Cicatrices
POV Wanda
Estoy desparramada en la cama, boca abajo y prácticamente sintiendo el sabor de la almohada en mi boca, y no sabe bien. No es mi postura favorita para dormir, lo admito, y tampoco es la mejor para la espalda. Aunque, en mi defensa, ayer fue un día ajetreado, y a penas son las seis de la mañana (creo).
¿Debo levantarme? Sí. Pero no quiero. Es por eso que creo que me quedaré aquí un ratito más, muy cómoda, solo acostada sin dormir realmente, disfrutando de la comodidad del colchón bajo mi cuerpo y el calor de... ¿Natasha?
Ruedo vagamente sobre el colchón, y noto que el otro lado de la cama está vacío; no hay nadie donde debería estar Nat. La sábana está deshecha, lo que confirma que ha dormido aquí, pero, ¿Dónde está ahora?
Rasco mis ojos con los nudillos y me incorporo torpemente hasta quedar sentada en la cama, con la sábana rodeando mi cintura.
Cuando me despierto un poco mentalmente y he abierto los ojos lo suficiente, examino la habitación y compruebo que, efectivamente, no se encuentra en la habitación.
Extrañada y algo aturdida por ser tan pronto, me dirijo al baño, y me sorprendo al ver que la puerta está entreabierta y la luz de adentro prendida. Por otra parte, me calmo cuando veo allí a Natasha, de espaldas a mí; tal vez se ha despertado antes que yo, simplemente. Y se encuentra tan solo en ropa interior, que es otro plus. Un GRAN plus.
Distingo que está frente al espejo, mirándose. Al principio pensé que iba a darse una ducha, o que por el contrario ya se la había dado y estaba por vestirse. Pero esa teoría se esfuma al notar que está más de cinco segundos quieta en el mismo sitio, en la misma posición, mirando fijamente al frente. Lo que indudablemente me extraña. Y no solo un poco.
Entro despacio a la estancia, contando con la suerte de que la puerta deja un margen de espacio por el que yo quepo perfectamente. Cada paso lo realizo con cuidado y en silencio.
- Ey, ¿Qué haces que no estás en la cama abrazándome? - digo abrazándola por detrás y rodeando su cintura con mis brazos. Dejo un beso en su cuello, donde alcanzan mis labios, y la siento tensarse por un segundo, pero casi instantáneamente se relaja - ¿Qué estás, admirando tu belleza?
Hay silencio unos segundos, aprovecho para besar cortamente su cuello de nuevo y la siento suspirar brevemente antes de contestar a mi pregunta.
- Sí - su tono se escucha apenado, lo que me hace dudar, y tampoco ha sonreído cuando la he abrazado por detrás. Algo ocurre, no sé qué, pero pienso averiguarlo.
- ¿Pasa algo? - pregunto con voz suave cerca de su oído. Usualmente eso la pone nerviosa, o le gusta, o la excita. Sin embargo... Esta vez no hay reacción alguna - ¿Mmh? - insisto, volteando un poco mi rostro para ver su cara no a través del espejo de en frente, aunque solo logro divisar la piel de su pómulo (una piel increíble, debo decir).
Tarda unos segundos en contestar, lo que me preocupa y me incomoda, más de lo que imaginé.
- No, no, nada - aparta mis manos de su cintura, sin ser demasiado brusca, pero igual es extraño. Siempre le gustó que la abrazase por sorpresa. Y una vez con mis brazos fuera de encima de ella, se separa y lleva el dorso de su mano por debajo de sus ojos, y al separarla, se encuentra húmeda -. ¿Qué tal has dormido?
- Yo bien, tú... Parece que no - digo examinándola, y es que se ve más cansada de lo habitual.
- ¿Por qué? - pregunta y se vuelve hacia el espejo, observándose, sobre todo el rostro - ¿Tengo ojeras?
- Bueno... Te noto más cansada - me acerco a ella despacio -. ¿No has dormido bien?
- Más o menos - responde secamente.
- ¿Qué significa más o menos?
- Que... - queda callada unos segundos, que se me hacen interminables - Que nada, Wanda, nada. Vamos a desayunar.
