The barista - 2yeon

Prólogo

"Nayeon descubre una cafetería cerca de su universidad y cuando decide darle una oportunidad conoce a una encantadora barista que le robará el corazón"

-Historia basada en Jeongyeon siendo barista en la cafetería de su amiga.

-Esta historia contiene una escena para mayores de edad, es leve pero si no tienes +18 te recomiendo no leerla o hacerlo con discreción.

Espero sea de su agrado.

Disfruten.




Nayeon POV

Otro suspiro sale de mi boca, odiaba a Freud y sus mil teorías sobre mil y un cosas que ahora ya no se me hacían relevantes. ¿En qué estaba pensando cuando escogí esta horrible carrera? Oh sí, la presión de mi madre para seguir la carrera de la familia, psicología.

—Te ves horrible— la voz de Tzuyu interrumpe mi lectura, levantó la cabeza y me encuentro con la pelinegra sorbiendo un trago de café frío. Yo solo puedo rodar los ojos, no estoy de humor para sus comentarios sobre mi apariencia— Oh vamos, no me mires así, Nayeon. Llevas apenas dos minutos de haber empezado y ya no puedes continuar, me fastidias un poco. ¿Al menos dormiste más de dos horas?

—Mira, poste de luz— digo sin importar el ceño fruncido de la más alta al escuchar la forma de dirigirme a ella— no estoy de humor para tus chistecitos, y no, no pude dormir más de dos horas. Él examen de bioquímica que presenté hoy me impidió mis tan deseadas horas de descanso, así que si no te importa, tengo que entregar un reporte de lectura sobre el estupido de Freud y su miserable vida.

Tzuyu solo asiente y no dice nada por el resto de la mañana. No me malinterpreten, hemos sido amigas desde que comencé la universidad, pero había días en los que no nos soportabamos. Era la naturaleza de nuestra amistad.

Horas después mi día termina, con más tareas, más libros para terminar y mi deseo de salir de la rutina. Salgo de la universidad, con la mochila llena de material para completar mis deberes, Tzuyu había salido más temprano pues tenía que encontrarse con su novio así que no me podía llevar a casa.

Comienzo a caminar fuera del centro universitario, con mis audifonos puestos y "about damn time" sonando dandome una respiro por su ritmo tan alegre, tomo la ruta habitual pero una de las avenidas principales está cerrada por la reparación del asfalto, resoplo y sé que tengo que tomar una vía alterna, dobló una cuadra a la derecha y sigo caminando, después a la izquierda. El volumen de mis audífonos disminuye, pues aunque la luz del día ilumina el camino, tengo miedo pues no conozco mucho estas calles.

Aunque eran muy pintorescas, no sabía que había tantos negocios cerca, paso por un pequeño establecimiento donde leían las cartas y más adelante me encuentro con un local blanco. Un tripie me hace parar elevo la mirada y me encuentro con un enorme letrero de color verde con el nombre de la cafetería "Angie", fuera de dicho local se encuentra la promoción del día de aquella cafetería "En la compra de cualquier café del menú, te regalamos un pay de durazno" los ojos se me iluminaron pues apenas había comido el día de hoy, además en cas tendría que preparar algo pues el día anterior me había acabado las sobras de la comida. Además puedo estudiar en una de las mesas.

Sin pensarlo mucho más ya me encuentro en el interior del local, las paredes eran completamente blancas y por todos lados había plantas haciendo una hermosa paleta de colores. Camino hacía la barra y ahí se encuentra una mujer de espaldas, parece que no ha notado mi presencia a pesar de la campana que sonó al pasar por la puerta. La mujer era alta, con una cola de caballo atando sus mechones de pelo rubios. Parecía muy concentrada moliendo algunos granos de café, haciendo que el lugar se perfumara con la fuerte esencia de la cafeína.

—Ejem— Carraspeó tratando de llamar su atención, y lo logró. La mujer se voltea y se sorprende al verme frente a la barra, definitivamente no me había escuchado— Buenas tardes— le doy una sonrisa tratando de suavizar la situación, no quería ser grosera con ella.

—Buenas tardes, disculpe, no la escuché cuando entró— sonrió mientras rascaba su nuca, tenía las mejillas sonrojadas por la vergüenza que la invadía.

