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Cuantas noches te espere

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Dos años habían acordado en verse, y esos dos años habían acabado ahora mismo. Se habían vuelto a ver, todos tenían sentimientos encontrados pero no solo eso habían tenido notables cambios entre todos.

El físico, mentalidad y comportamiento de todos habían cambiado totalmente, era algo que sorprendida a todos, sin embargo a un cocinero había estado mas confundido al ver cierto comportamiento del marino.

¿Qué sucedía con el?

Se sentía extraño al saber que no habían peleado, no había sucedido ni un momento a solas con el. Necesitaba saber que pasaba, que le pasaba a su marimo.

¿Suyo? Seguía siendo ¿Suyo? 

Esa duda aparecía en el corazón del cocinero, que tenia dudas sobre su amor a cierto peliverde. Sabia que su relacion fue a escondidas de todas, pero ¿Era una relacion? Se habían acostados varias veces, se habían marcado y se besaban al punto de comerse, sin embargo ¿Qué eran?

No lo sabia ni el mismo, el sabia que siempre fue un mujeriego falso. Nunca consiguió nada con ninguna mujer, solo era una fallada para tapar su sexualidad, sin embargo el sabe que el único que pudo con todo y con sus males era Zoro.

Pero ahora el no lo veía, ni se le acercaba.—Soltó el humo de su cigarro, mientras veía el mar oscuro.— Ahora solo le quedan los recuerdos, como el primero.

Esa pequeña isla del cielo fue donde empezó el mar de descubrimientos que necesitaba Sanji.

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Había terminado la lucha contra Enel, salvaron una ciudad y consiguieron que formaran una nueva alianza entre las personas de allí. Había sido todo un gran cambiado logrado por los mugiwaras. Pero ahora se encontraban celebrando entre todos, bebiendo y comiendo. 

Habían risas, diversion entre todos, todos estaban felices habían conseguido algo enorme entre todos, sin embargo habían dos personas que estaban lejos pero se notaban que eran tan cercanas en ese instante. 

Sanji y Zoro se veían mientras comían o bebían entre la multitud  que celebraba la derrota del falso Dios, estaban con una pequeña sonrisa sin embargo esa mirada tan penetrantes que tenían se vio perturbada por una pelinegra que fue hablar con su Zoro.

¿Su Zoro? Pero que estoy pensando si a mi me gustan las mujeres..

Aunque Zoro, tiene un cuerpo canelo hermoso, unos fuertes músculos y una sonrisa preciosa.—Comenzó a buscar su encendedor y cigarro para fumar.— ¿Qué estoy pensando?

Mierda Zoro, solo eres sexy y ardiente nada mas..

Dejo de mirar a cierto peliverde que le volvió a ver directamente pero esta vez con la pelinegra, el rubio se levanto alejándose de la fiesta. Necesitaba fumar tranquilo e ir a las ruinas iba hacer lo mejor. Llego a las ruinas que estaban mas rotas por la lucha que hubo. —Se sentó en una roca dándole la espalda a la fiesta, para empezar a fumar.—

Estaba escondido y podía pensar en paz, necesitaba dejar de pensar en el cuerpo de Zoro. Sabia que como siguiera iba a empezar una pequeña erección y ahora mismo no lo necesitaba.—Empezó a fumar, soltaba el humo tranquilamente mientras cerraba sus ojos en cada calada.—

Sintió una mano agarrándole del cuello, pero este sujeto pegaba su pecho a su espalda—¿Qué haces aquí cocinero de pacotilla?—Le susurro Zoro en el oído, haciendo que soltara un suspiro un poco mas lento al tenerlo tan cerca.

—Necesitaba fu-mar sol-o.

Mierda.

¿Por qué tartamudo?

¿Por qué debe ser él?

—¿Ah, si? —Le dio un pequeño apretón al cuello del cocinero haciéndolo soltar un leve jadeo.— Bueno, si eso quieres, me iré..—Hablo y le soltó el cuello rápidamente para darse la vuelta y así dejarlo.

—Estúpido marimo.

No sabia si era el alcohol en su cuerpo o que sucedía, pero no dejo que se fuera el marimo pero no de la mejor forma; tropezó con las ruinas haciendo que ambos se cayeran.

—Si no quisieras que me fuera, me lo hubieras dicho cejillas.—Hablo Zoro mirando al cuerpo encima de el, este empezaba agarrar un color mas rojo.

—Bak-a—Dijo Sanji y empezó a levantarse sin embargo las manos de Zoro no lo dejaron irse, tenia un fuerte agarre en su cintura con una de sus manos rozando su trasero.

—¿Quieres que me quede Sanji?—Pregunto serio Zoro buscando la mirada del contrario.

¿Quiero que se quede? Por supuesto que..

Si.

Quiero que se quede y siga tocándome.

—El silencio otorga cocinero, si no me contestas me iré.—Volvió hablar con su tono serio pero esta vez se escuchaba mas ronco.

Maldito egocéntrico.

Maldito marimo.

Maldito y sensual Zoro.

—S-i.—Murmure, haciendo que este sonriera y directamente hiciera que el agarre fuera mas fuerte y apegado.

¿Me esta besando? 

Si.

Nos estamos besando y quiero que tengo una nueva adicción aparte del tabaco.

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Uno de los mejores recuerdos de Sanji el día que todo empezó, y siguió hasta la separación de dos años, pero ahora pareciera que todo había terminado. La primera guardia nocturna, era de el y su primer guardia sin el.

—Maldito marimo, ¿Por qué así? ¿Por qué?—Sentía mis lagrimas caer mientras miraba el mar, comencé a quitarlas pero aun seguían saliendo.

El amor duele, pero como duele y quiero a ese idiota, porque todo tiene que acabar.

—¿Qué te pasa Sanji?—Pregunto Zoro acercándose por primera vez a el en todo el dia.

No conteste, porque el.

Porque de todos tienes que venir a mi, mi gran amor y mi único amor marimo.

—¡Sanji! ¡Contéstame! ¿Qué sucedió?—Pregunto Zoro exaltado.

—¿Eres mi-o?—Pregunto Sanji entre gimoteos.

—Porque lo preguntas cejillas.—Hablo este mientras abrazaba al contrario dejándolo llorar en su pecho.

—Porqu-e n-o te acercas, porqu-e te ale-jas.—Murmuro.—Te quiero a t-i, no sab-es cuantas noch-es te espera-do.—Soltó un sollozo que a Zoro le hizo doler el corazón.

—Sanji, mírame.—Le agarro el rostro con las manos y con los pulgares comenzó a quitar las lagrimas.—Solo quería te acercaras tu a mi, siempre voy yo tras de ti cejillas.

Solo quería que me acercara.—Sonreí tímidamente aun llorando, para luego darle un beso, un beso de necesidad. —Siempre me acercare a ti y jamar te dejare ir, mi querido espadachín.—Dije cuando nos separamos.