Capítulo cuatro

Advertencia: capitulo con contenido sexual

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Light camina nervioso, viendo una y otra vez la dirección en su celular. Ha hablado con Elle por algunas semanas, o más bien han tenido sexo telefónico y si es honesto, últimamente se estaba dejando llevar, llegando a tener los mejores orgasmos de su vida. Pero perder el pudor por teléfono a dar el siguiente paso y hacerlo realidad es todo un desafío, de todas formas la tela del pantalón a la altura de su entrepierna está tensa desde que salió de la casa.

Empuja la puerta del establecimiento y la campanilla colgante anuncia su llegada, lo cual lo pone terriblemente rojo, siente como si todos los presentes advirtieron su presencia y él llevara un letrero que dice «Hola, aquí vengo a encontrarme con un hombre para perder mi virginidad».

Dejando los pensamientos absurdos de lados, estira el cuello intentando encontrar entre tantas mesas a su "cita", encontrandolo en una butaca cerca del ventanal.

—Perdón por la tardanza. —Murmura intentando no hacer contacto visual, como si así fuera a olvidar el motivo por el cual se están reuniendo.

—Por un momento pensé que no vendrías. —Responde Elle con calma, haciéndole un gesto con la mano para que tome asiento.

—Si te soy sincero, estuve a punto de no hacerlo.

—Me alegra que no haya sido el caso. ¿Te apetece algo de tomar? —Le extiende uno de los menús que están a un lado de la mesa, el cual Light toma extrañado.

—¿Cómo? —alza una ceja, abriendo el menú solo por inercia— Pensé que...

—... que debemos tomarnos algo para relajar tus nervios —interrumpe, viéndolo directo a los ojos y sonriendo de lado—. ¿Acaso crees que no me doy cuenta de que estás temblando?

Light vuelve a sonrojarse y en un acto por mantener su orgullo entrecierra los ojos alzando la ceja, volviendo la mirada al menú.

—Por supuesto que no estoy temblando... —murmura haciendo un puchero—. Y solo quiero un café. —Finaliza con tono altivo, cuando más bien es que no cree que vaya a ser capaz de pasar algo más cuando tiene el estómago hecho nudo.

—Entonces dos cafés serán.

Elle alza una mano para llamar la atención de un camarero, quien con una sonrisa en los labios toma el pedido y se retira.

—No pensé que primero nos sentaríamos a hablar. —Dice Light con cierto tono insolente aunque la verdad agradece el gesto.

—¿Qué esperabas? ¿Que te fuera a dar vuelta sin primero un "hola, ¿cómo estás?"?

El contrario se pone demasiado rojo de nuevo. Puede ser que la voz de Elle sea neutra, profunda, masculina hasta el último decibel, pero su aspecto es más relajado, detalle que salta a la vista cuando lanza ese tipo de comentarios con tanta ligereza.

Por fortuna tras ese comentario el silencio reina por unos segundos, que es cuando el camarero vuelve con ambas tazas, acomodándolas frente a ellos con algunos sobres de azúcar en el platito.

—No entiendo por qué estás tan nervioso —comenta Elle una vez se quedan solos—, con lo guapo que eres, soy yo el que debería estar temblando como un cervatillo.

Light vuelve a sonrojarse, aunque esta vez con un agradable cosquilleo en la panza.

—No creas que soy así todo el tiempo —responde mientras remueve el café. Es consciente de su belleza y muchas veces la ha usado a su favor, sin embargo esta situación es diferente—. Es solo que no todo el tiempo me reúno con un extraño para... ya sabes...

—No considero que seamos extraños, al menos no del todo. Y si no te sientes cómodo o seguro, podemos simplemente charlar mientras terminamos esta taza de café, luego te vas a casa y si te apetece chateamos por la noche.

—¿Qué? —Frunce el entrecejo, viéndolo directo a los ojos.

—¿Recuerdas lo que te he dicho? Para mí es muy importante que tú lo desees.

—Pero habrías perdido tu tiempo en venir hasta acá.

Elle ni siquiera se inmuta, con parsimonia continúa agregándole a su café todos los sobres de azúcar que hay cerca.

—Me agradas, Light, así que para mí no sería haber perdido el tiempo. También me gusta sentarme y charlar con las personas que me interesan.

El castaño suspira y se arma de valor, tiene que ser tan sincero como su entrepierna.

—Es que... si quiero hacerlo... —susurra intentando mantenerse firme.

Lawliet sonríe de lado.

