Paz

ONRYŌ

Autora: Clusmykitty

Fandom: Kimetsu No Yaiba/Omegaverse

Pareja: Uzuren.

Derechos: a que el senpai se dé cuenta de mí.

Advertencias: esto es un AU de mafia, por lo que habrá cosillas desagradables, algo grotescas, incómodas porque estos mundillos no son jardines de rosas perfumadas. Y como es un Omegaverse las cosas se ponen de color hormiga. Que no les digan que no les cuenten porque les mienten. Una historia de encargo.

Gracias por leerme.


**********


Paz.


"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días."

Benjamin Franklin.

"La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar."

Thomas Chalmers.

"La felicidad es la certeza de no sentirse perdido."

Jorge Bucay.

"La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo."

Victor Hugo.



Senjuro abrazó sus piernas, conteniendo su sollozo y mirando alrededor, esas viejas paredes de la casa de su madre, una casa olvidada que gritaba por mantenimiento. Era una suerte de escondite, uno un poco peligroso pues se encontraba fuera del territorio del Clan Rengoku. No había querido escapar así, no era propio de un Alfa el desaparecer sin dar más explicaciones, ya no deseaba ser un estorbo, no cuando su hermano estaba por obtener una vida que en verdad se merecía.

De quedarse, haría que se peleara con Tengen por las cuestiones de sucesión y jerarquías familiares y tampoco fue su deseo. Le habían dado abrigo en ese hogar tan excéntrico sin pedirle nada a cambio más que mantenerse a salvo, por lo menos debía corresponder a esas atenciones con algo similar, no dar problemas. Estaba contento si le preguntaban, escuchar que sería tío le alegraba el corazón y por ello quería obsequiarle a su sobrino una familia estable donde él no fuera la manzana de la discordia.

Unas sirenas se escucharon a lo lejos, ambulancia al parecer. Se sorbió su nariz, limpiando sus ojos antes de buscar en su morralito una golosina que se había metido, no tenía mucha comida y debía pensar pronto en una solución. Ya no era el niño bonito de la familia Uzui ni tampoco el hermanito indefenso de Kyojuro Rengoku, debía crecer y ser un Alfa como su padre reclamó en vida. Senjuro suspiró un poco, abriendo el paquete de la barrita de chocolate que se llevó a la boca, volviendo a abrazar sus piernas en tanto comisqueaba esa golosina.

El árbol seco que se asomaba frente al ventanal roto no lejos de él se meció repentinamente. Senjuro frunció su ceño, soltando la barrita que rebotó en el suelo sucio cuando un rostro apareció por el ventanal con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Te encontré! -exclamó Tanjiro.

-¡Aahhh! ¿Qué haces aquí?

-No hay tiempo para esas preguntas, debes venir conmigo.

-¡No! ¡Ya no quiero ser un estorbo!

Tanjiro parpadeó, sacudiendo su cabeza y brincando para entrar, el cachorro se alejó de inmediato, aún necio a volver.

-Senjuro, tu hermano y Tengen sufrieron un accidente.

-¿Qué...?

Necesitó ayuda para levantarse e ir al hospital porque las piernas le fallaron, como decían en las películas, su vida pasó frente a sus ojos en esos momentos tan críticos mientras Tanjiro le explicaba con toda la amabilidad del mundo lo que acababa de ocurrir. Su corazón latió aprisa con la culpa galopando hacia su pecho pues le fue claro al cachorro que en buena medida era su culpa que ambos estuvieran ahora en un hospital al estarlo buscando. Tuvo que haber ejecutado mejor su plan pero ya era demasiado tarde para ello. Ahora debía hacerse responsable de lo que sucedió, buscando no romper a llorar ahí mismo.

El camino al hospital se le antojó eterno, igual que llegar con los médicos y escuchar sobre el estado de su hermano y Tengen. Tanto Tanjiro como él respiraron aliviados, no era algo crítico porque habían maniobrado asombrosamente para no terminar hechos trizas. Estaban muy mallugados, desorientados, uno con un muy mal humor por el cachorro en su vientre, sin embargo, nada qué lamentar.

