2.2

Personaje: Andy Barber

—Podrías cubrir el balcón con un plástico grueso, así la nieve no afectaría las plantas —sugiere una voz masculina a espaldas de la chica.

Ella suspira mientras da un par de pasos hacia atrás y, llevando sus manos a sus caderas, observa el balcón imaginando aquella sugerencia. No le parece una mala idea, 

—¿Crees que a los demás les moleste? —interroga la chica, un poco preocupada por la reacción de sus vecinos.

—Eres la única que usa el balcón, el resto solo pasa de largo, creo que con que les avises es suficiente —responde con simpleza. 

—No lo sé, Jacob, no quiero meterme en problemas —musita ella.

—Bueno, si te metes en problemas, te aseguro que mi papá irá a rescatarte —susurra el adolescente colocándose al lado de su vecina.

La chica intenta disimular esa estúpida sonrisa que se plasma en su rostro ante las palabras de Jacob. Este no ha perdido ninguna oportunidad de "molestarla" durante los últimos 3 meses. ¿El tema? Su padre, quien parecía perder ese semblante serio y, hasta un tanto melancólico, para cambiarlo por un gesto risueño luego de encontrarse con su amable vecina. 

Jacob era joven, más no estúpido, y claramente se había dado cuenta de las furtivas miradas que ella y su padre se dedicaban cuando pensaban que él estaba distraído. 

No le molesta, a decir verdad, pues aquella vecina ha sido la única persona auténticamente agradable que se ha topado desde que empezó a vivir en el edificio hace casi un año. La mujer no fue falsa, ni parece hablarle con hipocresía y mera cortesía, sino todo lo contrario, ha sido una nueva amiga en su nueva vida. Y bueno, saber que entre ella y su padre puede haber "algo", le parece la cereza del pastel, pues comprende que Andy merece también su propio reinicio. 

—Te quedaste callada —dice Jacob al notar el silencio en la chica.

—Nope, tú estabas hablando, así que tú te quedaste callado —se defiende ella de manera astuta.

—Bueno, entonces puedo seguir hablando sobre el hecho de que, si te metes en problemas, mi papá moverá cielo, mar y tierra para rescatarte —susurra el castaño con una gran sonrisa.

Ok. Él fue mucho más astuto.

—¿Acaso no tienes escuela? —pregunta la fémina, en un intento de desviar la atención.

—Nope, salí de vacaciones el viernes —responde Jacob.

—¿Alguna actividad más? Ya sabes, ¿no debes visitar a tu mamá?

—¿Acaso me estás corriendo?

—Es de mala educación responder una pregunta con otra pregunta —musita ella.

—Es de mala educación cambiar drásticamente de tema —se defiende el chico.

—Eso no cuenta.

—Claro que sí —reitera sonriendo. 

Aunque la charla se ve interrumpida por la campana del elevador, que anuncia que alguien ha llegado al piso. Es Andy. 

La chica tiene que desviar la mirada para disimular su sorpresa al verlo. Apenas pasa del mediodía y el castaño no vuelve hasta casi la hora de la cena. Pero aquí está, tan guapo como siempre, portando ese pulcro traje oscuro y su inseparable portafolio.

—Eso fue rápido —dice Jacob con una sonrisa, aunque esta se debe más ante el disfrute que siente al ver a su vecina en estado de shock por la presencia de su progenitor.

—Te dije que sólo iba a dejar algunos papeles —responde Andy con una pequeña sonrisa hacia su hijo —. Así que, oficialmente estamos de vacaciones.

—¡Yupi! —exclama para sí la chica, pero fracasa de forma terrible al sentirse observada por ambos varones —. Es decir, qué bueno que tus vacaciones coincidan con las de Jacob.

Andy sonríe ante sus palabras, lo que causa que la fémina se sonroje sin poder evitarlo y tenga que caminar de nuevo hacia el balcón, con el pretexto de examinar las plantas. 

Jacob mira a su padre con un gesto de obviedad, el mayor le hace señas que no entiende y luego el adolescente señala a su vecina, quien parece estar más concentrada en la pequeña parte de vegetación. Andy duda, pero de nuevo su hijo señala a la chica y empieza a caminar hacia la puerta de su departamento, en un intento de demostrarle que les dará privacidad. 