—Me alegra escuchar eso porque ya reservé la habitación. —Responde con esa voz que hacen que los vellos de Light se ericen.

oOo

La puerta se cierra a espaldas de Light, quien se queda inerte viendo alrededor. Cuando Elle dijo que había reservado una habitación, no esperaba que en un hotel y mucho menos una suite, ¿de qué carajos trabaja este hombre?

—Ponte cómodo. —Indica Lawliet, caminando hacia un buró en busca del control remoto para atenuar las luces y poner música de fondo.

—¿Te tomas todas estas molestias con todos? —Pregunta solo a fin de hacer plática y no lucir tan nervioso mientras se adentra despacio, aún registrando todo lo que puede con los ojos, pero prestando mayor atención a la amplia y mullida cama que está en medio de la habitación.

—Solo contigo. —Responde sin titubear, tomando un par de copas y la botella de champagne que viene incluida con la reservación— ¿Brindamos?

A pesar de que no le apetece, Light acepta la copa, dejándose consentir. Después de todo, no todos los días alguien reserva una suite por él.

Elle le da un breve sorbo a su copa, sin apartar la mirada del muchachito que tiene enfrente. Puede ir todo lo lento que sea necesario, eso no significa que no esté excitado, por fortuna los pantalones flojos que adora usar lo ayudan a disimular su erección.

—¿Estás listo? —Pregunta el de cabello negro, acercándose al otro despacio.

—Uhm... así como listo, listo... no —traga saliva, su corazón latiendo demasiado de prisa cuando las manos de Elle lo toman de la cintura con firmeza— pero...

—Tranquilo... —Le susurra con una sonrisa, acortando la distancia entre ellos hasta que sus labios se rozan. Solo eso, un roce juguetón.

—Es solo que... no sé muy bien qué hacer... —murmura casi temblando. Que sí quiere hacerlo, su cuerpo casi se lo está exigiendo, pero el saberse un inexperto lo tiene demasiado nervioso.

—Solo haz lo que tu cuerpo te pida... —le dice con tono seductor mientras hunde el rostro en la curvatura de su cuello, dando breves besos.

Elle no suelta su cintura, jalandolo hacia él y provocando que sus erecciones se rocen, todo mientras los besos en el cuello de Light comienzan a ser más escandalosos con lengua incluida. El castaño echa la cabeza para atrás de forma inconsciente, haciendo caso al consejo de Elle sobre escuchar a su cuerpo, de dicho modo permite que la lengua y labios del contrario abarquen más a su paso.

El pelinegro comienza a desabotonar esa estorbosa camisa que le impide tocar el torso perfecto con el cual ha fantaseado estas últimas semanas. Sus labios bajan repartiendo besos por el pecho de Light, usando la punta de la lengua para hacer círculos alrededor del pezon izquierdo a la vez que sus manos se mueven despacio por su abdomen, arañandolo levemente hasta que un leve jadeo llega como música para sus oídos.

—¿Quieres que pare? —Pregunta Lawliet, viendo hacia arriba desde su posición.

Un Light sonrojado pero con los ojos llenos de necesidad y lujuria niega con la cabeza.

—Sigue... —Pide tras un jadeo, situando las manos sobre los hombros del otro para empujarlo suave hacia abajo.

El pelinegro sonríe de lado, ya esperaba esa respuesta pero quería escucharla. La esperaba porque desde donde está puede ver la erección de Light, y ni hablar del aroma que despide su cuerpo completo pero sobre todo esa parte, un aroma varonil que lo prende demasiado.

Pese a que Elle prefiere recibir sexo oral en lugar de darlo, sabe que el castaño nunca lo ha hecho por lo que no se lo piensa pedir, al menos no esta vez. Además, por el hecho de tratarse de Light tiene unas ansias locas de tragarse su semen hasta dejarlo seco, hacerlo ver luces por las maravillas que puede hacer con la lengua.

Sin embargo, cuando le desabrocha el pantalón y hunde el rostro en su entrepierna, aspirando el aroma impregnado en el bóxer, siente a Light temblar seguido de una mancha espesa de humedad en la tela.

—¿Terminaste? —Pregunta Elle, manteniendose hincado y viéndolo hacia arriba con una sonrisa a fin de que su pregunta no suene acusatoria.

—Pe-Perdón... yo... —Si antes creyó haberse sonrojado, nada se compara con esto, es un nuevo nivel de vergüenza que no sabe cómo asimilar.

—Tranquilo —se pone de pie despacio—, no es nada del otro mundo.

