Andamos algo hormonales
POV Wanda
- Ey, Nat - la nombrada se giró hacia mí, sonriente, a lo que yo también copié la expresión -, ¿Me pasas el azúcar?
Ella asintió y se giró de nuevo para tomar el azúcar y entregármelo, con una creciente sonrisa. Yo también sonreí y después me giré a colocar el azúcar en el bol ya preparado.
- Gracias - alargué la palabra.
- De nada.
Noté cómo se acercaba a mí, hasta quedar tras mi espalda. Posó delicadamente sus labios en mi cuello y envolvió mi cintura con sus brazos, mientras yo intentaba que en el bol cayera la cantidad adecuada de azúcar.
- ¿Sabes qué es aún más dulce que este azúcar? - negué con la cabeza, abandonando el bote de azúcar sobre la encimera; ella sabe lo que provoca ese agarre. Y me volteé, quedando mi cuerpo rodeado por sus brazos, y nuestros rostros a escasos centímetros de distancia - Tus labios.
Reí levemente; aún no sé de dónde sacaba Nat esa manera de "ligar" conmigo, aunque ya seamos pareja y tengamos una hija... Y, la verdad, lo de estar comprometida, tener responsabilidades y ser madre (aunque fui yo quien dio a Lena a luz) la han hecho cambiar, en muchos aspectos para bien, en otros para mal. Sin embargo, en cuanto a ese tipo de frases o comentarios, seguía siendo la misma; su sentido del humor no ha cambiado.
- Y... - continué yo con su broma. Metí mi dedo índice en el bol con azúcar y lo dejé frente a ella - ¿Por qué no pruebas ambos, y decides definitivamente?
Nat no tardó dos segundos en introducir mi dedo en su boca, y menos tardó en acabar con el azúcar en él, con una mirada... Bueno, mejor no la describo, creo que se entiende. Mi rusa, tan desesperada como siempre...
Cuando acabó, fui yo quien retiró el dedo, y se quedó a medias mi frase al preguntar qué le había parecido, porque ella atacó mis labios con ferocidad. No pude decir palabra, y cuando me sintió sonreír en el beso, aprovechó la división de mis labios para deslizar su lengua en el interior de mi boca. Y una vez allí, nuestras lenguas comenzaron a combatir por el dominio. Se lo cedí y, cuando percibí que ella ya estaba feliz con el resultado, creyendo que ahora podría explorar cada centímetro de mi boca, me separé.
- ¿Y bien? - pregunté coqueta.
- ¿Cómo que "Y bien"? - dijo imitando mis gestos, visiblemente indignada - ¿Es que hace falta que diga en voz alta cuál me ha parecido más dulce?
- Bueno, en voz alta... - me acerqué suavemente y mis labios terminaron cerca de su oído, para continuar en un susurro allí - O gimiendo cerca de mi oído...
Sonreí al notar cómo su cuerpo se tensaba. Ese vocabulario y mi acento en bajos susurros siempre funciona; sé lo que hacer para volverla loca...
- Podría, pero - ahora posó sus manos en mi baja espalda y acarició aquella zona - debemos terminar el bizcocho. ¿No crees? - asentí lentamente, sin quitar mi mirada de sus ojos.
- Sí, y, después de cocinarlo mientras dejamos que se enfríe... Podríamos calentarnos tú y yo, ¿No crees? Así podrías probar algo aún más dulce - se le iluminó la mirada y asintió levemente, tampoco dejando mis ojos.
Sonreí y dejé un beso sobre sus labios, para después voltearme y continuar con mi trabajo relacionado con el bizcocho, orgullosa. Desde luego si algo sé hacer bien, es hacer feliz a Natasha, lo que me hace feliz a mí también, por supuesto.
Y no es como que no haya un motivo para encontrarme feliz, y... Debo admitirlo, algo horny. Estamos preparando un bizcocho de chocolate; algo clásico, pero a Natasha le encanta, y le gusta más cuando lo preparo yo.
Dice que cocino muy bien, por lo que ella usualmente hace como que ayuda, o trata de ayudar de verdad, pero la mayor parte del tiempo se la pasa observándome. Dice que me veo muy mona con un moño improvisado, mis gafas de lectura para ver bien la receta, en prendas de ropa sencilla y con mis manos trabajando y mi expresión concentrada.
Claro, es muy fácil quedarse ahí parada sin hacer nada, deleitándose con la vista que tiene de mí y después comerse el pastel entero prácticamente sola.
Y, como decía, sí que hay motivos para estar felices. Y el motivo principal es... Bueno, esto va a sonar un poco feo de decir, pero es que Lena se ha ido de viaje con la escuela una semana. Sé que tal vez está un poco mal que me alegre, pero lo cierto es que sin Lena podemos hacer cualquier cosa que se nos ocurra hacer, en cualquier momento y en cualquier lugar.