El mayor de los Barber termina por entender la indirecta, así que da un par de pasos hacia la joven, para después carraspear, justo cuando Jacob cierra la puerta de su hogar con bastante fuerza, logrando que la chica de un pequeño salto.

—Hola —dice Andy.

—Hola —responde ella, mientras se gira hacia el castaño.

—Hola.

—Ya lo dijiste —susurra la joven.

—Cierto, lo lamento —balbucea el ojiazul.

Parece que los años fuera del filtreo, han pasado factura en la seguridad de Andy. Ahora habla con torpeza y definitivamente se ha quedado sin palabras ante la presencia de la chica, con quien lleva un par de meses tonteando respecto a "algo". 

Al principio no quiso dejarse llevar por lo que empezaba a sentir por su agradable vecina. Es decir, estaba culminando su proceso de divorcio y no quería verse involucrado en otra relación a mediano plazo. Pero él piensa una cosa y su corazón parece hacer otra, así que aquí estamos.

—Jacob dijo que te preocupa mucho que empiece a nevar —dice él en un intento de sacar algún tipo de conversación.

—Sí, aunque hoy me sugirió colocar un plástico como protección —confiesa sin apartar la vista de dichas plantas. Aunque no lo hace por falta de educación, sino que se conoce lo suficiente como para saber que, apenas vea a Andy de frente, empezará a perderse en su dulce mirada. 

—Si quieres podemos ayudarte a colocarlo, estamos libres —sugiere disimulando su interés.

—¿Podrían? Sí, claro, me encantaría —responde la chica de forma torpe.

—Bueno, tú sólo dinos qué día —menciona el ojiazul con las manos en los bolsillos de sus pulcros pantalones oscuros.

—Sí, les avisaré un par de días antes, por si tienen planes.

—Yo no tengo planes —dice Andy de forma apresurada —, quiero decir, estoy libre porque quiero estar disponible para lo que Jacob necesite. 

—Oh, ya veo —susurra la joven de forma desilusionada —, supongo que tendríamos que preguntarle a Jacob si es que quiere ayudarme.

—Creo que él estaría más que encantado, ¿sabes? Le agradas mucho —confiesa el castaño, recordando las palabras que compartió con su hijo durante el desayuno del domingo pasado, donde a Andy se le "salió" preguntarle a Jacob qué es lo que opinaba de su vecina y, luego de una sonrisa burlona por parte del menor, este respondió de forma favorable hacia la chica, evidenciando su amistad y el aprecio que sentía hacia ella. 

—Gracias —balbucea con el sonrojo sobre sus mejillas —, él también me agrada. Es un gran chico, Andy. Y sé que estás haciendo un gran trabajo con él.

El ojiazul ahora es quien se siente sonrojado ante tales palabras y es que, ese es uno de los efectos que tiene la chica sobre él. Cuando ella suele darle algún cumplido o un buen comentario, él no puede evitar sentirse muy feliz y evoca aquellas palabras en cada momento de tensión.

—Entonces supongo que buscaré qué poner en el balcón y esta tarde empezaré a avisarle a los vecinos y al administrador, y ya luego les aviso a ustedes, ¿está bien? —dice ella dedicándole una rápida sonrisa, para después empezar a caminar hacia su departamento.

—Eh... sí, sí, nosotros estaremos encantados de ayudarte —responde el castaño al mismo tiempo que la sigue con la mirada.

—Gracias —susurra abriendo la puerta de su departamento.

—Para eso estamos los vecinos —musita de forma torpe y maldiciéndose internamente por su duda ante lo que desea hacer. 

—Lo sé, gracias.

—De nada.

—No vemos, Andy.

—Sí, nos vemos pronto, ya sabes, estoy de vacaciones —dice Andy de forma un tanto vergonzosa, y no es el único que lo nota. 

—¡Sólo invítala a salir! —exclama la voz de Jacob detrás de la puerta de su propio departamento.

Andy no sabe si reprender a su hijo por espirarlo detrás de la puerta, agradecerle por darle su apoyo ante lo que desea hacer o esconderse debajo de una roca ante el vergonzoso momento que el menor ha tenido que presenciar. 

