El cazador y ¿El monstruo? (MxA)
Personajes: Manigoldo x Albafica.
Una historia con mucho lemon... creo, espero y los disfruten.
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Un pueblo es nombrado por tener seres místicos, aquellos seres que causaban el terror, pero no siempre había sido así, todo había comenzado debido a que la gente solía hacer rituales oscuros, llamando aquellos seres espectrales.
Los habitantes ya desesperados habían buscado ayuda, puesto ellos mismos temían de que algo sucediera, para los habitantes había sido lo mejor llamar aquellos hombres conocidos como cazadores.
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Manigoldo se había dedicado a la caza, cazaba todo tipo de animales hasta seres oscuros, poseía un arsenal, que seria capaz de poder destruir a cualquier cosa, los avisos de aquel pueblo le había llamado la atención, pensando que seria una verdadera opción y pensaría en conseguir muchas monedas de oro.
Su camino había sido tranquilo, disfrutando del paisaje, cuando finalmente llego a aquel pueblo que se veía tenebroso, la gente caminaba por las calles, hasta que las campanas se escucharon, las campanas de una iglesia.
Los habitantes habían escuchado aquello y prácticamente corrieron a ocultarse, en cambio Manigoldo se encontraba ahí, confuso por la acción de los habitantes, pero pronto pudo saber que era el motivo de aquello. Un hombre de larga melena blanca, sus ojos estaban ocultos por su fleco, sin contar que su piel era blanquecina, usaba una especie de traje barroco ya algo viejo, aun así no se veía destrozado o estaba destruido.
Manigoldo alzo una ceja, confuso por lo que estaba viendo, pronto el hombre quedo enfrente de recién llegado.
—Humano, sangre tan fresca, espero sepa igual de buena que mi amado Albafica —hablo con suma frialdad.
La voz ronca del hombre era algo siniestra, Manigoldo sintió una especie de nerviosismos, puesto había sentido como su cuerpo era atado, como si algo lo hubiera sujeta. Mas pronto pudo liberarse y dando un salto en los aires disparo.
El albino quedo estático, de su frente un hilo de sangre recorrió su rostro, había sido atacado por medio de una bala, de aquella herida salia un poco de humo.
—Humano, ¿que usaste? —pregunto a dolorido.
—Son balas de oros, especiales para los seres sedientos de sangre —sonrio, para pronto sacar una especie de cuchillo.
Manigoldo corrió hacia aquel hombre y clavo su cuchillo en el corazón, haciendo que cayera aquel hombre.
Después de la derrota de aquello, uno de los habitantes había salido, agradeció enormemente a la salvación, mas no podía quedarse así. Le habían explicado a Manigoldo de los sucesos y de que pedían su ayuda a mas no poder, le agradecería pagándoles de la manera que fuera posible y para el cazador había sido algo aceptable.
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Caminaba por el espeso bosque, en su espalda poseía dos escopetas, en sus piernas dos armas pequeñas y en la parte de su cintura trasera dos cuchillos medianos, sin contar que debajo de su gabardina poseía otros dos pequeños cuchillos en brazos y dos armas en sus costillas, iba bien armado, la intención era sencilla, eliminar aquel monstruo que tanto habían dicho.
A lo lejos miro una cabaña, era algo deteriorada, puesto tenia algunos detalles como una de las escaleras se encontraba rota, los vidrios mostraban agujeros, pero dentro de aquella cabaña había luz.
—Bien, es momento de obtener una jugosa recompensa —se dijo en susurro mientras detonaba una sonrisa.
Cuando llego a la cabaña y abrió con lentitud pudo ver que tenia algunas cosas que lo hacia ver como un hogar, pronto alguien se había mostrado, usando una especie de bata para dormir, estaba descalzo y de mangas largas, su melena lacia y larga, color celeste, sus ojos zafiro y su piel muy blanca se había presentado. Manigoldo miro aquella persona, confuso por lo que estaba viendo enfrente de el.
—Señorita debería irse, buscare al monstruo —dijo de la manera seria mientras seguía buscando.
—¿Monstruo? ¡Yo no soy una mujer imbécil! —replico mientras en gruesa su voz.
—¿Eres hombre? —pregunto con asombro —Pero... ¿como? —pregunto.
—Eso no te importa, ¿que haces aquí? ¿Donde esta Minos? ¿Quien eres tu? —preguntaba mientras veía molesto.
Manigoldo no sabia que hacer, eran miles de preguntas, pero todas aquellas se habían esfumado cuando el peliceleste se había lanzando encima del mayor, sus armas habían sido bloqueadas, puesto ambas manos habían sido colocadas a ambos lados de su cabeza, sin contar que la fuerza del menor era mucho mas fuerte.
—¿Que demonios eres? —pregunto Manigoldo.
Manigoldo miro con suma sorpresa como los ojos del peliceleste cambiaban a escarlata, sus dientes se mostraron detonando aquellos colmillos, el cazador pudo entender que el menor de aquella casa había sido un vampiro.