Por ejemplo, ahora que ambas tenemos día libre, hemos decidido hacer un bizcocho. Porque, en fin, Nat y su obsesión por el chocolate. Pero lo importante es que queríamos, y lo estamos haciendo, sin tener que preocuparnos por que Lena se prepare para la escuela, desayune, se vista... O simplemente por levantarla, que es tarea difícil, y se enfada si la despertamos "mal", según ella.
Suena un poco feo que lo diga así, lo sé, pero una temporadita nosotras dos, a solas, sin nada de qué preocuparnos realmente... Se siente bien, para desconectar y pasar tiempo juntas. De hecho, antes de esta semana, Nat y yo hemos hecho los cambios posibles para tener la mayor cantidad de días libres que se nos permita.
Y, hoy que es uno de esos días, probablemente nos lo pasemos viendo películas, o cocinando (yo más que Nat, por supuesto), o charlando, o... Teniendo sexo.
Y es que sí, en esta semana, por supuesto que también estamos aprovechando para hacer el amor. Unas tres veces al día en promedio. Sé que no es mucho, pero con Lena en casa no podíamos de ninguna manera; tan solo algunas veces que aprovechábamos cuando se dormía pronto. Aunque, incluso así, esperábamos hasta más tarde para verificar que se había quedado dormida profundamente, y por supuesto que tratábamos de hacer el menor ruido posible, por lo que, sencillamente... No era lo mismo.
En cambio, ahora que Lena no está, podemos hacer todo el ruido que queramos. Y en cuanto a los vecinos... Tanto a Nat como a mí nos dan igual; son todos unos infelices, amargados y sexualmente insatisfechos. Por ese motivo les da envidia cuando tenemos sexo; porque ellos no pueden.
Lo cierto es que alguna que otra vez hemos mandado a Lena a casa de sus tíos para poder hacer el amor, con la sencilla excusa de que hacía mucho tiempo que no los veía, tanto a sus primos como a sus tíos. Y aquellos dos nos llaman de pervertidas. Pero, ¿Eso realmente qué más da, si somos unas pervertidas felices?
El caso es que, esta semana, el peliplateado y el marica nos han estado llamando bastante por teléfono. Según ellos, es para ver qué tal nos va, si echamos a Lena de menos, para estar en contacto... Pero, como dije, creen que somos unas pervertidas y que nos pasamos el día follando como conejos. Y eso definitivamente NO es verdad; tres veces al día de media no es tanto, ¡Duuhhh!
Lo que les ocurre es que también ellos son unos infelices e insatisfechos sexualmente, y por eso nos llaman constantemente para interrumpirnos. Y es que puede sonar exagerado, pero ambos siempre llaman excusándose con algo como: "Perdón por llamar, esperamos no interrumpir vuestro momentito sexual", y expresiones por el estilo.
De hecho, hace dos días nos llamaron mientras veíamos una película, obviamente, después de tener sexo. Nos encontrábamos abrazadas en el sofá, viendo la película entre caricia y caricia, y de repente sonó el teléfono de Nat en la mesilla del centro. Cuando lo tomó (con gran pesar, pues Natasha, aunque no lo parezca, a veces es extremadamente vaga) y vio que eran ellos, soltó un bufido.
- ¿Contesto? - preguntó, a lo que yo me encogí de hombros y ella me miró con un puchero y los ojos entrecerrados.
- No sé, Nat. Tal vez quieran algo, o necesiten algo...
- O tal vez solo nos quieren molestar - acabó por mí, mirando al móvil mientras sonaba.
- Tú responde, por si acaso. ¿Qué tan malo podrían decirnos?
Natasha me hizo caso, y contestó la llamada. Al instante puso el altavoz, y se escuchó de inmediato:
- ¡Hey! Lo sentimos, esperamos no haber llamado en mitad de vuestro "momento sexual"... - Clint alargó la última palabra como burla. Nat rodó los ojos.
Se escuchó entonces movimiento desde el otro lado de la línea, como si alguien se estuviera incorporando en la cama. Y seguido, a Pietro:
- Momento pasional, amor, momento pasional - corrigió también en tono de burla, provocando que Clint riera ante eso.
- Y bien, ¿Qué-? - iba diciendo Clint cuando acabaron de reír, pero la llamada fue rápidamente cortada por Nat, y el móvil acabó siendo silenciado y arrojado a una esquina de la estancia.
- ¿Por dónde íbamos? - preguntó Nat como si nada hubiese ocurrido e instantáneamente continuamos con nuestras caricias y volvimos a prestarle atención a la película.
- Si supieras lo bien que te ves cocinando, detka... - escuché el comentario de Natasha detrás de mí, sacándome de mis pensamientos. Cuando me giré, la vi mordiendo su labio inferior y recorriéndome descaradamente con la mirada.
- También tú podrías ayudar un poco - repliqué algo molesta.
- Prefiero disfrutar las vistas... - comentó sin apartar su mirada de mi cuerpo.
