¡Rayos y Truenos!

POV Natasha

- Nat... - me susurra una vocecita familiar en el oído, suena temblorosa y asustada - Nat, amor... Despierta, por favor...

Ruedo sobre el colchón y levanto la cabeza para encontrarme con la imagen de una Wanda triste, su labio inferior y en realidad todo el cuerpo temblando y con un par de débiles lágrimas resbalando por sus mejillas rosadas. Sus ojos brillan de tristeza, los veo gracias a la luz que se refleja de la lamparita de su mesilla de noche.

Está sentada de rodillas a un costado mío. Cuando ve que me incorporo en la cama, comienza a llorar, a soltar sollozos y derramar lágrimas y sus hombros se mueven incontrolablemente. Sus labios, sus ojos, su expresión, su cuerpo estremeciéndose... Todo me mata por dentro, es duro verla así y no saber qué le ocurre.

Ella agacha la cabeza, sigue llorando y sorbiendo la nariz tras sus cortinas castañas de cabello. No me demoro y la abrazo, ella rápidamente me corresponde envolviendo mi espalda en sus brazos. Ahora llora en mi hombro, solloza y presiona sus ojos inútilmente para alejar el dolor y reprimir lágrimas. Sin embargo, no funciona; siento sus lágrimas en mi pijama.

- Ey, ey... - susurro en su oído, Wanda continúa llorando y aferrándose con fuerza a mi cuello, pero no con la suficiente fuerza como para hacerme daño. Yo le hago caricias en el cabello, alisándolo con las palmas de mis manos y mis dedos. Sus dedos aprietan mis costados. Ella solo llora y murmura cosas tan rápido y con la voz tan quebrada que no alcanzo a comprender nada - Shhh, detka, ya... Está todo bien... Tranquila, estoy aquí... Estoy aquí...

Wanda sigue llorando y sorbiendo la nariz de vez en cuando, yo me limito a decirle que todo estará bien, que no pasa nada, a dejarle caricias por los costados de su rostro y en sus mechones de cabello. Sé que el último gesto la calma mucho, y parece ser que funciona.

Cuando ella decide separarse del abrazo, posa en mis ojos su mirada, y éstos se ven muy descuidados. Me es imposible no analizarla; sus mejillas ya rosadas destacan en su pálida piel, los labios rojos e hinchados dan la sensación de que están tiritando, su cabello muy despeinado... Limpia rápido las esquinas de sus ojos, que siguen con esa tentación de llorar. 

- ¿Qué ocurre, detka? - me atrevo a preguntar acariciando sus hombros con suavidad, sus ojos me hipnotizan y lo único que puedo ofrecerle como expresión es una sonrisa para que se calme y sienta que está segura conmigo.

- Nat, es que... - comienza con voz quebrada, con esto y el volumen que utiliza, casi en un susurro, me cuesta entender lo que dice - Hay tormenta - suelta con la cabeza gacha -. M-me... Me da miedo.

Su voz no es más que un susurro, un susurro tan bonito, tan hermoso, tan magnífico, sinceramente melodioso... 

Giro la cabeza para mirar por la ventana, y veo una fuerte lluvia cernirse sobre nuestra calle. Las nubes se encienden con un brillo de tono morado de vez en cuando y el cielo por aquellos milisegundos es una luz intensa. Aguzo el oído y distingo con claridad las gotas de agua cayendo con bastante fuerza y frecuencia, por todas partes. Es increíble cómo se escucha el agua caer con tanta fuerza afuera incluso con la ventana cerrada.

- Wanda, amor... - le susurro mientras su labio inferior continúa temblando descontrolado - Estamos dentro de casa, no va a ocurrir nada... No te va a ocurrir nada, no nos va a pasar nada, ¿Me oyes? Ni a ti, ni a mí, ni a...

- ¡Mami! ¡Mamá! - grita Lena entrando por la puerta de la habitación, vestida con su pijama de La Patrulla Canina y su peluche favorito en uno de sus brazos. Rápidamente escala por la cama y se acurruca entre nosotras, todavía abrazando su peluche y destensándose. Sus ojitos brillan, y una sonrisa hay presente en su rostro.

