Beautiful boy [¿DISCULPA?]
Natasha's pov:
—¿Y esa guitarra?—Señaló la les paul de la pared.
—Oh, esa es un regalo de un amigo. Se llama Ed.
—¿Y la tocas?—Preguntó nuevamente. Asentí.
Nathe ha estado de curioso con mi sala de música. Wanda se está dando un baño y este pequeño no deja de insistir en querer oír una canción.
—¿Quieres oír?
—Sí, por favor y gracias.
Nathe tomó el borde de su pantalón corto y lo levanto para poder subirse al pequeño sofá de junto.
—Uh, señora mamá. No alcanzo.—Dijo estirando sus brazos.—Y mis pantaloncillos son cortos, se me caen.
Tomé al pequeño y lo subí sobre el sofá. Es extraña la sensación de tener un momento entre ambos, Wanda se está duchando, y me ha dicho que aproveche de estar con Nathe.
El pequeño ha estado bastante amoroso conmigo, y ahora que ya me llama mamá casi siempre, no le gusta que nos separemos demasiado.
—¿Estás cómodo?—Pregunté y Nathe asintió. —¿Seguro?—Insistí acomodando su cabello pelirrojo. Él hizo una mueca y golpeó mi mano con su pequeña manito regordeta.
—¡Sueltame!—Se quejó.—Grrr.—Enseñó sus dientes.—Yo me peino solito.
Sonreí.
—¿Ya eres un niño grande?
—Ajá, ajá.—Asintió y movía sus piernas mientras observaba la guitarra.—¿Me vas a cantar o no?—Dijo molesto. Comencé a reír y pude oír como Wanda iba de un lado a otro en la cocina.
Ha salido de su ducha y seguramente fue a preparar galletas para Nathe. Ama las galletas.
—Bien.
Medité que canción podría tocar, observé las facciones del rostro de mi pequeño. Acaricié su rostro con suavidad, él cerró los ojos y besó mi mano.
—Hola, mano de mami, me haces cosquillas.—Dijo risueño. Su sonrisa de gato me hizo sonreír. —Mami la canción.
—Que niño hermoso eres.—Murmuré y él sonrió.
—Mamá dice que tú y yo somos identiquisímos.—Dijo emocionado.— Yo creo que es porque somos muy guapos, a que sí, mami.
—Claro, somos el encanto de la familia.—Murmuré y él asintió.—Ya sé que canción tocarte.
Él asintió emocionado y de pronto los acordes comenzaron a sonar.
—Close your eyes. Have no fear, the monster's gone. He's on the run and your mommy's here... Beautiful, beautiful, beautiful, beautiful boy, beautiful, beautiful, beautiful, beautiful boy...
Nathe me mira encantado con la canción. Lo veo sonreír.
—Before you go to sleep, say a little prayer... Every day, in every way. It's getting better and better. —Canté mientras la guitarra me acompañaba de forma suave.—Before you cross the street...Take my hand. Life is what happens to you, while you're busy making other plans... —Cambié las estrofas. —Beautiful, beautiful, beautiful, beautiful boy, beautiful, beautiful, beautiful, beautiful boy...
Nathe comenzó a bailar sobre el sofá pequeño mientras yo seguía tocando la guitarra.
—¿Están disfrutando?—Preguntó Wanda tras nosotros. Me giré y asentí con una sonrisa sin detener la guitarra. Nathe está disfrutando más que nadie.—Me gusta como se ven juntos.
—¡Somos muy lindos!—Dijo Nathe emocionado.
Detuve la guitarra y Wanda se acercó a besó a Nathe en el cabello. Mi pequeño rápidamente se colgó de su madre buscando que ella lo eleve en sus brazos.
Dejé la guitarra en un costado y Nathe se quejó.
—¡Sigue tocando, mami!—Gruñó bastante molesto.
Tomé nuevamente la guitarra comenzando a tocar un suave arpegio y mi pequeño abrazó a su madre, Wanda entendió la señal, lo conoce demasiado.
Comenzó a bailar mientras él la abrazaba con amor y cerraba sus ojos.
—Los amo.—Susurré y Wanda acarició mi rostro antes de volver a girar con el pequeño en brazos.
—Mamá, mamá.—Le pidió que se detenga.—Quiero hacer pis, déjame ir.
Wanda bajó a Nathe y él corrió dentro tomando los bordes de su pequeño pantalón. Me levanté dejando la guitarra de lado y tomé la cintura de la pelirroja.
—¿Disfrutaste ese baile?—Preguntó ella mirándome directamente a los ojos. Observé su sonrisa. Nathe heredará aquellos lindos dientes que su madre posee.
