Sólo las chicas lo saben
—Oye, Grim, ¿dónde está Yū?—preguntó Epel mientras llevaba un trozo de su comida a su boca.
Los estudiantes de primer año miraron a los compañeros de clase de la chica, pero más específicamente al gato que era su compañero de dormitorio, quien, en lugar de responder, zampaba como un pavo.
—Ah, el tío no responde—suspiró Ace mientras negaba.
—Bueno, lo que nos ha contado esta mañana es que Yū "se encontraba muy mal como para venir, pero que no era nada grave, que era algo que pasaba todos los meses, y que tan sólo necesitaba quedarse en Ramshackle hoy y quizá mañana"—contestó Deuce mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.
Sus compañeros de mesa parpadearon, sin saber qué decir por la respuesta confusa.
—¿Todos los meses? Si le pasa todos los meses, ¿no debería ir a un médico?—preguntó Sebek, apoyando su mejilla en la palma de su mano.
—No necesariamente: a lo mejor es algo que le pasa todos los meses pero no es tan grave—respondió Ortho antes de llevarse una mano al mentón—. Aunque ahora que lo pienso, ¿Grim os ha contado qué le dolía a Yū?
—No, simplemente ha dicho que Yū se ha quejado esta mañana porque sentía que le acababan de pegar una paliza—contestó Ace mientras mordía una patata frita.
Jack ladeó la cabeza y comentó:
—Yū es una chica.
—Anda, Jack, no lo sabía, muchas gracias—Ace bufó mientras ponía los ojos en blanco.
—Piensa un poco mejor, tonto—Epel también ladeó la cabeza, pues creía entender a dónde quería llegar Jack—. ¿Recordáis las clases de biología de la escuela, cuando enseñaban reproducción humana?
Ace negó con la cabeza y Deuce se sonrojó, al igual que Sebek y Jack, quien, a pesar de ya saber lo que ocurría, no podía evitar sentirse avergonzado al recordar las estupideces que sus compañeros de aula hacían en esas clases.
—Yo no prestaba atención, pero aprobé igualmente—respondió Ace, frunciendo el ceño.
—Y yo... yo tampoco prestaba mucha atención—Deuce mintió para no decir "Me las saltaba para salir a dar vueltas con mi pandilla".
Epel suspiró antes de decir:
—Vuestros pobres culos me están dando mucha pena—antes de que alguno de los dos estudiantes de Heartslabyul respondiera, el estudiante de Pomefiore prosiguió—: Todos los meses, las mujeres pasan por un proceso que hace que sus humores cambien, les duela el cuerpo y se pasen la mitad de las clases pidiendo ir al baño, aunque esto último depende de la chica.
—Vamos, que Yū está menstruando, ¿no?—preguntó Cater, sobresaltando a Epel, que dio un brinco en su sitio.
—Da igual que uses la palabra culta, por alguna razón, suena vulgar cuando lo dices tú—comentó Trey, apareciendo al lado del pelirrojo.
Cater hizo una mueca y puso los ojos en blanco antes de dirigirse a los alumnos de primero y decir:
—Entonces, ¿nuestra amiga está en esos días del mes?—después, se giró hacia Trey y le preguntó—: ¿Así mejor, Trey?
—Se ve que sí. Grim, anda, contesta de una vez—pidió Deuce, espetando al gato a que contestara—. Habla más y come menos.
—¡Uf, qué pesados!—protestó el gato mientras dejaba su comida en el plato—. ¡Si Yū tampoco me ha dicho nada más, tan sólo ha calentado una bolsa de agua y se la ha puesto en el abdomen! ¡Sólo me ha dicho lo que vosotros sabéis!
Cater parpadeó, miró a Trey y ambos dijeron al unísono:
—Está con la regla.
—¿Eso es muy malo?—preguntó Grim antes de comenzar a comer de nuevo.
—Bueno, sólo si tienen hemorragias, pero eso no pasa muy a menudo—contestó Trey, cruzando los brazos sobre el pecho—. Las chicas normalmente se quejan de calambres en el abdomen, pero más allá de eso, no creo que haya más.
—¡Es un infierno!—añadió Cater, suspirando—. Las reglas de mis hermanas siempre se acababan sincronizando, y me tocaba a mí comerme el marrón de soportar sus cambios de humor. Si normalmente son unos monstruos, así lo son más.
—Pero pobrecillas, a lo mejor les dolía mucho—comentó Ortho.
