Destinos
Mü nunca se imagino que su destino sería algo tan extraño, en dónde el amor sería lo mejor, de tantas relaciones fallidas ya no tenía ningún esperanza. Pero todo cambia al tener un sucesos muy extraño en su jardín.
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Mü siempre fue una persona tierna, era débil cuando tenía una pareja, siempre se ilusiona cada vez que su nueva pareja le decía cosas bonitas, pero al final, siempre fue tratado como una basura. Siendo desechado, ignorado y finalmente terminado.
Tuve alrededor de cinco relaciones y cada una de ellas fue la misma, siempre encontraban su destino con alguien más ¿Y él? ¿Dónde estaba su destino?
Salió de casa a su jardín trasero, iba a regar las plantas, las bellas flores que con ayuda de Afrodita, uno de sus amigos, pudo lograr crecer, a principio tuvo muchos problemas, puesto las plantas terminaban marchitando y eso ponía triste al pequeño Mü.
Sin embargo, Afrodita le dió su secreto, secreto que hasta el momento a sido perfecto, logrando ver lo hermoso de su jardín, crecer y florecer.
Se hincó con la intención de acomodar la tierra de las plantas y así regar un poco, aunque pronto miro algo extraño, una especie de roca gigante, le pareció extraño, no recordaba que había dejado tan "roca". La inspección con cautela, tocó con delicadeza y aunque no pudo sentir algo anormal, optó por dejarla ahí, no tenía fuerza para moverla.
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Alguien veía con suma calma a la persona, dueña del jardín, le había parecido algo aterrador, pero tras ver aquello, pudo comprender que era todo lo contrario, que posiblemente sea alguien que no le provocará molestia, pudo saber la suavidad de aquellas manos, creyendo que era parte de la realeza, suaves y delicadas.
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Todos los días, Mü salía, hacia la rutina y regaba sus plantas, mojaba la extraña roca y tocaba de vez en cuanto para quitar las hojas secas que caían de sus plantas.
La sonrisa del peli lila era tan tierna, que muchos quedaban enbobados. Aunque poco a poco esa sonrisa fue apagándose volviéndose algo nostálgico.
— Es una lástima, que no tenga pareja cierto, ustedes siempre me dicen que soy lindo, ustedes también son lindas, más que yo.
La sonrisa fue notoria. Puesto Afrodita le había mencionado que las plantas adoran que le llamarán linda, inclusive le había mencionado que tenía que hablar con ellas.
La suave voz del joven, sonaba un tanto triste, aunque pronto se recuperó, ignorando todo aquello y concentrándose en decirle cosas bellas a las flores. Sin embargo aquello fue escuchado, y de manera sigilosa una extraña mariposa llegó a su nariz. Mü miro asombrado, logrando ver cómo la mariposa volaba por el jardín en busca de una flor.
Dejo de hablarle, para dirigirse hacia su hogar, tenía que irse al trabajo, sabía que su padre le reprendera si llega tardes a la tienda.
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Pudo sentir el dolor de aquel muchacho, parecia desahogarse, de todos sus malos momentos, quería apoyarlo, ayudarlo en algo, pero si se atrevían a hablarle, no sabía que reacción iba a tener, no sabía que iba a hacer. Poco a poco tuvo que cambiar tenía que verlo más de cerca.
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Otro día más, Mü no salió como días anteriores, eso había preocupado a este ser, sin embargo, Mü estaba demasiado triste. Había sollozando durante la noche, haciendo que otro día estuviera cansado y no prestará atención a todo.
Afrodita y Shura terminaron por visitarlo, preguntando por su estado tan deplorable, puesto tenía unas muy marcadas ojeras en sus ojos.
— Me volvió a sentir mal.
— No puedo creer que aún tengas sentimientos por el sabiendo lo que te hizo Mü.
— Cuando se entere Milo, te reprendera, ya lo verás.
— ¡No quiero que se entere Milo! Milo ha sido muy feliz con ese chico que acaba de conocer. No quiere arruinarle el día por mis tonterías.
— De igual manera se va a enterar, ustedes dos son como hermanos.
Mü abrazo sus rodillas, mientras ocultaba la mayor parte de su rostro entre sus rodillas, pensando en el sucesos de anoche anterior, provocando pequeñas lágrimas silenciosas.