Light no entiende cómo acabar sin ni siquiera empezar no es nada del otro mundo, sin embargo no dice nada porque ni tan siquiera sabe si hay algo que pueda decir.

—¿Por qué no vas y tomas una ducha? —continúa Elle al verlo tan paralizado.

—Está bien... —murmura cabizbajo, deseando ser un avestruz para ocultar la cabeza.

—Yo te alcanzo en un momento.

Prefiere darle unos minutos a solas para que se relaje, no quiere que una tontería que le pasa a muchos o a todos los hombres al menos una vez en la vida arruine el momento.

Al quedarse solo, Elle deja sobre la mesita de noche lo que va a necesitar para tenerlo a la mano, más que nada los condones y lubricante, acto seguido se retira la ropa y se pone una bata que hay en el ropero, no obstante se queda en la habitación por un rato, hasta que cree que ha pasado un tiempo prudencial.

—Voy a entrar, ¿está bien? —Pregunta desde la puerta, abriendo despacio.

—Sí, pasa. —Responde Light desde la ducha, su voz sonando más relajada.

Elle camina hacia la mampara y abre la puerta corrediza para acompañar al otro, quien si bien luce más relajado, aún tiene las mejillas rojas.

—Elle... lo de hace rato, yo...

—Shhh... —se acerca hasta él y con sutileza le coloca el dedo índice sobre esos labios carnosos— no te rayes la cabeza por eso, bebé.

El mote cariñoso provoca un conocido cosquilleo en el abdomen bajo de Light. Elle logra provocar sensaciones en su cuerpo con las palabras que usa, con la voz que utiliza o con la forma en la que lo mira.

—Aún nos queda mucho tiempo —continúa el de cabello negro, tomándolo de la barbilla para que lo vea a los ojos—, yo me encargo de esto. —Tras sus palabras, una de sus manos toma el pene flácido de Light, dándole un breve masaje.

Es hasta entonces que el castaño agacha la cabeza, cayendo en cuenta que ambos están completamente desnudos pero sobre todo que el pene de Elle está rozando su pierna. Ese pene de buen tamaño por el que tanto ha babeado está completamente erecto, apuntando hacia él.

No obstante, antes de que los nervios lo controlen de nuevo, Elle lo vuelve a sujetar de la barbilla para que devuelva la vista hacia arriba, luego lo besa directo en los labios, el agua de la regadera cayendo sobre ambos.

Si bien Lawliet es más de encuentros casuales cuando la vida adulta se lo permite, con Light quiere tomarse el tiempo necesario. Nunca ha besado a nadie con la delicadeza y paciencia con la que lo está besando, comenzando a usar su lengua despacio, sin ser invasivo mientras con las manos le recorre la espalda.

—Debo decir... —murmura Lawliet jadeante al detener el beso, manteniendose a escasos centímetros—... que la cámara no te hace justicia, eres mucho más guapo en persona.

Light sonríe, mordiéndose los labios. A quien engaña, adora que lo adulen y su forma de agradecerlo es rodeándole el cuello con los brazos y volviendo a juntar sus labios.

La mampara va subiendo de temperatura, los vidrios se empañan, el beso se vuelve ansioso y sus cuerpos húmedos comienzan a rozarse sin ningún pudor, invadiendo el lugar de sonidos obscenos provocados por sus abdómenes chocando y gemidos de parte de ambos hasta que en un movimiento raudo Elle le da media vuelta a Light y lo empuja contra la pared, sonsacándole un jadeo por el inesperado cambio.

—¿Qu-Qué haces...? —Tartamudea con la mejilla pegada al azulejo, tratando de ver de reojo.

—Shhh... —le sisea al oído, pasando luego a besar y mordisquear su hombro mojado— Déjate llevar.

Va dejando besos cuesta abajo a lo largo de la hermosa hendidura que marca la espina dorsal de Light hasta volver a quedar hincado, esta vez frente a un par de glúteos perfectos. Tan redondos y suaves. Ok, a este punto sabe que a Light también le atraen las mujeres por lo que han hablado pero no le nace ir tras ellas, y aún en estos tiempos no muchas mujeres deciden dar el primer paso, sin embargo no se explica cómo un hombre no ha ido detrás de esta preciosura desde hace ratos.

Light cierra los ojos mientras Elle estruja sus nalgas con las manos, repartiendo besos y mordidas suaves de tanto en tanto, hasta que de pronto suelta un jadeo y abre los ojos al sentir que sus glúteos son separados y el contrario hunde el rostro en ellos.

