo ensordeció, casi sangrándole los oídos. Hantengu se le lanzó, empujándolo contra el suelo fangoso, una daga pasó cerca de su rostro, deteniendo su ataque contra su vientre. No era rival para él, pero era demasiado artero para confiarse, aquel silbido venía de alguien más. La Luna Superior echó a correr como el cobarde que era, carcajeándose para molestia de Tengen quien se levantó de golpe, persiguiéndolo cuando un segundo silbido lo detuvo por herir su sentido del oído.

-A ti es a quien buscaba -Gyutaro apareció, mirándolo con odio- Me debes la vida de mi hermana, maldito bastardo.

-¡TIENE UN CACHORRO, TIENE UN CACHORRO! -Hantengu desapareció con esa revelación.

Ambos se miraron, Gyutaro abriendo sus ojos al darse cuenta del cambio, luego mostrando esos horribles dientes deformes que se cargaba, más ahora que había sufrido una paliza.

-Mira que seré bondadoso, ya no te mataré, pero sí que te arrancaré ese crío.

-¿Crees que porque ahora soy un Omega podrás vencerme?

Gyutaro chasqueó su lengua. -No te muevas o terminaré cortando a los dos.

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