Extra 1
— Se dice que cuando el alma gem-
— ¡Jinni se te hace tarde! —, escucho el grito de mi madre y me levanto del ordenador, he estado pegada leyendo varias cosas que me interesan como encontrar a mi alma gemela, no me culpen, soy muy romántica y de verdad que deseo poder llegar a un punto en el que consiga a la persona con la que quiero estar por el resto de mi vida.
Antes no era así, de hecho me parecía estúpido, pero desde que comencé a crecer y notar diversas cosas en mi hizo que me diera cuenta que lo que alguna vez vi ridículo no era tan así, siendo hija de una madre soltera, comenzando la preparatoria y con tan solo quince años de edad he intentando hacer hasta lo imposible por conseguir a alguien a quien amar pero nadie ha llegado a mi, muchos dicen que soy muy joven y que no debería pensar en estas cosas pero amo que en mi cabeza este el futuro.
Una chica linda de seguro sosteniendo algún perro o gato mientras me sonríe, yo acabando de llegar del trabajo soltando me la corbata y que sus ojos brillen cuantos nuestros labios se rozan.
— ¿Te gusta alguien? —, me atraganto con el pan y miro a mi mamá con reproche mientras busco el aire que me hace falta, muy a mi pesar niego con la cabeza y sigo comiendo,— pronto vas a conseguir a un chico que te haga feliz —, mi sonrisa se borra al instante que lo escucho, es obvio que no sabe que su hija es...
Un tanto distinta a lo que debería ser y todo porque no me gusta lo que se supone debe.
En un suspiro entre cortado por mi desesperación me remuevo en la silla y me quedo viendo hacia la ventana, no me gusta hablar de ello y lo sabe muy bien así que solo me mira asintiendo.
— anda, se te hace tarde —, me levanto como puedo y le doy un beso para posteriormente salir corriendo, todos los que llegan tarde los castigan y yo no quiero tener que estar por tanto tiempo ayudando a cerrar algo o a acomodar otra cosa, al salir a la calle una brisa fresca choca contra mi rostro y sonrío en grande, se siente tan bien el estar en un lugar así, el día está perfecto, levemente nublado pero es obvio que no va a llover, las personas hablando animadamente mientras caminan a sus destinos.
Todo es tan hermoso que me cuestiono si a alguien le está yendo mal, muerdo mi labio inferior debido al rato de sol que de la nada impactó contra mi rostro y gruño, al mismo tiempo frunzo las cejas y con las manos apretando la mochila sigo caminando hacia el colegio, dentro de algunas cuadras voy a pasar frente a uno de mis lugares favoritos y la verdad es que no se por que, ya que es un sitio en el que no puedo estar por ser menor de edad.
Mis ojos se concentran en analizar cada rincón de ese restaurante/bar del que todo el mundo habla o bueno eso fue lo que me dijo mi madre mientras buscaba que ver en la televisión, se dice que la dueña, Chou Jihyo, hizo un espacio en el que conmemoran a sus madres quienes fallecieron hace casi veinte años, para todos fue impresionante ya que es hija de un matrimonio lésbico, algo no tan común en esta parte de Corea, algunos no están de acuerdo con que se habla un lugar con esa temática, un tanto libertina para acá.
A mi me parece extraordinario y que haya hecho eso por una historia de amor que me encantaría escuchar es lo que más me intriga, quiero crecer y poder entrar a ese lugar para que me cuenten la historia, miró a ambos lados de la calle y cruzo a ese lugar, mi cabeza se pega a la vitrina al igual que mis manos intentando ver con más claridad que es lo que hay dentro, todo es demasiado lindo, aunque a esta hora lamentablemente no abre, así que las pocas veces que lo he visto por completo es en fotos.
Aprieto los labios y escucho un suspiro a mi lado que hace que salte,— ¡que susto! —, llevo la mano a mi pecho y veo a una chica alta de ojos saltones viéndome completamente confundida, ¿no les ha pasado que tienen esa sensación de que ya conocen a alguien que nunca han visto en su vida?, porque es exactamente lo que me acaba de suceder.
— pe-perdona no sabía que te ibas a asustar —, ambas hacemos una reverencia.
— soy algo asustadiza así que no te preocupes —, la sigo viendo, ella parece estar un tanto incómoda así que mis ojos vuelven a dirigirse a lo que más atención le he puesto y es la foto de dos mujeres, una con una gran sonrisa y la otra con una pequeña, una más alta que la otra, la pelinegra rodea el cuerpo de la otra con un brazo y sus ojos son de dos enamoradas.
