Capítulo 9


Capítulo 9

______

Son las seis de la mañana, he pasado toda la noche y toda la madrugada estudiando. La verdad no me quejo, es lo que me hace feliz y me que apasiona. Ahora que lo recuerdo, Leonardo estaba en la puerta ayer. Ya sé porque viene, quiere convencerme de dejar Alemania y mi carrera para irme a Suiza y estudiar leyes. Creen que voy a ceder tan fácil mi sueño, no están ni cerca.

Entré al baño para darme una ducha e ir a la universidad, tengo que terminar mis exámenes finales y pasar al siguiente semestre y ser la mejor doctora de este puto mundo. Salí, me vestí, tomé café, recogí los implementos necesarios para el examen final, me cepillé los dientes y salí.

- ¿te vas sin despedirte de tu novio? – me siento enojada. Sonreí y le da un beso en la mejilla.

- Hasta la tarde Michaelis. – no se la pondré fácil, me dijo que volvería en la noche y no lo hizo, no es que no confié en el...es solo que no cumplió su promesa.

- Tú no te puedes despedir así de tu novio – tenía su ceño fruncido, se supone que yo debería estar de mal genio.

Le di un ligero beso y sentí un olor a perfume impregnado en su camisa.

- Espero que te hayan aceptado en tu trabajo – me sentía incomoda, no por el hecho de que haya incumplido su promesa, sino porque huele a perfume de mujer. – nos vemos en la tarde Sebastian.

Caminé hacia las escaleras, no quería meterme en el ascensor, porque sé que estaría el olor de esa mujer allí.

¿Por qué me siento tan extraña? Me siento traicionada. No debería dolerme, todas las personas que quiero me traicionan de una u otra forma.

Salí del edificio y tomé un taxi, no me siento en condiciones para conducir.

- A la universidad – el taxista asintió. En unos 25 minutos llegamos. Agradecí y fui a mi salón de clase.

Tiré mi maleta y me coloqué mi bata, hoy teníamos embriología y la profesora era una maldita menopaúsica.

- Hola ______ ¿Cómo te fue con la bestia Michaelis? – Gruñí y él se sorprendió – ahora que hizo.

- No lo sé Franz, es muy complicado convivir con él, es más, ¡no lo sé! Son tantas cosas – Franz me miraba confundido ¿y quién no? No le había dicho nada.

- ¿quieres hablar de ello? – negué con la cabeza, no quería hablar ahora.

- No ahora Franz, no me siento cómoda hablando del ahora mismo – el asintió y me dio un suave beso en mi frente.

- ¿sabes que estoy aquí para lo que necesites linda? – hace tiempo que no me decía así. Sonreí, el me dio otro beso en la frente y se sentó para comenzar el examen final

Dos horas más tarde el examen había acabado, Franz me esperaba a la salida, íbamos a comer un helado o pizza.

- ¿lista para que te gane con mi súper capacidad estomacal?

- Eso está por verse, yo tengo estomago de loco. El que se va a ver humillado por mi capacidad estomacal eres tu – Franz sonrió torcidamente y me retiró un mechón de cabello en mi rostro. Su sonrisa es reconfortante. Me alejé de él.

- ¡vamos por la pizza! – grité mientras jalaba del brazo de Franz.

- No vas a ir a ninguna parte, con nadie ______- me sobresalté al escuchar la voz enojada de Sebastian.

- ¿y por qué? – lo enfrenté - ¿es porque tú lo dices? No me hagas reír Michaelis, vámonos Franz, hay que celebrar que solo nos faltan dos exámenes...

- ¡no deberías salir con otro que no sea tu maldito novio! Es decir yo – mierda.

- ¿eso era lo que me tenías que contar esta mañana? N-no te preocupes, comeremos pizza otro día – Franz me dio un beso en la mejilla y me ofreció una sonrisa forzada.

Miré a Sebastian, tenía su ceño fruncido como siempre. Me zafé de su agarré violentamente que me dolió.

- ¿Cómo te fue en tu primer día de trabajo cielo? – expresé con sarcasmo

- ¿ahora por qué estas enojada? – y osa a preguntar. Me resigné.

- Estoy estresada, no te preocupes por mi Sebastian. – sonreí y con un poco de dificultad le di un beso en los labios.

- No es normal que...

- Te digo que no te preocupes- fabriqué una sonrisa- todo está bien.

El sostuvo mi mano un segundo y me besó. Agarró mi cintura, sus labios acariciaban suavemente los míos, es demasiado exigente. Su lengua suavemente acariciaba la mía.

- Así es un beso, no me molestaría recordártelo – sonreí y todas las preocupaciones se borraron

- No me molestaría a mí tampoco, me conviene entonces que se me olvide besarte – sonreí y le da un beso en la comisura de sus labios.- vamos a casa.