-De verdad ha sido un milagro -comentó una doctora a su lado- Pudieron terminar muertos, yo no sé cómo fue que lograron salvarse.

-Está hablando de mi familia -Senjuro sorbió su nariz- Son los mejores luchando en cualquier pelea.

-¡SENJURO!

-¡Tengen! ¡Hermano! ¡Lo siento mucho! ¡Lo siento mucho!

No dudó en arrodillarse y pedir perdón ahí frente a una enfermera que terminaba de atender a ambos y Tanjiro detrás. Kyojuro fue quien lo sujetó, levantándolo para verlo unos segundos y luego sonriendo aliviado para abrazarlo con fuerza. El cachorro jamás estuvo más feliz de que casi le tronaran sus huesitos como en esos instantes, recibiendo además un beso en sus cabellos. Apenas se separó de su hermano, Tengen tiró de él para hacer lo mismo, bajando de la camilla con la protesta de todos, poniéndose en cuclillas con todo y vendajes.

-Escúchame bien, bebé, JAMÁS vuelvas a hacer eso ¿entendido? Fue muy estúpido y sin razón. Nosotros nunca vamos a despreciarte ni tampoco eres un estorbo.

-L-Lo siento -Senjuro sollozó, abriendo sus ojos- N-No quería...

-Yo entiendo, pero algo muy malo te pudo haber sucedido y entonces no estaríamos aquí hablando. ¿Por qué sentiste que las cosas iban a cambiar solo porque tendrás un hermanito?

-Es que... -el chico miró a su hermano quien alzó ambas cejas.

-¿Yo dije algo? -preguntó Kyojuro.

-No, pero... es tu vida, siempre la has dedicado por completo a mí, siempre desde que tengo memoria y entonces....

-Entonces creíste que si tu hermano se convertía en padre tú sobrabas ¿no?

-Perdón.

-Ya, bebé, ya pasó -Tengen lo abrazó, haciendo círculos en su espalda- Tú eres nuestro cachorrito travieso y glotón, nadie queda por encima de ti. Di algo, Kyojuro Rengoku.

-Tú siempre serás el siguiente líder de nuestro clan.

-Pero...

-Bah, deja las reglas para los tontos -bromeó el Hashira del Sonido, dándole un coscorrón en juego- Ya veremos qué sucede con este cachorro dentro mío, tiene mucho tiempo para decidir, tú, por otro lado, ya debes comenzar tus deberes como un Alfa Rengoku.

-¿No están enfadados conmigo por escaparme?

-Estábamos angustiados, hermanito -respondió Kyojuro, pellizando su mejilla- Así de importante eres para nosotros.

-No quise... no ahora que están peleando con las Lunas... no lo pensé bien.

-Si lo hicieras no serías un cachorro saludable -Tengen le guiñó un ojo, tan alegre pese a tener una cara que demandaba unas buenas horas de sueño y un baño- Por favor, bebé, ya no hagas cosas así, nos asustas.

-¡LOS QUIERO MUCHO Y JAMÁS LOS LASTIMARÍA! -lloró Senjuro y los demás rieron.

Luego de un abrazo grupal, el chico se aseguró que tanto su hermano mayor como Tengen hubieran descansando bien, sin dejar de pedirles disculpas por su comportamiento tan poco honorable, producto de un malentendido pues ellos dos jamás pensaron en algo malo para él, ni tampoco creían que fuese un estorbo como de pronto se sintió. Tener una pelea importante a la vuelta de la esquina los había tenido distraídos además del tema del cachorro por nacer. Senjuro pidió el permiso del Omega para saludar al nuevo miembro de la familia, también ofreciendo su lealtad y mucho cariño que tenía para dar, prometiendo que lo cuidaría como hermano mayor.

-¿Kyo?

-¿Qué pasa, hermanito?

-Sé que debí hablar con la verdad cuando me preguntaste qué me ocurría, no fue que ya no te tuviera confianza o estuviera enfadado contigo. Tenía miedo.

Kyojuro le sonrió, sujetando sus hombros. -Está bien tener miedo, yo también lo tengo.

