Capítulo 10

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Me separé y fijé mi vista en los ojos de Franz.

- Lo siento Franz, pero... me gusta Sebastian y ...

- Lo sé, y parece que a él no le gusta que ningún chico se acerqué a ti. Y supongo que a ti tampoco te gusta que a él se le acerquen perras. Temiblemente es tan imbécil e insensible que ni cuenta se da. No importa si no me quieres como algo mas _______, siempre voy a estar allí para ti y solo para ti, lo cual el imbécil que está detrás de ti no es capaz de hacer. - ¿qué? Me volví hacia la puerta y me encontré con un Sebastian enojado.

- F-Franz, es mejor que te vayas, nos veremos mañana en la universidad. – el asintió y me dio un beso en la comisura de mis labios.

- Claro que si preciosa. – él se despidió con una pequeña e informal reverencia y desapareció por el ascensor.

Entré al apartamento, me despojé de mi ropa y entré a la ducha.

- ¿me estás escuchando ______? – maldito idiota interrumpiendo mi maldita ducha.

- No Sebastian, me estoy bañando, si quieres cuando... ¡maldita sea, no entres sin mi maldito permiso! – entró a la regadera con ropa.

- ¿qué sucede contigo? ¿por qué estás tan indiferente conmigo? Se supone que somos novios...

- Eso es lo que te digo yo a ti – murmuré. No creo poder soportar este dolor. – Sebastian, lo nuestro no funciona, es por parte y parte. No se expresar mis sentimientos y tu estilo de vida es una mierda, así que es preferible que solo quedemos como los amigos que solíamos ser.

- No quiero ser tu amigo – su ropa mojada se ceñía a su cuerpo, me tenía contra la pared del baño.- sé que esto es muy complicado, yo quiero volver a intentarlo _______ porque te quiero demasiado, y eres lo más importante para mí. – sus labios estaban tan cerca de los míos que cualquiera que nos viese diría que nos besábamos, pero solo yo sé que no es así.

- No confió en ti Michaelis - el sonrió

- Haré que lo hagas...

Sus labios se juntaron con los míos, empezó a quitarse la ropa lentamente. Sus manos jugaban con cada centímetro de mi piel. Cuando la parte superior de arriba había quedado tirada en el suelo, decidí tomar yo la iniciativa.

Bajé hasta la altura de su pantalón, bajé lentamente el zipper y bajé sus boxers.

- __-_____- agarré su pene lentamente y lamí la punta. Cada vez que daba vueltas con mi lengua el soltaba un ronco gemido.

Introduje su pene lentamente en mi boca y el agarró mi cabello.

- M-mierda – seguí lamiendo e introduciendo hasta que lentamente Sebastian aumento la velocidad y estuvo a punto de ahogarme.

- ¿tan desesperado estás Michaelis? – seguí lamiendo suavemente. Y el empujó mi cabeza e introducir más su pene en mi cavidad bucal.

- _-_____- el líquido espeso y caliente bajó por mi garganta.

- ¿satisfecho? – me incorporé del suelo y me metí bajó la ducha. Sebastian me miraba fijamente.

- No – se terminó de quitar el pantalón y me alzó suavemente. Su lengua lamia el agua interminable que caía sobre mis pechos hasta llegar a mis pezones. Su mano libre acaricio mi clítoris en círculos. ¡Dios se siente tan bien! Sus dedos se introdujeron en mí y me acariciaban suavemente.

- S-Sebastian - sonrió suavemente y luego su pene entró en mi vagina, deslizándose tan suavemente que era casi una tortura.

Me penetraba fuertemente, pero no era doloroso. Claramente no era mi primera vez ni la de el por supuesto, sin embargo, era como experimentar de nuevo esas sensaciones pero mejor.

Su velocidad cambió drásticamente, pero no me molestó.

- Vamos a otro sitio. – agarraba suavemente mis caderas y me llevó hasta el lavamanos donde empezó a embestirme más fuertemente. Su mano derecha agarraba fuertemente mi muslo izquierdo, mientras que con la otra jugaba con mis pechos.

- ¡S-Sebastian! – sus labios chocaron con los míos. Linda forma de callarme. Sus dientes presionaron suavemente mi labio inferior provocando un ligero corte, suavemente su lengua lamio la sangre que salía de la lesión. Sebastian me bajó del lavamanos y me colocó contra la pared y me volvió a penetrar, esta vez con más fuerza. Sus dedos se hundían en la piel de mis glúteos. Era demasiado excitante. Lamió la curvatura de mi columna haciendo que un escalofrío recorriese mi cuerpo.

- ____-_____...yo... te quiero – mi corazón no puede latir más rápido.

Sebastian se sentó encima del sanitario y me colocó ahorcadas sobre él. Comenzó a penetrarme nuevamente con suavidad, yo por el contrario deseaba muchísimo más.

- S-Sebastian, q-q-quiero más – el sonrió y se movía más fuerte, más rápido y profundo.

- ¿a-así está bien? – esto es demasiado bueno.

- ¡S-Si! Sebastian yo... - de un momento a otro, todo fue inundado por un ruidoso gemido de ambos.

Mierda, se corrió dentro.

- Te quiero – el besó mi cuello – podría quedarme así toda la noche.

- A mí me encantaría, pero no puedo.- besé su sien – tengo examen mañana.

- No vayas mañana

- Lo dudo Michaelis. – me levanté y terminé de bañarme, claro está junto a Sebastian.

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