Cuando llegamos, entré a la cocina para preparar algo para comer.

- ¿Qué quieres comer? – pregunté. Sebastian no respondió.- ahora el señorito está enojado. Sabes que, deja de ser tan amargado y dime que mierdas quieres para comer.

- Lo que sea, de todas maneras no tenías planeado venir a casa y comer conmigo – parece un niño pequeño haciendo una rabieta

- ¿sabes qué? ¡deja de joderme con tus celos estúpidos e irracionales imbécil, Franz y yo no somos nada más que solo amigos! – caminé hasta mi habitación y agarré lo primero que encontré en mi closet. Una sudadera gris junto a unos pantalones de chándal negros y mis zapatillas rojas.

- ¿A dónde vas? – preguntó Sebastian mirándome desde la cocina donde estaba yo.

- ¿yo?- me señalé- a correr y posiblemente perderme, pero no importa, no te seré infiel como tú a mi idiota – salí corriendo. Claramente no fui lo suficientemente valiente como para enfrentarlo y decirle que fue un imbécil, antes era muchísimo más sencillo.

Corrí hasta la avenida donde quedaba una pequeña pizzería. No quisiera hablar con él en estas condiciones, no llevamos ni unos días de novios y ya estamos peleando, sabía que esto no podía ser. Por su estilo de vida y mi falta de expresividad de mis emociones y sentimientos.

- Así que... ¿terminaste viniendo? – me volví y vi a Franz tenía sus brazos cruzados y aun traía su bata puesta

- S-solo vine a correr

- ¿hasta una pizzería? Que conveniente, es bueno luchar con el enemigo de un cuerpo saludable – sonreí, Franz iba a decir algo pero parece que se arrepintió porque cerró su boca de golpe.

- Así que...ahora que estoy aquí... ¿Qué tal si comemos pizza? Necesito desahogarme con un buen amigo. – Franz asintió y fuimos a la pizzería.

Sebastian

Me acomodé la camiseta negra y me arreglé el pantalón. Claudia, la chica rubia de ayer se organizaba igual.

- ¿enserio debes conseguir que esa mocosa vuelva a la casa de sus padres? – exclamó mientras acariciaba mi hombro.- es una molestia.

- Si, debo hacerlo – ______ se dio cuenta de mi infidelidad, no debería sorprenderme y sentirme mal, de todas maneras solo la estoy usando para mis fines personales.

- Y...cuando ya logres tu cometido, ¿vivirás conmigo? No aguanto a Leonardo, es demasiado aburrido – su sonrisa falsa de inocencia es interesante, pero no me provoca nada.

- Claudia, Claudia. No seas ilusa – le dije mientras la agarraba por los hombros sutilmente.

- Soy realista Sebby – así me decía ______. No entiendo porque dejó de decirme así.

- No vuelvas a decirme así – exclamé con un toque de rudeza extra.

- ¿por qué? ¿así te dice tu querida mocosa? – me tiene harto.

- Me tienes harto, ya no quiero que te vuelvas a comunicar conmigo. Y espero que no me busques. Adiós Claudia.

- ¡Sebastian! – caminé hasta el apartamento donde no está nadie, ya que ______ está en alguna parte. Debería preocuparme más por "mi novia"

Entré al apartamento y no había ni un solo rastro de ______ como supuse.

Me senté en el sofá mientras me quitaba la ropa y quedaba solo con lo mínimo.

Debería reconsiderar el hecho de "la relación" con _______. Todo este teatro de mejores amigos y mi falso amor hacia ella pueden perjudicarme notablemente. A diferencia de mí, sus sentimientos son de verdad y cuando dice quererme es enserio. Que lastima que no pueda corresponderle, bueno más bien no.

- ¡JAJAJA! O cuando estabas comiendo la pizza y te quemaste con el queso. ¡JAJAJA! De verdad que eres tonto – me molesta.

- Pero tú no te quedas atrás. Empezaste a reírte como una foca retrasada y luego hiciste como cerdo - _______ rio, se escuchaba feliz.

- La pasé genial Franz, espero encontrarme contigo en la heladería y hacer una carrera – Franz rio pero después todo quedó en silencio.

- Deja a Michaelis y vente a vivir conmigo - ¿qué? Me acerqué aún más a la puerta. – él no te va a valorar lo suficiente. No te va a amar tanto como yo lo hago.

- q-qué estás diciendo Franz Jajaja, no juegues con eso...

- no lo hago

- eso quiere decir que...

- te amo ______, no hay ninguna explicación lógica para eso. – abrí la puerta y creo que debí quedarme sentado y no presenciar la escena de ______ siendo besada por Franz. Presenciando a _______ en otros brazos que no son los míos.


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