—¿E-Elle...? —Intenta ver por sobre su hombro, sin saber qué hacer, pero su mente y sus ojos quedan en blanco tras el primer lengüetazo— ¡Elle~! —gime, sus piernas temblando.

Dicho gemido provoca que el pene de Lawliet de un brinco, motivándolo a continuar con más gula. Aspira y lame todo a su paso, percibiendo como ese esfínter comienza a relajarse. Se agacha un poco más y hundiendo más la cara hasta casi parecer ser tragado por ese hermoso culo, lame desde su posición los testículos del contrario, metiéndose ambos a la boca y jugueteando con su lengua.

Light sigue intentando ver por sobre su hombro, apenas y logra ver esa cabellera negra perdiéndose en él, se le dificulta por la posición y porque tiene los ojos nublados, víctima de sensaciones que no había experimentado antes. Siente el calor del rostro de Elle entre sus glúteos, sus labios y lengua yendo de aquí a allá entre escandalosos sorbidos, demasiada saliva, Elle lamiendo sin reparos... le parece tan sucio y a la vez, tan excitante.

—¡Elle~! —echa la cabeza hacia atrás, su glande rojizo y húmedo chocando contra el azulejo, su pene totalmente erecto— ¡Argh...! Ya... no... pue...

Justo cuando el segundo orgasmo está en la puerta, el pelinegro le da tregua y se pone de pie, rodeándole la cintura desde atrás.

—Quisiera que... —le susurra al oído, su voz entrecortada como efecto de la excitación—... la próxima vez que acabes... sea con mi verga adentro.

Pese a las palabras subidas de tono, Light no se sonroja, o si lo hace es más que nada por lo caliente que está.

—¿Sí? —se muerde los labios y por inercia echa el culo hacia atrás, buscando ese pene aunque nunca ha tenido uno adentro.

Elle sonríe satisfecho y ansioso, porque es justo lo que quería.

—Pero no aquí... —dice con voz ronca, pegándolo más a su cuerpo.

En esa posición vuelve a besarle los labios, Light volteando por sobre su hombro lo más que puede para devolver el caliente beso sin reparos.

Salen de la mampara y aunque el recorrido es corto, Elle decide rodearlo de la cintura, frente a frente, y besarlo mientras con las manos le recorre la espalda y le amasa el culo con ganas para que el nivel de excitación no descienda. Una vez en la cama continúa besándolo mientras lo acuesta en el colchón, a pesar de tener la verga apuntando casi al techo, recuerda que es la primera vez de Light y si decidió reservar una suite fue para que sea especial y no quisiera asustarlo si acelera las cosas.

—¿Estás seguro de continuar? —Le pregunta. Light acostado boca arriba y él encima pero con los brazos estirados y apoyando las palmas de las manos en el colchón para no caer sobre él.

Aunque estén desnudos y ya le haya repasado con la lengua todo el culo, si el castaño decidiera parar, pararía.

Light se relame los labios. Su pene sigue erecto y puede sentir su glande chocando contra el de Lawliet, pero es consciente de cómo se encuentra, una posición en la que nunca había estado con nadie. En este punto no se cuestiona sus preferencias, en estas semanas ha caído en cuenta de que le atraen los hombres, de cómo vayan a reaccionar sus padres cuando se enteren es tema aparte, y aunque si le preocupa un poco, no es el motivo por el cual ha sido víctima de tantas emociones diferentes la tarde completa. Los nervios, los sonrojos, la excitación, las ansias, las dudas... todo es porque se trata de su primera vez.

—Sí... quiero... —murmura, porque está convencido de que no pudo haber elegido mejor persona para perder su virginidad. Elle ha buscado su consentimiento en todo momento, sin embargo los nervios siempre existen—... pero...

—Seré gentil. —Interrumpe, volviendo a besarle los labios, esta vez siendo un tierno roce en lugar de un beso hambriento.

Elle le extiende una almohada para que se la coloque debajo, a la altura de la espalda baja mientras él se acomoda entre las piernas de Light, las cuales separa, una posición que para el castaño es más que vergonzosa pero no le queda de otra, es eso o estar él arriba para controlar la penetración como Elle le dijo en una de las noches que hablaron, pero solo de pensar que es él quien se debe mover le da mucha más vergüenza, ¿qué tal y si no sabe moverse? Ya suficiente con haber acabado rápido una vez.

