Sueño Cumplido

AU Quirkless

Cuatro años antes.

En una pequeña plaza, a la rebosante luz de la luna, dos jovenes compartían una bella noche, era la última que tenían como estudiantes, pero con diferentes ambiciones en su vida, uno era Izuku Midoriya, un chico que quería cumplir su sueño de ser jugador profesional de fútbol, mientras que Ochako Uraraka no tenía un sueño predilecto, solo quería tener el sueldo suficiente como para mantener a sus padres, ella sabe lo que es vivir con lo justo y ya no quiere eso, mientras que el, tiene un sueño que cumplir.

A buena hora, ya que despues de un año y medio con buen rendimiento en su escuela de fútbol, Izuku, junto a su amigo de la infancia, Katsuki Bakugo, lograron firmar un contrato para estar en la cantera de un equipo de Tokio, el problema, es que no vivían en dicha ciudad, sino en Nagoya, lo que significaba que Izuku se iría lejos de su pueblo natal para empezar su carrera como futbolista.

Ambos estaban sentados en unos columpios,

— ¿Cuando parte tu tren? — dijo Uraraka en un tono decaído y con la mirada puesta en el césped.

— El sábado a las dos en punto — dijo Midoriya en el mismo tono, mirando sin ánimo a las estrellas.

— ... Vaya, en serio tienes una oportunidad de oro — dijo ella esbozando una pequeña sonrisa.

— Si... yo... voy a demostrar que soy un gran jugador — dijo el, mirando a su mejor amiga con una sonrisa, aunque en el fondo, estaba destrozado por tener que dejarla.

Ambos se quedaron en silencio, no ayudaba el hecho de que no pasaba ni un auto, no ladraba un solo perro, no se oía el balbuceo de nadie a la redonda, solo el constante chirrido de las cadenas que sostienen los columpios, el viento que se avecinaba desde la costa, frente a sus caras donde se podía ver una gran parte del pueblo en donde vivían. Izuku era el que se columpiaba, estaba dudando sobre si tomó una buena decisión, pero se le cruzó por la cabeza una opción, una que pensaba que era factible, asi que se la jugó.

— Ochako, ven conmigo — pidió Izuku sin pensarselo mucho.

— ¿A dónde? — respondió la castaña sorprendida ante la abstracta propuesta del peliverde.

— A Tokio, ven conmigo — pidió el peliverde sin perder el brillo en sus ojos.

Ochako no se engañaba a si misma, ella si quería aceptar, irse con el a otro lugar y vivir juntos, no quería separarse de su mejor amigo, pero el vivir con lo justo le ha enseñado a pensar las cosas con frialdad y calma, tampoco quería herir sus sentimientos y rechazarlo fríamente, ella lo quería mucho, pero sabía que las posibilidades de irse con el, no eran tan realistas.

— Deku... siempre has sido tan inocente — sonrió pacíficamente y mirando a su amigo de pelo ver.

— Por favor, tal vez... pueda arreglar algo para que vengas conmigo — dijo el peliverde, levantandose del columpio de un salto, tratando de ordenar los pensamientos en su cabeza.

La castaña se levantó del columpio, se acercó a él y las suaves mano de la castaña se encontraron con las cicatrizadas manos del peliverde, producto del juego intenso que significaban los partidos amateur, la suavidad del tacto de Ochako era tranquilizante para Izuku, casi como si solo teniendo su tacto al alcance de sus deformes manos, sus problemas desaparecían.

— Deku, es tu sueño, y estás por lograrlo, tu tienes que seguir adelante — decía la castaña, sonriendole tiernamente y mirando a las brillantes esmeraldas que tenía por ojos.

— Pero... no quiero alejarme de ti — dijo el peliverde tomando sus manos con firmeza.

— Se que no, pero esto es algo que tienes que hacer tú, además, no creo que puedas pagar un departamento siendo un canterano de las inferiores del equipo, además de que tu vas a dormir en una casa club, ¿O me equivoco? — dijo Ochako de manera madura y diplomática, poniendo la mejilla para el golpe de realidad.

Y no fue la única, Izuku pensó que esta propuesta sería factible, pero no lo fue, ella tenía razón, aun era muy inocente como para aceptar que esta vez debía seguir su viaje sin ella, a pesar de que lo iba a hacer de todas formas, ya que no podía hacer nada, el chico suspiró derrotado pero con una nueva idea en mente.

— Está bien, pero te prometeré algo — dijo Izuku con determinación.

— ¿Que cosa? — Preguntó Ochako con curiosidad.

— Prometo ser un gran jugador de fútbol, llegar a ser profesional y triunfar en el equipo que juegue — prometió el peliverde con una mano en el corazón y los ojos en su amiga.

— Estoy segura de que lo vas a ser, Deku — dijo la castaña sonriendole a su amigo soñador.

Acarició su mejilla para tranquilizarlo, para hacerle ver que todo estaba bien, que confiaba en sus habilidades y en su ambición, lo bueno de todo es que recientemente habían terminado la preparatoria y uno sabía que hacer con su vida, mientras que la otra aun tenía que verlo, pero no mantenía las esperanzas abajo.

Una promesa nueva nacía, Izuku Midoriya iba a ser un jugador que enorgulleciera tanto a su mamá como a su mejor amiga, y se esforzaría al máximo para poder llegar a ser uno de los mejores. El peliverde, gentilmente corrió un mechón de su cabello que le tapaba una parte de la cara, ella ante el movimiento sonrió pero si cuerpo dió un pequeño cosquilleo nervioso.

— Te ves linda — dijo Midoriya en un susurro.

— Ay... je, je, gracias Deku — respondió Uraraka con un notable sonrojo.

— Gracias a ti, por apoyarme — dijo el peliverde chocando su frente con su amiga.

Era la primera vez que Izuku estaba tan cerca de Ochako, ella sentía una tranquilidad fascinante en él, se notaba que tenía miedo del futuro, y su única forma de calmarse era estando junto a su mejor amiga. Ella puso sus brazos en su nuca y él los brazos en sus caderas, abrazados y solitarios en aquella plaza, las estrellas eran sus reflectores, tenían la oportunidad para darse un tierno beso, uno de despedida, uno que les haga entender que estarían uno para el otro.

Ochako cerró los ojos por unos momentos, Izuku igual, respiró lento y estaba cerca de juntar sus labios con los de ella, pero algo pasó dentro de el, que lo hizo dudar por un momento, ¿De verdad quería arriesgar su amistad de esta forma?, estaba claro que no quería perderla, y besarla era un movimiento muy riesgoso, su primer pensamiento fue alejarse, no quería ser un aprovechado, pero la tentación de besarla estaba a solo unos pocos metros.

No pudo hacerlo, en su lugar solo le dió un abrazo, el miedo a arruinarlo todo fue lo que al final ganó, rodeó con sus brazos a su mejor amiga, mientras que esta parecía un poco desilusionada, esperaba un movimiento del peliverde, algo como un beso, pero jamás llegó, solo fue un abrazo, el cual sin dudarlo, correspondería, acurrucando su cabeza en el pecho del chico de pelo verdoso, recordando una vez mas que no querúa que se marchara.

— Te voy a extrañar — susurró al borde del llanto al oído de su amiga.

Puso su cara en el pecho de su amigo y sus lagrimas empezaron a salir.

— Te extrañaré mas que a nadie, Deku — y se aferró a él, soltando sus lagrimas en el pecho de su amigo.

