Capítulo 3


Capítulo 3

SEBASTIAN

- ¿no hay nada de qué hablar Michaelis? – me entristece haberla hecho enojar así pero... no tengo excusa alguna, sé que no fue la mejor manera de actuar.

- Lo siento por haber actuado así, la verdad no sé qué me ocurrió yo...

- ¿sentiste celos?- ¿qué?

- ¿Qué dijiste?- sus ojos grises se clavaron en mi rostro.

- Celos, ¿ahora no sabes qué es? son una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada preste atención a favor de otra. También se conoce así al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesión de otra persona. ¿lo desea usted más claro señor Michaelis? – ella caminó hasta nuestra habitación.

Esto no se puede quedar así.

- Oye _______, escúchame – corrí hasta la habitación y ella estaba sentada en el borde de la cama.

- Me confundes Michaelis, y sí que lo haces.

- Y tú a mi – ambos teníamos el ceño fruncido.

- Perdón, pero por lo que sé tú eres el que se comporta como un novio celoso cuando voy a salir con alguien o cuando hablo con alguien, sabiendo que somos mejores amigos.

- ¿solo mejores amigos? – ahora el enojado soy yo. ¿Cómo podía decir que solo éramos amigos después de aquellos besos?

- Tu más que nadie lo ha dejado muy claro

- Y nosotros más que nadie sabemos que no es así.

Ella se tensó.

- Más que nadie lo sabes, ¿sabes cómo lo es? – ella hizo un ademan con sus manos para que continuase.

- Por esto – acerqué mi boca a la suya y la besé, la besé diciéndole y transmitiéndolo lo mucho que significaba para mí, diciéndole que no solo éramos amigos, sino que éramos algo más. Ella profundizó aún más el beso, ambos queríamos transmitir parte de nuestros sentimientos en aquel rocé profundo de labios.

La arrastré entre mis brazos hacia la cama. Bajé por su cuello dejándole pequeños besos y una ligera marca.

- S-Sebastian se va a ver horrible mañana- hizo un puchero, y mordí su labio inferior.- ¡joder SSebasstian mme duele!

- ¿me perjudica a mí? – exclamé con un poco de dificultad

- No a ti directamente, pero sssi a tuss bolass- sonreí ligeramente provocando una mueca de dolor.

Escuchamos el timbre de la puerta sonar. Solté su labio y me acosté a su lado.

- Creo que tu puta vino por su paga en especias – el sarcasmo es algo que abunda en _____, me encanta.

- Dile que no podrá ser así porque estoy con mi novia

______

Sebastian debe dejar de jugar con mis emociones de esta manera. Primero la deliciosa tortura que estaba fabricando en mi cuello y luego esta tortura psicológica.

- Eso no te lo crees ni tu – me coloqué una blusa blanca y fui a abrir la puerta.

Era el profesor Taker que estaba detrás del pedazo de madera. Me miraba con sus ojos verdes brillantes y su cabellera plateada caía sobre su rostro.

- ¿Cómo te encuentras? – preguntó algo acelerado.

- Y-yo estoy bien profesor Under – el suspiró aliviado pero frustrado.

- Solo dime Under- me miraba de pies a cabeza, me estaba haciendo un examen visual.- ¿Qué te sucedió en el cuello? – mierda. Sus ojos irradiaban picardía.

- M-me pegué con un palo – exclamé algo rápido

- Si claro, ¿y por casualidad ese palo se llama Sebastian Michaelis? – Franz había entrado algo ebrio, pero no lo suficiente como para no entenderle lo que decía- ¡tiene que admitirlo algún día! ¡están jodidos! Se enamoraron y no lo aceptan, vaya mierda. Por eso es que sigo aun soltero

- No nos interesa ahora tu estado emocional ni sentimental Franz. Algún día en el que yo pueda estar en las mismas condiciones que tu o peor, quizás y solo quizás nos ponemos a hablar de amores.- exclamé invitando a sentar a Under en el sofá caoba.

- -¿Quién era _____? – salió un casi desnudo Sebastian, y digo casi porque la pared le tapaba la parte inferior.

- S-son Franz y Under – traté de no mirar pero era algo imposible- y-y por favor Sebastian, vístete, tenemos visita.

- ¿debería? – otra vez esa discusión

- Madura de una maldita vez Sebastian y vístete. – el sonrió y se fue a la habitación.

- Eso fue algo fuerte ¿no lo crees Franz? – Franz estaba llorando en el sofá en silencio.

- ¿por qué estas llorando Franz? – pregunté. El alzó la vista.

- ¡¿cómo pudiste rechazarme por el?!- otra vez con el mismo asunto - ¿es porque tiene una tercera pierna flácida verdad?

- F-Franz, sabes cómo considero a Sebastian y...

- ¡yo sé que te gusta! ¡Él no te sabe valorar! El solo quiere a mujeres sifilíticas y llenas de silicón. Yo... te quiero tal y como eres – sonreí al escuchar las tiernas palabras de Franz, pero sé que mañana se le olvidarán.

- Esto es incómodo – Under sonreía ampliamente – sin embargo, mañana tendremos clase nuevamente, así que mejor lo llevaré a su casa. – se puso de pie y yo copie su acción- hasta mañana Fräulein schönen.

- Lehrer von morgen – sonreí y el profesor besó mi mano derecha. Y con esto se fue.

Cuando finalmente quedé en silencio en la casa, sentí a Sebastian –aun desnudo a propósito – caminar y ponerse a mi lado.

- Ese tan Under no me da buena espina – agarró mi mano, la cual fue besada por Under minutos antes y le pegó una lamida.

- ¡Sebastian que asco! – sacudí mi mano – no me lamas la mano

¿prefieres que te lama en otro sitio? Yo notengo ningún problema.    



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