- ¿Tú también tienes miedo de la tormenta? - pregunto suavemente estrechándola contra mi cuerpo. Ella se relaja aún más ante esto.

- No, ya no - responde rápidamente -. ¿Me puedo quedar a dormir aquí? - nos pregunta a ambas con esos ojitos suplicantes brillando a la luz de la lamparilla. ¿Cómo decirle que no a esa carita?

- Claro que sí, Lena. Además, ¿Quieres que te cuente un secreto antes de dormir? - mi hija asiente frenéticamente con la cabeza, me acerco a su oído y le susurro - A tu madre también le dan miedo las tormentas.

Ella deja escapar un sonido de sorpresa y cubre la boca con su mano libre.

- ¿En serio? - me pregunta y yo asiento con la cabeza. Después vuelve su mirada a Wanda, que ya está sonriendo - Mami, ¿Tienes miedo de las tormentas?

- Sí - se limita a contestar mi esposa cortamente, la sonrisa no deja su rostro.

- ¿Mucho? - pregunta mi niña hacia Wanda, curiosa.

- Mucho - responde su madre.

- ¿Pero mucho, mucho, muchísimo? - insiste la menor.

- Mucho, mucho, muchísimo - responde la castaña.

- ¿Más incluso que yo?

- Sí, Lena, más que tú.

Lena esconde un mechón suelto tras su oreja con la mano libre y observa a Wanda en silencio unos segundos. La mayor la observa también, pero no pensativa sino sonriente.

- ¿Y si te abrazo, como haces tú cuando tengo sueños malos? - suelta al fin la menor - ¿Dejarías de tener miedo?

Mi esposa no demora mucho en asentir con la cabeza repetidamente. ¿Es decir, que si la abrazo yo no se calma, pero si es su hija ya deja de tener miedo? ¿Así de fácil? ¿Así de injusto?

- Sí, dejaría de tener miedo si me abrazas, si me abrazáis las dos - me dirige la mirada y yo le sonrío en respuesta.

- ¡Vale! - acepta la menor, y después se evade de mis brazos y se tira encima de Wanda, agarrándose de su cuello. Se acomoda en su pecho y se relaja. Mi esposa le corresponde el abrazo con gusto.

- ¿Ya no tienes miedo? - la pregunta de Lena deja las palabras en el aire, amortiguada su voz por estar su mejilla contra el pecho de mi esposa. ¿Cuándo me toca a mí? Dios, estoy celosa de mi hija... Increíble lo que esta mujer, MI mujer, me provoca.

- Todavía tengo un poco de miedo - replica delicadamente Wanda mientras acaricia su mejilla al descubierto -. Para perderlo todo necesito que tu mamá me abrace también.

Mi niña separa levemente su rostro del cuerpo de Wanda, lo justo para mirarme con su característico puchero. 

- ¡Venga, mamá! Ven a abrazar a mami - me ordena la pequeña. Pfff... Como si fuera a obedecer por uno de sus pucheros.

Sin embargo, Wanda me mira también, diciéndome lo mismo que Lena pero a través de los ojos, que es mucho más aterrador... No demoro mucho en unirme a ellas, en un abrazo entre nosotras tres, Wanda y yo separadas levemente por Lena, que se encuentra entre nosotras, y no tarda mucho en quedarse dormida.

Wanda y yo nos recostamos y cubrimos nuestro cuerpo bajo las sábanas, y cuando estamos acomodadas nos volvemos a abrazar. Paso un brazo por encima de la almohada, con la intención de  acariciar el cabello desordenado de Wanda. Ella me mira fijamente a los ojos mientras tomo su mechón y juego con él entre mis dedos, con una sonrisa sincera y deslumbrante, de ésas que a mí tanto me gustan.

- ¿Sabes? Tengo el ligero presentimiento de que la tormenta no fue precisamente la naturaleza - susurro muy bajito para evitar despertar a nuestra hija, que yace durmiendo profundamente en su sueño.

- Y si  no es la naturaleza, ¿Qué es? - pregunta Wanda en el mismo tono.

