Capítulo 13
Capítulo 13
Cinco meses después...
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Todo se ha vuelto muy extraño para mí, aunque no es un extraño malo.
Mi bebé crece normalmente, Franz se comporta como todo un caballero, el me propuso ayudarme con el bebé, obviamente llevará su apellido a pesar de que le insistí en que no había necesidad de ello. He asistido a las clases normalmente, no siento ninguna molestia, aunque en la universidad me cuidan demasiado, sobretodo Franz y Under, se han vuelto mis mejores amigos. No me he vuelto a comunicar con Sebastian, ni siquiera tuvo la delicadeza de comunicarse hace cinco meses. No me duele, en lo absoluto. Incluso escribí un diario, pero no me acuerdo donde está.
- ________ querida ¿puedo hablar contigo? – me levanté de la silla y fui hasta el cuarto de la madre de Franz.
- Claro que si señora Grey, ¿se siente mal? – me alarmé, ella está en la lista de espera de un trasplante de médula ósea.
- No en lo absoluto - exclamó con su sonrisa maternal de siempre.- quisiera hablar contigo...de Franz.
- ¿le sucedió algo a Franz? – ella negó.
- Fue con su padre a comprar algo- asentí. - ¿amas a Franz? – mierda.
- S-señora Grey, no creo que sea bueno hablar de esto...
- Él te ama, y te pedirá matrimonio hoy...
- ¿qué?
- Me encantaría ver casado a mi hijo con una buena mujer, me ha contado todo sobre ti... tanto como tú y como el merecen ser felices juntos... él te ama sinceramente y no dudaría en darles mi bendición.
- Señora Grey... yo no sé qué pensar o decirle, agradezco que tenga ese buen concepto de mi pero... no sé si pueda llegar a amarlo tanto como el a mi...
- Sé que lo harás...lo veo en tus ojos linda. – la puerta sonó y yo fui a abrir.
Franz estaba rojo y sudado, su padre estaba en iguales condiciones.
- ¿demasiado calor Franz? – me miró de reojo y sonrió. - ¿Cómo está?
- Está bien
- ¿algo? ¿llamaron?
- Nada de nada Franz - su padre y el dejaron las bolsas en la mesa y se tiraron en el sofá- no se preocupen, pronto llegará la buena noticia de que hay un donante compatible. – ambos suspiraron.
Franz se incorporó y me dio un beso en la frente.
- Tengo que hablar contigo preciosa. – asentí y fui a su habitación, después claro de llevarle un vaso con agua al señor Grey.
Me senté en la cama y palpé mi barriga. El bebé se estaba moviendo y me encanta, así sé que todo está en orden. Pero después, el mocoso empezó a acomodarse en otro sitio inusual.
- Linda forma de reportarte a tu madre – se movía demasiado, parecía feliz, muy feliz... ¿Cómo lo sé? Instinto materno.
Franz entró y se sentó a mi lado.
- ¿Cómo va el mocoso? – reímos y sentí una pequeña patada por parte del bebé.
- Sabe que nos estamos riendo de el - colocó su mano en mi barriga y el bebé nuevamente se movió.
- Lo amo – sonreí. Puede que no sea su hijo, pero lo ama como si lo fuese. – vamos al parque.
Asentí y me coloqué mis zapatillas azules.
Caminábamos despacio por mi barriga, no quería caerme y hacerle daño a mi bebé
Al llegar al parque, nos sentamos en una banca frente a un estanque de patitos...de hule.
- Qué ambiente tan romántico Franz.
- Todo un Darcy- reímos. Se notaba nervioso...demasiado a decir verdad.
- Habla Franz, me estoy muriendo de frio.
- Si, si...es que... - sonreí y levanté mi vista, pero fue un gravísimo error porque vi a Sebastian caminar agarrado de la mano de una mujer. Sonreí y escuché a Franz.
- ¿quisieras casarte conmigo? – Franz estaba rojo y con un anillo sencillo en una caja de terciopelo verde. – claro, si no quieres.
- Si quiero Franz
- Espera ¿qué?
- Que si me quiero casar contigo tonto.
- No creí que ibas a decir que si
- Un ángel me lo recomendó. – sonreímos y Franz colocó el anillo en mi dedo anular y juntó nuestros labios de forma atrevida.
Nos separamos del ligero roce de labios y vimos a Sebastian frente a nosotros.
Pasamos por el lado de él y seguimos nuestro curso a casa.
DOS MESES DESPUES
Pujé y pujé. Y el mocoso no quería nacer.
- ¡duele mierda! – Franz estaba a mi lado grabando el nacimiento de nuestro pequeño - ¡Franz imbécil haz algo!
- ¡Dios libre a ese pobre bebé de tu maldito genio!
- Al que debería librar es a ti.- Franz trató de llamar a una enfermera, ero ninguna vino – revisa cuan dilatada estoy joder. – Franz abrió los ojos, apenas hace un mes se había dado cuenta de que quería especializarse en obstetricia.
- P-pero no tengo guantes.
- ¡ay Dios mío no inventes! En el cajón de allá hay una caja de guantes. – cuando fue a coger la caja de cuates, sentí la cabeza de mi hijo con mis manos.- olvídate si estoy dilatada o no, el bebé está aquí – Franz abría los ojos cada vez más y se acercó corriendo hasta la camilla.
- E-está bien, a la cuenta de tres debes pujar – asentí.- uno, dos, tres ¡puja! – cuando lo hice, empecé a sentir alivio poco a poco. – uno, dos y tres ¡puja! – la segunda vez fue la definitiva. Escuché el llanto del bebé y como abrían la puerta de golpe.
- ¡¿por qué no nos llamaron?!- malditos.
- No tiene ni mierda que reclamar. Mamá tenía razón _______, no era un mocoso...más bien una mocosa. Creo que debemos ponerle el nombre que ella dijo...
- Annie, es un nombre lindo – espeté cansada.
- Annie Grey Keelar suena lindo – asentí y agarré a mi hija, es tan pequeña y suave. Ambos sonreímos por nuestra pequeña y tierna familia.
Dos años después.
- Si papá, te llevaremos a Annie cuando estemos listos... ¡si joder, también conocerás a mi condenado esposo!
- ¡¿y ahora que sucede?!
- ¡alimenta a Annie mejor!
- Solo no quiero que él esté allá... sí, sí, soy una maldita adulta y toda la mierda... pero no quiero que vea a mi familia papá... te lo agradecería. Está bien, te quiero. – colgué el teléfono.
Hace dos años que llegó esta hermosura a nuestras vidas, Annie crece y se hace muchísimo más hermosa cada día, sus ojos son como los míos, pero tiene la mirada de...su padre. Annie me ha unido más a mi padre, la quiere conocer, está ansioso de conocerla. Ya estamos en sexto semestre, a mitad de camino, no podría estar más emocionada. En la universidad adoran a Annie y esperan con ansias que ella estudie medicina igual que sus padres.
- ¡mami! – la voz dulcemente chillona de mi mocosa llenó mi habitación. – papi galletas – su sonrisa me desarma. La adoro.
- Que bien, y he de suponer que esta es para mí – ella negó con la cabeza y detrás de ella venia mi esposo.
- Esta es para ti –sonreí al ver la galleta en su boca. Caminé y se la quité.
- Gracias. Estas listo – el asintió. Recogimos las cosas y nos despedimos de la señora Grey y su esposo.
Ahora vamos rumbo a Suiza,"[*.]w#
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