-¿Sí?

-Cuando me dijeron que estabas perdido, tuve mucho miedo.

-Pero... tú ni siquiera hueles a temor.

-Aprendí a guardarlo aquí -un dedo del Hashira picó su pecho- Para no lastimar a los demás.

-¿Y qué pasa contigo? ¿Qué pasa si te lastimas?

-Tendré que seguir así.

Senjuro frunció su ceño. -Eso no suena bonito. ¿Lo has estado haciendo desde que papá murió?

-Más o menos.

-Tal vez deberías sacarlo, ya no estamos solos.

-Lo sé, hermanito, lo sé.

-Yo quiero que seas feliz, que rías como Tengen te hace reír, que seas papá, que tengas cosas bonitas en tu vida porque eres el mejor hermano que alguien pueda tener y si pudiera, daría mi vida solo por verte muy feliz.

-Ese es un lindo deseo con un fallo, porque no podría ser dichoso sin ti, Senjuro.

-Oh.

-Te quiero mucho.

-Y yo, hermano -el cachorro abrazó al Alfa mayor con fuerza- Te quiero montones.

Al llegar a la mansión, hablaron de nuevo, esta vez en compañía de las esposas de Tengen para que todos estuvieran en la misma sintonía. Senjuro todavía derramó unas cuantas lágrimas más porque ellas fueron amorosas con él, en lugar de reprenderlo como se lo merecía, lo llenaron de besos y abrazos de alivio, revisándolo por si acaso tenía alguna herida o preguntándole si tenía hambre. Le conmovió que todos ahí fuesen así después de haber metido la pata.

-Cometer errores no te hace mala persona -comentó Hinatsuru.

Su hermano mayor como Tengen solo descansaron un poco, tenían que volver porque se había abierto el camino directo al cuartel de las Lunas Superiores. Con la policía corrupta neutralizada, ahora ya podían moverse más libremente por las calles de la ciudad y rumbo a la isla. Era el ataque tan esperado, con todos más que listos para dar lo mejor de sí. Kyojuro lo llamó para entregarle un guarda espada en forma de flama, sorprendiéndolo pues eso solamente se entregaba cuando se nombraba oficialmente al siguiente heredero del Clan de la Llama.

-Hermano...

-En mi ausencia, tú estás a cargo.

Esas palabras fueron como un fuego que nació en su pecho, alzando su mentón con orgullo prometiendo que ya no lo defraudaría más. Una vez que ellos se marcharon, el cachorro respiró hondo, mirando a las tres esposas de Tengen a quien reverenció.

-Debo ayudarlos ordenando mi clan, si pueden ayudarme lo agradeceré.

-Solo dinos qué necesitas, bebé.

Tal vez no era un gran espadachín, ni tampoco entendía mucho del mundo de los yakuzas ni sus constantes peligros, pero llevaba en la sangre la herencia de los Rengoku. Volvió a casa, una mansión más reconstruida si bien faltaban partes por remodelar. La gente de su hermano mayor lo observó con algo de asombro, hincando una rodilla cuando presentó el guarda espada, sintiendo unas ligeras cosquillas al hacerlo, sintiendo por primera vez y de verdad cómo era ser un líder de clan. Senjuro sonrió, asintiendo para sí mismo, tomando esa confianza que quizás le había faltado antes, recordando los viejos tiempos, las palabras de Tengen y de sus esposas. Creían en él igual que lo hiciera su madre, ya tenía una familia, una Manada que estaría ahí para él.

-¡Escuchen, mi hermano nos necesita y daremos lo mejor de nosotros!

-¡Señor!

Estando en contacto con Suma, Makio y Hinatsuru, pudo estar al tanto de lo que sucedía, de cualquier forma ya le habían dicho que el patrón había dado la orden de mantener a esos dos lo más lejos posible de la pelea principal, que quedó a cargo del resto de los Hashiras. Las horas pasaron con Senjuro esperando siempre noticias, leyendo los mensajes de las esposas de Tengen y también algunos otros de Tanjiro quien estaba muy al pendiente de ambos líderes. El día murió y vino la noche con el cachorro todavía atento a todos los movimientos hasta que por fin tuvieron una noticia que hizo a todos gritar de alegría. Debido al ataque al cuartel de forma imprevista, Muzan fue obligado a ir, atrapándolo en el acto, junto con algunas de sus Lunas Superiores en una ofensiva bien coordinada.

