Deja vu (NAVIDAD)
Nat's pov:
Lizzie se quedó dormida sobre su cama mientras Irina roncaba en su cuna. Ambas estaban agotadas y ni siquiera abrieron sus regalos.
¡Les compré muchos! Y me ha costado traerlos hasta esta cabaña, y ahora no los abrirán, le dije a Wanda que debíamos dejarlos en casa, pero como volveremos dentro de dos semanas ya que pasaremos año nuevo aquí relajandonos y sólo con nuestra familia... Pequeña familia.
Wanda y yo estamos pensando en tener otro bebé, aunque cuando mi gira acabe, ya que no queremos que ella se exponga estando embarazada.
Bajé las escaleras bastante agotada, tener dos hijas es maravilloso casi todo el tiempo, siempre quieren besarme, abrazarme, me incluyen en sus juegos y Wanda nos da mucho amor, pero... ¡Usualmente me canso! No entiendo como Wanda está con ellas todo el día cuando tengo algún concierto, luego llego yo cansada y ella siempre está dispuesta a mimarme, mi esposa se merece el cielo, es la mujer más maravillosa de todas.
¿Por qué simplemente no vender a una de mis hijas? Es decir, no podría elegir, pero si tuviese que hacerlo, haría cara y cruz, así podría...
—¿Estás pensando en voz alta?—Preguntó Wanda observándome extrañada. —No venderemos a nadie, Nat.
Me sonrojé.
—Uh, sólo era un plan de ahorro.
—Venderemos tus instrumentos antes que a nuestras hijas y en una última instancia comenzaremos a venderte a ti.—Dijo señalándome acusadoramente.
Gruñí.
Ella siempre me regaña.
—Venderemos al perro. —Murmuré y ella giró los ojos.
—No venderemos a nadie. No empieces con eso. —Se quejó. —Ganamos el suficiente dinero como para...
—Que yo reciba otro balazo. —Insistí. Wanda me observó molesta y sentí el verdadero temor.—Son bromitas.
—Cállate, Natalia.
—No, déjame expresar mi opinión. —Gruñí. La vi entrecerrar los ojos y me callé de inmediato. —Gruñes todo el día, le hace mal al bebé.
—Ya no eres un bebé.—Murmuró y me crucé de brazos.
—¿Quién dice?—Me quejé.—¡Tengo alma de niña!
—La edad mental es notoria. —Murmuró dándose la vuelta para ir al salón. La vi sentarse frente a la chimenea. —Ya es veinticinco...
Sonreí al oír la felicidad en su voz.
—Feliz navidad, amor.—Murmuré y me acerqué a besarla con suavidad. —Te amo.
Ella sonrió contra mis labios y acarició las ondas al final de mi cabello un poco largo.
—Déjalo crecer... —Murmuró y yo negué.
—Sé que te gusta corto.
—Pero me gusta el pelirrojo de tu cabello.—Murmuró y yo sonreí.
—Sé que te gusta, prometo dejar de tinturarlo, ya no lo quiero rubio.
—Que buen regalo de navidad. —Murmuró volviendo a besarme.
—Oh, sí. —Me separé escuchandola gruñir levemente.—Tengo dos regalos para ti, uno es una canción pero ahora no quiero que te mueras. —Dije orgullosa.
Mi esposa soltó una risita y asintió acomodándose en el sofá.
—El otro regalo está en el árbol. —Murmuré levantándome a tomar la guitarra.—¿Cuál quieres primero?—Pregunté y ella se encogió de hombros.
—La canción, me interesa oír que tiene para decir mi pequeña poeta.
Momento, ¿dijo pequeña por mi tamaño o porque soy menor?
—¿Pequeña por?
—Eres muy pequeña. —Dijo burlona.
—¡Basta! ¡No te rías de mi altura, Wanda!—Me quejé. —En mi defensa sigo siendo poderosa, aunque soy pequeña.
Ella mordió su labio inferior intentando ocultar una sonrisa, sin embargo la vi arrugar la nariz no pude evitar sonreír también.
—Podría verte sonreír toda una vida, Wanda Romanoff.—Murmuré acomodando mi camisa algo nerviosa. Wanda me gusta tanto.
—Cantame, amorcito. —Ronroneó ella de la forma más coqueta en la que pudo decirlo. Tragué saliva y sentí mis manos sudar.
Los acordes de "Cinema" una canción que le había escrito hace un par de días para navidad comenzaron a sonar. Comencé a cantar mientras la observaba a los ojos fijamente.
—I could watch you for a lifetime. You're my favorite movie... A thousand endings. You mean everything to me, i never know what's coming. Forever fascinating. Hope you don't stop running... To me 'cause I'll always be waiting. —Canté y pude notar como sus ojos se cristalizaban poco a poco.—You are my cinema, I could watch you forever. Action-thriller, I could watch you forever. You are my cinema, a Hollywood treasure... Love you just the way you are. My cinema, my cinema... —Wanda detuvo la guitarra con su mano y comenzó a negar.
Ay no, no le gustó.
—¿Qué hice?—Pregunté asustada. —¡No se parece al primer álbum! ¡Creí que gustaría!
Ella quitó la guitarra de mi regazo y se sentó sobre el rápidamente aferrándose a mi cuello y besándome con pasión.
Creo que si le gustó. ¿Si me besa es bueno o ya no quiere que le cante? Tal vez debería preguntarle y así ya no tendría más la duda, no me gusta tener dudas, lo odio.
Me separé y sequé sus lágrimas con mis pulgares.
—¿Entonces te gustó o desafiné?
Ella comenzó a reír besando mi rostro repetidas veces. En ocasiones creo que está demente.
—Podría oírte cantar toda una vida, Nat. —Susurró. —Espero que sigas haciéndolo.
—Para siempre, mi amor.
Sonreí y ella también antes de comenzar a abrir los botones de mi camisa.
¡Conseguí una noche buena!
Nota de autor:
Hola ª, adiós.
Quizá siga subiendo os cada cierto tiempo.
-Codex.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top