C15. Estrella rota.

Los flashes se estrellan en nuestros rostros mientras una docena de fotógrafos apuntan con sus cámaras hacia nosotros. La sonrisa que hay en mi rostro no ha desaparecido en ningún momento y la mano de Chris en mi cintura tampoco me ha soltado desde que bajamos del auto y comenzamos a caminar por la alfombra roja.

—¡Christopher! ¡Danna!—nos llaman un montón de voces así que simplemente posamos para ellos. No sé cuánto tiempo estamos de pie delante de ellos posando pero cuando una amable mujer nos da una pequeña señal para que sigamos nuestro camino la beso mentalmente.

Cuando entramos en el salón mi piel se eriza porque delante de todo el mundo, justo en el pequeño estrado que ha sido colocado en la parte frontal del salón, hay una fotografía de Christopher tan grande que muy bien podría servir para decorar la pared completa de mi habitación.

La mano de Chris me da un pequeño apretón y llevo mi mirada hasta él.—Tenías razón cuando dijiste que las fotografías de tu sesión de fotos iban a fascinarme...—él suelta una risita de diversión mientras niega.

—Bueno, la parte buena es que tú tienes el modelo en casa...—bromea.

Me muerdo los labios de y asiento.-Y no tienes ni idea de cómo lo disfruto.
—Pervertida.—protesta haciéndome reír en el proceso.

Me quedo en silencio mientras Christopher recibe saludos y elogios por ser la estrella de la noche y mi pecho se llena de orgullo y amor al ver la manera en la que sonríe. Al ver la manera en la que sus ojos brillan cada vez que personas vienen a felicitarlo.

No es que entienda demasiado de fútbol, nunca lo he hecho, quiero decir, pero sé que si la emoción está tan latente en él es porque en serio algo muy bueno debe significar todo esto.
Cuando la ceremonia comienza y el salón se llena de aplausos me uno a ellos. Christopher ha sido llamado para que suba al estrado, mi mirada apenas puede apartarse de él. Es la manera en la que luce tan jodidamente atractivo envuelto un traje, su cabello está despeinado pero la manera en la que lo lleva lo hace parecer el hombre más guapo del universo entero.

Y en mi universo lo es.

—Con una trayectoria corta pero arrasadora como la que este joven tiene la esperanza del fútbol y la promesa del sueño de cualquier joven que ama el deporte está más que latente. Hace un poco más de un año las puertas de nuestro club le dieron la bienvenida a un chico soñador de Nueva Jersey y no nos hemos arrepentido o dudado de haber sido una buena tenerte aquí ni un solo segundo porque has aprovechado cada momento, has trabajado tan duro para conseguir cada meta y lo has hecho tan excelente y tan brillante que por esa razón es por la que esta noche; Christopher Vélez nos complace en entregarte este reconocimiento que te acredita como uno de los mejores futbolistas no solo este club sino de Estados Unidos...-el salón estalla de nueva cuenta en aplausos. Aplaudo con todas mis fuerzas mientras él se pone de pie y avanza con pasos lentos para acercarse al hombre y recibir una placa.
Christopher se aclara la garganta antes de inclinarse sobre el micrófono.—Primero que nada no soy bueno con los discursos pero supongo que podría comenzar por decir que nunca se me habría ocurrido pensar que algún día yo iba a recibir un reconocimiento así de especial, mucho menos con tan poco tiempo de trayectoria futbolística pero estoy tan honrado por haberlo conseguido. Sonará demasiado cliché lo que voy a decir pero esto es gracias a todas y cada una de las personas que me ha acompañado en cada momento. Mi madre, mi novia, mis compañeros, todo esto es para ustedes. Cada uno de ustedes a su manera me ha enseñado muchas cosas, cada uno de ustedes me ha impulsado y me ha motivado para seguir adelante y sin ustedes este premio no hubiese sido mío...

Una boba sonrisa se forma en mis labios antes de volver a unirme a los aplausos. Christopher sonríe cual modelo de pastas dentales antes de bajar del estrado y caminar hacia nuestra mesa. Las personas van saludándolo mientras pasa a su lado pero es cuando llega hasta mí que mi corazón no puede más con el orgullo. Nuestros ojos se encuentran y deja un pequeño beso sobre mis labios antes de volver a envolverme entre sus brazos.

—Estoy tan orgullosa de ti...—susurro. Christopher se ríe sobre mi cabello.—Te adoro...

—Y yo a ti, Dan. Siempre.

(...)

Los días en el calendario no dejan de correr con tanta rapidez que me sorprendo cuando descubro que faltan menos de veinticuatro horas para el lanzamiento de mi nuevo álbum. Y es que entre ir a filmar en sets y locaciones diferentes -incluso esos pequeños viajes a Atlanta y Nuevo México-, comer, respirar, pasar tiempo con Christopher y Teenie -regularmente por las noches cuando vuelvo a casa y los encuentro profundamente dormidos en la sala esperando por mí, luego de largos días de entrenamientos y entrevistas por su parte-, hacer entrevistas vía online con la prensa por la mía y responder la pregunta del millón. ¿Por qué no estás aquí...? Sin tener que contarles la verdadera razón por la cual no estoy haciendo una gira de medios para promocionar Only You como cualquier otro artista haría.