Hay algo en esa foto que hace que se mueva algo en mi, es extraño, es como si ya hubiera vivido aquello, como si yo fuera la que está siendo abrazada y protegida por esa linda mujer.
Suspiro y cuando voy a retomar mi camino veo que la chica sigue en la misma posición, con una mirada de extrañeza toda le digo:— oye pero... —, no digo nada más cuando veo que tiene un uniforme similar al mío.
— me he dado cuenta que vamos al mismo colegio —, asiento lentamente ya que también me di cuenta de ello.
Con una sonrisa amable paso a su lado pero escucho pasos detrás mío,— ¿Por qué me sigues? —, sonríe y sigue haciéndolo.
— hoy me desperté con ganas de brindarle mi compañía a quien lo necesitará y parece que tú la necesitas —, aprieto los labios y sigo caminando,— me veo en la obligación como buena ciudadana de ayudarla a usted a ir a su bello colegio, no me gustaría que alguien se aproveche de su situación, a esta hora las calles a ese lugar no son tan transitadas —, ruedo los ojos un tanto divertida por el tono que utiliza.
— ¿qué me certifica a mi que no harás lo que dices? —, se encoge de hombros y sonríe en grande, tiene esa sonrisa que he estado buscando en alguien, me tranquiliza, me hace sentir super bien y mi corazón se acelera como aparece en los libros que leo, tal vez estoy enloqueciendo pero es exactamente lo que siento.
— no tengo nada —, se detiene frente a mí, pensé que era de las típicas románticas que diría algo super lindo pero ya veo que no, otra tonta más que busca algo que no se le ha perdido,— pero puedes elegir confiar en mí, eso no sería tan mala idea —, obvio que no lo sería pero tampoco quiero que una extraña me acompañe al colegio, el mismo en el que estudio que me parece la cosa más impresionante del mundo, tal vez es el destino tocando a la puerta haciéndome saber que ese mismo día llegaría alguien importante a mi vida y que tengo que dejarlo pasar,— ¿entonces? —.
Me detengo nuevamente y la miro un tanto irritada, se me está haciendo tarde y no quiero
— si me asesinas me harías un favor — Susurro sin dejar de verla, las cosas que he vivido en mi casa no son tan fáciles como parece y menos en el colegio, soy la rara porque creer en el amor, porque no siento interés por los chicos y porque no tengo figura paterna, todos dicen que por eso es que no me atrae ninguno de los chicos que se han acercado a mi, como si eso fuera cierto,— así que si eres una asesina que ama como suplican por su vida pues...conmigo no te irá bien —, la fulmino con la mirada pero lo que me gano es una sonrisa.
— mejor hagamos lo siguiente —, coloca las manos en mis hombros y me tenso,— yo voy a correr y tú vas a ir detrás de mí, nada malo te va a pasar porque siempre me vas a tener vigilada —, frunzo las cejas ante su idea tan alocada,— me sé la historia del restaurante, además... sé que sientes lo que yo siento al ver la foto —, mi sonrisa baja un poco.
No entiendo cómo sabe aquello si no se lo he dicho a nadie.
Me quedo estática y con el corazón acelerado al verla correr por toda la calle, tengo ganas de perseguirla pero la verdad es que no tengo ni la menor idea de lo que debería hacer, si es alguien malo me pasará algo que no me va a gustar pero si es buena seré feliz por lo menos por un momento.
Llevo la mano a mi pecho que me grita que la persiga, que me divierta y vuelva a creer en que la vida no es sólo buscar a alguien bueno si no esperar a que esa persona llegue.
— ¿Cuál es tu nombre? —, pregunto al comenzar a correr tras suyo.
— ¡Seol Yoon Ah! —, grita y sonrío, acelero al escucharla hablar, no quiero que sea más rápida que yo,— ¡Pero todos me dicen Sullyoon! —, jadeo al dar la vuelta en una calle.
— ¡El mío es Choi Yun Jin! —, grito cerrando los ojos y acelerando lo más que puedo,— ¡Pero todos me dicen Jinni! —, por muy extraño que parezca se siente bien el estar persiguiendola pero mejor aún ver como las puertas del colegio siguen abiertas.
Me detengo cuando ella lo hace y veo como mira hacia atrás, nuestras miradas se conectan así que me acerco orgullosa por haber sido rápida.
— ahora me vas a tener que contar la historia... —, asiento y entrelazamos los brazos.
— ¿De la perspectiva de quién? —, me encojo de hombros y ella asiente mordiéndose el labio.
— bien yo elijo... —, sube las manos al cielo y hace un cuadro perfecto con los dedos,— y comienza ahora... —, une las palmas como si se tratara de una película,— La luna era tan brillante que me ardían los ojos al verla...
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