Me dirige una sonrisa que se nota que está forzada y trata de salir de la estancia pasando por mi lado, pero la freno tomándola del brazo y para en seco. Nuestras miradas se cruzan, ella se ve sorprendida y, antes de que logre decir nada, hablo yo.
- Sabes que puedes contarme todo, ¿Verdad, Nat? - ella asiente con la cabeza - ¿Y piensas contarme qué te ocurre?
- ¿A qué te refieres? - responde con una ceja alzada - No me ocurre nada.
- Nataska... - le digo casi instantáneamente después de que acabe de hablar, y eso parece cambiar algo en ella.
Toma una profunda inspiración, mantiene el aire unos segundos y después lo suelta poco a poco. Cuando decide mirarme a los ojos, veo los suyos envueltos en una capa de lágrimas, que de seguro no tardarán mucho en caer.
- Nat, ¿Qué ocurre? - pregunto acercándome y tomando sus manos, acariciando sus dorsos con mis pulgares.
- Nada, solo estaba... - su voz algo quebrada solo me preocupaba más - Observando mi cuerpo.
- ¿Tu cuerpo? - pregunto confundida. ¿Acaso hay algún problema con esa escultura en la que vive, que pareciera haber sido hecha por los mismísimos dioses? Vamos, es que su cuerpo ya no es que sea caliente, es que está en llamas.
- Bueno, mi cuerpo... Mis cicatrices - rectifica con la vista fija en el suelo.
- ¿Tus cicatrices? - ella asiente levemente con la cabeza - ¿Cuál es el problema con ellas?
- No sé, solo... Me parecen feas y...
Su voz se corta y es incapaz de continuar hablando, por lo que sigo yo la frase, ya sabiendo lo que va a decir.
- Y te recuerdan a tu pasado - termino y ella asiente. Tomo con ambas de mis manos los costados de su rostro y suavemente alzo su cabeza para hacer que mire directo a mis ojos. Y me duele su mirada -. Natty, lo pasado, pasado está. No volverás allí, no te ocurrirá lo mismo; la historia no se repetirá. No al menos mientras yo esté aquí y pueda evitarlo - limpio un par de lágrimas que han escurrido por sus ojos con mis pulgares, mientras le dirijo una sonrisa, tratando de transmitirle seguridad. Y creo que lo consigo -. Mientras yo esté a tu lado, nadie te va a tocar un pelo, ¿Entiendes? Nadie - remarco - te va a dañar.
- Ya lo sé, Wanda, ya sé que... No permitirías que nada de eso me volviera a suceder, es solo que... - toma una breve pausa al entrecortársele la voz.
- ¿Qué? - la insto con delicadeza acariciando sus mejillas.
- Que... A veces solo quisiera olvidarlo, dejar atrás cada momento de cada situación que me dañó. Apartar esos recuerdos y esconderlos bajo tierra, bajo mucha tierra, pero... - su voz se vuelve muy frágil, pero continúa con un hilo de voz - Simplemente no puedo porque, aunque tú me ayudas bastante, y lo agradezco, de veras... Wanda, yo... No soporto levantarme cada mañana feliz de tenerte a mi lado y que al momento de ir a ducharme esas cicatrices me devuelvan esos recuerdos.
- Nat... No son más que heridas. Heridas muy lejanas...
- No me gusta estar marcada por mi pasado, Wanda, no me gusta...
Algunas lágrimas se deslizan por sus mejillas, y su expresión se transforma; ahora definitivamente está llorando.
La atraigo hacia mí en un abrazo, en el cual ella corresponde y deja caer su cabeza en mi pecho. Busca refugio y yo solo la continúo abrazando y añado lentas y acompasadas caricias sobre su cabello, sabiendo que eso la calmará bastante. Y simplemente dejo que llore y se aferre a mí con fuerza, demasiada quizás, pero no me importa.
Natasha merece ser amada y respetada, llevar una buena vida, la que en su cruel infancia no pudo tener... Y yo voy a ser esa persona que la haga sentir que es mucho más importante de lo que cree. Porque, aunque lo disimule con su ego, ella no piensa que vale para mucho más que para hacer daño... Y eso no es verdad. Con ella, he pasado los mejores años de toda mi vida, y espero que sean muchos más.
Cuando se calma un poco y deja de sollozar, hago que levante un poco la cabeza y que me mire a los ojos; la imagen en verdad duele y ahora parece que no se irá nunca.