— Mü Por favor debes pensar cosas bonitas, mira iré por tus pastelitos, adoras muchos los pastelitos ¿No?
Mü afirmó.
— ¡Perfecto!
Afrodita camino hasta la cocina, Shura quedó ahí, mirando atento y suspiro.
— Milo tiene que enterarse.
— No, no quiero que se preocupe, ya soy un adulto, parte, está ocupado con ese chico.
— El entera, porque es alguien especial, puede hasta ayudarte, ya lo verás.
Mü había dudado, aunque no quería hacerlo, no quería que su hermano Milo le mirara con reproche y le regañara, de tantas veces que le había dicho, que no debía confiar tan rápido en alguien.
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Milo había llegado, hora más tarde, saludando a Dita y Shura y finalmente a Mü.
— ¿Estás bien?
— Si, estoy bien, no me ha pasado nada malo.
La sonrisa de Mü estuvo llena de falsedad, haciendo que Milo se diera cuenta.
— Mü.
— Está bien, tuve un encuentro con alguien, no pude soportarlo verlo con alguien más.
— Hay Mü.
Milo lo abrazo. Mü estuvo en silencio, pudiendo sentir una calidez familiar en el abrazo, quedó así por varios segundos hasta que finalmente ambos se habían separado.
— Debes pedirle al viejo de Shion que no trabajes ahí.
— No, quiero seguir trabajando ahí, de ahí consigo dinero para este lugar.
— Pero siempre te hace daño Mü.
— Es más preferible cambiar de ambiente a una industrial.
Dita y Shura daban un poco de su opinión. En cambio Mü no parecía convencido, en cambio, la situación cambio algo rotundo.
— ¿Quien es él?
Los chicos dirigieron su vista a dónde había señalado el peli lila y es que se trataba del ese chico, amigo de Milo.
— ¡Oh! Perdón chicos, pero él es Camus, lo conocí hace un par de semanas. Somos amigos no vayas a pensar mal.
— ¡Oh! Entonces ya no estaremos juntitos en la cama Milin.
Dita hablo con dolor, mientras que Camus demostró enojo en su rostro, algo que Milo pudo ver.
— No creo.
— Mü nos retiramos, mañana tenemos mucho que hacer.
Shura hablo, jalando a Dita a la salida, mientras que Milo, Camus y el pequeño Mü se quedaron ahí.
— Mü no debes mostrar importancia, todo sucede por algo, creo que tu destino estaba muy cerca y te hará muy feliz.
— ¿Crees eso?
— Ya lo verás.
— Tu... ¿Ya tienes uno?
Milo sonrió, dejando claro que sí. Mü quería saber quién era, sin embargo la voz de Camus fue quien interrumpió el momento.
— No sabía que las luciérnagas tenían forma de mariposa.
— ¿A qué te refieres Camu?
Milo se acercó a la puerta de vidrio que daba al jardín trasero.
— Vaya, Mü ¿tienes algo que ver con eso?
— No, supongo que es algo raro, no quiero salir hasta mañana.
— Voy a preparar la cena, ustedes pueden conocerse.
Milo dejo a solas a ambos, ahí de pie en la entrada. Mü se sentía incómodo y de.manera nerviosa pregunto.
— ¿Cómo conocistes a Milo?
— En el bosque. Pero ¿porque tienes a alguien afuera?
— ¿Alguien?
— Ahí ahí alguien, puedo sentirlo, creo que es alguien especial.
— ¿Eh? Creo que estás algo loco. Sin ofender.
— No, entiendo, no soy persona normal, yo soy alguien especial, como esa persona, Milo me encontró en el bosque cerca de una laguna, estaba muy mal herido, el me curo y aquí estoy.
— Milo te salvó, que lindo. Milo es muy tierno, espero y ustedes sean alguien importante.
— Si, me termine por quedarme con él, porque él es mi destino, por eso lo sigo, por eso tome este cuerpo que me ayudara a estar más cerca de él.
Mü quedó en silencio, no comprendió lo último, pero antes de que preguntara la voz de Milo resonó haciendo que ambos fueran hasta donde estaba él.