—Y no digo que no, pero esos demonios que tengo por hermanas se lo merecían: yo sólo soy una víctima más—contestó Cater—. En el caso del resto de mujeres, acepto lo de los cambios de humor, porque todo el mundo los puede tener. Por ejemplo, estoy más que seguro que Deucey puede pasar de contento a enfadado y luego a lamentarse en una sola frase.
—¿Que yo qué?
—Los personajes de la novela que te estás leyendo terminan mal: uno acaba ahogado y la otra traumatizada por su muerte.
—¿¡Me acabas de hacer un spoiler!?—Deuce frunció el ceño y golpeó la mesa con un puño antes de relajar su expresión facial—. ¿Pero cómo puede ser, si tenían toda la vida por delante?—se lamentó el estudiante de Heartslabyul mientras fruncían los labios y agachaba la mirada, con los ojos aguados, haciendo lo que Cater había comentado: pasó del enfado por el spoiler a estar triste por el final de la novela.
—¿Lo veis?
—Primero, Deuce es tonto y sentimental, dos cosas que no combinan bien—comentó Ace, haciendo que Deuce frunciera de nuevo el ceño—, y segundo, no es lo mismo.
—Era sólo un ejemplo para que entendierais lo rápido que es que pasen de una emoción a otra—Cater se encogió de hombros, haciendo que Trey pusiera los ojos en blanco.
—Ni caso a éste. De todas formas, sí que es cierto que es más probable que Yū esté más defensiva o emocional estos días, así que ojito con hacerle nada—dijo Trey, antes de alzar un poco la cabeza y añadir—: Y seguramente quiera estar tranquila, así que nada de hacerle visitas.
Después de decir eso, el chico comenzó a alejarse, por lo que Cater bufó y musitó mientras lo seguía:
—De verdad que era un infierno estar con las brujas esas.
Los de primer curso vieron en silencio cómo los más mayores volvían a su mesa. Luego, Epel giró la cabeza hacia Deuce y dijo:
—¿De verdad estabas por llorar por una simple novela?
—¡Cállate!
*
Yūka se despertó en el sofá de Ramshackle al escuchar a alguien llamando a la puerta, por lo que se incorporó, para después, retorcerse hacia delante y llevarse una mano al abdomen.
—Joder, ¿por qué narices tiene que doler tanto?—susurró la chica mientras se ponía en pie, se ponía alrededor de los hombros la manta que antes cubría su cuerpo y se dirigía a la entrada.
Tomó el pomo de la puerta con su mano izquierda y la abrió, encontrándose a sus amigos de primer curso en la puerta, mirándola con una sonrisa.
—¿Qué?—preguntó Yūka, frunciendo el ceño.
—Sí que está de mal humor—susurró Ace, ganándose una patada de parte de Jack.
—Grim nos ha dicho que no te encontrabas muy bien, así que venimos a ver cómo estás—se justificó Sebek, relajando su ceño fruncido.
—Y Ace y yo te traemos los deberes—añadió Deuce mientras le extendía una totebag con una libreta llena de ejercicios apuntados y libros de texto.
Yūka tomó la bolsa y sonrió, agradeciendo el buen gesto.
—Gracias por venir, chicos—dijo mientras se apoyaba en el marco de la puerta—. Pero ahora, realmente necesito...
—¡Hey, vamos a hacerte compañía un rato! ¡Juguemos a algo!—antes de poder terminar la frase, Ace ya se había colado en el salón junto al resto de sus compañeros, a los que había arrastrado con él.
La chica miró cómo el salón había sido invadido por seis chicos adolescentes y un gato, por lo que puso los ojos en blanco antes de cerrar la puerta y acercarse al salón, donde todos se habían acomodado en los sofás —para desagrado suyo— a excepción de Jack, que miró a la chica y preguntó:
—¿De verdad quieres que nos quedemos? A lo mejor prefieres quedarte aquí descansando o haciendo los deberes que Deuce ha recopilado.
—¡Eh, que yo también he ayudado!—protestó Grim.
—Los dos sabemos que ni Ace ni tú habéis recopilado deberes porque apenas hacéis los vuestros, al menos, antes de las once de la noche—contestó el estudiante de Savanaclaw.
—Ah, Jack, no te preocupes, no me molestáis—contestó Yūka, haciendo que el nombrado se diera la vuelta para mirarla.
—¿En serio? Ahora que Jack lo dice, quizá sería mejor dejarte sola—Deuce frunció el ceño, preocupado.