—Exactamente la parte en que te giraba y podía observar tu linda, linda silueta.—Susurré contra sus labios. Wanda mordió su labio inferior. —Eres hermosa.
—Tú lo eres.—Susurró ella.—¿Crees que puedas quedarte con Nathe mañana? Iré a cenar con Agatha y Mónica.
—Lo que tú digas.—Murmuré mientras volvía a besarla cortamente en los labios. —Disfrutaré mucho estar con él, además nos queremos bastante.
—Más te vale.—Susurró ella contra mis labios.
—Epa, epa, epa... No se besen.—Dijo Nathe llegando y parándose en medio de ambas.— Sin mí.—Estiró sus brazos y Wanda volvió a tomarlo. —Yo quiero besos.
Besé su mejilla y Wanda besó la otra. El pequeño cerró los ojos y sonrió enseñando sus pequeños dientecitos.
—Besitos de mama y mami.—Murmuró. —Ahora entre ustedes.
Puso sus manitos en nuestras nucas tratando de que nos besemos. Wanda se sonrojó y comenzó a reír.
—Nathe.—Trató de detenerlo pero el pequeño es obstinado. —Hijo, no...
—Sh...—Dije antes de besarla suavemente. Mis labios sobre los suyos, sólo presionados. Cerré los ojos y la sentí sonreír antes de separarnos y que ella esconda su rostro en mi cuello.—Mañana es noche de Nathe y mami.
—¡Nathe y mami! ¡Nathe y mami!—Dijo emocionado el pequeño.
—¡Nathe y mami!—Festejé también. La pelirroja me dedicó una sonrisa y besó suavemente mi cuello.
Mi familia.
[•••]
[+18 contenido adulto]
—Te amo... —Susurré besando el cuello de Wanda. La castaña enrolló sus piernas en mi cintura y podía sentir el dolor que me generaba no estar dentro de ella.—Dios, Wanda... Quiero follarte tanto.
Ella sonrió mientras pasaba sus manos por mis brazos y mi espalda.
—Hay que jugar un poco...—Susurró ella bajando sus manos hasta mi trasero.—¿Puedo chupartela?
—Wanda.—Dije sonrojada y ella comenzó a reír. Nos giramos y ella quedó sobre mi cuerpo.
—Déjame hacerte feliz, amor...
Bajó besando mi abdomen marcado, la sentí bajar mi boxer y soltó una risita suave cuando mi miembro salió erecto de allí.
—Natasho está feliz de verte.—Bromeé tratando de disimular lo estúpida que me siento cada vez que Wanda está cerca de mi miembro. ¡Deja de pensar con el pene, Natasha!
—Y yo también estoy feliz de verlo...—Dijo ella dando una lamida a lo largo llegando hasta mis testículos burlándose de ellos.
Sentí su lengua presionar mi glande envolviéndolo. Mierda.
—Wanda, por favor.—Gemí de forma ronca. Bajé la mirada y la vi tomándome con los ojos cerrados.
Tragué saliva y traté de concentrarme en algo más. Tal vez en conseguir un trabajo de medio tiempo, aunque he pensado inscribirme en clases de... Oh, joder.
—Wanda.—Gemí y ella se alejó de mi miembro. Subió besando mi abdomen y tomó nuevamente a mi amigo comenzando a masajearlo.—Que chica sucia...—Susurré y tomé sus bragas bajandolas con rapidez. Llevé mi mano hasta su sexo sintiendo su humedad.—¿Estás lista para mí, amor?—Pregunté.
Ella asintió y yo busqué un preservativo en la mesita de noche, sin embargo ella me detuvo.
—Vente dentro.—Susurró.—Hazme un bebé.
No sé cual fue la razón por la que eso realmente me excitó, y estoy comenzando a creer que necesito terapia urgente, no de mala forma, pero creo que no es normal la forma en que funcionamos las personas con pene.
—Oh, Dios. Claro que quiero.—Murmuré pegando mi boca a la suya. Tomé mi miembro llevándolo a su entrada y en cuanto me hundí en ella la sentí suspirar.
La sensación de estar dentro de Wanda jamás dejaría de ser la mejor. Sus manos pasaron por mis hombros y tomaron mi nuca mientras nos besabamos, me apoyé con las palmas de mis manos mientras la embestía de forma suave.
Su lengua jugaba con la mía pero ya casi de forma dispersa, Wanda no podía evitar gemir contra mi boca mientras yo sentía su humedad apoderarse de mí.
Nada es mejor que hacer el amor con la mujer que más amo, verla sollozar de placer, sentirla y que ella me sienta, su cuerpo rozando el mío mientras nos entregamos al placer.
—Te amo.—Gemí contra su boca.
