Fuego

ONRYŌ

Autora: Clusmykitty

Fandom: Kimetsu No Yaiba/Omegaverse

Pareja: Uzuren.

Derechos: a que el senpai se dé cuenta de mí.

Advertencias: esto es un AU de mafia, por lo que habrá cosillas desagradables, algo grotescas, incómodas porque estos mundillos no son jardines de rosas perfumadas. Y como es un Omegaverse las cosas se ponen de color hormiga. Que no les digan que no les cuenten porque les mienten. Una historia de encargo.

Gracias por leerme.

**********

Fuego.

"Donde menos se piensa, salta la liebre."

Refrán.

"Quizás la predicción más segura que podemos hacer sobre el futuro es que nos sorprenderá."

George Leonard.

"La sorpresa proviene de desafiar las expectativas."

Seth Godin.

En algún hotel.

Tokyo.

Tengen gritó.

Sus manos fueron de inmediato hacia las sábanas, aferrándose a ellas con una media sonrisa en el rostro empapado de sudor, todo su cuerpo moviéndose aceleradamente, un ritmo frenético que iba más rápido que sus propios gemidos sonoros. Ya no importaba si los escuchaban, ya no importaba nada. Todo lo que deseaba era que ese increíble placer continuara hasta que ya no pudiera más, algo que pronto iba a suceder para su satisfacción como Omega. Sus cabellos cayeron sobre su frente, ocultando momentáneamente su visión ya de por sí borrosa, otro pequeño grito ahogado se le escapó, callándolo sobre una almohada que aún sobrevivía, toda su espalda arqueándose en una hermosa curva.

Por fin, pareció aclamar su naturaleza, por fin.

Kyojuro sonrió malicioso al escuchar ese pensamiento, gruñendo posesivo con esos ojos a un rojo vivo, las gotas de sudor corrían libres por todo su cuerpo, delineando los músculos tensos mientras embestía a su pareja. Olfateó de nuevo la humedad corriendo libre por las firmes piernas que ya temblaban, incapaces de un momento a otro de seguir sosteniendo a su dueño quien ya estaba con medio cuerpo tumbado sobre la cama descompuesta. Toda una visión para su naturaleza Alfa que entraba en Celo, uno muy fuerte como no le había sucedido antes, probablemente por el alivio causado por la revelación de casta de ese excéntrico Hashira que ahora se había entregado a él.

Hubo reclamos posteriores, por supuesto, pero una cosa era querer someter a un Omega y otra bien diferente someter a Tengen Uzui. No necesitó de su espada, todas aquellas bocas pertinentes besaron el suelo apenas comenzaron sus alegatos, las esposas del líder del Clan del Sonido también hicieron su parte apoyando a su esposo armas en mano y buscando a cualquier otro en desacuerdo con que su pareja continuara siendo la cabeza de la familia Uzui, el Hashira del Sonido. Fue divertido hasta cierto punto, porque tal como lo dijera Shinobu, nada cambiaba en realidad y era verdad.

Una vez apaciguados los insultos y rebeldías fugaces, regresaron a la mansión, Kyojuro saludando a su querido hermanito quien estuvo feliz porque los olfateó a los dos mucho más relajados, si bien detectó en su hermano mayor un cambio.

-Hermano, pronto llegará tu Celo.

Ahí comenzaron las cosas interesantes, el Hashira de la Llama quiso apaciguar eso, decidido a tomar Supresores porque le pareció una grosería el apestar así frente a un recién descubierto Omega, solo que Tengen tuvo otras ideas. Cuando estuvieron a solas, lo jaló del cuello de su camisa estampándolo contra la pared -algo a lo que ya le había tomado gusto- acercando su rostro con un gruñido.

-Ni te atrevas a tomar un Supresor.

-¿Tengen?

-Lo quiero.

Kyojuro abrió sus ojos. -Pero... ¿no te parece algo pronto?

-¿Pronto? ¿Estás hablando en serio? ¿Sabes cuánto esperé por esto? No respondas, son preguntas retóricas.

-No quiero lastimarte.

El Omega bufó, entrecerrando sus ojos y arqueando una ceja. -Te doy cinco segundos para corregir lo que acabas de decir.

-Hablo muy en serio, Tengen, no sabes cómo soy en un Celo.

-Desafortunadamente.

-Sé serio.