Tenían los mensajes, tenían las videollamadas, pero ambos sabían que no era lo mismo, Midoriya iba a irse a otra ciudad y Uraraka se quedaba en la que estaba, extrañarían las salidas a parques de diversiones, las veces que degustar de sus comidas favoritas juntos, hablar de sus sentimientos y su presencia que tanto les hacía falta, ella apoyaba el sueño de su amigo, y quería que fuera feliz, y para eso tenía que dejarlo ir.

La espina en el corazón había quedado clavada, Izuku no pudo besar a Ochako, lo cual era una pena para ambos, una porque se ilusionó por nada y el otro porque le faltó valentía, no era algo que iban a olvidar fácilmente, pero por ahora, solo querían disfrutar del momento, era lo último que tenían para ellos dos solos en un largo tiempo.

Cuatro años después, en la actualidad.

Sentado en una oficina, no como un jefe, sinó como un empleado, una oficina plagada de cuadros de jugadores legendarios de fútbol, Toshinori Yagi, Enji Todoroki, Shouta Aizawa, Hizashi Yamada, entre muchas otras leyendas del balonpié japonés, y precisamente uno de ellos, era el director técnico de la selección nacional del país del sol naciente.

Vestido con un buzo deportivo con el escudo de la selección japonesa, el legendario Toshinori Yagi, con músculos predominantes, un canoso cabello largo y rubio y sentado en el otro lado del escritorio, mientras que el joven peliverde, tenía una indumentaria similar, chaqueta deportiva azul oscuro con el número diecisiete en lq parte izquierda del pecho y la insignia de la selección japonesa en la parte derecha, pantalones de buzo deportivo del mismo color, zapatillas de fútbol color rojo y una mirada un tanto perdida, mirando a ninguna parte.

— Joven Midoriya — llamó la leyenda del fútbol japonés de manera autoritaria.

— ¿Si, profe? — respondió confundido el chico de pelo verde.

— Entonces, ¿Entiendes como va esto? — preguntó el entrenador.

— Lo se, estoy suspendido por acumular muchas tarjetas amarillas — contestó Midoriya, un poco desganado.

— Exacto, y mira... un error lo comete cualquiera y en los octavos de final contra Pakistán, te podía pasar, pero en cuartos de final contra Túnez no se que te pasó — decía Toshinori en un tono preocupado y decepcionado de la actitud de su seleccionado.

Izuku Midoriya, el numero diecisiete de la selección japonesa, una de las revelaciones juveniles de la generación, a sus veintiún años de edad, demostró ser un habilidoso jugador, centrocampista ofensivo, en ocasiones segundo delantero, cuarenta y seis goles en sesenta y dos partidos en su club actual, el FC Tokio, y solicitado por clubes de Inglaterra, Alemania y Francia, en la selección apenas debutaba este año, y en dieciseis partidos ha logrado convencer a fans y cuerpo técnico, con cinco goles clave para el cuadro nacional.

Ahora mismo estaba suspendido por acumulación de tarjetas amarillas, lo que equivaldría a perderse el partido de las semifinales contra China, estaba tan cerca de la final pero mas cerca de perdersela por una falta estúpida ante uno de los defensas de Túnez.

— Joven Midoriya, tu eres talentoso, muy talentoso... en ocasiones hasta, me recuerdas a mi en mis años de gloria, pero tienes que entender que no puedes cometer mas errores tan ridículos — recalcó Yagi con total firmeza en su voz, sonando como un verdadero lider.

— Si, señor — asintió Midoriya.

— Tienes mucho futuro por delante, no lo arruines con el juego sucio, porque la falta de disciplina es algo que no toleraré— terminó de decir el seleccionador nacional en un tono serio y disconforme con la actitud del peliverde.

— Si profe, prometo no volver a cometer estos errores — prometió Midoriya levantandose de la silla e inclinandose noventa grados en señal de respeto.

— Lo creeré cuando vea tus resultados joven, puede retirarse — dijo respetuosamente la eminencia del fútbol nipón.

Midoriya se despidió y salió de la oficina del entrenador, suspirando decepcionado de si mismo, sentía haberle fallado a su ídolo y a la selección entera, aunque no lo pareciera, y de hecho, no era el caso, porque aparecería uno de sus amigos mas cercanos, Tenya Iida, defensa central de la selección japonesa, capitán del equipo, jugador del Ajax de Holanda y una inspiración para el cuadro japonés.

— Midoriya, ¿Todo bien? — Preguntó Iida caminando junto a el.

— Si, All Might me dijo que no toleraría indisciplina y esperaba que mi actitud mejorara en la cancha... y estoy suspendido el próximo partido — respondió el peliverde a la duda, utilizando el tan famoso apodo de Toshinori Yagi puesto por los fans del AC Milan de Italia en el 2006.

— Uf, justo en las semifinales, que mala suerte — replicó Iida compadeciendose de su amigo.

— Lo se, ojalá ganen para jugar en la final — dijo Midoriya ilusionado.

— Ojalá ganar para darle una alegría a nuestro país — añadió el chico de las gafas con una mano en el corazón y con una voz inspirada.

Hacia ellos caminaba Shoto Todoroki, otro de los mejores amigos de Izuku, delantero extremo derecho, recientemente fichado por el Bayer Leverkusen de Alemania, en donde ha jugado veintiseis partidos marcando veintcuatro goles, un delantero indiscutido de la selección nacional e hijo de otra leyenda deportiva y segundo máximo goleador de Japón, Enji Todoroki. Este tenía tres cajas de jugo, del mismo sabor a uva, y uno de estos estaba abierto y siendo bebido por el chico de la quemadura en el ojo.

— Hola Midoriya, Hola Iida — saludó el bicolor con su grave voz.

— Hola Todoroki, ¿Como andas? — Devolvió el saludo Midoriya a su amigo.

— Bien, les traje jugo — dijo Todoroki dandoles las cajas de jugo a sus amigos.

— Gracias Todoroki — dijeron el seis y el diecisiete de la selección japonesa.

— ¿Y como te fue? — Preguntó el bicolor caminando junto a ellos.

— Me pierdo el próximo partido, suspensión por tarjetas amarillas — respondió Midoriya.

— Uf, justo en las semifinales, que mala suerte — Respondió Todoroki.

— Eso le dije — señaló Iida.

— Bueno, pero no sientas culpa por esto, Midoriya, son cosas del fútbol — Todoroki le dió palabras de consuelo a su amigo.

— Aparte, ese partido contra Túnez lo jugaste bien, diste la asistencia a Bakugo para el dos a cero — añadió Iida para recalcar su buen juego.

— Es cierto pero... All Might tiene razón, tengo que dejar de seguir cometiendo estos errores, ese partido probablemente sea el último que juegue en el torneo — dijo Midoriya un tanto decepcionado de si mismo.

— No te precipites, tenemos una delantera ejemplar con Katsuki y Keigo — resaltó Iida a dos grandiosos delanteros del equipo.

— Y Mirio de falso 9 nunca nos ha fallado — tambien señaló Todoroki.

— Confío en el nivel del equipo, son todos jugadores geniales... — suspiraba derrotado y sabiendo que no iba a poder jugar la semifinal contra China.

Los tres jugadores de la selección, se fueron del centro deportivo de Japón, subieron a sus autos deportivos de marca BMW y se fueron directamente al hotel cinco estrellas, respetando las leyes de tránsito como gente responsable, la vida del futbolista si que les resultaba rentable a los jugadores e inversionistas, pero ese no era el único estilo de vida lujoso al que podía llegar a aspirar.