—No se preocupe— le respondo esperando que vea que no me ha molestado. Yo soy mil veces más distraída que ella muchas veces. La mujer es muy hermosa, tiene rasgos finos, ojos pequeños, una nariz pequeña también y unos bonitos labios no muy gruesos pero tampoco demasiado delgados. Viste una camisa de manga corta de color negro y unos pantalones del mismo color y sobre su conjunto un bonito delantal colo café claro. Y una pequeña pieza de color plata revela su nombre "Jeongyeon"

—¿Qué le puedo ofrecer el día de hoy — su pregunta me toma un poco por sorpresa, su belleza había absorbido toda mi atención, bajo la mirada tomando una respiración profunda.

—Yo...yo— Excelente Nayeon, ahora estás tartamudeando frente a la bonita barista— En realidad quería saber si me puede recomendar un café, me gustaría la promoción del día pero no sé mucho sobre eso así que...— digo sin saber qué más decir, su mirada está posada en mi y me pone sumamente nerviosa de la nada.

—Mmmm— pone su mano en la barbilla, indicando que está pensando en su respuesta— Depende de sus necesidades es lo que le podría recomendar— finaliza sin darme una respuesta concreta sobre lo que debo pedir.

—Casi no dormí y estoy algo estresada por la universidad— siento que esta conversación está durando mucho, mis orejas calientes al igual que mis mejillas me piden a gritos que me aleje de la rubia si no quiero desmayarme ahora mismo.

—Entonces podría prepararle una infusión de matcha con un shot de expresso, el matcha puede ayudar a su estrés y el shot podría ayudar para que la mantenga despierta.

—Está bien, que sea frío y para consumir aquí por favor—ella anota todo muy rápido en una pequeña libreta— ¿le molesta si uso la conexión a internet? Me gustaría estudiar mientras estoy aquí— estoy segura que sigo más roja que un tomate. Ella asiente y me pasa un pequeño papel donde está la clave del Wi-fi.

Me voy a una mesita rápidamente, no sin antes darle las gracias. ¿Qué te pasa Nayeon, desde cuándo las chicas lindas te ponen nerviosa? Dejo de pensar en eso y me instalo en una mesita que se encuentra a un lado de una ventana, prendo mi computadora y saco algunos apuntes para comenzar a estudiar.

De vez en cuando mi vista viaja a la barra, donde esta Jeongyeon preparando lo que le he pedido, por una puerta de servicio aparece una pequeña mujer de cabello corto y negro, parece darle indicaciones a Jeongyeon, no viste igual que ella. Creo que es su gerente por la manera en la que inspecciona su área de trabajo. Me doy cuenta que las estoy observando mucho cuando ambas voltean a verme, soy la única persona en el establecimiento. Desvío la mirada y me concentro en mi computadora.

Cuando por fin logro sumergirme en mis estudios, Jeongyeon aparece con mi pedido, dándome una sonrisa que hace que me sonroje, de nuevo.

—Aquí tienes, no me diste tu nombre así que no te pude llamar.

—Mi nombre es Im Nayeon— le digo, aunque no me lo haya preguntado, tomo el vaso de la infusión de matcha con café.

—Yo soy Jeongyeon— asiente mientras lo pronuncia de una manera muy segura.

—Lo sé— me doy una palmada mental, seguro pensará que soy una loca. Pero lo que escuchó en respuesta es una pequeña risa, que llena la pequeña burbuja que hemos creado.

—Jeongyeon ¿qué te he dicho de coquetear con las clientas?— La voz de la pequeña mujer hace que tanto la barista como yo nos sonrojemos— ¿Te está molestando, linda?— esta vez se dirige a mi, yo solo puedo negar bajando la cabeza.

—Jihyo, dejala en paz por favor— dice en un susurró negando con la cabeza antes de voltear a verme de nuevo— Enseguida le traigo el pay de durazno.

Y desaparece hacía la barra, Jihyo la sigue por detrás riñendo la forma en la que le habló, yo solo puedo tomar aquel vaso alto y darle un sorbo, deleitándome con el sabor de la combinación cautivando mi paladar, esa mujer sin duda sabía cómo hacer un buen café. Dejo el vaso y abrió un documento en el que estaba trabajando.