-Creo haberte dejado claro lo mucho que te deseo, ¿o es que no quieres tomarme?

-Puesto así...

-¿Entonces?

-Si luego pasa algo, no me lo reproches.

-Ja.

-Sobre aviso no hay engaño.

-Cómo sea, prepararé todo.

Tengen estaba muy seguro de sí mismo, diría que pecaba de confianza, una cosa era ser un guerrero excepcional y otra muy diferente caer en un Celo Alfa. Pero así lo había querido. Kyojuro fue al templo a orar, pidiendo serenidad para el momento porque si en sus Celos regulares sus parejas habían acabado casi muertas, ahora que tenía el aroma de Uzui encima iba a perder la cabeza apenas la fiebre golpeara su mente y el instinto tomara el control. Apostó por la fortaleza del Hashira, todavía conteniéndose en esa suerte de júbilo interno porque estaba por cumplirse un sueño.

-Bien, tengo la habitación lista, es uno de mis hoteles consentidos.

-Me alegra que sea un sitio confortable para ti.

-Hueles a vanidad, Kyo.

-Solo sé de lo que hablo.

-Hm.

Sus asuntos tendrían que esperar, dejando la información con las esposas de Tengen a quienes dio un regalo de disculpa anticipada. También dio otro regalo a Shinobu para que luego atendiera a su muy necio Omega o incrédulo, era una mejor definición. Con Senjuro a salvo en la mansión Uzui, fueron al hotel un día antes para no tener imprevistos. Le regaló una cena completa, un ramo de rosas a riesgo de que se las estampara en la cara y algo más.

-Esto quería dártelo antes de irme de viaje, pero... la verdad dudé en si lo aceptarías.

-Voy a quitarte la manía de estar pensando por mí, Kyojuro Rengoku, ¿qué es?

El Alfa sacó un anillo delgado formado por pequeñas llamas entrelazadas, dado su tamaño, solo pudo encajar en el dedo meñique de un sorprendido Tengen.

-¿Kyo?

-Le perteneció a mi madre... y hoy quiero que sea tuyo, un anillo de promesa.

Los labios del Omega fueron a estamparse contra los suyos con tal pasión, que olvidaron terminar la cena, las manos de ambos quitando las ropas al encaminarse entre tropezones y choques con muebles hacia la cama donde Tengen lo tumbó, relamiéndose los labios antes de irse directo hacia su miembro despertando, dejando libres sus feromonas para excitarlo más, llevándoselo a la boca sin más, haciendo que el Hashira casi viera estrellas no porque fuese algo que no hubieran hecho, sino porque la sensación fue muy diferente siendo el otro con una casta más que idónea.

Y eso fue lo que disparó su Celo.

Al correrse en esa boca golosa que lo chupó como si no hubiera un mañana, el calor de su cuerpo fue igual a cuando invocaba una técnica. Los ojos de Kyojuro enrojecieron cual llamas furiosas, sus feromonas dominaron en la habitación, que se acompañó de un gruñido suyo, sujetando la cabeza de su pareja para morder primero sus labios, relamiendo las gotitas de sangre en ellos y luego probarse a sí mismo, tirando de los hombros de Tengen a quien lanzó cual saco a la cama para la sorpresa de este, olfateando lo que provocó esa acción, notando una humedad correr entre los torneados muslos que abrió para lamer ese rastro que lo llevo a la fuente de la que bebió como un sediento.

-¡KYO! -aulló el Omega, tirando de sus cabellos que soltó de su coleta.

Antes de que usara el truco de tocarlo en esa zona sensible en su cuello, retiró esas manos, levantando sus caderas con las piernas que echó sobre sus hombros al erguirse sobre sus rodillas, doblando ese cuerpo largo que quedó a su merced, para comerlo a sus anchas mientras Tengen se retorcía en la cama, sorprendido por el movimiento y por las nuevas sensaciones que estaban recorriendo su cuerpo en tanto la saliva Alfa iba impregnándolo para provocarle una ligera fiebre. Esa lengua traviesa que lo había provocado cometió su segundo error.

-Alfa...