En otro lado de la ciudad, se llevaba a cabo una sesión de fotos, en un estudio frio, lleno de luces, y con las camaras centradas en una preciosa mujer con un vestido negro, castaña, un cuerpo de en sueño y resaltaba por su belleza. Una mujer que acaparaba revistas electrónicas, anuncios, la cara de varias marcas de ropa, perfumes y multitiendas, una de las, consideradas, mujeres mas hermosas de Japón, en medio de una sesión para una nueva marca de vestidos elegantes.

— Muy bien Ochako, ahora del otro lado — instruyó, Yuuga Aoyama, el fotógrafo que estaba a cargo de la sesión.

La castaña obedeció e hizo una pose, estirando su vestido por debajo, enderezando su espalda y manteniendo su rostro con una expresión sexy, una modelo de verdad que mostraba su cuerpo sin temores. La sesion de fotos duró un par de horas, Aoyama era el encargado de tomar las fotos, Mina Ashido era la que se encargaba de coordinar los eventos de la revista en la que Ochako trabajaba y también tenía a su compañera y amiga, Momo Yaoyorozu.

Fue con su amiga de pelo color azabache, se puso un abrigo debido a lo congelado del cuarto de fotografía, solo le faltaba cambiarse y podría irse, el trabajo de modelo era algo bien pagado, lo suficiente como para darle una buena parte de su sueldo a sus padres. Comió un poco de queso del bufete, no mucho para mantener su figura, ser una modelo requería de ser precisa con el peso y el volumen de su cuerpo.

— Ay, ¿Por qué siempre tiene que hacer tanto frío? — dijo la hermosa mujer con cabello corto cerrando los ojos y abrazandose a si misma para poder entrar en calor.

— Por suerte no creo que tengamos un resfriado — dijo Yaoyorozu teniendo la misma sensación térmica que su amiga castaña.

Ochako había logrado estudiar modelaje y logró convertirse en una modelo, fue un trabajo arduo e incansable que rindió sus frutos, ella cautivaba al público por ser alguien que vino desde abajo, a ser la cara de una revista importante de moda, era un logro increible para una chica como ella.

Poco después, entró una elegante mujer, de pelo blanco, lentes, con un chaleco con cuello de tortuga, pantalones negros de oficina y una pinta de ser alguien con mucha autoridad, era la presidenta de la revista, Fuyumi Todoroki, la cual venía con un portafolios y buscando al camarografo para revisar cuando tiene listas las fotografías.

— Aoyama, ¿Las fotos están listas? — Preguntó amablemente la peliblanca.

— Todavía están en el cuarto de revelado, Shinso se encarga de eso — dijo Aoyama señalando el cuarto cerrado de revelado.

— Perfecto, esperaré — Respondió, dejó ir al camarografo y ahora fue con las modelos

— Hola chicas, ¿Como se sienten? — saludó la segunda hija de Enji y Rei Todoroki a las modelos.

— Congeladas — respondieron las dos mujeres con una voz temblorosa y sus ojos hechas unas líneas horizontales.

— Vayan a los vestidores y cambiense, hemos acabado por hoy, y recuerden, no importa como salieran las fotos, ustedes son super hermosas — dijo Fuyumi de una manera muy inspiradora, y fue directamente al cuarto de revelado.

Las dos modelos, acto seguido, fueron a sus vestidores, y se comenzaron a cambiar de ropa, pero tambien manteniendo una conversación bien intersante.

— ¿Y que pasó al final con el hermano de la señorita Todoroki? — Preguntó Uraraka mientras se quitaba el maquillaje.

— Bueno, pues... si tengo su número de teléfono y hablamos anoche — dijo Yaoyorozu con una sonrisa.

— ¿Y que pasó? — Dijo Ochako curiosa por saber el chisme.

— Pueeeees... le pedí una cita para el viernes y me dijo que si — respondió la azabache con una sonrisa nerviosa.

Uraraka se sorprendió, sacudió sus piernas y soltó un grito de emoción.

— AHHHHHH — chilló la castaña emocionada de que su amiga tenga una cita.

Poco después a ambas les llegó un mensaje, era de Mina Ashido, la coordinadora de eventos y autoproclamada shipper profesional.

Mina: AHHHHHH 😍😍😍😍

— Si, yo le quise pedir el domingo, pero tiene partido de fútbol ese día — dijo Yaoyorozu y a la castaña le saltaron las alarmas.

La oración "partido de fútbol" resonó en su cabeza, y lo recordó, recordó a Izuku Midoriya, quien había sido su mejor amigo, y mas que eso, su primer amor, sonrió pero por dentro esos sentimientos de melancolía volvieron a ella, recordando el día de su partida, y los días anteriores en donde no pudo tener el beso que tanto anhelaba. El día de la partida de su amigo a la capital en la que actualmente vivía, y nunca pudo dar con el durante su estancia en la ciudad.

Mientras tanto, Midoriya estaba en su cuarto de hotel, acostado, mirando su teléfono, en instagram, aparte de datos curiosos, memes y cosas altamente relacionadas al fútbol, pero tambien aparecían en sus recomendados fotos de varias mujeres, modelos, chicas con buena figura, pero ninguna le generaba nada, en el fondo seguía pensando en Ochako, en la carga que tenía en su corazón por no haberla besado, en el miedo que tuvo en ese momento. El peliverde puso su cabeza en la almohada y suspiró arrepentido.

Aunque no era la primera vez que se lamentaba de no haberle dado el beso aquel día, todavía seguía mirando al techo pensando en alguna forma de viajar en el tiempo, tal vez su carrera de futbolista no valía la pena, a lo mejor pudo dejarlo todo para simplemente estar con su antigua mejor amiga, quien tambien fuera su primer amor. Respiró profundo, y se relajó en la cama y se dejó llevar por la comodidad de su cama.

Uraraka por otro lado, estaba regresando a su departamento, acostumbró a regresar de su escuela y universidad en tren, por lo que ir en auto seguía siendo algo nuevo para ella, estaba subiendo el ascensor hacia su departamento en el penúltimo piso del inmueble en el que vivía, era un departamento lujoso al mas puro estilo japonés, puertas corredizas, una cocina limpia, una sala de estar bien iluminada, una televisión bastante grande, un baño reluciente y su habitación con vista a la ciudad.

Ochako se quitó los tacones, prendió la lampara de su mesita, con un control especial cerró las cortinas de su cuarto y se acostó viendo el celular. Entró a Instagram, se suponía que la Agencia Todoroki iba a subir una de las fotos tomadas de Momo y ella como anuncio para la revista y como portada de la misma, asi que se metió a la cuenta y su publicación mas reciente era la que ella esperaba, una serie de cinco imagenes, una mostrandola a ella, otra mostrando a la siempre divina Momo, otra mostrandolas a las dos, otra mas mostrando a la castaña haciendo otra pose y una última mostrando a ambas pero con enlaces a la pagina donde está la revista.

Vió su cuenta arrobada en la descripción, le dió su respectivo me gusta y guardó la publicación en su carpeta de trabajo dentro de Instagram, suspiró viendo al techo de la habitación y bostezó.

