"¡PERU!" gritaba desde lo lejos, sin importarle la arena, el mar, el que poco a poco se hundía y ya casi el agua llegara a su pecho, su mano extendida solo quería llegar a el, a aquel que también se había aventado al mar por el, y nadaba en su dirección aun teniendo las telas de su ropa llevándole al fondo del mar.

"¡FILI!" le costaba, el estilo perrito no era suficiente para apresurar su recorrido hasta el occidental, pero su mano extendida también buscaba ese contacto, ese necesario contacto.

No quería admitirlo, pero de todos sus hermanos, el tatuado de colores blancos y carmesí hacia que no le importara que ni siquiera México lo reconociera como un país.

Por qué tenerlo entre sus brazos, tener a Perú sosteniéndose a él, significaba todo el amor fraternal que siempre deseo.

"Nais kong gumawa ng incest sa iyo" Declaro ese mismo día que había sentido por primera vez su mano sosteniendo la de Peru.