Pasaron unos minutos cuando Jeongyeon apareció de nuevo, esta vez con una rebanada de pay de durazno.

—Aquí tiene señorita Im— su apellido sonaba bien viniendo de ella— espero que lo disfrute, estoy a sus órdenes, y disculpe por la imprudencia de mi jefa...ella a veces no tiene filtro— hablo demasiado rápido mientras frotaba sus manos a la altura de su estómago. Bonita y tierna.

—Está delicioso, Jeongyeon y no se preocupe, al contrario le agradezco su atención.— es lo único que digo antes de que ella de la vuelta y me deje sola otra vez.

Pasan un par de horas y el vaso está vacío, así como el plato donde antes yacía ese pedazo de pay, me logro concentrar al punto de terminar el documento que me faltaba y dos tareas más. La barista no apareció más, y yo tampoco la busqué con la mirada. Es hora de irme a casa pues el sol no tarda en ocultarse. Me levanto de la mesa y estiro mis músculos, empaco mis cosas en la mochila que siempre llevo conmigo y llego de nuevo a la barra donde puedo ver a Jeongyeon detrás de esta, se encuentra sentada en un banco viendo muy concentrada su celular.

Carraspeó mi garganta como cuando llegué aquí un par de horas y de nuevo llamó su atención, esta vez Jeongyeon no tenía signos de tener vergüenza.

—¿Me podrías cobrar por favor?— preguntó y ella se acerca a la caja, estoy sacando mi cartera esperando que me diga cuánto tengo que pagarle.

—No, no te puedo cobrar— dice y levantó la vista sorprendida. ¿A que se refiere con que no puede? Ella debería saber el precio de sus productos. Y antes de que pueda decir algo, dice algo que me deja muda— Va por mi cuenta, Nayeon.

Sonríe de una manera amplia, mostrándome sus perfectos dientes, y terminó de caer por ella, ¿esto es el amor? Que estupida, la conozco hace dos horas.

—No puedo aceptarlo— digo estirando mi mano con un par de billetes, puede que 10 dólares sea mucho por el café pero no estoy dispuesta a aceptar algo que probablemente a ella se le podría descontar de su sueldo. Ella niega con la cabeza y se aleja de la barra, donde yo no la puedo alcanzar.

—No los tomaré, mejor guarda el dinero y con eso viene a visitarme otro día. Me encantaría volver a verla y prepararle algo diferente— me quedo sin aliento y siento mis mejillas calentarse, como por décima vez en el día— claro si es que tu quieres.

—Me encantaría, y por favor llamame Nayeon— digo dándole la oportunidad de usar lenguaje informal conmigo, siento mis mejillas ardiendo de tanto sonreír y ella me mira también con una sonrisa— Volveré y muchas gracias por invitarlo, después me tocará a mi.

—Ni lo pienses, Nayeon. Con que vuelvas esta bien, tienes que probar los paninis de selva negra que preparo— ya no sé qué decir, me siento como una adolescente teniendo su primer crush.

—Tengo que irme, nos vemos pronto— le afirmo y ella por fin me deja ir, salgo del local con el corazón desbocado, el estómago lleno y unas cuantas mariposas revoloteando en mi pecho.

Pasan varios días y como prometí, vuelvo a la cafetería, y después de eso; se volvió una rutina ir a "Angie" al menos dos veces por semana. A veces había muchas personas y otras veces parecía que la cafetería era reservada solo para mi por horas.

Jeongyeon tenía una personalidad encantadora, me había contado que la pequeña mujer era la dueña del establecimiento y que había nombrado su cafetería en honor a un cactus muerto.

—No miento cuando te digo que lloro por semanas por el cactus que dejó morir— decía entre carcajadas mientras limpiaba sus lágrimas falsas, yo la veía del otro lado de la barra con una mano sosteniendo mi mentón, su risa me hacía sonreír también.

Pasaban días y yo seguía yendo, me contaba cosas sobre su vida, como que conocía a Jihyo desde preescolar y que por eso era tan liberal con ella "aunque a veces es un dolor de culo", me cuenta con una sonrisa que refleja nostalgia y cariño.