Por otro lado, las mejillas de la chica están más que encendidas y así siente también su rostro. Está sorprendida por lo que su joven vecino exclamó, pero al mismo tiempo le emociona que Andy no haya tenido una reacción negativa, por lo que, puede deducir que esto es cierto.

—Ya lo escuchaste —musita Barber dando un par de pasos hacia su vecina, quedando lo suficientemente cerca como para apreciar el bonito brillo en sus ojos.

—¿Dejarás que Jacob hable por ti? —cuestiona la joven tomando valor de quién sabe dónde.

—N-no, n-no realmente. Quiero decir, Jacob ya dejó claro mis intensiones y... —empieza a decir, pero suspira y se toma un par de segundos para formular algo mucho más serio —. Mira, realmente me atraes y no puedo negar que la convivencia entre nosotros ha sido maravillosa, más allá de una relación de vecinos. Eres una persona maravillosa y me tienes cautivado, además de que eres de las pocas personas que le han agradado a Jacob desde el primer momento. Me gustas y, me gustaría, si tu quieres, tener una cita,  si quieres ir a cenar o algo, con la única intensión de conocernos más y tomar esto con la seriedad debida.

—¿Crees que la loca de las plantas no puede tomar esto con seriedad mientras nuestros encuentros se concentren en ese balcón? —interroga con una ceja alzada, con la única intensión de molestar al castaño, quien parece que pierde toda su seguridad.

—N-no quise decir eso...

—¡Es broma! Claro que me encantaría ir a cenar contigo —dice ella obsequiándole una bonita sonrisa, la cual, devuelve el alma al cuerpo del castaño.

—¿Estás libre hoy? —pregunta Andy un tanto más relajado —. Conozco un lugar excelente y podría reservar ahora.

—¿No me llevarás al mismo lugar que a tu ex, verdad?

Andy le mira con los ojos muy abiertos y parece perder el color de su rostro. 

—¿Me pasé con la broma? —interroga de nuevo la chica y el ojiazul asiente —. Lo siento, juntarme con Jacob me ha contagiado su pésimo humor —se excusa.

—¡Escuché eso! —exclama de nuevo el nombrado, quien al parecer no ha abandonado su antigua posición.

—Y es lo último que escucharás —dice su padre en respuesta. 

Ambos adultos se miran durante unos instantes, al menos hasta que Andy va de forma silenciosa hacia su departamento y abre la puerta de forma rápida, encontrándose con su hijo, quien luego de dedicarles una mirada de disculpa mezclada con burla, se marcha hacia su habitación. De todas formas, el ojiazul no cierra la puerta de su hogar, para evitar que su hijo siga escuchando desde el escondite.

—¿Entonces hoy? —pregunta Barber.

—Me encantaría. Envíame mensaje cuando hayas reservado —dice ella en respuesta.

—Lo haré —le promete.

Ambos se sonríe brevemente y luego Andy se gira para entrar a su departamento, sin embargo, la chica toma su mano, haciéndolo voltear. Lo siguiente que sigue, son los labios de la chica chocando brevemente contra los suyos, es un simple toque, pero es lo suficiente como para dejarlo con ganas de más.

—Podríamos tomar todas nuestras charlas en el pasillo como citas, así que, creo que ya te debía esto —dice la joven con más seguridad ante la mirada embelesada que recibe por parte del ojiazul.

—Entonces aún tienes muchos besos pendientes por darme —agrega él sin perder su sonrisa.

—Nos vemos más tarde, Andy —responde ella antes de entrar a su departamento y cerrar la puerta.

Una sonrisa ahora satisfecha aparece en el rostro del mayor de los Barber, quien luego de un par de segundos, también imita a la chica e ingresa a su propio departamento, encontrándose con Jacob a mitad del pasillo del recibidor, este simplemente forma un corazón con sus manos y luego corre hacia su habitación, para así evitar algún comentario que pueda recibir por espiar a su padre y a su vecina.

Aunque Andy no le dirá nada por el momento, pues tiene una reservación urgente que hacer. 

Por el momento creo que este es el final, al menos que se me ocurra algo en un futuro 🧐 Una parte de mí imagina un Andy adorable detrás del hombre fuertototote y súper profesional 😌

Muchas gracias por leer ❤️😊
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