Mírame.

Wanda's pov:

Me desperté abrazada al cuerpo de Natasha. ¿Cómo se supone que ésto acaba de pasar? Ayer por la noche tenía una cita con Carol Danvers, mi compañera, y hoy estoy entre los brazos de la mujer que fue mi amor platónico por años.

Y mi novia por sólo unos meses...

Observé la luz entrando por el ventanal, el sol pegaba fuerte en las mañanas, pero en Noruega hace frío todo el día, no importa el sol, jamás será un día cálido.

Traté de removerme y vi las marcas en sus brazos, nos la noté anoche. Joder. ¿Qué estamos haciendo? ¿Por qué?

Respiré con profundidad y traté de acallar la ansiedad que me consumía, siempre he sentido de forma intensa cuando se trata de esta mujer.

No puedo evitarlo, la maestra Romanoff se convirtió en mi mayor debilidad desde que la conocí hace años.

—Buenos días.—Oí su voz delicada y me giré avergonzada. Anoche me comporté... De una poco decente manera, y sé que estábamos teniendo sexo, y ya lo habíamos tenido antes, pero no había pensado en que ella me dejó.

Ella terminó todo conmigo y yo dejé ir mi progreso por una noche de hacer el amor de forma romántica sabiendo que no me ama lo suficiente.

—Sé que debo explicarte cosas, y entiendo que para ti esto...—Se sentó en el suelo y se cubrió con mi camiseta.—Es extraño, pero... Te amo, Wanda y...

—¿Ahora sí me amas?—Pregunté y al ver su expresión me entristecí de inmediato. —Lo siento... Yo... —Dejé ir un suspiro. Ni siquiera sé que decir. El llanto de Piet... El pequeño Bruce nos hizo estar alertas. Ella se cubrió con mi camiseta y se levantó sin más.

Lleva ropa interior amarilla. Que linda.

Me dejé caer sobre la alfombra observando el techo, recordé sus besos por mi cuello, sus gemidos, la forma en que se aferraba a mí susurrando que me amaba y que no la deje.

Irónico viendo que fue ella quien me dejó.

Jalé levemente mi cabello, frustrada, amargada y tal vez un poco molesta por no poder expresar bien que es lo que quiero luego de ésto. ¿Tomará a su bebé y se irá? ¿Vendrá Bruce por ellos y tendré problemas? ¿Se quedará conmigo? No tengo ni idea, y tampoco me importa mientras no pueda aclarar que mierda siento realmente.

Odio sentirme así de apagada y frustrada.

Me levanté y tomé mi pantalón y sujetador deportivo, me los puse y caminé hasta la habitación en busca de ropa.

La vi sentada amamantando al pequeño, noté una marca oscura en su seno y aparté la mirada tratando de no incomodarla, comencé a buscar ropa.

Tomé una camisa de mi armario y traté de dejar de pensar en todas las marcas que anoche no noté.

¿Fue Banner? ¿Qué hace con tantos golpes?

Joder, no encuentro ninguna camisa decente. Comencé a jalar las camisas de un lado a otro, estoy frustrada.

—Es una quemadura de cigarrillo.—Habló luego de unos segundos.

Me giré para observarla y me puse la camisa rápidamente. Debo ducharme y volver a vestirme.

—¿Te quemaste?—Pregunté y negó.

—Bruce me quemó unos días antes de que nazca Pietro.—Susurró ella.—No quise acostarme con él, porque... No quería y además estaba... Cansada con el embarazo y todo eso.

—Con decir que no querías eran suficiente.—Dije rápidamente y ella negó.

—No para él.—Dejó ir un suspiro y yo tragué saliva. Mi garganta se secó sólo de pensar en ella siendo quemada con un cigarillo. —Y me dolió por mucho, ahora sólo es una marca y... Ya van... Cuatro meses desde que Pietro nació.

¿Pietro?

—¿Dijiste Pietro?