Nuestra primera vez viéndonos fuera de "Angie" fue cuando la invité a pasar un sábado en la tarde en mi casa, ella no dudo en aceptar. Nos encontramos sentadas en el sofá de la sala en mi departamento escogiendo qué película ver, cuando un pensamiento pasa por mi cabeza y no puedo evitar quedarme callada.

—Jeongie— pronunció el apodo que le di hace unos días, llamando su atención. Se gira hacía a mi, lleva su cabello suelto y una sudadera de color azul claro, sus ojos miran los míos y su boca forma una sonrisa, es tan hermosa incluso cuando hace lo minimo. Trago grueso antes de armarme de valor.

—¿Qué pasa, Nayeon-nni?— pregunta la barista, curiosa.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos?—la rubia asiente, sonriendo en el proceso, pasa su brazo por mis hombros y me acerca más a ella. Se me corta la respiración, era la primera vez que estábamos tan cerca y su aroma invade mis fosas nasales. —¿Es cierto lo que dijo Jihyo? ¿Coqueteas con chicas en la cafetería?

Jeongyeon se tensa, mi pregunta no le ha gustado, hace una mueca con los labios. ¡La cague! Empiezo a entrar en pánico cuando pasan segundos y no recibo respuesta de mi Jeongie, se cubre la cara con las manos, deshaciendo el abrazo. Trago saliva y empiezo a sudar, cuando veo sus hombros temblar. Sé que está llorando, pero una pequeña risa me confunde...¿Acaso ella..? Y después de eso empieza a reír a carcajadas. ¿Qué le pasa?

—Oh Nayeon-nni— dice mientras descubre su cara y veo pequeñas lágrimas en sus ojos, pero la sonrisa que tiene me hace saber que se está riendo de mí— ¿Te preocupa que sea coqueta con otras personas?

Me quedo helada ¿qué clase de pregunta es esa? Claro que me preocupa, es una mujer hermosa que tiene un trabajo donde constantemente interactúa con jóvenes.

—Desde que te conozco, deje de hacerlo— su voz no me deja responder, respiro un poco mejor ante su confesión— Y la razón es porqué tu me gustas.

Me dice sin que se lo pregunté, sonrió y la abrazo, dejándome envolver por la suavidad de su sudadera color azul y ella me corresponde.

—Tu también me gustas, Jeongie— le susurro y siento como me aprieta más entre sus brazos, olvidamos la película y nos dedicamos a sentirnos más cerca.

Después del encuentro en mi casa, llegan los exámenes. Sigo frecuentando "Angie" a veces llevando a Tzuyu quien ya conoce a la "mujer que me hace suspirar" según el poste de luz. Pasamos tardes enteras en el establecimiento, Jihyo conoce a Tzuyu y se hacen amigas.

Jeongyeon y yo seguimos hablando, le cuento sobre mi carrera y porque la odio. Hablo de la vez que viaje a México y casi termino intoxicada por un platillo llamado "torta de tamal", ella me platica sobre su infancia, su hermana y su gato llamado Bami. Habló sobre la presión que siento por seguir la profesión de mi familia y terminó llorando en sus brazos en aquel restaurante que me llevó a conocer

Ella me dice que no haga cosas que no desee con el corazón, sus palabras mueven mis emociones, pasamos noches hablando por videollamadas mientras yo hago tareas y ella construye legos. Nuestra relación se fortalece y un día todo cambia. Estamos en su departamento, que comparte con su extraña amiga llamada Momo, estamos en la habitación de mi barista preferida, sentadas en su cama, frente a frente.

—Sé mi novia, Nayeon-nni— su dulce voz me envuelve, me hace levitar, mi corazón late tan rápido que siento que se sale de mi pecho. No sé qué responder así que mi respuesta es entregada a través de mis labios.

Me muevo rápido, inclino mi torso, una de mis manos toma su cuello y otra su rostro, acercandola hasta tenerla a milímetros, antes de hacerlo miró sus ojos, ella los cierra esperando mi siguiente movimiento. Suelto un suspiro cuando por fin siento la suavidad de sus labios, esa sensación lleva corrientes de electricidad por todo mi cuerpo. Es un pequeño toque, presionando sus labios con los míos.

