C5. Una fan loca.
—Vamos, Vélez.—la voz del entrenador flota hasta mí.—No sé qué es lo que te está pasando el día de hoy pero de tu cien solo estás dándome cincuenta.—reclama.
—¡Jesús bendito, no doy más!—respondo deteniendo mi trote.—¡Me duele todo el jodido cuerpo! ¡No puedo más!—anuncio dejando escapar un prolongado suspiro.
—¿Qué es lo que te pasa el día de hoy?—pregunta acercándose a mí.
Inspiro con fuerza y niego un poco.—Nada, solo me duele la cabeza.
—¿Sabes lo peligroso que es estar en medio de la cancha de juego repleta de jugadores cuando no estás dando tu cien por ciento?—cuestiona sin dejar de mirarme directamente a los ojos.
—Lo sé.—acepto.—Y lo siento.
—Mira, lo mejor será que te vayas a la banca.—hace una pausa.—O preferentemente a tu casa, Vélez. Tomate el día y descansa porque tal parece que hay algo en tu cabeza que está perturbándote y eres un peligro para tus compañeros…
Me quedo en silencio un largo momento procesando sus palabras porque en el fondo es así. Trazo mis pasos con lentitud hasta los vestidores y me dejo caer sobre la banca delante de mi locker. Me froto el rostro con ambas manos y niego lentamente.
El sonido de mi celular se hace presente. Camino con pasos lentos hasta el casillero para tomarlo y me encuentro con la fotografía de Richard en la pantalla de mi teléfono.
—Christopher…—saluda.
—Hola.—respondo.
—¿Te pasa algo?—cuestiona.—Te escuchas algo…contrariado.
—No me pasa nada.—anuncio.—Solamente hoy no está siendo un buen día…
—Vaya…—hace una pausa.—Pues supongo que entonces las cosas solo empeorarán…
—¿Qué pasó…?—pregunto de inmediato.
—De acuerdo…no sé qué fue lo que pasó exactamente pero el campo de peonias está…destruido
—¿Qué?—murmuro.
—Tal parece que alguien entró para hacer…una fiesta clandestina o algo así.—hace una pausa.—Encontraron latas de cerveza y cosas parecidas; y una buena parte del campo de flores está totalmente destrozado.
—No puede ser…—susurro entre dientes.
—Sé que no puedes venir pero…
—Iré.—anuncio de inmediato.—Danna está en Los Ángeles y justo ayer platicamos sobre hacer un pequeño viaje a Westfield el fin de semana así que supongo que nuestro viaje tendrá que adelantarse un par de días.—niego un poco.—Por favor mantenme informado, Richard…te veré a más tardar mañana…
(…)
—¿Chris?—cuestiona la voz de Danna cuando entro en el departamento.—¿Qué haces aquí, mi amor? Pensé que tu entrenamiento terminaba más tarde.
—El entrenador consideró que no estaba en condiciones para entrenar así que me envió a casa.—respondo sin más.—Dan…hay algo de lo que quiero hablar contigo…
—¿Qué sucede?—pregunta caminando hasta mí. Tomamos asiento sobre el sofá y niego lentamente.
—No sé cómo pasó pero alguien entró en el campo de peonias y lo destruyeron…—los ojos miel de Danna se abren con sorpresa y un gemido escapa de sus labios.
—¿Pero qué?
—Richard me llamó para decírmelo hace un rato.—hago una pausa.—Tal parece que algunas personas decidieron hacer una fiesta clandestina en el lugar y destruyeron una parte de las flores…—jadea.—Así que le dije a Richard que iré a Westfield.
—Iremos a Westfield…—me corrige.—Porque no hay manera de que vayas sin mí.
—¿Qué pasa con el plan que teníamos con Axel y Lily?—pregunto. Danna niega de inmediato.
—Pues creo que ese plan podría seguir en pie ¿no?—murmura sin dejar de mirarme a los ojos.—Sería exactamente lo mismo, solo cambiaríamos el lugar…
—¿Qué quiere decir eso exactamente?—susurro.
—Creo que ya lo sabes.—hace una pausa.—Además creo que sería divertido ¿no?
