Hasta el final (Parte 2)
Tras el último verso, mi rostro proyectaba una sonrisa tan grande que me sorprendió no deslumbrar a todo el mundo. La canción me había salido perfecta, las caras y los gritos del público lo demostraban. Me obligué a no mirarle, porque no quería ver su expresión, y no me dio tiempo a pensar nada más antes de que la música cambiara y mi chaqueta, de esas elegantes, fuera reemplazada gracias a uno de mis compañeros por una de cuero.
Y empezó nuestro baile.
Éramos seis chicos y teníamos nivel en el Street Dance, y en otros estilos que hicieron de la coreografía un conjunto de acrobacias y piruetas que consiguieron chillidos y aplausos del público.
Y en la última canción, que bailamos todos juntos, solo disfruté, porque sabía que lo habíamos hecho genial y la reacción del público al terminar me lo confirmó.
Después de saludar, bajamos todos gritando y saltando de alegría. Habíamos tenido poco tiempo de ensayo, y aún así habíamos hecho un gran espectáculo, y estábamos contentos. La sonrisa en mi cara no me la quitaba nadie; notaba muchas miradas puestas en mí. Me gustó pensar que había llamado la atención de mucha gente, y me gustó aún más imaginar qué estaría pensando mi "querido amigo" en estos momentos.
Traté de contenerme para no mirarle; no quería que creyera que aún me importaba.
Laura vino a mí corriendo a toda velocidad y se tiró a mis brazos, hablando muy rápido.
- ¡Has estado increíble, mágico, espectacular! ¡Ha sido impresionante! ¡Todos han alucinado, lo has hecho como diez veces mejor que en los ensayos!
- Eres una exagerada. - Dije sonriendo.- Tu también has estado fantástica, has bailado genial.
- Todos lo hemos hecho genial, pero tú te has salido, amigo.- Mi mejor amigo Carlos apareció de la nada y me rodeó los hombros con su brazo.
- Tampoco tú has estado mal, compañero.- Le respondí agradecido. Él bailaba bastante mejor que yo a mi parecer.
Los siguientes minutos fueron parecidos. Mucha gente se acercó a felicitarnos, y varias chicas se acercaron a mí con claras intenciones que por desgracia yo no podía compartir. Traté de explicárselo lo mejor que pude y parece que lo entendieron. Se fueron entre risitas y yo me giré, para encontrarme directamente con el castaño que estaba antes riéndose con mi antiguo amigo. De frente confirmaba lo que yo había sospechado al verle de espaldas: estaba muy bueno. Le sonreí.
- Hola.- Tenía una voz grave pero dulce. Me gustaba.- Solo quería decirte que lo has hecho genial. Creo que tienes talento.
- Muchísimas gracias, me he divertido mucho.
- Se veía, sí.- Sonrió. Su sonrisa me recordó a las de los anuncios de pasta de dientes: brillaba y era demasiado blanca para ser normal.
- ¿Cómo te llamas? - No me pude contener.
- Diego.
- Ah. Yo soy Manuel, pero puedes llamarme Manu. Todo el mundo lo hace.
- Lo sé, mi amigo Pablo me lo ha dicho.
Se me borró la sonrisa de la cara y se me fue todo el color. Seguro que ese idiota había mandado a este otro idiota a hablar conmigo, y lo más probable era que ahora quisiera recuperarme. Estúpido.
- Dile a tu amiguito que pase de mí, como ha estado haciendo en los últimos tiempos.
- Wow, tranquilo. ¿Por qué te pones así? - Parecía realmente sorprendido.
- ¿Qué te ha contado de mí a parte de mi nombre?
- Pues que sois algo más que amigos pero que es desde hace poco y aún no está muy definido.- Sonaba algo resignado, como decepcionado.
Me volvió todo el color a la cara, de pura rabia.
- Es un mentiroso de mierda, ¿sabes? Yo estaba enamorado de él, y en cuanto se lo dije empezó a ignorarme. Lleva sin hablarme dos meses, y es tan superficial que ahora que me ha visto actuar y que he llamado la atención quiere que le perdone, ¿no? Quiere ser el protagonista. Aparece cuando menos me lo espero y no me deja olvidarle. Estoy harto.- Harto y a punto de echarme a llorar, para mi desgracia.