Ella lleva sus manos a mi cintura y me atrae a su regazo, abre la boca y toma mi labio inferior entre sus dientes, jalando un poco y sé que es mi fin, pues el jadeo que sale de mis labios es la prueba de que necesito más. Pasamos la tarde así, dándonos besos cortos, algunos largos y otros llenos de deseo, sin llegar a más. Nos abrazamos y nos decimos te quiero entre la oscuridad que llena la habitación de mi ahora novia.

—Ella te hace muy feliz— Tzuyu me dice, tomando su habitual café frío, estamos en un área de la universidad, viendo cómo algunos alumnos corrían de un lado a otro persiguiendo un gato que entró por accidente al lugar— Me alegro por ti Nayeon.

Habían pasado ya varios meses de conocer a Jeongyeon y tres desde que comenzamos a salir, muchas cosas habían cambiado, ahora parecía una mesa más en "Angie" de tanto tiempo que pasaba ahí, mi novia y yo solíamos pasar mucho tiempo juntas, había conocido a sus amigos además de Momo y su novia Chaeyoung. Ella conoció a mis amigas también y ahora muchas veces coincidimos en reuniones.

—Dejé la universidad— digo de repente, estamos en mi cocina haciendo palomitas para la película de hoy. Mi novia deja el celular y me mira con ojos de cachorrito.

—¿Cómo estás? ¿Te dijo algo tu mamá? ¿No te sientes triste?— me bombardea con preguntas, está preocupada, lo puedo ver por la forma en la que toma mi cabello, pasa sus manos por mis hombros y termina acariciando mi cara. Sabe que este tema es difícil para mí.

—Mi mamá ya lo sabe, estoy bien y no estoy triste— contestó todas sus preguntas de una vez, tomando su cintura y sonriendo para probar que yo no estoy preocupada— A mamá no le pareció pero le dije que no haría algo que no hiciera feliz a mi corazón.

Ella sonríe, ambas recordamos aquella frase que me dijo hace algunos meses y me besa. Las películas van y vienen, así como las estaciones del año. Nuestra relación florece con cada llamada, con cada cita y cada beso.

Estamos en mi departamento de nuevo, ahora es invierno y el frío de Seúl es intenso afuera, pero en mi habitación, en mi cama con ella encima de mi, parece que hemos llevado el infierno a la tierra. Nunca habíamos tenido sexo, hasta ahora. Si bien nuestras sesiones de besos siempre terminaban en ambas jadeando, ninguna quiso dar el siguiente paso, pero hoy, cuando Jeongyeon comenzó a besar mi cuello con hambre, las dos decidimos continuar.

—Jeongyeon, por favor— digo jadeando, llevamos mucho tiempo jugando con la otra, besando nuestros cuerpos, nuestros pechos, apretando aquí y chupando allá . Ella me complace y se funde en mi con sus dedos profundamente y su otra mano tomando mi cara. Gimo y ella le pone más empeño a su trabajo, entierra su cara en mi cuello en un intento de ahogar sus propios gemidos moviendo sus caderas sobre mi muslo.

Me vengo cuando me dice que lo haga, se retira de encima mío con un brazo cubriendo sus ojos, piensa que hemos terminado pues trata de envolvernos con la sábana que habíamos desechado hace unos minutos. Tomo sus manos y me coloco sobre ella, me burlo de su cara de sorpresa y antes de que pueda negarse (aunque es evidente que no lo iba a hacer) ya me tiene entre sus piernas, devolviendo el placer que me ha dado.

Sus gemidos llenan mis oídos "Nayeon-nni, Nayeon" dice mientras mueve sus caderas contra mi lengua, me siento orgullosa de sus reacciones, indica que lo estoy haciendo bien, me alejo de la rubia y ella gruñe por la falta de contacto, pero en cuanto me introduzco en ella no puede hacer más que apretar los ojos. Cuando se corre me doy cuenta de lo mucho que la amo, que quiero ser la que siempre la haga tener orgasmos. Ahora soy yo la que nos cubre con la sábana, aunque seguimos sudando sé que el frío nos invadirá pronto. Ambas caemos dormidas.

