C10. Guerra sin fin.
—Hola.—la voz de Christopher responde y mi corazón se acelera de manera inmediata. Cierro mis ojos un breve momento y niego un poco.
—Chris…—comienzo de inmediato.
—Soy Christopher, si estás escuchando esto es porque en este momento no puedo atenderte o porque realmente no quiero.—su risa inunda la línea telefónica.—Pero déjame tu mensaje y en cuanto me sea posible te devolveré la llamada…
Mi corazón se estruja una vez más y niego lentamente.—Chris…mi amor, sé que estás enfadado conmigo y sé que todo tienes todo el derecho del mundo en estarlo pero por favor…llámame.
Dejo el teléfono de lado y vuelvo a llevar mi atención a la mesa puesta. El ladrido de Teenie me llama y la tomo entre mis brazos.—Papá estaba muy decepcionado de mí ¿Verdad?—suspiro.—Al menos tu sí estuviste con él Teenie…—largo un suspiro y camino a mi habitación con la cachorrita entre mis brazos. Empujo la puerta y cuando descubro los pétalos de rosas blancas encima de la cama mis lágrimas resbalan por mis mejillas automáticamente.
¡Felicidades, Danna! Tu destino es siempre arruinar todo y lastimar a Christopher.
(…)
Introduzco la llave en la cerradura de la puerta y entro en el departamento de Christopher con pasos silenciosos, no hay ni un solo sonido dentro pero sé que él está aquí. Su auto en el estacionamiento subterráneo y el guardia de seguridad me lo dijeron.
Camino lentamente hasta su habitación, inspiro con fuerza y empujo la puerta con cuidado.
Christopher descansa sobre la cama completamente dormido. Cierro mis ojos un segundo antes de ir a la cocina y comenzar a preparar todo lo que he pensado la noche anterior cuando no podía dormir. Cocino en silencio total y espero pacientemente a que los huevos revueltos terminen de cocinarse.
Me giro sobre mis talones para dejar la sartén encima de la barra del desayunador y mi corazón se acelera. Christopher permanece de pie apoyado en sus muletas contemplándome fijamente. Su pecho va desnudo y su cuerpo solamente está cubierto por un pantalón deportivo que se ciñe perfectamente a su cadera.
—Hola…—murmuro conectando mis ojos con los suyos pero él no responde en absoluto. Ni siquiera se mueve ni un solo centímetro.—Escúchame…sé que estás completamente enfadado conmigo y sé que tienes toda la razón en estarlo en verdad, arruiné todo y lo hice sin proponérmelo.—hago una pausa.—anoche…anoche te llamé muchas veces pero tu teléfono siempre me enviaba directamente al buzón de voz, supongo que no lo has escuchado todavía pero…
—No. Lo escuché.—responde finalmente.—Sí lo escuché…
—Oh.—musito en voz baja mientras jugueteo con mis manos. El silencio vuelve a reinar en la habitación de nueva cuenta y todo lo que puedo escuchar es el sonido del café en la cafetera.—Siento mucho todo esto, Chris. Sé que te esforzaste muchísimo para hacer algo tan increíble y tan lindo para mí; lo vi todo y en serio era realmente lindo y yo…—suspiro en medio de una negación.—En verdad lo lamento mucho…
—¿Cómo entraste aquí…?—cuestiona con simpleza. Mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho ante el tono de su voz pero mantengo la compostura.
—Chris…—comienzo.
—Mira ni siquiera me importa una mierda el tiempo que invertí en preparar todo yo mismo; quería que fuera algo especial para los dos y que todo al final se fuera al carajo entiendo que no se pudo y ya está.—hace una larga pausa.—Sólo pudiste haberme llamado para decirme que la salida con tus compañeros de trabajo se iba a extender y yo habría entendido a la perfección pero no lo hiciste, Danna…
—Lo siento mucho, de verdad.—susurro sincera.—Entiendo que estés completamente enfadado conmigo…mira…sé que lo he repetido un millón de veces pero es que yo…
—Es que ni siquiera estoy enfadado contigo. Danna.—su voz me interrumpe de golpe.—Y eso es precisamente lo que más me enfada, no poder enfadarme contigo como quisiera estarlo.—hace una pausa.—porque te amo y este amor que siento por ti no me permite sentir absolutamente nada negativo, ya debería de haberlo sabido ¿no?
—¿Me perdonas…?—susurro.