—De acuerdo.—susurro.
—Cambia esa cara, mi amor.—inquiere caminando hasta mí.
—No entiendo porque la gente hace este tipo de cosas.—respondo dejando escapar un largo suspiro.
—Tampoco lo entiendo.—anuncia.—Mira…probablemente vas a odiarme por lo que voy a decir pero son solo cosas materiales; bien…no así pero dentro de todo lo malo son solamente flores y creo que pudo haber sido peor… ¿no crees?
—Supongo que sí.—murmura finalmente.
—Sé que tal vez lo que voy a decir a continuación te sonará como un mal chiste pero creo que podríamos aprovechar que estaremos en casa con toda nuestra familia…
—Ajá…
—Quiero contarles sobre la película.—asiento lentamente.—Sé que no puedo decir muchas cosas aun pero quiero que lo sepan…
—Así evitaríamos futuros problemas ¿no?—susurro a modo de broma pero Danna no se ríe.—Okay, fue un mal chiste. No te enfades.—anuncio enredando mis brazos alrededor de su cintura apegándola más a mi cuerpo. Danna deja escapar un suspiro y deja un beso sobre mi barbilla.
—Ya, lo digo de verdad.—responde.
—Si a ti te parece bien, ya sabes que te apoyo en absolutamente todo.—una pequeña sonrisa se instala en sus labios.—Estoy totalmente seguro que tanto tus padres como todos en general estarán completamente emocionado con la noticia y más orgullosos que nunca de ti. Porque te lo mereces, Dan. Te mereces absolutamente todas las cosas buenas que te están pasando…
—Yo solo te merezco a ti.—anuncia y mi corazón da un vuelco.—Solo quiero merecerte a ti, quiero decir. Tal vez suena demasiado cursi pero las cosas materiales no me importan demasiado. Me gusta hacer lo que hago, claramente pero si tú no estuvieses aquí probablemente lo seguiría haciendo más por monotonía que por pasión…
—A mí me encanta tu pasión.—confieso.—Y no lo digo con dobles intenciones o con dobles sentidos. Amo en verdad lo apasionada que eres con todo lo que te propones…
—Te amo.—murmura.
—También te amo. Muchísimo.
—Es demasiado temprano como para que estén juntos—anuncia la voz de Aarón del otro lado de la cámara del ordenador.—Díganme por favor que no acaban de hacer a mis sobrinos… ¿Y por qué Christopher parece salido de una revista y tú estás en pijamas?
—¡Estúpido!—le espeta Christopher.—Te queremos pedir un favor…
—¿Qué sea yo su padrino?—asiente.—Era lo menos que podían hacer…
—¿Vas a dejarlo hablar sí o no?—replico lanzándole una mala mirada.—Y para tu información, no es una pijama. Es Gucci.
—De acuerdo, de acuerdo.—murmura divertido. Christopher a mi lado deja escapar un largo suspiro y niega lentamente.
—En fin.—hace una pausa.—¡Necesitamos que vayas a buscarnos al aeropuerto de Nueva Jersey!—inquiere mi novio regalándole una pequeña sonrisa.—Lily, Axel y Belenn vienen con nosotros…
—¡Joder, sí!—decide sin más.—Mi novia viene con ustedes, iría hasta la Antártida si me lo pidieran…—decide.—Esperen… ¿Por qué están viniendo todos a Westfield…?
Suspiro.—Ya verás…
—¿Alguna pista por lo menos?—insiste.—Vamos, me lo merezco.—replica cuando yo comienzo a negar.—Soy el encargado de ir a buscarlos, supongo que lo menos que pueden hacer por mí es contarme algo…
—Daremos una pequeña recepción para nuestras familias y nuestros amigos.—suelta Christopher.—Pero es todo lo que te vamos a decir así que deja de ser un dolor en el trasero.
Aarón lo mira ofendido.—Está bien, cuñadito.—se ríe.—¿A qué hora se supone que tengo que salir a buscarlos?
—Nuestro vuelo sale en un par de horas.—respondo encogiéndome de hombros.—Supongo que a más tardar para las cuatro de la tarde estaremos llegando..
