Epílogo
Apoyó su espalda contra la puerta de la habitación. Enterró el rostro entre sus manos y, sin más, dejó escapar un grito de frustración mientras los demás le miraban. No le importaba. No le molestaba. ¿A caso pensaba en ellos? ¡No! Dejó salir la ira y frustración retenidas en aquel desgarrador grito, mientras gruesas lágrimas escurrían por sus mejillas. ¿Por qué tenía que haberle pasado esto justamente a ella? ¿Por qué a ella? ¡Era la persona más amable del mundo! Si él era amable en cierto punto, entonces ella era la bondad personificada. Siempre estuvo para él. Lo escuchó. Lo apoyó. Lo esperó. Hizo todo por él y él hizo todo por ella y, sin embargo, el mundo en el que ella no podía estar finalmente la tocó, devorándola hasta apartarla de su lado.
No reaccionó cuando una mano cayó sobre su hombro en un gesto reconfortante. No quería gestos reconfortantes ni apoyo emocional. ¿Lo necesitaba? Probablemente. ¿Lo quería? No, no quería que alguien lo apoyara ahora. Solo quería que ella volviera al mundo de los vivos, que despertara. Se había jurado estar con ella y ser todo para ella...pero todo eso simplemente desapareció como humo tras la derrota de Geto Suguru, aquel bastardo desquiciado que causó los estragos en Shinjuku y Kioto. Odiaba a ese hombre con todo el fervor de su alma.
¿Por qué su mundo tuvo que tocarla a ella? Él y su hermano se prometieron secretamente no hacer que ella sufriera o por ellos por el mundo del Jujutsu y, como un mal chiste, el mundo del Jujutsu simplemente no los escuchó y la tomó con sus frías garras, apartándola de ellos sin misericordia. ¿Qué habían hecho mal? ¿Ella se merecía aquello? ¿Fue por sus actos arrogantes contra Geto? ¡Si era así, con gusto daría su vida con tal de que ella pudiera volver a respirar!
Pero por supuesto, dios no existía y la justicia era tan efímera, como la niebla de una mañana de invierno. Ella se quedaría en cama a pesar de todos los hechiceros que pasaron por su lado intentando exorcizarla y él y su hermano quedarían condenados a pensar en ella y desear que se recuperara completamente.
Odiaba el Jujutsu.
―Esta en shock―una de las enfermeras dijo.
El hombre al lado del muchacho miró a la enfermera. Con un gesto la despidió y pocos segundos después el sonido de la puerta cerrándose fue lo único que perturbó aquella habitación.
Gojo Satoru entonces levantó la mirada. Postrada en la única cama de aquella habitación, Fushiguro Tsumiki reposaba con los ojos cerrados, completamente en un coma causado por una extraña maldición. O eso es lo que dedujo. Parecía que la energía maldita de Geto había causado aquello. ¿Pero porque solamente a Tsumiki? Desconocía si otros jóvenes fueron maldecidos por el choque entre Geto y sus alumnos.
―¿Cómo está Naruto?
Satoru volvió en sí. Movió la cabeza y miró a Fushiguro allí de pie, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y el uniforme del colegio. Parecía que Megumi tomó mejor el estado de su hermana...o casi. Fushiguro era un chico que no lloraba abiertamente delante de cualquiera y eso era algo que él como adulto supo ver. El chico lloró por su hermana en su habitación en la mansión Gojo y no salió de la misma por diversos días.
―Lo está procesando―Satoru murmuró con lentitud. Miró a su ahijado y retiró la mano del hombro del muchacho―. ¿Tú cómo estás?
Aquella pregunta hubiera sonado a una mala broma si no viniera de Gojo Satoru. Fushiguro respiró hondo un par de veces y dio una mirada calmada al novio de su hermana antes de mirar a su maestro.
―Estoy listo―dijo como simple respuesta.
