Capítulo 24
Capítulo 24
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No diría que todo va maravillosamente bien, van más bien, lentas pero seguras.
Franz ha avanzado muchísimo, su cuerpo ya no rechaza su corazón, su padre se ha estabilizado lo suficiente para que lo tengan en una habitación normal del sanatorio.
- ¿me ayudas a vestir o a desvestir? - dijo Franz mientras le colocaba la camisa.
- JA, JA, JA, muy gracioso señor Grey
- Aunque prefiero la segunda - se acercaba lentamente a mí, sin embargo...
- Lo siento chico caliente, pero el doctor lo prohibió, sin sexo, hasta que tu corazón se estabilice.
- Entonces moriré - lo miré fijamente y el acaricio mi mejilla
- No vuelvas a decir es Franz Grey - lo abracé, creer que casi lo pierdo me duele.
- Lo siento mucho preciosa - me abrazó fuertemente.
Salimos del hospital Franz y yo para dejar algunas cosas en casa de Franz.
Recogí unos papeles del suelo, la mayoría eran facturas y el resto eran solicitudes para inversiones, cartas de felicitaciones y demás cosas sin importancia. Hasta que un papel me llamó la atención.
- ¿y ese papel rojo puta? - sonreí, aunque más bien lo intenté
- Promociones de comida china, nada importante.
- Quiero comida china
- No señor, debes cuidarte con tu alimentación
- ¡quiero comida china! - gritó Franz mientras se lanzaba cuidadosamente al suelo.
- Te prepararé algo
- ¿chino? - dijo con ilusión
- No Franz Alberto - ambos sonreímos y yo fui a la cocina a preparar algo y a leer la posible amenaza...
Sebastian
Salí del cuarto de Annie algo triste porque no ha tenido ningún avance.
- Cuál es el pronóstico Doctor - le pregunté al hematólogo pediátrico
- No te mentiré Michaelis, la chiquita está mal, ahora mismo le pondremos una sonda de alimentación, no sé si pueda vivir. - maldita sea...
Han pasado dos días desde que he visto a ______ y a Franz. No han venido al hospital a ver a Annie y es muy extraño.
Mi celular sonó en mi bolsillo trasero, lo agarré y contesté.
- Diga - escuché unos gritos en el fondo.
- No te hagas el imbécil, sabes quién soy y sabes a quien tengo bajo mi maldita custodia. ¡chicos saluden a Sebastian!
- ¡Sebastian Joder vete con Annie! - gritó ______, enseguida sentí una presión extraña en mi pecho
- ¡cuídala! - gritó Franz.
- Déjalos ir - el rio estrepitosamente.
- Que expresivo Michaelis, pero no es suficiente. Esto es un juego, míralo como si fuese Mario Bross, solo que con un bono extra que es Franz. Debes recuperar a tu puta y a su mascota, rescatarlos y vivir felices para siempre... bueno, al menos ellos - exclamó burlonamente- que empiece el juego
- Muy bien Leonardo - murmuré contra el teléfono.
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- ¿por qué haces esto Leonardo? ¿qué mierdas te hice yo? - Leonardo rio
- ¿y preguntas maldita zorra? - él se acercó y me abofeteo
- ¡déjala en paz! - gritó como pudo Franz. Él estaba amordazado.
- ¡cállate! - le golpeo la cara y luego agarró bruscamente mi rostro. - te parece poco que por tu maldita culpa perdí mi brazo.
- Sino hubieses sido tan irresponsable
- ¡qué te calles te he dicho! - me volvió a golpear.- ¡me tienes harto Miss perfección! Todo el maldito mundo te ama. ¡todo el maldito mundo te venera por ser la maldita hija del maldito matrimonio de mierda! Te revelaré una sola cosita - dijo Leonardo con una sonrisa en sus labios.- tu hija si se había recuperado felizmente, pero, como buen tío que soy... alteré las transfusiones de sangre de su papi - mis ojos se llenaron de sangre - le apliqué un poco de cianuro, nada del otro mundo hermanita
- ¡eres un maldito! - grité mientras trataba de zafarme del amarre. - ¡Annie no tiene la culpa de nada! ¡¿por qué tienes que joderla a ella?! ¡mátame a mí! ¡pero no a ellos! Déjalos en paz Leonardo - el sonrió y negó con la cabeza.
- Porque sé que si te mato y los dejo con vida, tú serás feliz en el infierno...
¿verdad que no se lo esperaban?
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