Christopher permanece en silencio un largo momento antes de dejar salir un gran suspiro de sus labios.—Sí.—anuncia extendiendo sus brazos. Sollozo.—Ay, no. No llores, Dan…—sus brazos me envuelven en un largo abrazo y sus labios se posan en mi cabeza.—Está bien ¿sí? Está olvidado.
—No, no está olvidado.—respondo apartándome un poco de él.—Christopher ¿te das cuenta de esto? Esta es la primera vez que podríamos haber celebrado nuestro aniversario y por mi estupidez lo eché a perder…—hago una pausa.—Dios, lo siento mucho en verdad…
—Ahora escúchame tú a mí…—pide acunando mi rostro entre sus manos.—Tal vez no tuvimos una cena de aniversario como habría querido pero…ahora tenemos un desayuno ¿no? Creo que podríamos celebrar nuestro aniversario—una pequeña sonrisa tira de los labios de Christopher mientras sus dedos retiran las pequeñas lágrimas rebeldes que aun bajan por mis mejillas.—¿Desayunemos, sí?
—Tengo algo para ti.—anuncio y él niega.
—No me interesan los regalos.—responde.
—Chris, por favor…—susurro.—Lo compré con todo mi amor para ti…
—¡Y no lo dudo!—anuncia sonriéndome débilmente.—Pero por ahora todo lo que quiero es recuperar el tiempo que perdimos…creo que podemos desayunar y después, señorita Silvetti…—murmura dejando un fugaz beso sobre mis labios.—creo que podemos ir a la habitación y celebrar nuestro aniversario…
Mis labios se curvan en una amplia sonrisa y asiento débilmente.—Creo que me encantaría…
(…)
Christopher deja un beso sobre mi frente y mi piel se estremece de inmediato. Un pequeño suspiro escapa de mis labios y él acaricia mi brazo con extrema delicadeza.
—Me gustas cuando eres expresiva y a veces me asusta cuando eres silenciosa.—comienza. Me rio en voz baja pero no me muevo ni un solo centímetro de mi posición.—¿Qué pasa, mi amor?
—Estaba pensando…
—¿Qué pensabas?—cuestiona.
—En lo que pasó ayer…
—Dan…—replica.—Ya para con eso…es cosa del pasado…
—Christopher ¡me olvidé de nuestro aniversario!—respondo afligida.—Estaba totalmente emocionada con la idea de pasar algo de tiempo con mis compañeros de elenco que terminé olvidándome de nuestro aniversario…
—Supongo que no serías ni la primera ni la última chica que se olvida de su aniversario…
—Basta, no tengo justificación. Y no trates de convencerme de lo contrario.—anuncio apartándome un poco. Me cubro con la sabana y nuestros ojos se encuentran de inmediato.—Nunca pensé que alguna vez me olvidaría de una fecha tan importante… ¡eres lo que más amo en el mundo y mi emoción me ganó!
—No está mal que te emociones por tu trabajo.—comenta de inmediato.—Mira…ser dependientes el uno del otro no creo que sea lo mejor para ninguno de los dos, podría terminar siendo un verdadero desastre y yo no quiero eso para nosotros.—hace una pausa.—Me encanta verte siendo libre, verte triunfando, verte haciendo las cosas que tanto amas. Y sentir emoción por conocer personas nuevas no está mal…—murmura tomando mi mano.—Adoro verte siendo feliz con las cosas que amas…sé que amas el arte. Y tú eres arte, Dan.
—Te amo.—murmuro y él me sonríe.
—Y yo te amo a ti.
—¿Te sigue doliendo?—cuestiona Erick.
—No mucho.—respondo encogiéndome de hombros.—Lo mejor de todo es que ya no tengo que usar esos aparatos de mierda…
—Bueno, eres terco.—se queja Richard.—No es que ni nosotros ni el doctor esperáramos que tú cumplieras al pie de la letra el tiempo estipulado que te encomendó…pero lo importante es que estás mejor…
—Lo cierto es que estar todos los días encerrado en el departamento es lo peor que me pudo haber pasado. Extraño las canchas. Los entrenamientos. El sol. Dios, has extraño los gritos del entrenador…—Erick se ríe.
—No te preocupes que en poco tiempo tendrás mucho de eso.—responde el ojiverde.—Realmente no sé cómo has hecho para aguantarlo, ese hombre cuando quiere es un verdadero dolor en el trasero…
—Como sea, me muero por volver a mi vida cotidiana, estar aquí todo el tiempo con Danna me asfixia…
—¡Alto ahí!—exclama Richard.—¿Escuchaste lo que dijiste?—cuestiona en voz baja.