Les había tomado un día y medio el vencer a sus máximos enemigos con el esfuerzo de todos. Senjuro estuvo muy feliz, regresando a la mansión de los Uzui para recibir a su hermano mayor como a Tengen, estos lucieron cansados, pero sin heridas. Al chico le pareció que incluso el sol era más brillante cuando corrió a abrazarlos, feliz de tenerlos ahí, de mantener su vínculo e incluso asegurarse por medio de su olfato que ese cachorrito estaba en perfectas condiciones. Solamente un Omega como el Hashira del Sonido podía estar presente en una ataque sin sufrir daños graves, claro, tenía que ver el tener a un lado a un Alfa quien no iba a permitir que lo tocaran.

-¡Hermano! ¡Tengen!

-Hey, bebé, ¿nos extrañaste?

-¡Montones!

Primero, todos descansaron, agotados y malheridos algunos, cuando se recuperaron, el Señor Ubuyashiki los llamó para celebrar. En los noticieros hablaron de una guerra de un día entre dos bandos de yakuzas, en otros sobre la corrupción tras la figura pública de Muzan, y otros más atrevidos sacaron a la luz la complicidad de la policía con las Lunas Demoníacas. Por lo menos sus nombres estuvieron limpios por decirlo de alguna forma, no eran más unos parias que debían ser perseguidos y encerrados en el mejor de los casos. Ahora podían tener mayor libertad, y lo que era mejor, los territorios controlados por todos esos demonios podían ser suyos, la recompensa a semejantes esfuerzos.

-Será justo que los territorios se dividan acorde a lo planeado -ordenó el patrón en aquella enorme reunión de clanes- Pero por el momento, celebremos esta victoria y brindemos porque nuestras familias puedan continuar su legado.

Senjuro se quedó pensativo a esas palabras, no comentó nada en esos momentos para no echar a perder la festividad, prefiriendo dejarlo para el día siguiente cuando Tengen bajó a desayunar con su hermano siguiéndole los pasos como buen Alfa protector. Hinatsuru había preparado todos los alimentos, todavía continuando con las celebraciones. Cuando ya casi terminaban, el cachorro se puso de pie, llamando la atención del resto, tosiendo un poco al comenzar a hablar.

-Quisiera decir algo.

-Adelante, hermanito -sonrió Kyojuro con curiosidad.

-Bueno... ahora que estuve más o menos a cargo de nuestro clan, me di cuenta de algunas cosas y quisiera... no, he tomado una decisión, esta vez sí que la pensé.

-¿Bebé? -Tengen parpadeó.

-Es que... definitivamente esto de los clanes y así no es lo mío -confesó, no deteniéndose o la pena iba a ganarle- No es lo que quiero hacer el resto de mi vida, no lo tomen a mal, no es porque me parezca algo horrendo porque no lo es, no al menos con ustedes que han logrado tantos cambios. Yo... quisiera otra cosa, algo diferente, sé que esto rompe con la tradición Rengoku. Lo siento, quería decírtelo hermano, aquí frente a todos los que amamos y son parte ya de nuestra familia. Pido tu permiso para elegir mi propio camino.

-Senjuro... -Kyojuro se levantó, buscando abrazarlo con fuerza- Tú sabes que siempre estarás en mi corazón y que si hay algo que deseo con todas mis fuerzas es que puedas elegir la vida que más te haga feliz, sin importar si eso tiene que ver o no con nuestras tradiciones.

-Perdona -gimoteó un poco, mirándolo con ojos bien abiertos- Esperabas darme la sucesión, pero es que con lo que ocurrió, noté que si bien podía hacerlo, si lo hago el resto de mi vida seré infeliz.