El peliceleste se acerco al cuello del cazador, para pronto morder aquella piel, bebiendo con sumo desesperación, pero se detuvo, se separo de el de manera de golpe, mirándolo con suma sorpresa, la comisura del peliceleste se encontraba manchada por la sangre, su lengua limpio aquello con suma insinuación.
—Sabes delicioso —dijo en un suspiro —Eres mejor que Minos —suspiro.
Se dispuso a seguir, esta vez bebiendo mas su sangre, podía deleitarse con el sabor de la sangre del cazador, sintiendo como las ganas de poder sentir mas.
Manigoldo comenzaba a perder los sentidos, a duras penas podía mover su cuerpo, sentía como el peliceleste se burlaba, mientras sentía como algo se removía en su sexo, como si algo estuviera jugando con aquello.
—Eres perfecto —susurro al oído del cazador.
Manigoldo había caído inconsciente.
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La mañana siguiente Manigoldo se había despertado, su cabeza le dolía en absoluto y simplemente se había limitado a sentarse, miro a todos lados, pudiendo conocer el entorno, estaba sobre una amplia cama con miles de cojines, había un armario y sobre todo había algunos adornos, pronto la puerta se abrió, mostrando al peliceleste con una sonrisa, lamió sus labios con la intención de poder continuar con lo que hacia.
—Mi pequeño bebé pronto vas nadar con los pececitos —dijo con burla.
El peliceleste se aproximo terminando por quedar enfrente de Manigoldo que se encontraba en el centro de la cama, el vampiro lo tomo de las mejillas, besando con deseo aquellos labios, Manigoldo buscaba con desespero sus armas, pero se encontraba sin ellas.
—Buscas tus armas ¿cierto? —pregunto. —Lastima que no las encontraras, eres todo lo que necesitó —susurro.
Tomo lo las manos del mayor y las guió hasta sus caderas, en donde el peliceleste guiaba por su cuerpo, Manigoldo se encontraba mas que asombrado, sus cinco sentidos se iba de una manera tan abrupta al sentir aquel cuerpo, en cambio Albafica, como se llamaba el vampiro disfrutaba ver aquello o mas bien dicho torturar a sus víctimas.
Albafica había besado nuevamente el cuello del cazador, desabrocho dos botones del mayor siguiendo con aquel beso, en cambio una de las manos del peliceleste habia acariciado el pecho plano del mayor, mientras la otra mano sujetaba la mano del cazador, quien seguía disfrutando.
—¡Oh! Eres exquisito —susurro.
Cuando hizo aquello había clavado sus colmillos en el cuello, nuevamente sentía como su sangre se acaba a cada segundo, en cambio Albafica seguiría disfrutando, puesto una vez se separo de su cuello lo recostó, pudiendo seguir con sus besos, mientras seguía desabrochando los demás botones de la camisa. Albafica había quedado encima del mayor, pudiendo notar los pectorales formados del cazador, había detonado un sonrojo mas eso había desaparecido pudiendo así continuar con su acción, bajando hasta su pantalón, quien desabrocho.
Como si fuera una especie de suplica, nuevamente sintió como la necesidad de sangre le faltaba, Manigoldo no podía moverse en absoluto, sentía su cuerpo paralizado, como si aquellas energías hubieran sido absorbidas.
El vampiro había comenzado con su juego, acariciando el miembro del cazador por encima de aquellos boxer, en cambio Manigoldo sentía aquello, el rostro del cazador cambio, un sonrojo se incremento ocasionando que Albafica continuara, como si fuera un deseo comenzó a chupar, Manigoldo sentía los colmillos en su sexo, sentía una sensación de satisfacción, placer, algo que lo hacia querer por mas, la lengua del peliceleste era tibia, mas pronto se detuvo. Esta vez se había subido sobre las caderas de Manigoldo, siendo como el sexo del cazador tocaba el sexo del menor, un suspiro salio de los labios del peliceleste, sus labios inferior rosado, fue mordido, mientras sentía como ambos miembros se juntaba, pronto el peliceleste miro a su acompañante, sonrió con lujuria y se dedico a sentarlo, pudiendo así obligarlo por medio de una de sus poderes.
Manigoldo tenia una vista apagada, se había dedicado a tener a Albafica debajo de el, haciendo miles de placeres en el vampiro, introducía su dedo en su interior con la intención de dilatar su entrada, debido a ordenes del peliceleste, en cambio, Albafica daba suspiros, su bata comenzaba a pegarse en su cuerpo sudoroso, sentía como la necesidad de quitársela, mas aun Manigoldo seguía trabajando masturbando al vampiro mientras tenia tres dedo en su interior.
Lágrimas comenzaron a brotar del menor, sentía el placer rodearle nuevamente, aquella sensación que le hacia gritar. Como si fuera común pudo sentir algo mas, algo mas grueso. Había sido girado, colocándose en cuatro, Manigoldo había levantado el trasero del menor y comenzó a jugar con la entrada, colocando su miembro en esta, puesto metía la punta de su sexo.
