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—¡Tía, por favor! —grita una de las pequeñas, Jess, con vestido de Cenicienta puesto y su lindo cabello recogido en un moño —. ¡Por favor! —repite.

—¡Por fis! —exclama su hermanita menor, ella usa su vestido de Blanca Nieves.

Any observa a sus sobrinitas, mientras su hermano y cuñada le hacen señas que acepten. Al parecer, hay un show esta tarde y ellos irían, pero por una emergencia en el trabajo, ellos no pueden acompañarlas.

—Sólo se perdería un boleto, no tenemos problema con eso. Pero Lana y Jess de verdad desean ir —explica su hermano.

—Es sólo un show de princesas, estarán todas, contarán cada uno de los cuentos infantiles y habrá una pequeña convivencia al final —tu cuñada te alienta.

—Está bien —Any acepta.

Apenas llegan al recinto, Any nota que no hay demasiada gente como imaginaba. Pero lo que abundan, son las princesitas con sus largos y esponjosos vestidos simulando a las de Disney. No hay princesa que no esté personificada por aquellas niñas, que son seguidas de alguno de sus padres o ambos.

—¡Corre, tía! —pide la más pequeña, Jess, mientras jala de la mano a su tía.

Sus asientos están en medio de la media luna formada por las cómodas sillas. Frente a ellas está el escenario, con grandes cortinas color rojo, y una escenografía por delante que asemeja al famoso castillo de Disney.

Any no puede estar más feliz por la cara de emoción de sus pequeñas sobrinas, a las cuales quiere entrañablemente. Es extraño tener un asiento vacío a su lado. En otra ocasión hubiese invitado a su novio, Chris, pero está en una gira de promoción.

Apenas las luces se apagan, un pequeño grito de emoción por parte de las pequeñas y algunos pequeños, no se hace esperar. Pasa cada una de las princesas, que actúan su cuento en versión pequeña y cantan un par de canciones. Al final de show, anuncian la oportunidad de que las personas que gusten, se tomen una fotografía con aquellas princesas.

—¡Tíaaaa! —piden las pequeñas al mismo tiempo.

—¡Vamos! —dice Lana.

—Pero se formará mucha gente —les dice Any —. Tardaremos mucho.

—¡No! Ahora, tía —Jess murmura con un puchero instalado en sus delicados labios —. Blanca Nieves se irá.

Any nunca se ha podido resistir a aquellas pequeñas, que son demasiado lindas para negarles algo, además de muy educadas y bien portadas. Toma su bolsa y lleva de la mano a las pequeñas en dirección a la pequeña entrada para el escenario. La fila no es tan grande como esperaba, y rápidamente es su turno para la foto. Las niñas corren hacia las princesas de las que estaban disfrazadas y capturan la ansiada imagen. Ellas siguen al fotógrafo en espera de sus fotos instantáneas. Unos minutos después, las pequeñas corren a Any y Jess le muestra la que lleva en las manos.

—Mira tía, mi foto —la chica toma aquel pedazo de papel, pero no se encuentra con la imagen de Lana abrazando a Cenicienta, sino a Chris disfrazado de príncipe con un cartel que dice "Te amo, voltea linda".

Ella vea a sus pequeñas sobrinas que tienen una mirada llena de ilusión, Any se gira totalmente llena de nervios y se encuentra con su novio vestido igual que en la fotografía.

—¡Estás aquí! —afirma emocionada y sorprendida por aquella vestimenta.

—¡Oh, amada princesa, ¿le concedería usted una audiencia a este caballero? —dice con voz solemne, haciendo que su novia ría, al igual que las pequeñas.

—Claro.

—He luchado contra dragones y atravesado los seis continentes en busca de la doncella más dulce y bella, y la he encontrado. Tú viniste a pintar de colores mi mundo, a ser el sol que ilumina mi vida llena de días nublados; hiciste una revolución con todo mi ser. Te convertiste en mi mejor amiga, en mi consejera, en mi novia, en el amor de mi vida, en mi todo —para este momento, a Any le parece casi imposible contener las lágrimas —. Te amo, nena, te amo como no tienes idea. Y puede ser que esto suene precipitado, pero nunca he estado más seguro de algo en la vida.

Y diciendo esto, comienza a arrodillarse frente a la chica, quien ahoga un grito de la emoción, las princesas y príncipes ahora los rodean, y las pequeñas niñas saltan de alegría.

—Amor, ¿quieres concederme el honor de casarte conmigo? Para escribir nuestra propia historia de amor y poder contársela a nuestros hijos y nietos, de amarnos por siempre y envejecer juntos.

Any no puede ni hablar, sin embargo, asiente con la cabeza en muchas ocasiones, brindándole a Chris la respuesta que tanto ansiaba. Él toma su mano y coloca en el dedo anular de la chica aquel bello anillo, para luego incorporarse y besar a su futura esposa.

—Las niñas son buenas cómplices —afirma Evans una vez que rompen el beso.

—¿Ellas lo sabían? —él asiente y las niñas responden afirmativamente —. ¿Mi hermano y cuñada también?

—Todos, amor mío. Tú te mereces vivir en un cuento, eres una princesa y próximamente mi reina. 



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¡Primer OS dedicado! Espero que te guste y les guste a las demás lectoras. ♥ Creo que al final sólo fueron pedidos 8 :) 

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