En el cuarto de hotel, al otro lado del distrito, Midoriya seguía pegado en su telefono revisando su Instagram, actualmente poseía sesenta mil seguidores y no solía postear fotos que no fueran cosas de fútbol, de hecho, solo tenía tres fotos subidas y solo una era de él a cuerpo completo, de brazos cruzados, con la camiseta de la selección japonesa y pisando una pelota de fútbol.

En su feed apareció algo, un anuncio, normalmente pasaba de ellos como si no fueran nada, eran cosas que no le interesan, pero entonces vió algo que llamó mucho su atención, el anuncio era de la revista Agencia Todoroki, no porque el nombre de la revista tenía el apellido de uno de sus compañeros de equipo, sino por una de las modelos que aparecieron en el anuncio, una mujer castaña, de cabello corto y de belleza inigualable a sus ojos. Si, era Ochako Uraraka, su mejor amiga de la adolescencia.

— ¿Ochako?, ¿Que...? — Señaló confundido y con el corazón a mil por hora.

Se metió al arroba mencionado, que era el nombre de su amiga, y vió las fotos, los seguidores y las historias guardadas, Uraraka se había convertido en una modelo, algo que no se esperaba ya que siempre fue muy unida a sus padres y al lugar de donde venían. Vió las fotos, ella se veía tan hermosa a su vista, parecía no merecer contemplar a tan hermosa mujer, no podía creer que después de años la había vuelto a ver, mas crecida, mas hermosa y con mucha mas confianza para mostrar su rostro en redes sociales.

Recien había subido ella una foto, estando en su cama, parecía que, como a él, le sobraba bastante el dinero, lo que implicaba que sus padres ahora estaban viviendo bien, con un sueldo mas que decente. El peliverde sonrió tras ver que la meta de su antigua mejor amiga se cumplió, suspiró aliviado y alegre, pero despues realizaría una acción involuntaria que cambiaría el rumbo de sus vidas.

Darle me gusta a su foto mas reciente.

Midoriya dejó el telefono en su mesita, se recostó y diez segundos después, se le conectaron los cables.

— Ay... ¿¡Que acabo de hacer!? — Se agarró la cabeza y poco después agarró de nuevo su celular y se metió a instagram.

Al mismo tiempo, Uraraka estaba viendo la misma red, quería ir a las historias pero sin querer fue a las notificaciones, errores táctiles triviales que se hacían presentes, vió que los likes subieron a cincuenta y seis mil pero el último usuario tenía un arroba peculiar.

— Eh... ¿¡DEKU!? — Exclamó Uraraka casi cayéndose de la cama.

Ambos estaban sumamente nerviosos, uno simplemente sentía que no podía plantarle cara a la mujer que decepcionó y que estaría ella mucho mejor sin volver a verlo, y otra estaba con la adrenalina hasta las nubes, al ver que su crush de la infancia le había dado me gusta a una foto suya. Ella se metió al perfil de su antiguo amigo, tenía poco mas de quince mil seguidores y solo tres fotos, siendo una en la que estaba de cuerpo completo con la camiseta de la selección japonesa.

Ella sonrió, pensó por un momento desde hace cuanto que floreció la carrera de Izuku, investigó y resulta que no sabía que la Copa Asiática había empezado hace ya casi un mes, con varias victorias de la selección local, quedando lider de grupo y encima, Midoriya marcando un gol en los tres partidos de fase final contra Líbano, Singapur y Vietnam, pero en los cuartos de final contra Pakistán fue suspendido por acumular tarjetas amarillas.

— Asi que lo lograste... — dijo la castaña en un susurro y con una sonrisa sincera.

Igualmente, ahora se sentía confiada, pensaba en tratar de reclamarle el beso que no le dió, aprovechando que ambos estaban en Tokyo, ella quería volver a verlo y esta vez no iba a desaprovechar esta oportunidad.

Asi que cumpliste tu sueño, eh? 😈😈

Mientras tanto, Midoriya se lavaba la cara en el baño de su cuarto de hotel, trataba de refrescarse despues de lo que acaba de hacer, tal vez era solo un like, pero eso llamaría su atención, y todavía se sentía como alguien indigno de hablarle o estar con ella, despues de haberla dejado y de no darle el beso de despedida. Regresó a su cama, donde tenía el celular y vió que le llegó un mensaje directo, proveniente de su antigua mejor amiga.

Izuku ahogó un grito al ver el mensaje Ochako, era algo que no se esperaba, sus manos temblaban y su respiración estaba agitada, se supone que un jugador debería tener nervios de acero para cuando sale a la cancha, pero esta vez las emociones del momento pudieron con él, asi que aguantó la respiración y saludó con lo mejor que se le pudo ocurrir.

Hola 🤠

— Matenme... — musitó el peliverde con la frente ennegrecida y una sonrisa nerviosa.

Poco después, la modelo escribió.

Jajaja
El sombrero por qué?

No sabía como respinder
Responder*

Ay Deku
Siempre tan adorable
[👾gif de un gatito blanco adorable tocandose las mejillas]

Todavía me sigues viendo así?

De verte no te veo
Y de hecho, me gustaría verte 😊

En serio?
Eh, no se si pueda por los entrenamientos.

El domingo ustedes tienen partido, No?

Si, pero yo no voy

Perfecto, el domingo será, te veré por los muelles de Tokyo, no faltes 😘

Si, estaré allá

Las reacciones fueron diferentes en cada uno, uno se puso ultra nervioso y afligido, mientras que la otra se emocionó a tal grado de que empezó a saltar y abrazar un peluche que tenía cerca, sentía que volvió a ser una niña de nuevo, una adolescente ilusionada con conocer a su crush, solo que esta vez ella parecía tener el control de la situación, ella quería ver a su Deku, a su crush, al menos saber como estaba, como le ha ido y mas importante... preguntarle por qué no la besó ese día.

Izuku estaba viendo por la ventana, pasando por alto su reflejo y centrándose en la hermosa ciudad llena de luces, suspiró y se puso a pensar donde estaría ella, tal vez era su oportunidad perfecta para disculparse de no haber hecho un movimiento. Hace mucho que no la veía, y era la primera vez que hablaba con ella desde hace años, no recordaba la última vez que congenió con ella.

Simplemente dejaron de hablar, Izuku estaba muy ocupado con los entrenamientos, Ochako con los estudios, el tiempo solamente los distanció pero asi también los quiso reunir, como ver el progreso de un experimento en el que la paciencia era la clave, y ahora este iba a cosechar sus frutos. El domingo era el momento de la verdad, Ochako Uraraka e Izuku Midoriya se iban a volver a ver después de cuatro largos años.

El domingo en la mañana

El equipo entero se alistó, menos Izuku que se quedaba en el hotel debido a la suspensión, pero hoy tenía planes, los cuales no dijo a sus amigos y compañeros para evitar que se esparza un chisme, habían algunos que eran muy habladores. Tenía buena quimica y relación con sus compañeros, a tal punto de que los esperó en la puerta y les dió un apretón de manos de la suerte.

— Tengan buen partido chicos, ganen y denle una alegría al país — dijo Midoriya dándoles la mano a sus compañero mientras salían.

— Gracias Midoriya — replicó Taishiro "Fatgum" Toyomitsu , el veterano arquero titular de la selección

— Ganaremos viejo — aseguró el lateral derecho titular, Tetsutetsu Tetsutetsu

— Vamos por la victoria y vas a jugar— respondió el mejor amigo y capitán de la selección, Tenya Iida.