-Respetaré tu decisión y tienes mi apoyo.

-Ven aquí, bebé -Tengen también se puso de pie, despeinando sus cabellos- ¿Qué es lo que deseas hacer?

-Bueno... me gustaría mucho estudiar medicina y ser un gran médico.

-¡Eso es genial! Debemos tener alguien que nos atienda cuando nos lastimemos.

-Creo que ese no es el punto de esto -comentó Kyojuro a su Omega, luego mirando a su hermanito- Si es lo que deseas, así será.

-¡Y nosotras ayudaremos! -corearon las chicas.

-Quiero pedir disculpas, porque armé un gran escándalo por algo que ahora ya no quiero.

-Bah, aquí tu hermano fingía ser un Alfa común y mira, me ha metido un cachorro.

-Tengen...

Senjuro rió. -¡Gracias por entender!

-No, bebé, gracias a ti por armarte de valor y luchar por lo que quieres.

Claro que su hermano no iba a dejar que naciera un hijo suyo sin que ambos estuvieran casados, por lo que la siguiente celebración de todo el gremio de cazadores fue por su boda. Aparentemente sencilla, pero las chicas no dieron su brazo a torcer cuando se habló de un banquete. Todos esos días fueron muy divertidos y alegres, ya no había esa tensión ni tampoco los silencios pesados de momentos incómodos porque todo mundo callaba secretos. Habían pasado por un montón de cosas feas, algunas muy dolorosas, más al final lo habían logrado, por fin alcanzaban ese sueño de cambiar las cosas para bien, de dejar atrás viejos recuerdos y fantasmas que no tenían razón de ser.

-¿Hermano?

-Dime, Senjuro.

-¿Eres feliz?

El Hashira de la Llama sonrió de oreja a oreja, terminando de alisar su traje de bodas.

-Completamente.

-Ahora ya todo está bien para mí. ¿Listo?

-Por supuesto.

Con la bendición del Señor Ubuyashiki, hicieron sus votos y luego se tomaron unas semanas para una luna de miel porque Tanjiro, Inosuke y Zenitsu afirmaron que no servirían a líderes de clan que no respetaban las tradiciones matrimoniales, lo que quiso decir que estaban obligándolos a tomar vacaciones. Senjuro regresó a la mansión Rengoku por fin terminada, poniendo la ofrenda frente al altar de su madre y contándole lo que ya pasaba en sus vidas, sonriendo al retrato de esa hermosa y fiera mujer.

-Mi hermano lo consiguió, mamá, fue la llama que lo transformó todo.

Y otra cosa que también apareció en su vida como un regalo extra, fueron amigos de su edad, verdaderos amigos y no solo compañeros de clase. Uno de ellos fue Verin, un lindo Omega de mejillas siempre rosadas, nariz de gomita y la risa más contagiosa que Senjuro hubiera escuchado en su vida. Lo conoció mientras esperaba por el regreso de aquellos dos Hashiras, era el cachorro de uno de los guardias de la mansión. De inmediato hicieron migas, Mitsuri afirmó que había sido amor a primera vista, negando con el rostro de mil colores semejante cosa, solo eran buenos amigos. Sí, comenzó a tomarle gusto porque los dos jugaran por las tardes o que Verin le regalara de cuando en cuando una golosina de chocolate, a veces con forma de una llamita, pero nada más.

-¿Y cómo llamarán al cachorro? -le preguntó este una de esas tardes, ambos sentados en lo alto de un techo de la mansión, viendo el paisaje.

-La verdad no lo sé, supongo que elegirán algún nombre genial de algún antepasado.

-Tú podrías inventarlo.

-¿Yo? No sé de eso.

-Pero me cuentas siempre historias lindas -Verin ladeó su rostro, una mejilla manchada de mermelada por la galleta rellena que estaban terminándose- Sabes muchos nombres.

-Creo que eso es algo que ellos deben decidir.

-Mmm, puede ser.

-¿Tú como le pondrías?

El dulce Omega abrió sus ojos de par en par, su aroma fe de alegría, dulce néctar de durazno maduro.

-¡Tenma!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top