Su expresión entristecida, sus pequeños hipidos, sollozos y su acto de sorber la nariz... Los labios fruncidos, colorados e hinchados, y sus ojos rojos, junto con las mejillas sonrosadas empapadas en lágrimas... Hacen mala combinación para mi corazón, lo siento estrujarse adentro de mi pecho.
- Nat... - comienzo tomando despacio su rostro con ambas manos - Tu vida no se define por las cicatrices que tengas en tu cuerpo. Las heridas dicen que hemos vivido, sí, pero solo tú misma sabes por lo que has pasado, cómo y lo mucho que te ha costado. Y esas cicatrices - digo acariciando sus desnudos costados, en los cuales se encuentran algunas marcas de lejanos arañazos profundos, mientras ella parece que no puede contener mucho más sus lágrimas - únicamente indican lo fuerte que has sido y sigues siendo. Lo mucho que has luchado y lo poco que todo lo que ha sucedido ha podido hacer contra ti. ¡Mírate! Si todo lo que te ha pasado te ha logrado dejar tan solo unas cuantas marcas en la piel. Y, después de todo, aquí sigues. A veces pienso que no te das cuenta de lo mucho que vales, Natasha.
Ella baja la cabeza y veo sus hombros temblar. Después oigo el sonido de una gota cayendo al suelo, y entiendo que resulta ser una lágrima que se ha escapado por alguno de sus ojos.
Levanto su mentón con el dedo índice y ella solloza en silencio con la mirada clavada en mis ojos. Nuestros rostros a escasos centímetros de distancia.
- Nat, esas cicatrices te hacen única, y te aseguro que eso me encanta.
Y, acto seguido, me dirijo a trazar un camino por todo su cuerpo, y beso cada cicatriz sobre su piel. Poso mis labios brevemente sobre cada una de las marcas en sus brazos, en los costados, una que tiene en el cuello (me recuerda que esa vez casi no sale de allí viva), por sus piernas... Cualquier herida sobre su piel, allí dejo un beso. Y finalizo por besar ambas de sus mejillas una a una, su frente, su nariz (le encanta que bese esta zona). Y, por último, sus labios, que beso repetidamente, como dando picotazos, y siento que en determinado momento se empieza como a reír. Pero reír, de manera extraña... No sé, creo que está llorando de felicidad.
- ¿Vamos a desayunar? - le ofrezco con una sonrisa amable y ella asiente, devolviéndome el gesto - ¿Qué prepararemos?
- Tortitas - dice decidida, aunque aún con su voz frágil.
Suelto una risa, que provoca la suya. Ella y su obsesión con las tortitas es increíble...
- Está bien, vamos - le digo, dirigiendo mis pasos hacia la puerta.
Sin embargo, algo me frena del brazo y al voltear veo que es la mano de Natasha la que me mantiene fija en mi sitio. Cuando está totalmente segura de que no voy a irme, me suelta.
- Gracias... - dice poniéndose frente a mí y dejando un corto beso en mis labios - Gracias, de veras, detka...
- No hay de qué - respondo con indiferencia -, es lo que haría la mejor esposa del mundo, ¿No es así?
Ella ríe y agacha la cabeza un poco, limpiando las orillas de sus ojos, que de seguro de ellas emanaban lágrimas.
- Va, vamos a desayunar. Seguro estás hambrienta - paso mis dedos ligeramente por su abdomen trabajado. Y tan trabajado...
(...)
¡Holaaa! Ante todo saludos por educación y agradecimiento🤗.
Tardé un poquito más, pero aquí está. Vivo con la esperanza de que a alguien le haya alegrado la tarde.
Este OS es un poco más triste porque mi estabilidad emocional está en números rojos. ¿Buscan culpables? Codex, o
WANDANATSCEO Me estoy leyendo algunos de sus fics y no saldré de allí alegre.
En fin, también he escrito este OS porque lo de las cicatrices de Nat lo había visto ya en algún que otro libro de One Shots. Así que decidí hacer uno mío propio y... Pues aquí está, jeje.
Es un poco más corto que el resto, pero igual, que lo hayan disfrutado, eso es todo lo que espero.
Cuídense, y no se me depriman. Abrazos 🤗.
~Ani
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top