Tres días más tarde, Mü finalmente salía de casa, finalmente tenía cosas que hacer, su rostro detonaba más calma y no grandes marcas de ojeras.
Se hincó con la intención de encontrar a la tierra, entre tantas hojas que había, miro confuso puesto aquella extraña roca ya no se encontraba, miro curioso y nada. Siguió haciendo sus acciones poco a poco algo lo aferró, unos brazos fuertes le apretaron levemente en su abdomen, mientras que en su oido una respiración cálida le hizo sentir nerviosismos, hasta que salió una voz que nunca había escuchado.
— ¿Por qué no habías venido? Estuve preocupado.
Mü no comprendía nada en absoluto, quedó en silencio. Logro alejarse, dándose la vuelta para encarar al sujeto, aunque se había llevado otra sorpresa, el hombre detonaba unas alas tan llamativas, llenas de colores tan cautivadores, sus ojos eran distintos a lo de un ser humano, aún así, eran de un lindo color rosado.
— ¿Quien eres tu? ¡...!
Mü rápidamente alejo la mirada, le pareció ridículo, ver al sujeto extraño desnudo, en cambio, el ser alado se acercó, tomando del mentón al peli lila, le dedicó una pequeña sonrisa y siguió con un pequeño beso en los labios, dejando sorprendido a Mü, que después de unos segundos lo alejo, mientras sus mejillas estaban sonrojadas.
— ¡Eres un loco! ¡Fuera de mi casa!
— ¿Por qué?
— ¿Cómo por, por qué? Estás desnudo, me besas sin sentido y dices cosas tontas.
La sonrisa del ser fue notoria y aunque Mü estaba convencido de hecharlo, las palabras que salieron del hombre le dejo estatitco.
— Nadie te quiere, siempre has tenido el mismo resultado, ser rechazado por esa persona, vienes aquí todos los días a hablarle a tus plantas con la intención que sane esa heridas, más bien, esas heridas, olvidar esos abrumadores recuerdos, sin ver lo que te puedes encontrar a futuro.
— ¿Me espías?
— Nunca hice eso, solo escuché todo, tu me distes el permiso, recuerdas. Tus manos son tan suaves, capaces de hacerme sentir cosas, eres hermoso, tal y como eres, aunque llores, aunque demuestres muecas de dolor, eres hermoso, no quiero que esa sonrisa se esfume por cosas tan tontas. Eres mi destino y quiero que tú, también lo quieras.
El hombre se acercó una vez más, beso con dulzura, los labios del menor eran suaves, cosa que el alado disfruto con intencidad, llevando su mano a la espalda y atrayendolo a su cuerpo. Mü se estaba perdiendo, pero recordó la situación, la manera en como aquel sujeto se encontraba y rápidamente lo alejo.
— Quiero que te vistas.
Sentenció, antes de caminar al interior de la casa, el hombre sonrió con victoria, podía sentir la pequeña alianza que habían formado, su destino estaba aceptando.
Camino con cierta dificultad, logrando así llegar hasta la sala en dónde miro con calma, se llenó de calor debido al interior y finalmente la apareció de aquel muchacho fue notoria.
— Mira, necesito que uses esto.
Había sacado una ropa, entregando al ser quien estaba dispuesto a abrazarlo, el hombre miro con confusión, sin embargo sabía más o menos como ponerse dicha ropa.
Mü lo guío hasta el baño, en dónde el hombre entro, el peli lila, miro con calma la puerta cerrada y finalmente se alejo, su mente recordaba el beso, pero se negaba a creer los recuerdos siguientes, no quería caer, era fácil de engañar, era fácil de hacerlo el tonto cuando se trataba de amor.
Preparo algo de comer, mientras a su alrededor estaba en silencio, Milo no iba a aparecer hasta dentro de unos días, puesto tenía pendientes que hacer, en cambio, él solo tenía que ir a trabajar y regresar.
— Mü, ¿Por qué esto huele diferente a ti?
— Por qué no es ropa mia. ¿Cómo sabes mi nombre?
— Por que he escuchado a tus amigos hablar de ellas.
La acercania del ser a Mü le hizo se sentir un tanto nervioso, sus mejillas tomaron un color rosado, su mirada fue dirigida hacia otro lado, mientras su mente le hacía recordar ese beso.