— Defenderé como nunca — dijo Yoyetsu Awase, segundo defensa central titular por este partido.

— Nadie podrá con nosotros — dijo con energía seguridad el lateral izquierdo, Hanta Sero.

— Vamos a ganar, queremos verte jugar para la final viejo — dijo amablemente Eijiro Kirishima, centrocampista izquierdo del equipo.

— Daremos nuestro mejor esfuerzo — dijo Denki Kaminari, centrocampista derecho del equipo con el positivismo a tope.

— Bueno, a desgastar los botines — respondió el nervioso Tamaki Amajiki jugando de volante ofensivo.

— La final casi está cerca amigo — dijo Shoto Todoroki con una sonrisa, y claro que iba a hacerlo despues de tener una espléndida noche con la modelo Momo Yaoyorozu.

— Ajá — respondió fríamente el goleador y delantero, Katsuki Bakugo.

— VAMOS A QUEDARNOS CON LA COPA BABY WUUU — Dijo el delantero centro Togata Mirio, con los animos por las nubes.

Después de eso vinieron los suplentes, Shoji Mezo, Neito Monoma, Mashirao Ojiro, Jurota Shishida, Kosei Tsuburaba, Juzo Honenuki, Sen Kaibara, Minoru Mineta, Shihai Kuroiro, Yo Shindo y el veterano Keigo "Hawks" Takami, sin contar al cuerpo técnico, con el antes mencionado Toshinori Yagi, Sorahiko Torino como ayudante técnico, Shinya Kamihara como preparador físico y Chiyo Shuzenji como la médico del equipo, Midoriya se aseguró de desearle suerte a todos y sus compañeros se subieron al autobús privado que los llevaba a los campos de entrenamiento y posteriormente, al estadio.

En cuanto sus compañeros se fueron, se cambió de ropa, pasando de tener su buzo deportivo, a estar vestido con unos jeans azules oscuros, zapatillas de color rojo, una camiseta azul marino con una camiseta blanca de manga larga debajo y una sudadera negra sin estampas, también un gorro por el frío matutino que le escondía la cabellera, y salió del hotel, sin olvidar sus llaves y por hoy no iba a usar su auto, asi que usaría el transporte público.

En cuanto a Ochako, pues ella estaba arreglandose, con una blusa blanca, por debajo un sostén del mismo color, zapatos negros con tacones bajos, pantalones de jeans claritos y ajustados, una camisa rosada y un abrigo debido al frío matutino, tomó las llaves de su lujoso auto de marca Audi, y bajó el ascensor hasta el estacionamiento, yendo al punto de encuentro en los bellos muelles de Tokyo.

El peliverde llegó un poco antes, tenía el día para poder esperarla, se apoyó e  la baranda que separa al muelle del mar, contempló los kilómetros incalculables de mar tras el puente, el único sonido que escuchaba eran el mar golpeando las rocas debido a la marea, el día estaba gris, no como para tormenta, pero si como para ir abrigado al salir. El peliverde suspiró y siguió esperando a ver si su amiga llegaba.

Entre tanto, Ochako estacionaba su auto en uno de los aparcamientos, se bajó del vehículo con su bolso y bien abrigada, fue hasta el muelle, vió de izquierda a derecha hasta que lo divisó, a veinte metros estaba él, Izuku Midoriya, su amigo de la infancia, estaba ahí frente a él, su cuerpo volvía a tener el tumulto de emociones como cuando era mas joven, y esta vez no se contuvo las ganas, corrió hacia Izuku, con una sonrisa y los ojos cristalinos y humedos.

— ¡DEKU! — Exclamó alegre la chica corriendo hacia Midoriya.

Esté volteó al escuchar ese apodo que no escuchaba con ese tono de voz desde hacía tiempo, y lo primero que sintió fue el cálido abrazo de aquella chica castaña que le robó su corazón, dieron una vuelta completa por el abrazo para terminar en el mismo punto, al fin se habían reencontrado, el abrazo fue correspondido al instante, él extrañaba sentir el calor de ella, y ella estaba tan feliz que no se quería separar del abrazo, aunque tenía que hacerlo.

Ochako observó a Izuku sonriendo como una niña y los ojos llorosos, estaba mucho mas alto a pesar de que ella jamás fue mas alta que el peliverde pero ahora estaba hecho todo un hombre, deportista con buen cuerpo y aun con el gorro se notaba su desordenada cabellera verdosa, seguía siendo el mismo pero mas grande y fuerte, un hombre de en sueño.

Izuku observó a Ochako incrédulo, la chica que lo apoyó en su adolescencia y en su carrera, sentía su abrazo tan y como los recordaba en su juventud, parecía que seguía teniendo la misma personalidad pero mas segura de si misma y con mas confianza, este sonrió y siguió con el abrazo.

Eventualmente se separaron y Ochako respiró para mantener la calma.

— Hola Deku — respondió Ochako sin dejar de sonreír por la emoción que le provocaba este reencuentro.

— Hola Ochako, ha pasado tiempo — respondió amablemente el peliverde, sonriendo levemente y viendo de arriba a abajo a su antigua amiga.

— Wow, estás preciosa — dijo Midoriya en forma de halago a la castaña.

— Pues, siempre lo he estado, ¿No? — Dijo la castaña moviendo su cabello para atrás en señal de confianza.

— Para mi, si — dijo Midoriya queriendo ver si podía contrarrestar la confianza de su amiga.

— Ay... ejem, bueno, no perdamos mas tiempo, ¿Que te parece si nos vamos, guapo? — ofreció Ochako a su amigo, extendiendole la mano para llevarlo a su auto.

— Por supuesto — respondió el peliverde y tomó su mano sin dudarlo.

Ella lo llevó de la mano hasta el auto, el peliverde se sentó en el asiento delantero mientras Ochako era la chófer, era la primera vez que salían en años y realmente la castaña no tenía nada preparado, fue en este momento donde empezó a preguntarse si fue una   buena idea, improvisó una ida a un bar  a uno lujoso que le gustaba, condujo hasta allá, no le tomó mas de quince minutos llegar, pero para su mala suerte estaba cerrado.

— Que mal — comentó Uraraka viendo el letrero con los kaijus que decían "cerrado".

— Hmmm, ¿Recuerdas nuestros almuerzos en preparatoria? — Preguntó Midoriya haciendo una retrospectiva a su pasado.

— Si, un buen ramen instantaneo y quedabamos llenos... — dijo Ochako recordando también, y entonces se le encendió la bombilla.

— Te invito un buen ramen — ofreció nuevamente Uraraka, esta vez también debiendole las veces en las que él le invitó el almuerzo.

Izuku rió ante la improvisación evidente de su amiga, y fueron directamente a un local de ramen para llevar, tomaron ambos las cubetas de cartón y fueron hasta un parque cercano a comer, tal y como era en los viejos tiempos, ambos sentados en una banca, hablando, riendo, compartiendo momentos, era prácticamente viajar en el tiempo. Ochako e Izuku eran felices con lo simple, y mejor aun que esta vez tenían la oportunidad de conocer que ha sido de sus vidas.

— Entonces, ¿Te buscan clubes de Alemania, Francia e Inglaterra? — Preguntó Ochako mientras se llevaba los palillos con fideos a la boca.

— Asi es, aun tengo que decidir a que equipo irme, tiene que ser por mas conveniencia monetaria y tiempo de juego, para estas cosas uno tiene que ser muy inteligente — señaló Izuku comiendo y explicando como funcionaba el tema de los traspasos.