Una peculiar manera de responder y salir por la tangente cuando no sé qué decir es recordarles el número de días que faltan para el lanzamiento álbum y ofrecerles una amplia sonrisa o la ya tan típica frase en mí: "sorpresas en camino" han sido las frases salvadoras que me han sacado de apuros en los últimos días. Y es que entre filmar una película y dar entrevistas sobre mi álbum he estado considerando la idea de que terminaré por volverme loca.
Suelto un prolongado suspiro y llevo mi mano a mi cuello para acariciar la pequeña cadena de estrella -el regalo de Marge- y apoyo mi cabeza en el hombro de Christopher que permanece en silencio contemplando el televisor.

Nuestros días de alguna manera entre todo el caos han caído un poco en la monotonía: poco a poco hemos ido alejándonos el uno del otro porque cada uno tiene sus propios asuntos y algunas veces me da la impresión de que él preferiría estar entrenando en lugar de estar conmigo pero cuando me mira a los ojos más de diez segundos y me ofrece esa bonita sonrisa que posee la idea se esfuma de mi cabeza de inmediato.

Sigo acariciando mi dije y cuando la cadena se afloja en mi cuello entro en pánico de golpe. Me aparto de Christopher de inmediato llamando su atención pero me mantengo en silencio.—¿Dan...?

—Dios, no.—susurro afligida.

—¿Qué sucede...?

—Se rompió. Mi estrella está rota.-anuncio mostrándole mi regalo ahora en dos pedazos. Christopher la toma en su mano y la contempla un momento.—¿Tiene reparo, verdad? No me gustaría perderla porque es un regalo de Marge...

—Parece que uno de los eslabones se ha roto.—observa con detenimiento.—Supongo que es cuestión de llevarla a la joyería para que la reparen...—hace una pausa.—No te preocupes, creo que en un par de días la tendrán como nueva...si quieres mañana de camino al entrenamiento puedo dejarla para que la reparen.—Me quedo en silencio un largo momento y niego un poco.—Vamos, Dan. No todo está perdido y pudo haber sido peor porque la pudiste haber perdido entre ir a venir al set ¿no crees?

—Sí, tienes razón.—asiento.—¿Sabes una cosa...? Desde que me levanté el día de hoy he sentido algo raro en el pecho...

—¿Un dolor muscular?-ofrece.

—No, no tiene nada que ver con dolores musculares...es más bien algo como...extraño...

—¿Extraño en qué sentido?—cuestiona sin dejar de mirarme a los ojos.

—Es que no sé cómo explicarlo.—admito.—Pero es algo muy extraño. Como un mal presentimiento...

—Oh, vamos, mi amor.—murmura él.—Son solo los nervios. Esta noche sale Only You y los nervios deben estar jugándote una mala pasada...y estás tan nerviosa que entre tu nerviosismo tiraste de más de tu cadena y terminó partiéndose en dos...

—Es que de verdad, siento como si algo estuviese mal...

—Nada está mal.—responde.—Si algo estuviese mal ya lo sabríamos ¿no crees?—me quedo en silencio contemplándolo un largo momento.

Porque sé que en el fondo, él tiene razón. Siempre he escuchado a las personas decir que las malas noticias vuelan. Que uno se entera primero de las cosas malas que de las cosas buenas y por un momento trato de pensar en ello. Nada está mal. Si algo estuviese mal; ya lo sabría.

—Supongo que tienes razón...—admito finalmente.

—¿Quieres que te prepare un té para que te relajes un poco?—pregunta poniéndose de pie.

—No.—respondo de inmediato imitando su acción.—Voy a darme una ducha...

—De acuerdo.—murmura dejando un beso sobre mi frente.—Lo digo de verdad, nada malo está pasando, Danna. Si ese fuese el caso entonces nosotros ya lo sabríamos ¿verdad?—Asiento.—Ahora ve, toma una ducha y después ve a la cama a descansar un poco, lo necesitas...

Lo miro caminar en dirección a la cocina y sin más me marcho a mi habitación. Dejo que el agua tibia de la regadera caiga sobre mi cuerpo mientras estoy sentada en la bañera.

Anclo mis ojos en las baldosas blancas de la pared y permanezco en completo silencio. En menos de veinticuatro horas el álbum será lanzado. En menos de veinticuatro horas el trabajo de meses verá la luz y la emoción que siento apenas puedo contenerla dentro de mi cuerpo.

Cierro mis ojos echando la cabeza hacia atrás y tratando de alejar todo pensamiento de mi cabeza perdiendo la noción del tiempo en el proceso hasta que varios golpes se hacen presentes en la puerta de mi habitación. Inspiro con fuerza y abro mis ojos de golpe.

—¿Danna...?—la voz de Christopher me llama. Me pongo de pie lentamente y tomo mi bata de baño antes de caminar a la puerta. La empujo suavemente y cuando lo hago me encuentro con Christopher de pie delante de la cama. Sus movimientos son rígidos pero no puedo distinguir que es lo que hace.

