Detrás de la Guerra
Un bofetada de impotencia lo despertó de la forma más insensible posible, el sudor bajaba a mares por su frente. Su corazón apunto de estallar en un mar de emociones se contrajo con rudeza, el impulso de vomitar lo hizo levantarse lo más pronto posible hacia un árbol que se encontraba apenas a unos cuantos metros de él.
Su garganta ardía al igual que las mega floras Pyro, apena en cuanto se logró recomponer ahogó un grito, para acto seguido golpear el tronco del árbol, un pequeña chispa eléctrica resquebrajó desde la base hasta la punta, en un soplido de viento, su puño estaba al vacío. El ave que estaba descansando allí salió volando tan pronto como pudo.
—Teppei...
La imagen de su camarada lo torturó de nuevo, otra vez sus recuerdos le quitaban el sueño sin su consentimiento. La luna que se alzaba majestuosamente sobre el suelo era opacada por inmensas nubes, la poca luz que le llegaba fue arrebatada, dejándolo en su propia miseria. Una consecuencia de guerra.
. . .
La manzana que hacía un par de horas había rodado por el suelo, ahora era consumida en su totalidad por la pequeña acompañante del viajero, Paimon.
A pesar de su aparente normal aspecto, chico rubio de altura promedio, con la peculiar habilidad de controlar varios elementos, pero aún y con eso, no pudo más que quedarse a espectar como su amigo cedía su fuerza vital con tal de demostrar lo que valía. La manzana que él había tomado para su desayuno solo contaba con dos mordiscos hechos más por la necesidad que por el goce de su sabor. Intentó calmar su mente cerrando los ojos, la calma inundó por unos breves instantes.
La ropa estaba empeda y su amiga de pelo plateado ya había desaparecido.
—Lluvia... —resopló con desgano y empezó a caminar.
Las gotas que vertiginosamente aumentaron tanto en cantidad como fuerza de caída lo obligaron a buscar refugio cerca de un enorme árbol. A lo lejos en el cielo, las nubes oscuras no tenían pinta de que irse muy pronto.
—Debería ir a la relajatetera —se dijo a sí mismo.
—¿Y quién me ayudará entonces?
Con sorpresa se giró para atrás, asomándose a un costado del húmedo tronco, la Suma Sacerdotisa de Watatsumi lo miraba con unos grandes ojos azules como el océano. Tenía una pequeña sonrisa y cara de cansancio.
—¿Ko-Kokomi? —balbuceó incrédulo—. ¿Qué haces aquí?
—Esto... planeando una estrategia —dijo rápidamente siendo por completo de su "escondite"—. No tenía ganas d estar en mi cuarto.
—No creo que sea buena idea que te mojes, podrías pescar un...
Una mirada entre juguetona y al mismo tiempo sarcástica lo hicieron callar. Bajó la mirada avergonzado, no había pensado muy bien en sus palabras.
—Creo que cuando buceo tocó más agua —se llevó la mano al mentón—. En fin, ¿me puedes ayudar, viajero?
—Aether...
Resignado se tiró al piso usando el tronco como espaldar, con un intercambio de miradas la peli rosa entendió que debía de asentarse a su lado y eso hizo. Sacó su libreta enseñando varios dibujos al rubio.
Se pasó 15 minutos explicando y señalizando cada punto del primer mapa, el chico con la cara más roja que nunca ni siquiera se atrevió a preguntar o hacer alguna clase de ruido. Su mente le decía que se quedara callado para evitar problemas, pero su moralidad le estaba presionando.
—Kokomi —susurró—. T-Tu... ro-ropa...
—¿Eh? —interrumpió su monólogo—. ¿Qué decías?
—S-se ve tu ropa —se tapó la cara con las rodillas y al mismo tiempo que la abrazó con mucha fuerza.
• • •
Tan solo había transcurrido una semana desde aquel incidente, y ninguno de los dos quería mirarse a lo ojos. De manera deprimente, lo único que ayudaba al chico a olvidar ese suceso era visitar la tumba de su antiguo camarada.
Ubicada cerca de los cimientos de un árbol joven.
Su cuerpo se estaba tensionando de nuevo, la sensación de vomito lo tenía acorralado en la pared, cuando entonces un apretón de manos lo eyectó de su estado de trance.
—Sabía que estarías aquí, Aether —su excelencia reafirmó su acción entrelazando los dedos—. Lamento que esto haya sucedido, si hubiese sido más...
—Si algo no hubiera pasado, ahora estaríamos lamentando otra cosa —cortó el viajero—. Solo nos queda aceptar que ya no está.
Por fin una conversación que no decayera en huir lo más rápido para evitar recordar el cuerpo de su excelencia.
—Gracias.
—¿Por qué deberías de agradecerme?
—Por darme energía —respondió Kokomi sonriendo—. Aún con tantas bajas y con la moral de muchos por los suelos fuiste capaz de seguir luchando, les diste a los soldados fuerza... a mí también.
—Bu-Bueno, no soy tan malo con la espada.
Duraron ahí un par de minutos más antes de salir ambos caminando, en un punto llegaron a la playa, varios cangrejos habían bajo la arena para no ser capturado, mientras que las olas iban y venían dejando la arena mojada.
Kokomi buscó el sol con la mirada, y al dar con el pensó un par de segundos <<tengo tiempo>>.
Con entusiasmo, se llevó consigo al rubio hacia el agua, los pasos se habían cada vez más lentos, hasta que estuvieron completamente sumergidos. Aether que ya estaba por buscar aire en la superficie se vio envuelto en una burbuja. A su lado la peli rosa lo sostenía de la mano señalando la nariz.
Tomó un respiro. Efectivamente había aire.
Se fueron hundiendo de a poco, cada vez que miraban algún pez extraño, Kokomi le explicaba al chico todo acerca de este. Hasta que en alguna parte del recorrido, la única fuente de luz era el brillo de la visión hydro de la chica. Sin importar hacia donde mirase, solo la oscuridad del océano inmenso parecía reinar.
A pesar de no querer aceptarlo, le generaba alivio y tranquilidad sostener la mano de la chica, durante todo el tiempo desde que se habían encontrado.
—¿Qué te pareció? —preguntó muy feliz.
—Increíble, toda una aventura digna de ti, Kokomi.
Aún con la poca luz, logró ver un pequeño sonrojo por parte de ella.
—N-No digas eso.
—Lo dejaré de decir cuando sea mentira —dijo divertido el chico, atrayendo a la peli rosa—. En tu libreta no parece ir en contra de mis palabras.
—¿La leíste?
—Lo suficiente, creo —la atrapó en un abrazo, cambiando su consonancia a Anemo, su arete cambió su color también.
—¿Qué significa lo suficiente...? —una corriente de aire sopló su rostro.
—Significa —acercándose a sus labios sintiendo la respiración agitada de Kokomi—. Que pude pensar una estrategia para ayudarte.
La besó delicadamente, tomándola de la cintura para acércala, y asegurándose de que la burbuja no explotara y el por consiguiente muriera.
<<Esto será... más infinitos puntos de energía>> logró pensar antes de hundirse más en el agua.
No querría salir en un corto plazo.
FIN
KokomiGOD, los demás son mamadas.
No lo digo enserio nada de hate cada quien juegue con lo que quiera 🗿.
Espero les haya gustado, debía este fic desde hacía casi medio año, sorry XD
GottoCatch
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top