— Yo viví un par de meses en Alemania, fue por motivos de trabajo — añadió Ochako llevando la mitad de su cubo de ramen comido.

— ¿Frankfurt? — Intentó adivinar el peliverde.

— Münich — respondió la castaña.

— Debi imaginarlo — rió el peliverde y procedió a comer otro poco.

— Tambien vi que metiste goles en la Copa Asiática — comentó Ochako estando a poco de terminar el ramen.

— Si, espero que pasemos a la final, hoy es el partido y debería iniciar en... unas horas — dijo el peliverde mirando la hora en su celular.

— ¿Quieres ver el partido en mi casa? — Sugirió Ochako.

— Pues... el partido es en una cuantas horas, y no tengo nada que hacer así que... si, acepto — dijo Izuku y la castaña celebró porque captó su indirecta.

— Genial, pero por ahora... disfrutemos nuestro día — dijo Uraraka cerrando los ojos y sonriendo.

Las palabras "Nuestro día", era algo que no esperaba escuchar y le gustó, el saber que estaba pasando el día con alguien a quien quería mucho le producía una sensación de calidez de muy amable intención, se sentía seguro, como hace años, parecía que nada había cambiado en tanto tiempo que pasó, aunque todavía tenía lo del beso pendiente.

— Oh, Deku tienes algo de salsa en la boca — dijo Ochako limpiándose la boca con una servilleta.

Ahora estaban un tanto mas cerca, pero no estaban incomodos, fue un momento de pura ternura entre ambos, de verdad que se sentía como volver a esos simples días de juventud, Ochako e Izuku cuidándose uno del otro como siempre lo han hecho, ahí se dieron cuenta de lo mucho que se extrañaban.

La cita siguió sin problemas, sorprendentemente no los seguía nadie de la farándula, o eso era lo que querían creer, al ser famosos obviamente iban a ser perseguidos por camarografos bien pagados que acechaban en las sombras como un depredador a su presa, tampoco querían darle mucho de su pensamiento a ese tema, solamente querían tiempo para pasarlo bien y recuperar los años de ausencia.

Eran las seis y media, justo la hora de la previa del partido que es a las siete en punto, no podría ser en mejor momento ya que estaba oscureciendo y Ochako estaba emocionada por mostrarle su casa. Llegaron en el auto y subieron el ascensor hasta el penúltimo piso, Midoriya contempló la vivienda de su amiga, espaciosa, lujosa, limpia y se notaba que mantenía bien este lugar, su televisión estaba ahí, apagada pero en breve iba a empezar el partido.

— Vaya, es un palacio — dijo Midoriya viendo de suelo a techo el apartamento de su amiga.

— Es muy bonito este lugar, por allá está la cocina, el baño, la sala donde podemos ver el partido, un cuarto al fondo, una habitación de estudio que uso como closet y una despensa en la que guardo cosas... — mostró la casa a su mejor amigo, este estaba sumamente impresionado con el lugar donde vivía.

— Y este es mi cuarto — mostró la castaña el cuarto en el que dormía.

— Pero bueno... es el cuarto de una reina — contempló el peliverde y llegó hasta las ventanas, contemplando la ciudad desde el lugar donde estaba.

Ochako despues de diez segundos de silencio, se dió cuenta de algo, estaba en un cuarto a solas con un chico, y era el que le gustaba, se sentía un poco nerviosa, no esperaba que su antiguo mejor amigo apareciera en la ciudad y mucho menos en su cuarto, así que decidió actuar un poquito por instinto.

— Jeje, Deku, vamos a la sala — dijo Ochako tomando de la mano a su amigo y llevandolo al lugar mencionado.

Los dos fueron a la sala, prepararon un bol de papas fritas, también unos vasos con gaseosa, por hoy se iban a permitir comer poco sano, hoy era día de partido asi que lo verían juntos, en antaño, ellos se juntaban a ver alguna que otra película, hasta veían partidos de la selección japonesa ocasionalmente, cuando tocaba partido de ellos, Izuku se emocionaba y le contaba a Ochako cosas sobre fútbol, y aunque ella no entendía mucho sobre el tema, le hacía feliz ver a su amigo feliz.

La música introductoria del canal deportivo al partido de Japón contra China, el estadio estaba lleno hasta el último asiento y el pasto se veía bien regado y pulcro, estaban ansiosos por ver el partido.

— SAAAAAALUDOS A TODOS Y BIENVENIDOS A ESTE PARTIDO DE LA COPA ASIÁTICA, ¡Estamos aquí en el Estadio Saitama 2002 para emitir en vivo y en directo la semifinal entre Japón y la República de China!, ¡Soy Hizashi "Present Mic" Yamada en el relato y a mi lado está Shouta Aizawa en los comentarios! — Presentó el relator con las mayores energías jamás vistas en un comentarista deportivo.

— Gracias Yamada, asi es, estamos en las semifinales, con una selección japonesa bien preparada para enfrentar a la final, el equipo de la leyenda viviente Toshinori Yagi llega como favorita despues de una racha de cuatro partidos de esta copa invictos, y pese a la suspensión del joven Izuku Midoriya, tienen un equipo capaz de plantarle cara a la selección china y pasar a la final — comentó Aizawa con las mas bajas energías vistas en un comentarista deportivo.

Ochako rió por lo bajo, Izuku hizo una cara de puchero, inflando las mejillas, pasaron unos cuantos minutos, hasta que en la televisión sonó el silbato del árbitro y el partido comenzó.

— Momento de la verdad — dijo Midoriya comiendo una papita.

— Ay que nervios — chilló la mujer castaña bebiendo de su cerveza.

Noventa y dos minutos después

El partido terminó, la mitad de la gente dentro del estadio coreaba alegremente mientras los jugadores celebraban, se abrazaban y saltaban juntos en modo de festejo, el marcador mostraba un contundente dos a cero, un resultado favorable para la selección ganadora y ahora ellos estaban en la final.

La selección japonesa había pasado a la final de la Copa Asiática.

— VAMOS A LA FINAAAAAAL — celebró, levantandose de un salto del sofá y subiendo los brazos.

— Felicidades Deku, ahora si podrás jugar la final, ¿No? — Rió Ochako al ver a su mejor amigo con la felicidad de un niño pequeño.

— VAMOS A LA FINAL OCHAKO, A LA FINAL — gritó feliz el peliverde y abrazó a la castaña sin ningún titubeo.

La chica soltó una pequeña risa, le gustaba cuando Izuku, se separaron, se quedaron viéndose por un momento, un tanto incomodos y nerviosos por ese hecho y se sentaron ambos en el sofá, aunque en el caso del peliverde, se recargó en dicho.

— Ahhh... sabes, creo que este fue un gran día — dijo Izuku relajado.

— Si, fue un buen día Deku —respondió la castaña que, aunque aseveraba la afirmación del peliverde, el tonó decaído que usaba no lo demostraba.

— ¿Pasa algo? — Preguntó el peliverde preocupado, notando el cambio de ánimo de su amiga e inclinandose hacia ella.

La castaña se quedó callada un momento y miró al piso manteniendo su tono decaído.

— Hace cuatro años... dos días antes de que partieras de Nagoya a Tokyo, esa vez en la plaza... — comenzaba a describir el momento donde se despidieron de manera mas personal.

Ochako repentinamente volteó a ver a su amigo con pecas en las mejillas.