El cambio de universidad fue duro, pues tuve que alejarme de Tzuyu. Nos veíamos de vez en cuando en "Angie", le platicaba sobre la carrera de literatura que había comenzado y ella me contó que ahora sabe a qué campo laboral quiere pertenecer cuando termine su carrera.

Mientras tanto Jeongyeon y yo decidimos visitar a mis padres después de cumplir los siete meses de relación, ella está nerviosa mientras acomodo su cabello esperando a que mis papás abran la puerta. Le pido que se relaje y sea ella misma.

—Adelante querida— le dice mi papá a la rubia, quien lo saluda cordialmente y entramos a la casa donde había crecido.

Pasamos la tarde en la casa de mi infancia. Mamá se encarga de mostrar cada foto de mi infancia alegando que Jeongyeon debería conocer mi verdadero yo para saber si quería pasar su vida conmigo, una niña inquieta y a veces caprichosa, ruedo los ojos ante eso pues ya tengo veintiún años. Mi paciencia se termina y arrastro a mi novia fuera de la casa, escuchando las risas de mi padres, han logrado avergonzarme.

—¿Así que de pequeña comías tierra eh?— pregunta aguantando la risa y yo le suelto un golpe en el brazo mientras caminamos por las calles. Ella me besa y hace que relaje mi ceño— En mi defensa, pasaría todas mis vidas conmigo, cariño.

Con eso logra hacerme sonreír y olvidar el percance de mi fascinación por la tierra a los cuatro años.

—Yo también lo haría, Jeongie.

Pasan meses, más cafés, más matcha. Los meses se convierten en años y nuestra rutina en "Angie" se convierte en nuestra rutina compartiendo departamento, casi termino mi carrera de literatura y la cafetería pronto abriría dos sucursales más.

Jeongyeon me cita en el lugar que nos conocimos, dice que es importante que la ayude a escoger una nueva planta para el establecimiento, después de años de trabajar ahí seguía amando las plantas y preparando café, era su pasión.

Llegó a "Angie" y lo encuentro solo, últimamente siempre estaba abarrotado y por eso se había apostado por más sucursales, pero hoy parecía un simple local empezando. Me coloco en la mesita de la ventana, esperando a que Jeongyeon aparezca, pues no la veo por ningún lado.

Mi mirada está en la calle, específicamente en un pequeño perrito que corría de un lado a otro persiguiendo una mariposa.

Un vaso con una bebida muy conocida y un pay de durazno siendo colocados en la mesa captan mi atención, subo la mirada y me encuentro con esos ojos que tanto amo, inclinó un poco la cabeza tratando de averiguar qué está pasando por la mente de mi novia, cuando de su delantal café claro saca una cajita de terciopelo azul.

Mis manos van automáticamente a mi boca y mis ojos se llenan de lágrimas cuando la veo abriendo la cajita, un precioso anillo coronado con una pequeña joya brillan con la poca luz que se cuela por la ventana. Mi novia se hinca.

—Te conocí hace muchos años, en este lugar. Tu estabas concentrada en tu computadora, escribiendo sobre algo que no te gustaba. Tu boca se fruncía al no comprender algunas cosas y mi mirada jamás te abandonó en todo el tiempo que estuviste aquí, me arme de valor y te pedí que volvieras. Hoy me armo de valor pero esta vez te pido que te cases conmigo— Tiene lágrimas en sus ojos y veo cómo aprieta la caja con sus dedos, yo siento que estoy levitando— ¿Nayeon-nni te casarías conmigo?

Y mi respuesta fue dada por mis labios, como aquel beso en su antiguo departamento, caemos al suelo pues me he lanzado a ella aun hincada y pierde el equilibrio, le lleno la cara de besos y por fin mi voz sale entre lágrimas e hipidos.

—Sí, Jeongie, me voy a casar contigo.

Olvide aquella bebida y el pay de durazno cuando me besó de nuevo.

04/11/2023Miren, era una ternurita hace dos años jejeje, pero bueno comenten que les parece ya saben

Esta pequeña historia me llevó muchísimo más tiempo de lo que pensé que me tomaría.

Si llegaste hasta aquí agradezco tu tiempo y espero que te haya gustado.

Gracias por leer.

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