Lawliet alcanza el bote de lubricante y separando demasiado las piernas de Light para dejar bien expuesto ese agujerito —todavía— pequeño, deja ir una copiosa cantidad, acto seguido toma el tronco de su propio pene para acercarlo y con el glande esparcir bien el lubricante.

Me la pones tan dura, Light~ —Dice con los ojos fijos en el rosáceo esfínter, la mirada desenfocada como si fuera un lobo hambriento.

El castaño se muerde los labios, esas palabras excitándolo un poco más, eso y que la posición comienza a gustarle. Presta atención a Elle, a su torso delgado pero definido, a sus dedos largos rodeándole el tobillo mientras lo mantiene con las piernas abiertas, esa melena azabache y abundante, sus facciones tan marcadas. Que esa sea su visión, ver a ese hombre entre sus piernas, un hombre que lo ha hecho tener los mejores orgasmos, lo ponen ansioso.

El pelinegro lleva dos de sus delgados y largos dedos hasta el esfínter de Light, el haberle hecho el mejor beso negro que ha dado en su vida momentos atrás fue con la intención de relajar su agujerito, pero es consciente del tamaño y grosor de su pene, sería muy cruel intentar penetrarlo sin antes acostumbrarlo a la sensación usando los dedos.

—Puedes sentir un poco incómodo al principio... —le advierte antes de meter tan solo la punta de un dedo, haciendo pequeños círculos.

—¡Ñgh! —aprieta los dientes por acto reflejo.

—¿Duele?

El castaño niega con la cabeza. —Solo... se siente raro...

Lawliet se inclina hacia adelante, buscando sus labios de nuevo para distraerlo mientras su dedo comienza a ir más profundo, incluyendo el segundo hasta que le parece pertinente.

El vaivén es lento, al igual que los besos son dulces. Light insiste en que no duele, sin embargo se le ve incómodo, cosa que cambia cuando la punta de los dedos de Lawliet tocan algo dentro de él, haciéndolo dar un respingo. La sensación sigue siendo extraña pero cada que los dedos del otro rozan ese punto, una corriente eléctrica desciende desde su espina dorsal hasta sus pies, y Lawliet lo nota.

El pelinegro abre los dedos un poco como si fueran tijeras por un rato más, también los gira y vuelve a meter y sacar, pero nota como a Light le cuesta cada vez más seguir el ritmo del beso porque sus gemidos se lo impiden, así que decide sacar los dedos despacio y enderezarse hasta volver a quedar hincado entre las piernas del castaño.

—Ábrete para mí, bebé. —Le pide con la voz ronca y respirando agitado al mismo tiempo que se coloca un condón para guiar su pene hasta esa entrada empapada de lubricante.

Comienza a hacer presión con el glande y Light vuelve a apretar los dientes, imposible comparar dos dedos con el grosor de ese miembro. Elle no entra, por unos segundos nada más puntea, haciendo ligera presión, esperando que sea ese agujerito el que decida amoldarse al tamaño de su pene para permitirle la entrada, lográndolo poco a poco.

—¡Argh! ¡Duele! —Las uñas de Light se clavan en los brazos del pelinegro tan pronto como el glande atraviesa el primer anillo.

Lawliet se detiene sin salir, dejando que se acostumbre a su tamaño.

—Respira... —indica con voz suave a la vez que le toma el pene para masturbarlo despacio.

Retoma la penetracion, haciéndolo despacio. Light vuelve a rechinar los dientes pero intenta respirar como el otro le dijo. Es demasiado extraño, una parte siente que lo están partiendo en dos, pero su pene sigue duro y los dedos de Elle subiendo y bajando por él se siente demasiado bien.

—¡Mierda...! —gruñe Elle una vez que que sus testículos cargados topan contra ese apetecible trasero, tras penetrarlo por completo— Estás demasiado apretado... —Cierra los ojos sin moverse, tan solo disfrutando. Las paredes intestinales de Light se están contrayendo en un intento de expulsar al invasor, pero esas contracciones sobre su miembro son una delicia.

—¡Ah~ ! —Light respira agitado, intentando acostumbrarse a la intromisión. Se siente lleno, él sabe que Elle tiene un buen tamaño pero en su interior es como si fuera más grande.

Lawliet comienza a salir despacio, viendo como ese esfínter pareciera venirse con él, y luego vuelve a entrar con la misma calma. Repite la acción varías veces, masturbando el pene de Light de tanto en tanto para mantenerlo erecto. Continúa entrando y saliendo con calma hasta que el agujero de Light logra acomodarse a su tamaño.