El llamado Omega pareció desatar una bestia dormida en Kyojuro, quien dejó ese agujero mieloso para brincarle encima, tirando de los cabellos sueltos, obligando al otro Hashira a mostrarle su cuello que mordió posesivo, marcándolo de una buena vez, sintiendo su miembro palpitar del placer al tener el sabor de su Omega en la lengua, mientras sus colmillos iban perforando la suave piel. Tengen gimió, rasguñando su espalda, removiéndose un poco ante el súbito dolor, pero sin pelearle, sometiéndose con toda voluntad a su dominio, lo que lo volvió loco. Su Omega se entrega de lleno a él y lo iba a complacer.

No era que de pronto Kyojuro se hubiera vuelto más fuerte que Tengen, era que cuando un Alfa estaba por reclamar a un Omega, la naturaleza hacía lo suyo, haciendo a uno más territorial y ansioso, mientras que el otro se volvía receptivo a esas atenciones, como la boca del primero recorriendo todo ese cuerpo con el exquisito sabor que ahora poseía, animando a la fiebre a unirse a la suya, una suerte de danza de feromonas. Tengen se estremeció, sus caderas empujándose contra el cuerpo encima del suyo, manchando sus pieles al terminar así nada más, porque estaba tan acalorados que ni siquiera necesitó tocarlo, algo que hizo al ver el blanco líquido brotar del glande rojizo que lamió.

-¡JODER, KYO!

Resopló divertido, con una idea en mente, tomando las caderas inquietas para girarlo y ponerlo boca abajo, tomando un mechón de sus cabellos, tirando con algo de fuerza, obligándolo al levantar su cabeza y arquear la espalda cuando lo puso sobre sus rodillas al levantar sus caderas, separando sus piernas. Kyojuro miró ese trasero expuesto, su mano derecha acarició las firmes nalgas, su dedo corriendo hacia el lustroso punto rosado, metiéndolo apenas, escuchando complacido el gemido que eso provocó. Lo deslizó por completo, su erección endureciendo de solo sentir lo estrecho que era.

-Quieto -ordenó en voz Alfa al verlo removerse.

Hubo un atisbo de rebeldía en su Omega, pero luego su cuerpo se relajó, usando ese momento para introducir dos dedos que jugaron con tan apretados músculos, relajándolos con besos en la espalda ancha, una mano serpenteando para masturbarlo al ritmo de los movimientos lentos de sus dedos, preparando a Tengen aunque pareciera ya ansioso por tenerlo dentro. Todavía lo quiso aún más ansioso, golpeando con uno de sus dedos su próstata que lo hizo brincar de la cama, aullando su nombre de forma graciosa. Cuando fueron tres dedos dilatando esa entrada, el otro se quejó con una mirada llorosa, su pene estaba duro de nuevo pero la humedad era lo que más delataba su desesperación.

-Mi Omega.

-Alfa...

Kyojuro no lo alargó más, irguiéndose con un chasquido de su lengua al tomar su erección palpitante, dura y goteante hacia ese agujero que rozó apenas, luego empujando suavemente. Ambos gimieron al experimentar ese contacto, el Alfa sujetando las caderas que intentaron pegarse a él, negándoles ese capricho, todavía con algo de raciocinio para decirse que era la primera vez de su Omega, no podía ir así de brusco porque podría lastimarlo. Pese al gruñido de protesta de Tengen, se tomó su tiempo para ir abriéndose paso en tan delicada estrechez tan resbaladiza con un aroma rogándole que se enterrara por completo, cosa que hizo luego de unas pausas.

Los dos quedaron sin respiración, jadeando pesadamente con sus cuerpos sudados, la luz de la ventana hizo brillar sus pieles, quietos por unos segundos antes de que el Hashira de la Llama comenzara a moverse, saliendo despacio para volver a entrar, rodando sus ojos ante lo bien que eso se sintió, murmurando el nombre de su Omega en labios que se entreabrieron, rojos por la sangre impregnada, lustrosos por lo que había probado antes. Una mano de Kyojuro se paseó por la curva perfecta de esa espalda, llegando al lado del cuello hinchado por la mordida, rozándola apenas y siseando porque Tengen le apretó en esos momentos, reaccionando así con un quejido ronco.

-Tómame... por favor, tómame ya...