Yūka escuchó cómo alguien tocaba de nuevo a la puerta, por lo que negó mientras salía de espaldas de la sala, dejaba la totebag en una esquina y decía:
—No pasa nada, en serio, chicos.
Después, la chica entró de nuevo en el recibidor y por segunda vez, tomó el pomo de la puerta para abrirla. Grande fue su sorpresa al ver a Riddle al otro lado, con las mejillas rojas, gotas de sudor en el rostro y los puños apretados en torno a las asas de plástico de una bolsa que portaba.
—¿Riddle? ¿Qué haces aquí?—preguntó Yūka, echándose a un lado para que el pelirrojo pudiera pasar.
—¡A-Ah! No hace falta, si no venía a quedarme: tan sólo... tan sólo venía a darte esto—dijo el rector mientras el sonrojo aumentaba en su rostro y le extendía la bolsa a Yūka.
La chica tomó la bolsa, sorprendida, antes de revisar el interior: un paquete de golosinas de sandía, una tableta de chocolate de cacao puro, una caja con bolsitas de manzanilla, un DVD de una película de fantasía y varias cajas de compresas.
—¿Y esto?—Yūka alzó la mirada mientras ladeaba la cabeza.
—Ah, es que Cater me ha contado por qué no has venido a clase, y como yo quería ayudarte a que te sintieras un poco mejor, me ha comentado ciertas cosas que a lo mejor te podían ayudar: la película es por si te aburrías y querías distraerte, el chocolate puro ayuda con la hinchazón producida durante la menstruación, los dulces aumentan la sensación de bienestar y también ayudan con la hinchazón, las bebidas calientes dicen que también son buenas, y más las infusiones, y no sabía si tenías suficientes...—Riddle se interrumpió al notar cómo Yūka lo abrazaba, quedándose estático en su sitio.
—¡Ay, eres un cielo, Riddle!—dijo la chica mientras sonreía, agradecida.
El chico parpadeó antes de devolverle el abrazo a su amiga, sintiendo mariposas en el estómago al tenerla tan cerca; ambos permanecieron así unos instantes.
—¿De verdad que no quieres quedarte?—preguntó Yūka una vez se separó de él—. Hay sitio para uno más.
—Es que no quiero molestarte: quiero que descanses—respondió Riddle.
Yūka se sonrojó mientras sonreía de nuevo y negó mientras señalaba con el pulgar el salón de Ramshackle.
—No te preocupes, ya tengo el salón lleno de gente: por uno más en la ecuación, no pasa nada.
Riddle sonrió y asintió antes de cerrar la puerta y acompañar a Yūka al salón.
—Eh, ¿quién ha invitado a Rosehearts?—preguntó Grim al ver al rector de Heartslabyul entrar en la sala.
—Yo misma, en retorno de hacerme un favor—dijo Yūka mientras alzaba la bolsa de plástico en alto y sacaba la tableta de chocolate negro y la película.
Ortho ayudó a Yūka a sacar un viejo televisor de un armario; después, lo colocaron en una mesa y se aseguraron de que funcionara antes de colocar el DVD en su respectivo reproductor.
—¿Que película has puesto?—preguntó Epel.
—Una que ha traído Riddle—contestó Yūka mientras se sentaba en el reposabrazos del sofá, al lado de Riddle.
El chico, al darse cuenta, hizo el ademán de ponerse en pie, pero ella se deslizó desde el reposabrazos hasta las piernas de Riddle, donde se sentó, antes de tomar el mando de la tele y darle al play.
Mientras Yūka se acomodaba, Riddle miró de reojo a los estudiantes de primer año, ya que casi todos lo miraban de forma amenazante.
—Yū, creo que tus amigos me están mirando raro—susurró el pelirrojo asustado.
—Mientras te tenga rodeado, no te van a hacer nada, tranquilo—contestó ella mientras sonreía y se recostaba en el pecho del contrario, quien suspiró antes de apoyar su cabeza sobre la de Yūka, esperando que la chica no notara lo nervioso que estaba.
La chica miró hacia arriba, viendo el semblante de Riddle y rio para sus adentros, feliz, antes de partir un trozo de chocolate y llevárselo a la boca, contenta.
-MGGBBRAE
Shot escrito mientras estoy igual que Yūka :')
Esta idea simplemente surgió de la idea de ver cómo reaccionaban los estudiantes de primer año al hecho de que Yūka tenga la regla y a Riddle siendo un solecito con ella (porque en mi mente, that man is head over heels for her).
Espero que os guste el shot <3
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