Sorpresa Con Nuestra Peque (Pt. 1)
POV Wanda
Estaba tranquilamente lavando y cortando unas fresas para colocarlas en un bol y tomármelas con un poco de miel y nata, un verdadero manjar. No puedo negar que me tomé más que un trocito mientras las cortaba. Cuando me sorprendieron unos pasitos dirigidos hacia la cocina, hacia donde yo estaba, acompañados de :
- ¡Mami! ¡Mami!
No sé si conté dos segundos, Lena apareció por la puerta de la cocina corriendo hacia mí y tiró de mi vestido cuando estuvo a mi lado. Miré hacia abajo, donde mi pequeña de cuatro añitos tiraba de mi vestidito donde llegaba, y saltaba ilusionada con sus ojitos brillantes. Pasé mi mirada a sus cabellos y...
- ¡Natasha! ¡Ven aquí ahora mismo! - esperé un poco, pero no oía pasos acercándose, la volví a llamar - ¡Na-ta-sha! - tampoco reaccionó, así que grité lo que sabía que la controlaba - ¡ROMANOFF! - no sé si fue a propósito o sin querer, pero salió mi acento bastante marcado... Y creí contar que tres segundos y ella ya estaba frente a mí.
- Hola, amor - sonrió nerviosa frotándose el cuello con una mano. Con la otra sostenía su cepillo de pelo, y deduje que no había tenido tiempo para peinárselo mucho, por sus cabellos alborotados -.
- Nada de "Hola, amor". Te dije que le hicieras un peinado bonito - recalqué la última palabra -, no unos simples quiquis.
- Lo sé, amor, pero... A ella le gusta y...
- Hazle algo más original, más bonito. Yo estoy ocupada - me volteé y volví a lavar y cortar las fresas -.
- ¿Ocupada limpiando fresas? - la mirada que le dirigí cuando volteé hacia ella la hizo estremecer, y creo que también tuvo algo que ver el mantener el cuchillo de las fresas en la mano. Alzó las manos en rendición - Está bien, Lena ven que te hago algo distinto.
- ¡No! ¡Me gusta así! - se cruzó de brazos y me miró con un puchero.
- Cariño - dije suavemente agachándome para estar a su altura, ella continuaba con sus brazos cruzados y el puchero, siguiéndome con la mirada -, ¿Seguro que no quieres que mamá te haga otro peinado más bonito y más original?
Negó frenéticamente con la cabeza.
- Mami, me gusta mucho así. Es muy cómodo y... ¡Mira! - movió la cabeza de un lado a otro y rió mientras sus quiquis se movían de manera muy graciosa. Yo también reí, y Natasha nos observaba con una sonrisa orgullosa - ¿Ves? ¡Mami, a ti también te gusta!
- Bueno - solté un suspiro -, si a ti te gusta, entonces vale, peque - asintió con la cabeza, cambiando su puchero por su sonrisita de niña -.
- ¡Gracias, mami! Voy a vestirme - dijo mientras salía corriendo por la puerta en dirección a su habitación, porque estaba en pijama. Natasha se apartó para dejarla pasar, iba casi a chocarse -.
Natasha se acercó a mí y me tomó por la cintura mientras yo seguía con mis fresas. Volteé cuando sentí sus labios en mi cuello.
- Tú me controlarás a mí, pero nuestra pequeña nos controla a las dos - me dijo con una sonrisa -.
- Esta noche a las diez te quiero en el sofá - dije sin mirarla mientras continuaba con mi cuenco de fresas -.
Pareció emocionarse con eso.
- ¡Uuh! ¿Lo vamos a hacer en el sofá? - sonrió y yo reí -.
Giré en sus brazos.
- No. Esta noche quiero que veamos una peli, las dos, cuando Lena esté ya acostada. Hay una que hace tiempo que quiero ver - me giré y detuve el chorro de agua del grifo. Me escabullí de entre sus brazos, no sin antes darle un tierno beso en los labios. Tomé el bol y me detuve frente a la nevera para tomar la nata y cogí la miel del mueblecito. Lo preparé y, cuando terminé, me giré hacia ella, con el bol preparado en la mano y un par de cucharillas -. Voy a ver si Lena necesita ayuda, y que coma algo de fruta - señalé el manjar que sostenía entre mis manos. Me miraba ilusionada, con los ojos entrecerrados por la sonrisa en sus labios.
- ¿De qué va la peli? - se acercó a mí con suavidad -.
- Ya lo verás, es sorpresa - asintió -. Voy con Lena, tú péinate - solté mientras me alejaba por la puerta de la cocina -.
Esbocé una sonrisa mientras subía las escaleras hacia la habitación de Lena. Si ella supiera lo que le tengo preparado para esta noche...
Subí a la habitación de Lena y se sorprendió.
- Jolín, mami, pensé que eras... - dijo con las manos en la espalda, ocultando algo que yo ya sabía. Ya estaba vestida.
- ¿Tienes listo el regalo? - pregunté y ella asintió con una sonrisa, señalando su espalda -.
- Sí, mami, ¿y tú? - asentí también, sonriente -. ¿Crees que el mío le gustará? - agachó la cabeza mientras jugaba con sus manos. Su expresión triste me mataba - Es que yo solo le he hecho unos dibujitos... Y tú le has comprado un colgante...
- ¡Por supuesto que le va a gustar! Tus dibujos son de lo más bonitos, y para ella, aunque no lo creas, son muy especiales, Lena - sonrió ante eso y me abrazó -. Pero recuerda que lo del colgante es una sorpresa. Bueno, eso y todo - susurré e hice un sonido poniendo mi dedo índice sobre mis labios cuando había terminado el abrazo, ella rió y asintió con la cabeza-.
- ¿Quieres fresas, peque? - asintió frenéticamente con la cabeza y nos sentamos en su pequeño escritorio a comernos las fresas, ella parecía disfrutarlo tanto como yo. Su sonrisa... Natasha siempre decía que cuando la veía reír y sonreír, le recordaba a mí. A mí, en cambio, me recordaba a ella su actitud cabezota, que mi mujer le ha transmitido.
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