Un par de ojos rojizos flamearon, las manos del Alfa sujetaron esas caderas, pegándole por completo a él, sintiendo claramente como estaba bien enterrado. Su Omega gimió con fuerza, arañando las sábanas, succionando su miembro. Así iniciaron ese vaivén que trajo un segundo orgasmo en el Hashira del Sonido que luego quedó a su merced, casi sollozando porque no se detuvo en sus penetraciones que aumentaron su frenesí, luego quedándose ahí clavado solo para escuchar esa voz temblorosa suplicarle por más. Kyojuro sonrió, entonces dejando libre esas ansias de reclamarlo, sus feromonas liberándose sin restricciones, mostrando lo dominante que era.

Eso ya tenía un rato de haber sucedido.

Todavía seguían en eso, Tengen parecía que lo hubiera atrapado la lluvia de lo empapado que estaba de todo. Si acaso habían tomado un descanso fue para cambiar de posición, luego volviendo a la primera porque el Celo Alfa alcanzó su cenit, las caderas de Kyojuro arremetieron sin piedad, siguiendo ese instinto de procrear, pues el vientre de su Omega así lo gritaba, era fértil y listo para darle un cachorro, la fiebre le dijo que podía hacerlo, así que martilleó hasta que su erección mostró un Nudo que introdujo de un solo movimiento, asegurando que su semilla no fuera a desperdiciarse ni una sola gota, menos cuando su pareja le apretó al gritar por esa intromisión, recibiéndolo todo en su vientre.

El joven Alfa se inclinó, mordiendo apenas su cuello, reforzando ese vínculo al vaciarse dentro, los dos cayendo sobre la cama, perdidos en sus orgasmos hacia el paraíso del placer por un buen rato. Cuando Kyojuro reaccionó, estaba amaneciendo para un nuevo día. Miró el cuerpo debajo, lleno de mordidas y marcas suyas, todo impregnado de su aroma, saliendo con cuidado. Tengen no reaccionó, profundamente dormido, muy relajado para su tranquilidad. Se relamió los labios, tan solo esperando el momento en que abriera los ojos para volverlo a hacer.

Si Uzui estaba exhausto, no quiso admitirlo, lo hicieron sin parar otras horas más, después de todo eran excelentes guerreros con una resistencia superior a los demás, así fue la fiebre de ambos. Kyojuro ya no se detuvo más, ahora que su Omega le había probado que podía resistir lo suficiente, lo poseyó de todas las formas que pudo, siempre anudándolo y dejando ese vientre al final ligeramente inflamado, tibio con su aroma dulzón alcanzando su nariz al abrazarlo por su espalda, ronroneando complacido mientras los últimos rastros de la fiebre desaparecían.

Despertaron hasta el siguiente día, Tengen tenía una cara de cansancio que apenas si podía con ella, al levantarse de la cama las piernas le fallaron y se negó a salir de la habitación, tomando otra siesta mientras su Alfa pedía comida y limpiaba todo el desastre, pagando por los daños porque habían roto una que otra cosa, las paredes también habían sufrido percances, no recordaba si por los puños de su Omega al correrse mientras lo cabalgaba desenfrenado o por él sujetándose mejor para empujar en ese agujero rozado por tantas actividades sin descanso.

-Buenas tardes -saludó al Hashira del Sonido cuando al fin volvió al mundo de los vivos.

-... tardes.

-Te lo dije.

-Oh, no vengas a pavonearte.

-Sé que fue tu primera vez.

-Kyojuro Rengoku me has desflorado -bromeó Tengen, atacando las bandejas de comida.

-Gracioso.

-¿Dónde tenías guardada tanta Alfosidad?

-Sabes que la técnica de la respiración de fuego posee ciertas características, por ello hay que ser cierto tipo de Alfa.

-Es decir que en verdad eres de fuego.

-Por decirlo de alguna manera.

-Apenas si recuerdo cosas, creo que me pegué en la cabeza.

-Lo siento.

-El golpe en tu mejilla tampoco fue a propósito.

Kyojuro sonrió, besando la frente de Tengen, adoraba como olía ahora.

-Gracias, eso fue especial para mí.

-Necesito que eleves mi orgullo herido por tus mañas de Alfa diciéndome que nadie te había dejado tan contento y satisfecho como yo.

-¿Qué clase de...? Sí, nadie y no habrá alguien más para mí.

-Sí, bueno, me marcaste -Uzui se tocó el cuello vendado de momento- Donde yo te vea poniéndole los ojos a alguien más perderás las pelotas.

-Eso nunca -el Alfa rió bajito.