—Lo dije dos veces, es su nombre.—Dijo ella y me detuve a observar al bebé. Sus cabellos pelirrojos, cejas poco pobladas y poco notorias, ojos cerrados mientras su pequeña mano se posaba sobre el seno de su madre mientras seguía comiendo.—Pietro Maximoff.

—¿Uh?—Pregunté nuevamente y ella sonrió. —¿Yo qué hice?

—Nada... Es sólo que... Oh, Dios.—Se avergonzó y vi su rostro sonrojarse.—Wanda, no sé si quieres estar conmigo, y entiendo si la respuesta es no, pero... Yo estoy enamorada de ti, y... No importa, yo entenderé si me quieres lejos, es sólo que... He tenido que cambiar mi nombre y el de mi hijo, y he elegido tu apellido.—Dijo nerviosa. Asentí lentamente. —Perdón...

—No, yo... Está bien, maestra Romanoff.—Murmuré y ella apartó la mirada.

—¿Nunca vas a dejar de odiarme por tratarte así, no?—Preguntó entristecida.

Observé mis manos y me giré nuevamente a verla.

—Te amo.—Murmuré.—Sólo... es mucho para procesar, pero prometo que quiero entender.

Ella asintió y sentí una pequeña risa. Ambas bajamos la mirada y el pequeño había dejado el pecho. Sólo reía.

—¿Está soñando o algo?—Pregunté al verlo sonreír con los ojos cerrados. Natasha se encogió de hombros y se cubrió.—¿Puedo tomarlo? Así te puedes dar un baño.

Ella asintió y me lo entregó. Nos observamos a los ojos y no he aguantado las ganas de besarla, mis labios se pegaron a los suyos y sentí que todo se me alborotaba tal y como la primera vez que nos besamos.

Ella me hace sentir demasiado y eso es algo que no puedo explicar.

—¿Qué haremos?—Preguntó en un susurro al separarnos y yo sonreí.

—¿Vas a quedarte?

—¿Quieres que me quede?

Asentí.

—Siempre quise que te quedaras.

Natasha me dedicó una sonrisa dulce y bastante triste. Observó el suelo. Levanté su mentón y la obligué a verme.

—Haremos que funcione entonces. —Murmuré y ella sonrió.

Se dio media vuelta y entró al baño. Observé al pequeño y él me veía con sus ojos color miel.

—Hey... ¿Pietro, eh?—Pregunté sonriente.

Él mantuvo la mirada conmigo y pude sentir que todo estaría bien. Todo estará realmente bien.

Mi hermano lo dijo en su momento. Él me dijo que debía levantarme aquél día para ir a la universidad, se metió en mis sueños, y... Conocí a Natasha, supongo que él sabía que ésto acabaría así, y no me sorprendería. Pietro siempre fue muy atento con los detalles, no se le escapaba nada...

Sus ganas de vivir y aguantar un mundo desgraciado se escaparon, pero no me dejaría rendirme. Él jamás dejaría que alguien a quien amaba se rindiera.

—¿Te gustan los dibujos animados, Pietro?—Pregunté y lo vi sonreír.—A mi me gustan un poco. Mi hermano los disfrutaba mucho, vamos por algo de desayunar y por caricaturas.

Salí de la habitación con el pequeño en brazos y de pronto sentí que todo iba a encajar. Poco a poco y en su momento.

No todo puede ser tan malo, y si ella decidió buscarme... Fue porque realmente me necesitaba, así como yo a ella.

Tal vez darnos una oportunidad de ser felices y dejar lo malo... Tal vez sólo acompañarnos...

Y después de todo, no importa que tanto lograra apartarla, ni que tantos kilómetros nos separen, Natasha Romanoff siempre sería mi aroma favorito.

Nota de autor:

¡Feliz cumpleaños fxcvl5! Que tengas un hermoso día, te adoro un montón <3

-Codi.

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