—Yo... Más. —Dijo ella y pude sentir sus piernas presionar con fuerza a cada lado de mi cadera.—Voy a correrme.
—Gime mi nombre.—Dije escondiendo mi rostro en su cuello. Sus paredes se contrajeron presionando mi miembro.
—Oh... Natasha...—Gimió antes de dejarse ir. Mantuve mis embestidas unos segundos más hasta sentir mi orgasmo. Me dejé ir dentro de ella.
Mi cuerpo cayó sobre el suyo y la sentí acariciar mi espalda.
Joder.
[•••]
—¡Adiós, mama! —Gritó Nathe desde la entrada aferrado a mi cuello.—¡Pórtate bien!—Sonrió y yo también. —¡Mil besitos, vuelva pronto!
Comencé a reír y cerré la puerta antes de que Wanda se arrepienta y regrese. Para Mónica y Agatha ha costado lograr sacarla de nuestra vida de campo, y sólo llevamos unos meses viviendo juntas, creo que es hora de que se relaje.
Ella ha tenido los años más duros de Nathe por si sola, le debo ésto y más.
—¿Qué haremos, mami?—Preguntó mi pequeño.—Tengo sueño.
—Vamos a tomar una siesta y dormir calentitos.—Murmuré mientras subía las escaleras con mi pequeño quien ya traía su pijama puesto.—¿En tu habitación o hoy duermes con tus mamis?
—Mamis.—Murmuró bostezando mientras tomaba un poco de mi cabello y lo enrollaba en su dedo.
Llegamos a la cama y lo recosté, le dije que me espere mientras yo iba al baño para poder ponerme la pijama.
Adoro estos momentos donde sólo somos él y yo, amo que seamos tres, pero siento que estos momentos incrementan nuestra cercanía.
Estar cerca de Nathe es de las mejores cosas que me han podido suceder.
Me recosté a su lado y él se encontraba observando el techo.
—Mama me canta para dormir.—Murmuró el pequeño.—¿Me cantas otra vez?
—¿Qué quieres que te cante, cariño?—Pregunté mientras mi pequeño movía sus pies fuera de la cama.
—Mejor cuéntame un cuento.
—¿Qué cuento quieres?
—Mejor dime que me amas.
Joder. Como se nota que es hijo de Wanda.
Giré los ojos y él me miró molesto.
—¿Qué?—Pregunté y sentí su manito estrellarse contra mi muslo.
—Grosera atrevida.—Se cruzó de brazos y sonreí besando su rostro.—No quiero.—Limpió la zona del beso.
—¡Nathe! ¿Por qué limpias mis besos?—Me quejé y él se dio media vuelta.—Oh, ¿estaremos así entonces?— Pregunté y él me ignoró.—Bien, pero luego no me pidas un abrazo.
—¡Señora mamá, no sea grosera!—Se quejó el subiendo su pierna sobre mi cuerpo.—¡Mami!—Insistió al ver que no le hacía caso.
Bajó de la cama y corrió fuera de la habitación.
—¡Nathe!—Lo llamé rápidamente y salí tras él. Lo seguí hasta su habitación y lo vi meterse dentro de su caja de juguetes y cerrarla.—Nathaniel, sal de allí.
—¡Jamás! ¡Me daré en una venta de garaje!—Se quejó.
—No harás eso.
—¡Sí!
—No.—Gruñí—Nadie quiere adoptar a un llorón.—Nathe comenzó a llorar en voz alta y me maldije por eso.—Es mentira, amor. Yo te adoptaría.
Sentí su adorable risa florecer. Es un...
—Es que soy muy bonito, ¿verdad?—Preguntó dejando ver sus ojos fuera de la caja. Asentí con una sonrisa.—¿Y me amas?
—Mucho.
—¿Y te quedarás siempre?—Insistió y dejé ir un suspiro.
—Me quedaré a tu lado toda la vida, cachorro.—Susurré.—Siempre.
—¿Porque soy bonito?
—Porque eres lo más bonito, y porque te amo tanto que no encontraría sentido a mi vida sin ti, Nathaniel.—Dije ayudándolo a salir de la caja.
—Ya no quiero darme en adopción.—Dijo con una sonrisa.
—Oh, eso es un gran alivio.—Murmuré.—¿A dormir?
—Sí, si quiero.—Dijo y bostezó levemente antes de aferrarse a mi cuello.—¿Y me besas la pancita?
—Lo haré.
Lo sentí apoyarse contra mi cuello y poco a poco su respiración se fue calmando. Cuando llegamos a la habitación él ya se encontraba dormido. Lo recosté y admiré sus facciones.
Que lindo nos quedó.
Nota de autor:
-Codi.
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