Satoru hundió sus hombros. El chico debía entrar al mundo del Jujutsu en unos meses, justo cuando cumpliera los quince años. Debía hacerlo por el contrato que él hizo para mantener a Megumi alejado de los Zenin como su padre quiso.
―Bien―el hombre miró a su ahijado―. Fushiguro. Dejemos a Naruto un tiempo a solas.
―Bien.
Sentado, oyó como ambos salían de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Sorbió levemente por la nariz y comenzó a levantarse. Ojos rojos, hinchados, quedaron a la vista cuando retiró el rosto de entre sus brazos. El hechicero que derrotó a casi cien maldiciones, que ayudó a derrotar a Geto Suguru...estaba llorando por una mujer...
Detuvo sus pasos al lado de la cama de Tsumiki. La miró con ojos brillosos pero decididos. Tomó lentamente la mano de la chica entre la suya y se inclinó sobre la adolescente, depositando un casto beso en sus labios con delicadeza.
Sus labios seguían sabiendo a cereza.
―Tsumiki―murmuró. Naruto pasó su mano por el cabello de la chica, apartando mechones castaños de su rostro―. Voy a curarte. Voy a descubrir como deshacer esta maldición y te sacaré de este estado―su voz se oyó ahogada. Tragó con fuerza y recompuso algo de entereza―. Cuidaré de Megumi y de Satoru. Sabes que, sin ti, esos dos no sobrevivirán demasiado. ¿Sabes que ayer Satoru pidió pizza porque le daba pereza cocinar? ¿O que Megumi se volvió a pelear? Tu hermano no para quiero, es verdaderamente un manojo de nervios ahora―torció los labios en una sonrisa―. Pero se preocupa por ti. Finalmente aceptó su puesto como hechicero en el colegio de Tokio. Va a ser mi lindo kohai por cuatro años y crecerá bajo el entrenamiento de Satoru y bajo mi ojo. Sé que nunca he sido bueno en esto del Jujutsu, no al menos sin la ayuda de Mei-sensei o de Satoru. Si no hubiera sido por ellos y la biblioteca donde obtuve algo de conocimiento de mi clan, no podría haber detenido la guerra y ayudado a derrotar a Geto Suguru―respiró hondo. Las aletas de su nariz se movieron cuando inhaló con fuerza―. Se lo debo todo a ellos...y a ti―Naruto acarició la mejilla de Tsumiki, sintiendo bajo su tacto la suavidad de su piel―. Si no hubieras estado conmigo en todo momento―recordó como hablaban por teléfono, como se mensajeaban, como hacían videollamadas y llamadas normales durante su entrenamiento, después del mismo, cuando llegó al colegio de Tokio―; probablemente no habría llegado aquí, a donde estoy ahora―se irguió completamente. Usando el brazo derecho, limpió su rostro de cualquier rastro de lágrimas―. Y ahora me toca devolverte el favor. Te devolveré todo lo que has hecho por mí...aunque eso reduzca mi alma a nada más que cenizas...
*Datos adicionales:
*Nombre: Uzumaki Naruto
*Clan: Uzumaki.
*Técnica Maldita: Unión Maldita (los usuarios pueden sentir y están ligados a la energía maldita a un punto que ningún otro chamán podría estarlo, siendo capaces de manifestar dicha energía e, incluso, solidificarla como en el caso de las cadenas de diamantina de Kushina).
*Edad: 15-16.
*Grado: ¿?
*Estilo: el estilo de combate y exorcización de Naruto, es usando las artes marciales que perfeccionó bajo la tutela de Mei Mei, a quien llama Mei-sensei.
*Motivación: al principio, su motivación para ser chamán era la misma Tsumiki, su deseo de protegerla. Actualmente, su motivación es desconocida...
*Deseo: su deseo era proteger a sus seres queridos, deseo que cambió con el coma de Tsumiki y, por el momento, es desconocido.
Fin del Primer Libro de la Trilogía Hechicero
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