— ¿Por qué no me besaste? — dijo ella de una manera sencilla y directa.

La pregunta lo agarró desprevenido, sabía que en algún momento lo iba a preguntar, pero no esperaba que fuera en su momento de mayor euforia por algo tan importante en su carrera, su cara de alegría pasó a una de seriedad.

— Yo... — intentó formular la respuesta que iba a decir.

Ochako se acercó mas a él.

— Tuve miedo — cerró los ojos el chico de pelo verde y respiró profundo.

— Miedo... ¿Miedo de qué? — Preguntó la de mejillas esponjosas confundida y curiosa.

— Miedo de... de que me vieras con malos ojos, de que pensaras que soy un idiota por haber hecho algo que... en el momento pensé que no te gustaría... miedo de perder nuestra amistad — resaltó el peliverde con melancolía en su voz, pena en sus palabras y arrepentido de no haber tomado la iniciativa.

— Deku... eres tan tierno a veces — dijo la castaña, posteriormente besó la pecosa mejilla de su chico.

— Tu no me perderías nunca, mucho menos por algo que llevaba esperando a que me lo dieras... yo te dije que te apoyaría siempre — le dijo ella dedicándole esa sonrisa que tanto lo enamoraba y acariciando su mejilla.

Izuku sintió calma en su corazón, como aquel día en el que cometió el error de no besarla, pero si la vida te da una segunda oportunidad, lo peor que puedes hacer es desaprovecharla.

— No... — dijo con seriedad el pecoso.

— ¿Eh? — La cara de la cambió a una de confusión.

— Esta vez no quiero cometer el mismo error — dijo el peliverde con seguridad.

Tomó suavemente el mentón de su amiga, ella no quiso reaccionar hasta que lo sintió, sintió los labios de su amado chocar contra los suyos, era como sentir el toque de un ángel, sintieron ambos un cosquilleo, uno de liberación, habían conseguido algo que tanto anhelaban, un beso que se sintió desde el alma y que parecía no tener un final.

Ambos se separaron momentaneamente para respirar, se vieron a los ojos, sonrieron y volvieron a besarse, esta vez con Ochako dejandose caer hacia el sofá sin romper el beso, el cual subía su intensidad poco a poco, de verdad se notaba que Izuku estaba queriendo redimirse de no haber dado el primer movimiento para besarla ese día, él metió sus manos dentro de la blusa de la castaña, tocando aquella hermosa figura femenina, pero el beso tuvo que detenerse cuando Ochako separó a su amigo del beso que estaban compartiendo.

— Espera... — dijo Ochako tratando de recuperar el aire.

— Lo... lo siento — dijo Izuku levantando los brazos pensando que se había propasado..

— No no no, me refiero a que... podemos hacerlo en un lugar mas cómodo — respondió Ochako susurrando y mordiendose el labio.

A Midoriya le gustó la idea, dejó levantarse a su chica, esta con un solo dedo, tomó la camiseta del peliverde y lentamente lo atrajo hacia su cuarto, rodeó su nuca con sus brazos y con un beso en los labios, lo empujó hasta dentro de la habitación, de una patada cerró la puerta, dejó las cortinas semicerradas y decidió dejar todo en privado.

Ahora solamente eran ellos dos, besandose en la cama y dispuestos a dar el siguiente paso, completamente sumidos en la pasión del momento, aquel que inició como un reencuentro entre dos amigos terminó en el origen de dos amantes, la noche era suya, ellos eran los protagonistas de una historia romántica que solo ellos podrían compartir, esa noche solamente querían centrarse uno en el otro, Izuku Midoriya y Ochako Uraraka compartieron el momento mas íntimo que han tenido en sus vidas.

A la mañana siguente

Ochako se despertó en su cuarto, en los espacios abiertos de las cortinas vió que era de día y la hora marcaban las siete de la mañana, se sentía un poco decepcionada porque creía que todo lo que hizo con Izuku fue un sueño, pero ese pensamiento se fue de su cabeza, al ver a su chico peliverde, con el pecho descubierto y plácidamente dormido. La sonrisa de niña ilusionada regresó e hizo un esfuerzo por no gritar de la emoción y despertar a su mejor amigo.

Su estómago gruñió, asi que se dispuso a servirse un desayuno rápido, vió en su refrigerador y tomó un huevo y un pote de arroz, prendió la cocina a gas y comenzó a hacer su desayuno. Su sonrisa aun no se borraba de su rostro, no solo consiguió el tan ansiado beso de su Deku, sinó que también lo hizo con él, algo tan bonito para ella, tan especial, hasta tenía ganas de repetir esos cariñitos tan especiales, pero conseguiría algo parecido en breves.

— Buenos días mi amor — dijo Izuku en un tono grave, recién levantado, abrazando a Ochako por detrás, tomando su menton para voltearla a la izquierda y darle un beso en los labios.

— ¿Por qué me llamas así?, no somos novios — respondió sonrojada y nerviosa ante el saludo de su mejor amigo.

— Podemos serlo si quieres — aseguró Midoriya confiado.

— Si quiero — dijo sin pensarlo y le dió un beso a su novio.

— ¿Lo quisiste desde siempre? — susurró el peliverde volviendo a besar a su novia.

— Asi es... — dijo en voz baja la castaña besando a su novio.

En cuanto se separaron, se sirvieron ambos un pote de arroz y huevos revueltos, un desayuno nutritivo y rápido para dos jovenes cuya carrera se basa en comer sano. Con buena acción anoche necesitaban recuperar la energía, era la primera vez que lo hacían juntos, que comían en el mismo lugar desde hace años, es increible como se puede recuperar el tiempo en tan solo un par de días, y las cosas escalaron al nivel en el que estaban de una manera que ambos quisieron desde hace mucho tiempo.

— Creo que la final es contra Corea del Sur — dijo Midoriya comiendo de su desayuno.

— ¿En serio?, ¿Y están listos? — Preguntó Ochako, tambien llevandose los palillos con comida a la boca.

— Mas que listos... creo — respondió Izuku algo inseguro.

— Jaja, ojalá y ganen... y otra cosa — dijo Ochako pero con un plan entre manos.

— Si, dime — dijo Izuku comiendo de su desayuno.

— Si metes un gol... dedicáselo a tu novia — pidió la castaña guiñandole un ojo.

Izuku se quedó callado tres segundos y trató de procesar lo dicho por su novia, y ahí estaba la clave, Ochako era su novia, asi que la bombilla se le encendió.

— Ahh, pues por supuesto, si meto un gol, será para ti, Ochako— dijo Izuku confiado y relajandose en la sila.

El joven talento se sentía mas inspirado que nunca, ni siquiera antes de los partidos era así, el cambio que puede hacer la persona indicada era impensable, Izuku Midoriya estaba listo para el partido de la final, aun si no tenía la certeza de si jugaría de titular, estaba feliz porque ahora tenía la oportunidad de brillar, mostrarle al mundo que puede ser importante para la final de un torneo, queria ser participe de la victoria de Japón, y también tenía la chance de dedicarle un gol a su novia.

Solo era cuestión de tiempo

Una semana después
Partido de Japón vs Corea del Sur

Ochako caminaba entre la multitud, con sus mejillas pintadas con dos rayitas con el blanco y rojo de la bandera nipona, una gorra blanca, unos jeans grisaceos, zapatos blancos y una camiseta azul de la selección japonesa con el numero diecisiete y el apellido de su novio estampado en el dorsal. Se quedó sentada en un espacio donde nadie la molestaría, contempló la cancha un rato, sentada desde las gradas de cara a la banda derecha visitante, junto a varios hinchas que iban en pareja o en solitario.