—¿Sigue doliendo?

—No... un poco quizá —se cubre los ojos con el antebrazo, su respiración menos acelerada que antes—, solo se siente raro...

—Pero ya vas a sentir rico, te lo prometo.

Elle lo toma de las caderas y lo jala hacia él, quedando la espalda baja de Light sobre sus piernas. Antes el vaivén era con intención de acostumbrarlo a la sensación, ahora pretende hacerlo temblar con cada penetración.

En esa posición, el castaño siente de nuevo esa corriente eléctrica cuando Elle va de salida, como si su glande rozara en algo. Al principio solo es un piquetazo, acorde a los movimientos lentos, pero pronto el vaivén comienza a aumentar velocidad y el golpeteo en esa zona se vuelve constante.

Lawliet vuelve a apoyar las palmas de las manos en el colchón, brazos estirados, quedando la cabeza de Light entre ellos mientras mueve las caderas como un experto.

—¡Ñgh! ¡Elle! —vuelve a aferrarse a los antebrazos del otro, poniendo los ojos en blanco.

—¿Te gusta, eh? —el golpeteo de su pelvis contra esos glúteos se escucha obscenamente delicioso.

—¡Ah~! ¡Mphff!

—Te hice una pregunta —insiste con la voz ronca, dando una estocada y dejando su pene bien adentro—, ¿te gusta? ¿Te gusta como se siente mi verga en tu culito? ¿Te gusta cómo te lo abro?

—¡Elle! —Echa la cabeza hacia atrás, moviendo las caderas sin ninguna vergüenza.

—No pienso moverme hasta que no me respondas.

—¡Sí! —Contesta respirando agitado, ojos llorosos a causa de la excitación.

—¿Sí que?

—¡Sí me gusta! —Eleva la voz desesperado, rodeándole la cintura con las piernas para que continúe.

—¿Sí te gusta el qué? —Alza una ceja, demostrando que no tiene prisa en seguir.

Light traga saliva, aún con una pizca de pudor, pero en este momento su cuerpo entero le pide otra cosa.

—M-Me gusta como... s-se siente tu verga en... en mi culo... —murmura apretando los ojos por la vergüenza, sin embargo decir esas palabras solo provocan que su pene dé un respingo— ¡Me gusta cómo me lo abres! —Exalta, abriendo los ojos y rodeando el cuello de Lawliet con los brazos— ¿contento? ¡Ahora continúa de una vez!

—Como ordene, su alteza. —Sonríe de lado y acorta la distancia para volver a besarlo en los labios mientras retoma el vaivén, machacando esa próstata de forma constante.

Los dos gimen cada vez más alto, los jadeos de ambos muriendo en los labios del otro mientras sus cuerpos sudan brincando sobre el colchón.

El inminente orgasmo sacude primero a Light, quien arquea la espalda entre espasmos. Las contracciones del esfínter del castaño junto a la exquisita vista de verlo retorcerse por la cogida que acaba de darle es suficiente para que Elle también acabe, soltando roncos jadeos en cada disparo. Acto seguido se deja caer a un lado en el colchón, donde los dos intentan regular la respiración.

Por algunos minutos ninguno dice nada, pero no es un silencio incómodo, es más bien un intento de asimilar lo que acaba de ocurrir, lo rico que fue y lo temblorosos que siguen sus cuerpos.

—¿Estuvo bien para ser tu primera vez? —Elle rompe el silencio, ladeando la cabeza sobre el colchón en dirección a Light.

—Más que bien... —murmura con las mejillas sonrojadas, el pudor volviendo de a poco.

Lawliet sonríe, aunque se considera a sí mismo como un buen amante, que se lo diga alguien cuya belleza no parece de este planeta es una inyección a su ego.

—Entonces, ¿crees que se podría repetir?

Light se muerde los labios, pese al pudor se atreve a arrastrarse un poco sobre el colchón para acortar más la distancia hasta que sus rostros quedan muy cerca.

—Si prometes hacerlo tan bien o mejor que hoy, sí.

Elle vuelve a sonreír, solo que esta vez una sonrisa ladina. —La próxima vez no pretendo tenerte piedad, te la seguiré metiendo hasta que ya no recuerdes ni tu nombre.

Los ojos de Light brillan ante esas palabras, una pizca de ansia y lujuria.

Fin.

——

Notas de autor: Y sí, aquí termina la historia. Recuerden que el punto de esta era solo verlos coger jaja, así que damos por cumplido el objetivo <3 

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