—¿Qué está pasando?—cuestiono. Él se gira lentamente y mis ojos caen encima de la maleta que tiene encima de la cama abierta. Sostiene entre sus manos unos jeans negros pero su mirada sigue fija en mí.—¿Qué es lo que estás haciendo?

—Teneos que ir a Westfield...—anuncia sin más. Mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho y niego un poco.

—¿Qué...? ¿Por qué tenemos que ir a Westfield? No lo entiendo...

—Es Ben...—murmura y mis ojos se llenan de lágrimas automáticamente.

—Chris...

—Se fue, Danna.—anuncia.—Los médicos no pudieron hacer nada para salvarlo...—Un sollozo escapa de mis labios automáticamente y un segundo después los brazos de Christopher están sosteniéndome contra su pecho. Mi cabello húmedo y mis lágrimas empapan su camisa pero parece no importarte en absoluto. Solo me sostiene.—Lo siento mucho, Dan...


Irónicamente el día parece estar en el tono más oscuro de los grises. El silencio ensordecedor reina en el ambiente a pesar de que el lugar en el que estamos está repleto de rubio.

Muchas personas han venido para despedir a Benjamin aunque no puedo evitar pensar que muchas de ellas solamente han venido para ver a Danna -las miradas lascivas que lanzan en su dirección mientras permanece de pie a mi lado me lo dicen-. La gente es una mierda cuando quiere.

Le doy un leve apretón a su mano dejando una diminuta caricia sobre ella. Sus ojos empañados me miran un breve segundo antes de apartar la mirada de nueva cuenta y volver a posarla en el ataúd delante de nosotros cubierto de flores blancas. Sus lágrimas han dejado de salir de sus ojos pero sé perfectamente bien que el dolor de Dan no se ha ido en absoluto. Está ahí asechándola y listo para atacar en cualquier momento.

La gente se ha marchado finalmente y aunque los padres de Danna han insistido mucho para que ella fuese a casa con ellos; ella simplemente se ha negado.

—Danna...—la llamo pero ella niega.

—No me voy a ir de aquí así que no intentes convencerme de que lo haga.—replica de inmediato.—Puedes irte si quieres pero yo no me iré de aquí. Todavía no.

—A Ben no le hubiese gustado esto...—murmura.—Danna...

—¿Te das cuenta que otra vez un miembro de mi familia se fue y ni siquiera pude despedirme...?—pregunta en medio de un sollozo.—Ben se fue, Christopher. Se fue y no estuve a su lado...

—No podías saberlo...—Su llanto se hace presente una vez más y niego un poco depositando un beso sobre su cabeza.—Vamos...tenemos que ir a casa...

—No quiero ir a casa.—responde.

—Quedarte no te hace ningún bien, Danna...puede ser hasta peligroso...

—¿Peligroso para quién, Christopher? ¿Cómo podría ser peligroso quedarme sentada delante de la lápida de mi abuelo?—cuestiona en voz baja.

—Sabes a lo que me refiero...

—No voy a irme...—decide.—Voy a quedarme aquí todo el tiempo que no estuve con Ben...

—¿No te consuela si quiera saber que él ahora está con Marge?—pregunto.—Que ahora están juntos y que se pueden seguir amando. Que el amor que ellos siempre se tuvieron ahora lo tendrán por toda la eternidad porque están descansando juntos...se volvieron a encontrar y sí, el dolor que sientes que es hasta sofocante pero ellos deben estar felices porque al fin están juntos...porque al fin volvieron a verse...-Danna solloza con fuerza y mi abrazo se hace más férreo en su cuerpo.-Puedes llorar todo lo que quieras llorar, Danna...pero los dos sabemos que es así...

-La vida es demasiado injusta, Christopher...

-Ya lo sé.-respondo sincero.-Sé perfectamente bien lo que sientes pero quedarte aquí no va a traerlo de vuelta...

-¿Puedes dejarme sola un momento, por favor...?-pregunta lentamente.-Por favor, Chris...

-Está bien.-murmuro besando su cabeza una vez más.-Voy a dejarte sola. Caminaré hacia el mirador ¿de acuerdo? Y volveré en un rato para buscarte...

-De acuerdo...

Largo un pequeño suspiro y dándole otro pequeño apretón a su mano me alejo con pasos lentos. Mi cabeza es un mar de pensamientos vagos que no me llevan a ningún lado. Una parte de mí me dice que tendría que quedarme junto a Danna pero la otra me dice que darle su espacio es lo mejor que puedo hacer.

-Chris...-susurra Richard cuando nos encontramos.-¿En dónde está Danna? Pensé que estabas con ella.

-Quiso quedarse en la tumba de Ben para despedirse de él. Se rehusó a irse conmigo así que le daré un poco de tiempo y después vendré a buscarla...-respondo.

-¿Y a dónde vas?-añade Erick. Suelto un largo suspiro y niego un poco.

-Al mirador.-anuncio.-Necesito un poco de aire fresco...

-¿Te importa si vamos contigo...?-cuestiona uno de mis mejores amigos.

-No realmente...-hago una pausa.-De hecho, creo que un poco de compañía me vendría bien...

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