Buscó a Izuku por la cancha, no podía verlo entre los jugadores, solo reconoció a su otro compañero de la infancia, Katsuki Bakugo, pero quería ver a Izuku Midoriya, no lo lograba divisar en la delantera, ¿Habrá llegado tarde al entrenamiento?, ¿No lo dejaron jugar?, pues la respuesta sería mas simple.

Minuto sesenta y siete del partido, Izuku ya había terminado de calentar y estaba cerca del cuarto arbitro, esperando a que la pelota saliera para efectuar el cambio, el marcador iba dos a dos, había quedado de suplente debido a que Toshinori no quería arriesgarse a que Midoriya se desgastara tan rapido, el partido necesitaba destruir la disparidad en el tablero, asi que sería él la carta trampa del equipo.

El tablero electrónico del cuarto arbitro se iluminó, Denki Kaminari, con la número quince, salía de la cancha, y con el numero diecisiete, entraba Izuku Midoriya y se posicionaba entre los delanteros, vió de reojo a las gradas, intentó divisar a Ochako entre la multitud, vió a una mujer quitarse la gorra blanca y apretarla ligeramente buscando a alguien, reconocía ese cabello castaño corto donde fuera, asi que sonrió y decidió centrarse en una cosa, marcar el gol.

Minuto setenta y cuatro, entre pases, jugadas peligrosas y llegadas por la banda izquierda, Tamaki Amajiki logra centrar, pero un defensa coreano despeja, la pelota cae en Izuku, es su oportunidad para pegarle, patea a al ángulo, con la esperanza de meter un gol, pero la pelota se va ligeramente por encima del travesaño. Saque de meta para Corea del Sur.

Minuto ochenta, Midoriya inicia una jugada pasandole la pelota a Todoroki, este hace una ruleta exitosa con el balón y avanza hasta llegar al area, donde los coreanos parecían tener una barrera, Todoroki le pega desde fuera del area pero el guardameta coreano ataja, la pelota queda en Katsuki Bakugo, quien le pega pese a estar en una mala posición y accidentalmente queda en un centro que Midoriya aprovecha para dar el cabezazo al arco, le pega al palo derecho y se va hacia afuera. Otro saque de meta.

Ochako veía a Izuku frustrado por no meter el gol, empezaba a preocuparse por la mentalidad del chico de hebras verdes, quería apoyarlo, ser el hincha de su corazón.

— Vamos Deku, tu puedes — susurraba Ochako apoyando a su novio.

Llegaba el minuto ochenta y ocho, tiro de esquina a favor de Japón, Kirishima era el encargado de tirarlo, este tenía la presión por las nubes ya que un mal centro y se acabó, Midoriya estaba fuera del area, esperando a entrar por sorpresa. Kirishima tiró el centro, la peleaba Mirio y un defensa central de Corea, ganando este último, la pelota estaba cayendo frente a Midoriya, se hizo a un lado para poder pegarle mejor a la pelota, patea el peliverde y...

— GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL GOL DE JAPÓN GOL DE JAPÓN MINUTO OCHENTA Y OCHO, MIDORIYA, AL ÁNGULO, DISTE CLASE, DISTE ALEGRÍA, NOS ESTÁS REGALANDO LA COPA, NOS ESTÁS DANDO LA FELICIDAD A NOSOTROS LOS JAPONESES, EL TERCERO APARECE CUANDO PARECÍA QUE IRÍAMOS AL ALARGUE LLEGA MIDORIYA  Y NOS DEJA A NADA DE SER CAMPEONES, CASI TENEMOS EL TÍTULO, JAPÓN TRES, COREA DEL SUR DOS, IZUKU MIDORIYA CON LA DIECISIETE — Relató Mic con pura emoción y al borde del llanto al ver que Izuku Midoriya, había anotado el tercer tanto para el equipo japonés.

El coreo unísono del gol resonó en todo el estadio, el marcador para Japón subió a tres, Izuku Midoriya metía el tres a dos, corrió por la banda derecha en dirección a la grada dond estaba Ochako. Ella saltaba emocionada y gritaba el gol, completamente feliz de que su novio lo haya conseguido, rompió el arco con el tiro y valió completamente la pena.

Izuku llegó hasta el borde del area, puso su vista en Ochako, le lanzó un beso y con sus dedos formó un corazón el cual tenía en el centro a su novia, ella sonrió y llevó sus manos al corazón, suavisando su expresión, levemente rojita y su alma alegre por tener a Izuku de novio.

El peliverde pronto fue abrazado por sus compañeros, en celebración por haber anotado el tercer gol, revolviendo la cabeza del peliverde y saltando junto a los hinchas, era el momento perfecto para anotar el gol, no solo por el campeonato sino porque pudo darle un regalo especial a su novia, se sentía satisfecho con lo que consiguió, su cuarto gol en el torneo para poner el marcador tres a dos y dedicar ese gol a su primer amor, era algo que solo Izuku Midoriya podría conseguir.

El tiempo adicional fue de tres minutos, un tiempo en el que Corea trató de atacar pero la defensa fue mejor, Japón trató de ampliar el marcador, pero no fue hasta que el pitido final del árbitro sono, que la locura se desató en el estadio, la euforía fue generalizada, Japón era el campeón de la Copa Asiática de 2022, Ochako celebró y quiso bajar de las gradas a celebrar con su novio, buscandolo entre la multitud.

Midoriya subía los puños y gritaba al cielo con la medalla en su cuello, su manos aun con el tacto de la copa y todos sus compañeros celebrando con los hinchas, sus amigos, familiares y entre todos, pero Izuku solo tenía un objetivo ahora, abrazar a su novia para celebrar, la intentó buscar entre la multitud pero no la veía, volteó a cada dirección, pero la castaña no aparecía, de pronto sintió el llamado de una voz femenina que le hizo sonreír.

— ¡Deku! — Llamó Ochako a su novio, corriendo y lanzandose hacia el para abrazarlo.

Ambos dieron una vuelta completa con el abrazo, justo como cuando se reencontrado, Ochako lo agarró con sus brazos y piernas y no dejó de abrazar a su amado, se vieron ambos con una sonrisa, aun no creyendo lo que estaban viviendo. Chocaron ambos frentes y eventualmente, se dieron un beso, un beso de la victoria, en medio del mismo, uno que no significaba que era campeón del continente, sino del corazón de su amada, y con eso era feliz.

Ochako también estaba emocionada por el beso, las emociones conjuntas la hacían sentir realizada, su novio era campeón de asia con la selección y ella lo vió en vivo y en directo, ambos vieron como cumplieron su sueño el unico con el otro, como si el mundo quisiera que vieran que cumplieran la promesa de seguir lo que mas desean hasta cumplirlo, y eso fue lo que pasó.

El amor de dos jovenes, un futbolista y una modelo, separados por su ambición hasta que su misma ambición los volvió a unir.

Hola

Uff, casi 10000 palabras
No pensé que esta cosa durara tanto para hacer
Pero aquí estoy, cumpliendo con el trabajo de dios

Muchas gracias, una vez mas, por leer, no olvides dejar tu comentario para ver que te parece y tu voto para apoyar esta historia
Gracias por leer y hasta la próxima <33

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