-Perfecto.

Bañados, cambiados, con el estómago lleno y después de un descanso abrazados, es que Kyojuro por fin reaccionó a lo que habían hecho. Por unos minutos, su corazón latió aprisa al pensar en el error por dejarse llevar cual animal salvaje y preñado a Tengen así nada más. Solo que este le comentó que había tomado Supresores previamente, además de tener un cuerpo no apto para cachorros.

-No hables así -el Alfa frunció su ceño- ¡Eres el mejor!

-Ambos sabemos que bien puedo estar marchito.

-Eso no significa que demerites tu persona.

-Solo soy realista.

-¿Tengen?

-¿Qué sucede?

-Sí... -Kyojuro se aclaró la garganta- Si por alguna mágica razón tú...

-¿Te lo diría? Claro, pero es imposible así que quita esa cara, me gustaba más la que mostraste antes.

Sonrió a la broma, sin decir más, había un tema ahí entre ellos con la sola posibilidad de tener un hijo, y estaba relacionado con Senjuro. Lo dejó para después, habían perdido dos días en ese Celo, dos Hashiras fuera no era nada bueno con la situación tan precaria. Después de llamar a la mansión, partieron a donde el patrón pues tenía algo que comunicarles, llegando a su mansión para ser bien recibidos, pasando a su sala privada donde les dio la bienvenida con una sonrisa amplia al notar la Marca en Tengen y obviamente el aroma de ambos declarando que recién se habían apareado cual conejos.

-Kyojuro, tus pesquisas nos han aclarado el camino. Tenemos por fin un punto clave para dar el golpe final.

-¿De qué habla, jefe?

Este les pasó un mapa, era de Okinawa, notando un punto rojo marcado, un lugar bien escondido en el bosque si estaban leyendo correctamente. El Hashira del sonido levantó el rostro.

-¿Qué hay aquí?

-Nada menos que el cuartel general de Muzan, donde están guardando sus mejores armas.

Los dos intercambiaron una mirada de sorpresa de solo escuchar eso, leyendo mejor aquel mapa, las rutas de acceso como las características del terreno mientras su patrón continuaba hablando.

-Nezuko fue quien hiló todo, dándose cuenta de que las compras en el extranjero que descubriste más los movimientos portuarios y los viajes de Muzan coincidían con ciertas llamadas y desplazamientos de demonios hacia un punto en particular. Ese punto es el cuartel, sin duda bien protegido no solo por la gente de Muzan, también está camuflada en los radares oficiales, lo hemos comprobado.

-¿El ejército?

-Y miembros de la policía -el Señor Ubuyashiki asintió- Deben tener algo más que armas ahí.

-¿Atacaremos? -preguntó Kyojuro.

-En unas semanas, fingiremos que no sabemos, aparentaremos seguir perdidos, tan solo yendo detrás de las pistas falsas que nos han colocado hasta que todos ustedes puedan rodear el sitio y atacar de golpe.

-¡Ganaremos! -exclamó contento el Hashira del Sonido- ¡Ja! ¡No saben lo que les espera Lunas Demoníacas!

-Hay que ir con cuidado, lo más probable es que encontremos al resto de las Lunas ahí.

-Debemos tener un buen plan -asintió Kyojuro- Lo haremos bien.

-Felicidades por cierto, hacen una excelente pareja.

-Es lo que yo le decía, pero él muy necio.

-Lo sé, Tengen, lo sé.

Rieron, despidiéndose de su jefe para volver a la mansión con ese plan en mente, sería un golpe fatal del cual Muzan no iba a recuperarse, mientras estaba frente a la prensa fingiendo ser tan solo un empresario filántropo cooperando con políticos, sus demonios estaban atacándolos por la espalda. Pero con ese descubrimiento las cosas cambiarían, la balanza se inclinaría a su favor. Kyojuro respiró hondo, sonriendo y acercándose a su pareja para susurrarle algo con este leyendo su celular.

Se quedó ahí, alejándose de golpe y buscando su teléfono, como si de repente recordara algo. Afortunadamente su Omega no se percató de su cambio de expresión. Fue mejor. El corazón del joven Alfa latió desbocado ante el descubrimiento que hizo su olfato, mirando la pantalla sin leer nada en realidad, porque no supo cómo reaccionar.

Tengen estaba encinta.

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