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Esas tardes de otoño
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¿Alguien no se aburrirá de la misma rutina? Los seres humanos necesitamos acción de ves en cuando, necesitamos emociones fuertes para evitar aburrirse de la rutina, sin embargo para mi la rutina era algo realmente encantadora desde que entre a esta tripulación.
Siendo la arqueóloga de los mugiwaras tenia un papel algo diferente en cualquier tripulación, tenia que saber de la historia pero tenia mucho tiempo libre cuando no investigaba con seriedad. Así que me dedicaba a mirar o simplemente leer para matar algo de tiempo mientras empezaba la acción en la tripulación.
Sin embargo hay algo de mi rutina que me encantada, las tarde de lectura bajo los arboles de mandarinas era lo mejor para mi. Aunque para muchos leer era algo que podría aburrirte más para mi no lo era, era algo relajante y más en las tardes otoñales.
Esas tardes que podían soñoliento a cualquier persona, las tardes que hacían que la tripulación estuviera más tranquila y más cuando llevamos días en el alto mar. Tardes como esta.
Agarre un libro del dormitorio y comencé a caminar hacia la pequeña zona verde que teníamos en el barco, la tripulación estaba tranquila luego de la merienda de Sanji haciendo que la mayoría durmiera profundamente por las suaves brisas y el lento movimiento del barco. Era raro ver a los mugiwaras tranquilos, sin embargo al estar tanto en el mar aparecían estos momentos acogedores.—Seguí caminando mientras bajaba las escaleras.— El capitán estaba encima de Sunny dormido haciendo que sonriera. Era un niño cansado de jugar y sus compañeros de juego también dormían cerca del mástil.—Mire el alrededor sabiendo que estaba todo bien.— Seguramente algunos estén haciendo su rutina como Zoro entrenando, Sanji en la cocina, Franky y Brook en el taller del primero sin embargo la navegante era algo confuso de saber donde esta ahora mismo pero pronto sabre donde esta.
—Seis Fleur.—Murmure haciendo que mi fruta ayudara a traer el capitán, para que durmiera cerca del doctor y francotirador del barco. Coloque una pequeña manta encima de los tres menores del barco haciendo que estuvieran más cómodos.
Cumpliendo mi pequeña misión, seguí mi camino hacia los arboles. —Gire para subir por los otras escaleras, mientras sonríe al ver la pequeña hamaca entre los dos arboles.— La idea de Franky fue muy buena al poner la hamaca allí, tenia un nuevo lugar para leer tranquila.
Me subí a la hamaca para arrecostarme, acomode mis piernas y comencé abrir el libro. Un nuevo libro, una nueva historia gratificante que quiero acabar hoy.
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Creo que debería hacer algo, hacer tantos mapas al lado de Sanji hará que tenga un colapso de estrés o lo mate yo misma al no quedarse quieto y estar revoloteando con sus enamoradizos cerca mío. Apreciaba mucho lo que hacia por mi, sin embargo a veces podía sacarme canas al estar tanto cerca mío, aunque a veces su amabilidad era usada por mi para muchas cosas.
Me levante del sitio donde estaba y agarre mis pequeños mapas para ir a dejarlos al dormitorio.—Sentí un poco de frio que hizo estremecerme, necesitaba algo que me abrigara.— Mire el alrededor viendo a Luffy, Usopp y Chopper dormidos en la cubierta del barco haciendo que sonriera, era la única forma de verlos quietos y tranquilos sin provocar algún caos. —Abrí la puerta de la habitación haciendo que comenzara a calentarme por el ambiente de esta, el pequeño escondite de las chicas del barco un lugar tranquilo para cualquiera. Deje los mapas en la mesa cerca de la estantería mirando la misma, faltaba un libro y sabia quien era la culpable.
¿Era bueno que fuera? Aún tenia esa duda a pesar de pasar tanto tiempo con ella, era algo difícil saber que quería Robin o que necesitaba al ser tan misteriosa pero sabia sus motivos de serlo y aun así me encantaba estar cerca ella.
Tenemos una relacion algo más cercanas que de nakamas, era algo intimo para nosotras algo que nadie sabia y ocultábamos para evitar cualquier conflicto para la tripulación, sin embargo ambas sabíamos a mi criterio de que éramos. Era algo más de una amistad, éramos amantes.
Unos amantes que comenzaron luego de irnos Skypiea, esa isla que fue testigo de muchas cosas de nosotras y que vio el inicio de nuestro pequeño amor. Teníamos nuestros momentos tiernos, sin embargo Robin era alguien realmente dominante y posesiva y eso era algo que me encantaba demasiado.
—Vamos Nami, eres alguien fuerte no estés nerviosa.—Sin embargo ella era la dueña de esos nervios, solo pensar de como era nuestra intimidad me ponía nerviosa.
Sali de la habitación caminando rápidamente al lugar de ella, era un lugar intimo que nadie iría si no fuera por comida o emergencia. Era nuestro y será siempre nuestro lugar hasta que acabemos el viaje. —Comencé a subir la escaleras, buscando con la mirada a mi pequeña arqueóloga.— Y ahí estaba, siendo tan perfecta con simplemente leer un libro.
Estaba concentrada leyendo el libro, mordiendo el labio sutilmente al estar en alguna parte seria o importante para ella; era maravillosa Nico Robin y totalmente mía.
Jamás pensaría que me iba a enamorar de una mujer y menos de una mujer tan hermosa que seria mi nakama, sin embargo en una aventura pirata todo podía pasar. —Me acerque mirándola para luego susurrar, mientras colocaba mis brazos abrazándome por la brisa.— ¿Te esta gustando el libro ángel?
¿Ángel? Si era un magnifico ángel ella a pesar que todos digieran que ella era un demonio.
—Sí es bueno, aunque ahora estoy viendo algo más bueno navegante-san.—Sonrió mirándome con una cierta picardía haciendo que mis nervios volvieran.
—Bue-no eso me agrada.
—Ven Nami, recuerda que no muerdo.—Me ofreció su mano para atraerme que con gusto acepte.— Todavía.—Susurro haciendo que mis nervios estuvieran más presentes.
Me subí a la hamaca con ayuda de ella haciendo que me acostara en su pecho, el lugar más cómodo para mi y más en estas tardes de Otoño.
Esas tardes de Otoño que ha sido victima de muchos encuentros amorosos, aún tenia un encuentro que siempre sucedía en cualquier lado pero más en esa época.
Y eran esas dos chicas de la tripulación de los mugiwaras, las chicas que en esas tardes de lectura podían estar más juntas evitando miradas confusas de sus nakamas. Y eso era lo que justamente pasaba, un encuentro cariñoso de ambas chicas en una tarde de lectura que podían dejar a una pequeña pelirroja algo más agotaba ¿Qué había pasado? Solo esas dos chicas sabían que había pasado, pero era uno de sus actos de amor más puros para ambas chicas.
Un momento de amantes de otoño, en esas tardes de otoño.
¡Hola pequeños lectores!
Quería recordarles que también pueden recomendar ships de One Piece y también situaciones que quisiera ver de ellos
¡Espero que les guste el libro y pronto nos veremos!
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