Aquello hacia sentir placer al menor, mas no obtenía lo que quería, puesto pronto sintió una lengua lamer su entrada, su respiración agitada y una serie de jadeos lo hacia sentir miserable, su propio poder lo había abandonado.
Siguiendo con aquello, Manigoldo había adentrado nuevamente, siendo como sus dedos se humedecían a mas no poder, simplemente llevo su miembro a la entrada y comenzó con su trabajo. Lo había metido de una sola vez, haciendo que el menor se estremeciera y diera un grito ahogado. Aferrándose a las sabanas, mientras sentía su trasero levantado, en cambio Manigoldo que estaba de rodia seguía moviendo sus caderas, con la intención de poder seguir dándole placer al peliceleste.
Las lágrimas en el menor eran tan notorias, que podía decirse que sufría, mas aquellas no eran de sufrimiento si no de placer.
La estocadas iba suaves y lentas, para que finalizaran con brusquedad, puesto el Manigoldo seguía jugando con el sexo del menor, masturbando mientras seguía embistiendo, en cambio Albafica, hacia todo lo posible para seguir sosteniéndose, los gemidos eran notorios, y las lágrimas eran presentadas su bata estaba mas que pegada a su cuerpo.
Manigoldo había salido, para girar al pelicesleste y llevar una de las piernas del vampiro a sus hombros y seguir con su penetración, quien esta vez Albafica comenzaba a notar el rostro del cazador, detonaba todo aquellas facetas que había visto en Minos, pero había algo mas, el no estaba bajo su poder. Quedo así sintiendo todo su placer, pronto Manigoldo bajo dándole besos suaves en el cuello y subiendo a los labios, Albafica llevo sus manos y piernas a enrollarse en el cuerpo del cazador, haciendo que su unión seguirá por mas tiempo.
Manigoldo había sentido nuevamente como unos colmillos se habían clavado en su cuello, nuevamente devorando su sangre, pero aquello no duro mucho, puesto pronto sintió algo tibio en su abdomen, puesto al tiempo que se alejo Albafica comenzaba a soltarse, y aquello había sido el final, porque segundos mas tarde, el cazador había liberado su semilla dentro del vampiro.
La respiración de ambos era tan persistente, Manigoldo había terminado exhausto se sentía débil en cambio Albafica había sonreído, se aproximo hasta quedar sobre el pecho de Manigoldo, abrazando con suma delicadeza para pronto besar la mejilla de este.
—Eres tan especial —susurro antes de caer dormido.
Después de unas horas, Manigoldo se había despertado, se vistió y simplemente quedo sentado, pronto había sentido las manos del vampiro posarse sobre su pecho mientras lo abrazaba con suma delicadeza quien termino por susurrarle al oído.
—Te convertiré en mi esposo, tendremos noches de sexo como lo tuvimos anoche —dijo
—No, realmente vine a matarte no a cogerte —dijo Manigoldo con suma seriedad.
—¿por que? yo no he hecho nada malo —hablo con una voz inocente.
—No, pero asusta a los lugareños, por eso necesito matarte —hablo secamente.
—Grr... le haces mas caso a los pueblerinos, sabiendo que ellos tuvieron la culpa —dijo el vampiro. —Aparte me gusta tu sangre, no quiero alejarme de ti —susurro nuevamente.
—Aun así —respondio. —Aparte entre mas rápido te mate sera mejor me marcharé de este pueblo —hablo, mientras se ataba una bota.
—Entonces llevarme contigo —dijo decidido.
—Pff como si eso fuera posible —dijo cuando termino de ata la segunda bota.
—Entonces no te dejare ir, eres capaz de volverme loco, así que no te iras, no de mi lado —dijo como amenaza.
Manigoldo miro al menor quien se había puesto en la puerta, podía mirar el cuerpo pequeño del peliceleste, dio un suspiro y pronto hablo.
—¿Puedes resistir el sol? —pregunto.
—¡Claro! Soy un vampiro, el sol es lo de menos para nosotros —dijo con arrogancia.
—Esta bien entonces nos iremos —hablo.
Una sonrisa se había dibujado en el rostro del menor, pronto busco su mejor ropa pudiendo así salir vestido como si se tratara de un duque, Manigoldo no quiso decir nada, solamente se encamino y haciendo una serie de planes decidió regresar al pueblo.
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Hola.
Se que hoy es un día importante. Nel no es cierto, hoy es Miércoles. Ayer que fue el cumpleaños de Degel no le hice nada ;-; no porque no quisiera si no porque estaba viendo lo que haría para Camus. Que de igual manera no surgió nada. ;-; estoy bien jodida.
Les dejo este Oneshot para ver si me perdonan en lo que pienso mas detalles o un dibujo para Camus.
Gracias por leer.
L@s quiero mucho.
-AntaresLaks
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