- Fácil; ¿Te acuerdas de Thor Odinson? ¿El compañero que siempre decía que tú y yo tendríamos un futuro juntas?

Ella ríe por lo bajo.

- Sí, y tú y yo nos sonrojábamos y apartábamos la mirada incómodas, y él nos tomaba de los hombros a cada una con un brazo - ríe de nuevo igual de bajito -. Recuerdo eso.

- Pues tal vez haya sido él, que quiso vernos juntas desde un inicio, y ahora provocó una tormenta para que nos abracemos.

Wanda bufa delicadamente.

- Deberías dormir, creo que esto de quedarte despierta te está afectando.

Le muestro mi lengua, ella ríe y ambas nos sorprendemos al sentir a Lena moverse un poco en nuestros brazos y, acto seguido, soltar un resoplido digno de venir de un buey. Esperamos unos segundos hasta volver a sentir su respiración acompasada.

- Shh, vas a despertarla - la regaño, ella hace un lindo puchero.

- Has sido tú la que ha empezado.

- No te atrevas a replicarme, que ya te has olvidado de la tormenta - le sonrío. Ella gira los ojos, visiblemente molesta.

- Es que ante tu toque y tus caricias no hay quien se acuerde de la tormenta.

- Lo sé, soy increíble - le guiño un ojos y mi esposa vuelve a virar los ojos, tras soltar un "Egocéntrica..." -. ¿Qué? Si sabes que es verdad.

- Bueno, que a dormir. Mañana hay que llevar a Lena a la escuela, y tú y yo debemos ir a trabajar - trata de evadir el tema.

- Vale, pero soy increíble.

- Lo eres - se acerca cuidadosamente hacia mí para depositar un beso en mis labios, el cual yo agradezco y continúo por solo unos segundos. Un beso tierno.

Wanda estira su cuerpo para alcanzar a apagar la lamparilla y de un momento a otro la habitación queda en larga penumbra. La única iluminación que inunda el lugar es la de la Luna a través de la ventana, ya que a Wanda al igual que a Lena no le gusta dormir en absoluta oscuridad.

Bueno, la luz de la Luna y el intenso brillo de los ojos esmeraldas de mi bella esposa.

- Buenas noches, Nat - dice antes de cerrar sus ojos.

- Buenas noches, Detka - me acurruco y paso un brazo por encima del torso de Lena, mi mano acabando en la cintura de Wanda y así la tomo y la acerco más a nosotras. Ella gruñe levemente.

- Te amo - susurro lo suficientemente alto como para que lo oiga, pero no como para despertar a Lena.

- Lo sé - ¿Quién es ahora la egocéntrica? -, yo también te amo...

Y así, poco a poco, mis ojos se van cerrando y caigo en un profundo sueño, abrazada a los amores de mi vida.

(...) 

¡Holaa, volví, sí! ¡Estoy viva (por fortuna o por desgracia)!

Nuevo récord de retraso, pero en fin, así soy, lenta. ¿Qué se le va a hacer? Nada, nada me va a cambiar.

Como siempre, espero lo hayan disfrutado y ahora bien, a demás de pedir disculpas por la tardanza, también porque esta parte fue un poco más corta... Espero que aquellas personas con temor a las tormentas tengan a alguien como Natasha que las cuide, las mime y las relaje. Y si no es así, pues se meten a Wattpad, entran aquí y releen este OS, y ya se olvidarán de lo que hay afuera. Porque la lectura envuelve, engancha, hipnotiza, atrapa... 

Una vez más, gracias por tomarse la molestia de pasarse a leer y algunas personas también a votar y comentar a veces. Ya sé que agradezco esto en cada parte de este libro, pero en serio, gracias. 

Y también os animo a escribir como hago yo, que comencé subiendo unos borradores y... Ya ves, ahora lo has leído y, si has llegado hasta aquí, te habrá gustado.

Próxima actualización probablemente en Ojos de culebra, otra historia que pueden encontrar en mi perfil, por si quieren pasarse a leerla.

Por cierto: no firmo autógrafos, pero escribo estos OS y la otra historia ☝️, y también mando abrazos virtuales.

~ Ani

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top