—¿Qué dije?
—Que estar todo el tiempo con Danna te asfixia…—mis cejas se fruncen y niego de inmediato.
—Creo que solo es un error de apreciación, no me asfixia estar con Danna. Lo que me asfixia es no poder salir y hacer cosas diferentes.—hago una pausa.—Desde que Danna volvió a Los Ángeles hemos estado prácticamente todos los días encerrados acá…
—¿Amas a Danna?—cuestiona Erick de repente.
Mis ojos lo miran de inmediato y mis cejas se fruncen automáticamente.—Claro que la amo. ¿Por qué estás preguntándome esto?
—No me lo tomes a mal.—responde automáticamente.—Pero es bastante común que las parejas se rompan cuando pasan mucho tiempos juntos por loco o estúpido que parezca.—hace una pausa.—Y tu relación con Danna; Chris es algo así. Ustedes son novios; han sido novios por un largo tiempo pero de todo ese tiempo que ustedes han estado en pareja es muy poco el tiempo. Dan ha estado de gira mucho tiempo. Tú has estado aquí. Y ahora tras tu accidente y el regreso de Danna han estado conviviendo mucho tiempo el uno con el otro y de alguna u otra manera eso afecta en las relaciones...
—¿Eres psicólogo?—me burlo. Richard se echa a reír.—Vamos, Erick…no me psicoanalices.
—No lo estoy haciendo. Solamente es un simple comentario.
—No tengo duda alguna del amor que yo siento por Danna, Erick.—respondo sin más.—Nunca he tenido duda del amor que siento por ella y ciertamente no voy a comenzar a tenerlas ahora. Es verdad, hemos pasado mucho tiempo juntos pero eso no afecta el amor que yo le tengo…
—De acuerdo, de acuerdo.—susurra levantando sus manos en señal de defensa.—Solo olvídalo.
—¿Por qué no nos olvidamos de toda esta charla sin sentido y vamos a comer fuera?—propone Richard.—Creo que sería divertido sin duda alguna…
—Supongo que podríamos.—respondo sin más.—Sólo hagamos algo divertido porque siento que en cualquier momento terminaré volviéndome loco en todo este encierro…
—¿Le contaste a Dan ya sobre las fotos?—cuestiona el ojiverde.
Ladeo mi cabeza débilmente y dejo escapar un largo suspiro.—No. Todavía no.
—¿Y qué es lo que estás esperando para contarle…?
—En realidad no lo sé, no se ha dado el momento ciertamente.—respondo con un mohín.—Además…Danna está ocupada con sus cosas. Tiene suficientes cosas ya en la cabeza con sus clases de actuación como para sumarme…
—No eres un problema para Danna, Christopher.—me recuerda Richard.—No actúes como si ella te hubiese dicho que lo eres…
—No lo estoy haciendo.—me defiendo.—Pero Danna está tan jodidamente emocionada con su película que no habla de otra cosa; decirle que quieren que hagan una sesión de fotografías para una revista es…
—Es lo tuyo.—me espeta Erick.—Pero estoy seguro que Dan va a alegrarse mucho por ti…—hace una pausa.—Además Christopher; esta sesión de fotos es importante. Estamos hablando de que van a darte un reconocimiento, cosas como esas no deberías de guardártelas para ti, pienso que deberías contárselas a Dan porque ella es tu mujer…la mujer que tú elegiste…
—Pareces mi mamá.—me quejo. Erick entorna sus ojos.
—No es broma, Christopher.—replica de inmediato.—Tal vez no quieras decirme que es lo que realmente te está pasando pero los tres sabemos que algo te pasa con Danna…y Christopher; si sientes que las cosas no están funcionando creo que es momento de dejarlo por la paz…
—No me pasa nada con Danna.—respondo.
—¿Ah, no?—cuestiona.—En las últimas semanas tú ya ni siquiera hablas tanto de ella como antes…
—Danna es una súper estrella, ya hay más de cien millones de personas que hablan de ella…creo que eso es suficiente… ¿no?
—Y de esos cien millones tú eres el más importante para ella.—repone de inmediato.—No hagas que las cosas terminen en una guerra sin fin entre ustedes dos, Chris…por el bien de ambos…
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