— Mü... ¿En qué estás pensando?
La pregunta fue calmada, con un toque de seducción, una pequeña sonrisa notoria y seguido de un pequeño gesto de tranquilidad.
— Na-Nada.
— Mü me gusta tu rostro, eres demasiado lindo, demasiado tentador a esto.
Una vez más, los labios fueron presos de los labios del hombre, quedó estatico.
— Alejate.
Susurró estaba avergonzado, no iba a provocar un alboroto, era su casa y ese sujeto debía obedecer las reglas.
— Myu. Mi nombre es Myu.
Miro una vez más al hombre. Confundido puesto no pensó en preguntar el nombre del sujeto.
— ¿Cómo?
— Si me quedaré aquí, debes saber tu nombre.
— Que te hace creer que quiero que te quedes.
— Por el simple hecho de que me.vas a necesitar. Una vez que encuentras a tu destino, no vas a querer alejarte. Cómo yo siento en estos momentos.
Los besos fueron de nueva cuenta el tacto, poco a poco fue comenzando a sentirse cómodo, ya no eran molestos, sus nervios habían desaparecido, provocando calma y emociones que le parecían gustarle.
Poco a poco el tacto comenzó a ser más íntimo, llegando a tocar piel debajo de aquella camisa. Aunque Mü quiso alejarse, la sensación era tan cómoda, que siguió ante el tacto de aquel hombre.
El momento fue interrumpido, debido al sonido del móvil, Mü reaccionó y alejo al sujeto, tomando su móvil y saliendo de aquel sitio, en cambio Myu miro con curiosidad, lo siguió hasta la sala en dónde lo vio caminar de un lado a otro, mientras una sonrisa se dibuja en el rostro, el corazón del hombre salto, sintiéndose comodo, se acercó con calma al muchacho que a pesar de estar aún hablando, lo abrazo desde atrás, besando el cuello con dulzura mientras sus brazos eran firmes ante el abrazo.
Mü se sentía nervioso, optó por finalizar la llamada, aún siendo acorralado por el hombre.
— Mü tienes un lindo aroma, tan tentador.
— ¿Que dices?
Trato de decir, sin embargo sus nervios eran notorios.
— He he he... No estés nervioso mi querido destino, todo está bien, eres alguien perfecto para mí.
Mü volvió a guardar silencio, aún sintiendo el agarre y aunque estaba dudoso, su voz temblorosa salió.
— Tu... ¿No haras lo mismo?
Aquello hizo que Myu se detuviera, mirara con curiosidad el rostro, no podía encontrar esos ojos zafiros.
— Siempre he tenido problemas para el amor, tu eso sabes ¿No? Por eso te pregunto ¿Harás lo mismo? Ya que si quieres hacer otra cosa sin sentimientos, podré hacerlo.
— No. Te quiero, te amo tal y como eres, no se que fue lo que provocaste, pero he visto en ti, que tú eres mi destino, que eres la persona con quién quiero estar.
— Entonces...
Mü se giro, finalmente viendo a Myu, quién tenía un semblante serio.
— No habrá ningún engaño en mis palabras.
Myu tomo la mejilla del menor, la acaricio levemente y acercó sus labios a los de Mü, uniendo en un beso quien poco a poco se sentía el amor que por breves momentos había surgido.
Para muchos, era algo que no podían creer, puesto los destinados están unidos, su amor nace de manera inconsciente, logrando comprender desde un inicio todo lo que siente el otro, el dolor de su pasado y la tranquilidad del futuro. Mü había pasado por mucho, siendo alguien tan común, había conocido a personas "especiales" aquellos que venían de ser animales, bestias o seres de fantasía, como el mundo estaba revueltos, Myu había nacido hace mucho, milenios, sin embargo, su manera de existir fue demasiado poco común, haciendo que su vida, su forma humana se desarrolla en esta época, encontrando a alguien que realmente necesitaba a alguien, así como lo hizo Myu.
Ambos se entregaron, Mü se deshizo de su camisa, dejando demorar su abdomen, Myu estaba ansioso por saborear aquel cuerpo pequeño comparado con el suyo, estaba listo para tenerlo debajo de su cuerpo. Darle el amor que tanto ansiaba el peli lila en su vida.
...
-Fin.
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