—¿Mamá sabe que vienes?—me pregunta.
Inspiro con fuerza y niego lentamente.—No. Es una sorpresa así que está de más decirle cualquier cosa. ¿Entendiste?
—¿Sabes que va a matarte cuando se entere que vienen invitados y no le dijiste absolutamente nada?—asiento lentamente.—A ella le gusta ser una buena anfitriona. A mí casi me castra cuando me vio llegar a la casa porque no le dije nada…
Christopher se echa a reír de inmediato.—Probablemente.—acepto sin más.—Pero no me importa de todos modos…
—A tu novia se le zafó un tornillo.—anuncia.
—Desde hace mucho.—responde él. Lo miro ofendida y me sonríe dejando un beso sobre mi cabeza.—Entonces te veremos en un rato, Aarón…
—Háganme ustedes un favor…—pide antes de que terminemos la videollamada.—Por favor no hagan nada que llame la atención. Ser ustedes de por sí ya lo hace…
—No te preocupes por eso, pasaremos desapercibidos.—le prometo.
—Y más les vale que cuiden de mi novia porque si algo le pasa no se los perdonaré jamás.
—La cuidaremos como un tesoro.—responde Christopher. La llamada finaliza antes de que Aarón pueda decir cualquier cosa y mis ojos se topan con los de Christopher que me observa fijamente.
—¿Qué pasa?—quiero saber.
—La palabra desapercibido y tú…no son una buena combinación. ¿Lo sabes, verdad?—me recuerda. Me echo a reír de inmediato y niego lentamente.
—Estás ofendiéndome.—reclamo y él deja un pequeño beso sobre mis labios.
—Quiero ver como pasas desapercibida por una sala llena de personas…
—No me subestimes, Christopher Vélez…
(…)
—¿Sabes que es lo que más me gusta de este aeropuerto?—pregunta Christopher mientras caminamos por la sala de espera en dirección al pasillo de abordaje. Aprieto a Teenie con un poco de fuerza contra mi pecho y lo miro un momento.
—No.—niego.—¿Qué es?
—Que siempre ponen tus canciones.—hace una pausa.—Es una manera de tenerte siempre presente.—mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho y una amplia sonrisa se abre paso en mis labios.
—Te adoro.—murmuro.
—Y yo te adoro más.—anuncia dándome un pequeño apretón en mi mano.
—¿Segura que tu mamá nos recibirá a todos en tu casa?—pregunta Axel interrumpiéndonos. Lo miro un momento dejando que sea Chris quien me conduzca por nuestro camino y asiento.—Lily y yo nos podemos quedar en otro lado…un hotel o algo así.—hace una pausa.—A nosotros no nos molesta en absoluto.
—Van a quedarte en mi casa.—anuncia Christopher sin más.—Es demasiado grande para mamá y para mí solamente de todos modos; y no acepto un no como respuesta. De todos modos solo será una noche, después iremos a la cabaña y seguramente les gustará…el plan es pasar un fin de semana divertido y volver el martes por la tarde…
—¿Una cabaña?—pregunta Belenn.
—Sí.—asiento.—Y frente a la cabaña hay un prado precioso repleto de peonias…—sus ojos se abren con sorpresa y una pequeña sonrisa adorna sus labios.—En este momento están algo…maltratadas pero eso no quita la belleza que poseen…
—¡Eso suena genial!—anuncia Lily.—Dios, chicos…en serio me muero por conocer Westfield, por lo que he visto en fotos aunque es relativamente pequeño parecer ser de ensueño…
—Totalmente.—decido.—Y también conocerán a Yanelis, Erick y Richard. Son nuestros tres mejores amigos y estoy segura que se llevarán muy bien con ellos porque todos son bastante amables…
—Vayamos a Westfield entonces…
—Oh. Y Axel…—lo llama Christopher.
—¿Sí?
—Puede que en Westfield te encuentres con una fan loca…—anuncia. Me rio en voz baja imaginando la cara de Yanelis cuando lo vea y niego un poco.
—¿Qué?—susurra el ojiazul.
—Pero no te preocupes…es inofensiva…
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top