El chaval llamado Diego se quedó mudo, no se esperaba que su amigo fuera tan cabrón.
Laura y Carlos aparecieron de repente; parecía que tenían un detector de lágrimas, siempre aparecían cuando los necesitaba. Laura me agarró de la chaqueta y tiró de mí, mientras Carlos me decía que me relajase y me preguntaba qué había pasado. Miré hacia atrás un momento y vi a Pablo y a Diego discutiendo, antes de que Laura volviera a obligarme a girar la cabeza y me llevaran lejos de la sala.
- Chicos estoy bien, solo ha sido un pequeño ataque de rabia.
- La última vez que te dio un "pequeño ataque de rabia" como tú dices, nos costó la vida reanimarte. Te pasaste dos semanas enteras sin sonreír. No queremos que se vuelva a repetir.
Laura asintió, de acuerdo con las palabras de Carlos y yo les abracé a ambos, muy agradecido por su preocupación.
Entonces apareció Diego, con cara preocupada también, y se acercó a nosotros con algo de miedo.
Carlos y Laura se pusieron delante de mí en cuanto le vieron.
- ¿Qué quieres?- Preguntó Carlos desconfiado.
- Vengo a disculparme, juro que no sabía nada de eso. Solo me dijo que te conocía desde hace tiempo y que estábais medio juntos. Yo tenía curiosidad por ti, y quise hablar contigo. He discutido con él por ello. Manuel... Me has llamado mucho la atención, no quiero que algo que ni siquiera ha empezado acabe por un malentendido. ¿Comenzamos de nuevo?
Me abrí paso entre mis amigos (no sin escuchar sus protestas) y me acerqué a él. Por raro que pareciera, confiaba en lo que decía. Sabía que Pablo le había engañado, y yo también tenía curiosidad y quería conocerle. Quién sabe, a lo mejor me podía ayudar a olvidar.
Me puse delante de él y le ofrecí la mano.
- Soy Manuel, pero puedes llamarme Manu. Todos lo hacen.
Él sonrió, y me apretó la mano con un cariño que me sorprendió.
- Soy Diego, encantado de conocerte. Has estado genial en la actuación.
- Igualmente y gracias.
Nos sonreímos el uno al otro sin quitarnos la vista de encima, hasta que Laura y Carlos hicieron acto de presencia.
- Hola, soy Carlos, su mejor amigo. Espero por tu bien que no estés planeando enamorarle para luego ignorarle...
- Ya que eso sería muy estúpido de tu parte y sobre ti recaería todo nuestro odio; no es algo que te apetezca soportar, créeme. Por cierto, soy Laura, su mejor amiga y protectora.
Diego se quedó mudo y yo me tuve que contener para no echarme a reír.
- No planeo hacerle daño, no os preocupéis. - Dijo cuando pudo recuperar el habla.
- Más te vale. - Dijeron los dos a la vez.- O te...
- ¡Vale ya, chicos! Basta de amenazas, ¿vale? - Les interrumpí.- Ya ha dicho que no va a hacerme daño.
Y por segunda vez, me lo creí.
Solo que esta vez, resultó ser verdad.
Esta vez, sí que fui feliz.
Esta vez, se cumplieron las promesas que me hicieron.
Esta vez, Diego no me hizo daño.
Bueno, si nuestra primera vez en la cama no cuenta, claro. Aunque puedo decir que eso fue un dolor dulce.
Él no me mintió, ni me abandonó, ni me ignoró. Estuvo conmigo en las buenas y en las malas.
Hasta el final.
***
TENGO UN GRAVE PROBLEMA CON LOS TÍTULOS. Por favor, si a alguien se le ocurre alguno mejor, que me lo diga xD
Bueeeno voy poquito a poco pero no me olvido de los que me leen (mil gracias ♡), y aunque no tengo mucho tiempo pues de vez en cuando me da la vena escritora y dejo todo lo que esté haciendo para ponerme a escribir. Ejemplo claro: hoy no he estudiado nada para el examen de Mates que tengo mañana por ponerme a escribir :D
EL CASO.
Espero que os guste mucho esta pequeña historia. (TOP SECRET: puede que tenga algo de verdad, aunque por desgracia solo las partes malas)
Mucho amor para vosotros ♡♡♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top