(...)
Después de cocinar el bizcocho y de unos deliciosos dos orgasmos por parte de cada una, nos tiramos en el sofá a ver una peli mientras comíamos el bizcocho que habíamos preparado; ya estaba frío, y bastante esponjoso. Y, como no está Lena, sí se puede comer en el sofá.
Con un brazo tras el cuello de Nat y mi otra mano sosteniendo lo que me quedaba del pedazo del postre, posé en ella mis ojos al notar que no hablaba ni se movía lo más mínimo. Me fijé entonces en que tenía la mirada perdida; se encontraba como mirando a la nada.
Es extraño, ella no suele quedarse así de callada ni con esa expresión de... ¿Tristeza? ¿O pena? ¿O sencillamente inexpresiva? No sé, no encuentro las palabras correctas para describir su rostro en estos momentos.
Oh, mierda, ¿Tan mal lo he hecho? Sé que he perdido práctica y que no es lo que era a los veinte, pero tampoco como para esa expresión, ¿No? Igual solo no he logrado estar a su altura...
- ¿Nat?
Al llamar su atención, ella voltea rápido. ¿Acaso la habré pillado sobrepensando algo? ¿O es mi teoría de antes? No sé cuál de las dos opciones me da más miedo, en realidad...
- ¿Mmh?
- ¿Ocurre algo? - pregunto sin poder evitar la breve risa nerviosa que emana de mis labios.
- ¿Algo..? - pregunta confundida, con sus ojos en los míos.
- Algo conmigo - aclaro, y comienzo a jugar con la manga de mi sudadera, que es de las pocas prendas que llevo puestas. La única que no es ropa interior -, o algo contigo. Algo... No sé... ¿No te ha gustado? ¿He hecho algo mal o..?
- ¿Qué? - la veo muy sorprendida; no me digas que la volví a cagar - Por supuesto que no, si fuese así te lo diría. ¿Por qué dudas? - añade la pregunta tras una breve pausa.
Me encojo de hombros con simpleza.
- No sé, es solo que... Se está como... Volviendo popular eso de fingir los orgasmos.
A Nat le sorprende notoriamente mi comentario, y a mí no me sorprende que a ella le sorprenda, la verdad.
¿Otra vez la he vuelto a cagar? Claro que sí, si a este paso se va a convertir en mi rutina diaria, seguro...
- Claro que no es eso; puedes estar segura de que me encantó y nunca te haría eso - asiento, avergonzada (sin sentido, realmente) -. No es eso, es solo que... - suelta un suspiro y emana una sonrisa nostálgica - Lena es un bicho travieso, pero estoy empezando hasta a echarla de menos.
- No es extraño, es tu hija. Yo también la echo de menos.
- Es que... La casa no es igual, simplemente. No es lo mismo sin ella corriendo por el pasillo, aunque le digamos que no lo haga. No es lo mismo sin ella pidiéndonos merienda constantemente. No es lo mismo sin sus pucheros ni sus rabietas, ni sus risas y sonrisas, y también quejas... - suspira cortamente - No es lo mismo.
- ¿Quieres que la llamemos? - sugiero y su mirada se ilumina - Bien, si no es muy tarde, llamamos. Tráeme el móvil.
Nat asiente de inmediato y sale corriendo de mi regazo a buscar mi o su teléfono para poder llamar a los profesores de Lena.
Es adorable, parece una niña pequeña corriendo hacia el árbol de Navidad en la mañana del veinticinco de diciembre. Me recuerda tanto a ella...
(...)
Tras la llamada, Nat parecía más relajada, más tranquila... Tanto que se durmió aunque a penas eran las nueve de la noche.
Su rostro de ilusión y emoción al escuchar a Lena de nuevo en tantos días... No tiene precio.
Ambas son inmaduras y adorables a la vez. Ingeniosas y trabajadoras cuando quieren, y otras veces la pereza las vence.
Estuvieron hablando por más o menos media hora, y Lena conmigo unos diez minutos... Favoritismo, está claro, duhh.
Pero se contaron un montón de cosas, las cuales Nat me contó a mí también, con ese brillo característico en sus ojos y esa sonrisa que me llena el alma... Yo la escuchaba atentamente y expresando mi felicidad en el rostro sin discreción.
Lo importante sin duda es, que las dos están felices. Y si ellas están felices, yo también estoy feliz. Porque el amor es eso, ¿No? Desear que la otra persona sea feliz. Y todo lo demás no son más que tecnicismos.
(...)
¡Bueenaaas, primer OS del año! ¿Tarde? SÍ, pero más vale tarde que nunca (o eso dicen 🙄).
Espero que hayan tenido unas felices fiestas, y gracias por pasarse por aquí.
Este OS tuvo su parte bonita y linda, sí... Peeeero la hormonal no me la quita nadie.
¿Debería hacer una segunda parte? Dejen su opinión.
~ Ani
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top