- Ya estoy en casa - anunció el héroe Eraserhead al entrar por la puerta.

- Hola... - saludó Present Mic sin energías.

- ¿Todo bien? - le preguntó.

- Ajá... - de nuevo sin energía.

Aizawa caminó hacia la habitación que compartían y cambió su traje de héroe por ropa cómoda. Tras peinarse un poco para darle a su mata de pelo un aspecto decente, empezó a rebuscar en el armario de su habitación la caja azul que había escondido allí semanas antes, con un lazo rojo decorándola.

Se dirigió al salón, dónde vio a Yamada sentado en el sofá con un refresco en la mano. Se acercó a él por la espalda y le dio un toquecito en el hombro, cosa que hizo que se girara, y aprovechó para darle un corto beso en los labios.

- Feliz cumpleaños, Hizashi - dijo con una sonrisa genuina.

- P-pero... T-tú... - tartamudeó, sin encontrar las palabras.

- ¿De verdad creías que me había olvidado de tu cumpleaños? - tuvo que contener una risa cuando vio al otro asentir levemente con la cabeza - Mira que eres tonto... Anda, esto es para ti.

Le tendió la caja, que Yamada no tardó en coger y abrir con delicadeza.

- ¿E-esto es...? - preguntó, con los ojos abiertos como platos, al ver el contenido de la caja.

- Sí, lo es - asintió con una sonrisa Aizawa.

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Años antes...

Estaban en su tercer año en la UA, último día antes de las vacaciones de verano, y Aizawa y Yamada caminaban tranquilamente de vuelta a sus casas. Tratando de evadir un poco el calor, decidieron sentarse en un banco a la sombra de un árbol en un parque cercano; ya retomarían la marcha más tarde.

- Ahora que lo recuerdo... - habló Yamada - Antes de ir a clase compré el jueves disco de mi grupo favorito.

Lo sacó de su mochila, bajo la extrañada mirada de Aizawa.

- No me suena ese nombre... - comentó, aunque también era cierto que no tenía tanta idea de música como su amigo.

- Indeed! (¡Por supuesto!) - exclamó el rubio - Aún no son un grupo muy conocido, pero su música es genial.

- Tendré que creerte...

- No, my dear listener (No, mi querido oyente). Llevo el reproductor en la mochila, además de los auriculares. Podemos compartirlos y así lo escuchas.

- Está bien... - suspiró.

Yamada sonrió y sacó las cosas de la mochila, metió el CD en el reproductor y enchufó los auriculares, tendiéndole uno a su amigo. Aizawa se puso el auricular y Yamada puso en marcha el reproductor.

- Aún no he escuchado estas canciones, pero conociendo al grupo, seguro que son geniales - dijo Hizashi con una sonrisa.

Las canciones empezaron a sonar una por una, todas en inglés, así que Shota hacía su mayor esfuerzo tratando de entender las letras. Pero entonces empezó a sonar una canción en japonés, que por supuesto ambos pudieron entender. La canción hablaba de un amor joven, tímido y temeroso de no ser correspondido, pero puro y verdadero. Una canción con la que ambos jóvenes se identificaron. Se miraron el uno al otro, con las mejillas levemente teñidas de rojo al darse cuenta de que el otro también le miraba. Intercambiaron una mirada antes de acercar sus rostros poco a poco, sintiendo la necesidad de juntar sus labios y mostrar lo que sentían de una vez por todas. Fue entonces cuando sus labios se unieron durante apenas unos segundos en un suave beso. Cuando se separaron, Hizashi no pudo evitar sonreír.

- Parece que... Esta va a ser nuestra canción... - rió el rubio, sonrojado.

Como respuesta se llevó una colleja por parte del otro, que se encontraba sonrojado a más no poder.

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Era ese disco, el que había hecho que "aclararan" sus sentimientos, el que se encontraba en las manos de Hizashi. El que se había perdido en la mudanza al apartamento en el que vivían. El que Shota llevaba meses buscando por tiendas de música o webs especializadas por ser un disco raro.

- Oh, god (Oh, dios), es increíble que hayas encontrado un ejemplar - dijo Hizashi, aún sorprendido - Ha debido costarte un ojo de la cara...

- Eso no te lo diré - contestó Shota - Pero me alegro de que te haya gustado.

- ¿Gustarme? ¡Joder, me encanta! - exclamó, lanzándose a abrazar al otro - ¡Gracias, gracias, gracias!

- No me lo agradezcas, idiota - rió Aizawa - ¿Quieres bailar?

- Yeah! - exclamó.

Aizawa se separó del abrazo y metió el disco en el reproductor, poniendo aquella canción. Empezó a sonar mientras ambos se acercaban el uno al otro. Hizashi colocó sus manos sobre los hombros de Shota, que puso sus manos en la cintura del otro. Se balancearon poco a poco por la sala, disfrutando del momento.

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¡Gracias por leer!

¡Feliz 2022 a to el mundo! <3