Oleo y tinta
Si fuéramos capaces de traspasar las paredes como un fantasma, podríamos entrar a aquel salón oculto entre pasillos subterráneos de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio; para encontrar a un muchacho pintando con sus manos un gran trozo de tela que cubría la pared.
Sus manos, mas oscuras que lo normal en Japón, actuaban como delicados pinceles sobre la tela, marcando los caminos de color y dejando que este diera saltos y suaves bailes por donde pasaba. Su ropa estaba manchada de distintos colores, sus pies descalzos se movían entre saltos y pasos sencillos, para evitar las gotas que caían de sus propios dedos.
Se alejo un poco, apreciando lo que había hecho, revisando si el mensaje que quería marcar se encontraba en el y al hallarlo, lo firmo, con sus iniciales dentro de una estrella simple.
Una marca que ocultaba perfectamente en la pintura para no dañar su imagen.
-Joven Yamaguchi..con que aun estaba por aquí.-Quien hablo, era ni mas ni menos que su maestro Shimada, quien al ver la pared quedo boquiabierto con la imagen.
Un ocaso lleno de colores vibrantes, cubriendo perfectamente la unión de aquel horizonte marino. El mar parecía tan vivo que podías sentir la húmeda brisa salir del cuadro o escuchar aquellas aves volando hacia el ultimo rayo de luz.
Shimada se acerco aun mas, notando como aquella pequeña firma se perdía en el cielo como una estrella en el firmamento, dejando la sensacion de que el tiempo se había detenido para el cielo, pero que había continuado para el océano.
-Es impresionante Yamaguchi...¿Estuviste todo el día haciéndola?.-
-Algo así.- EL joven estiro sus brazos mientras miraba la pintura, añorando meterse en aquel cielo y alcanzar aquellas aves que volaban lejos.-No pude evitarlo, simplemente llego a mi mente y mi cuerpo se movió solo...aunque me dejo los pinceles en el salón 3 así que use mis manos.-
-Ya veo...bueno dejemos que seque hasta mañana y lo agregamos a tu colección de arte. Ya es tarde y no quiero preocupar al Sr. Takeda.-
Tadashi asintió, caminando hacia el baño que poseía la sala para lavarse y cambiarse. Mientras lo hacia vio su reflejo en el espejo, notando aquella marca en su cuello; la acaricio con cuidado, recordando aquel filo frió chocar contra su persona, siguió bajando la mirada por su pecho, encontrando trazos mas claros tomar lugar en su piel y un numero en su pectoral izquierdo.
-¿Yamaguchi?-
-Oh, perdón. Ya voy.- Se termino de cambiar, acomodando su abrigo y saliendo del baño.-Me quede pensando en otro tipo de arte.-
-¿Quieres intentar algo nuevo?.-
-Si...escultura, música, diseñar vestuario..no lo se aun.-El joven de hebras castañas, tomo su mochila y camino hacia la puerta, guiado por el maestro, que al verlo ya fuera cerro la puerta con llave.-Pero...dejare que simplemente fluya, no soy bueno con las obligaciones.-
Ambos sonrieron, entendiendo las palabras ocultas tras esa pequeña e inocente frase.
El profesor Shimada, lo guió hacia el auto, en donde Tadashi se sentó al frente sin problemas, incluso busco en la radio música para dar ambiente y al hallarla empezó a cantar la canción, llevando al maestro hacia la melodía, las notas de los instrumentos que se perdían en la voz del menor.
Para el hombre de cabellera negra, esa voz era aun mas mágica que cualquier sirena o yokai de leyenda; esa voz le atraía de una manera inexplicable, aunque bueno, cualquier cosa creada por el chico a su lado era imposible de explicar. Porque era tantas cosas como ninguna.
-¿Realmente debo ir a esa casa?.-Cuestiono cuando el adulto se estaciono a las afueras de aquella casa.-¿No puedo quedarme en tu casa?-
-Tadashi.- Lo llamo por su nombre, ya no estaban dentro de algún recinto que les obligara a guardar las apariencias, en aquel auto solo eran dos personas que habían vivió mucho juntos.-Aun eres un niño, cuando cumplas los 18 podrías mudarte a un piso si es que quieres, aunque igual tendrás que pedirle permisos a Takeda-sensei.-
-¿Para que? Mírame, para que quedarme en un orfanato si nadie me adoptara.- Exclamo el menor, mientras buscaba una hoja y un lápiz dentro de bolso, tenia que calmarse antes de explotar y lo mejor era hacer trazos rápidos en el papel. Cuando lo encontró, empezó a dibujar sin meta aparente.- Seria todo mas fácil si me adoptaras y ya.-
-Sabes que no puedo hacerlo...no estoy casado y la ley pide...que sea una pareja para dar mayor estabilidad al menor y...-
-Tienes dinero, vives bien solo, soy un adolescente...para que mas estabilidad.-
-Tadashi..sabes que no es el único motivo.-
El joven de ojos castaños siguió trazando por la hoja, comprendiendo el mensaje y desesperándose por ello. Si tanto lo quería porque no solo hacia lo que pedía y ya.-Esta bien...aguantare un poco mas, pero de todas formas...quiero que me ayudes a salir de aquí...soy un mal gasto de dinero para Takeda-sensei y así...no podrá dar bien a los demás niños que vayan llegando.-
-Buscare algún piso por la universidad...quizás...pueda conseguirte un cuarto en la residencia que esta cerca.-
-Te lo agradecería.- Respondió con una sonrisa para desabrocharse el cinturón, y estirarse para besar le mejilla contraria, dejando que sus labios se alejaran lento de aquella piel.- Bien esto es tuyo...nos vemos ...Makoto-sensei.-
Y tras eso bajo del auto, dejando al adulto cuestionándose todo lo que estaba haciendo. Aquel joven de apariencia dulce, traía consigo un demonio tan oscuro como el negro, pero con enredaderas rojas que te atrapaban en su mundo artístico, convirtiéndote en un observador atrapado en un mar de pintura.
-Un cuervo.- Ese era el dibujo que siempre hacia para calmarse, un dibujo que le invitaba a volar lejos y devorar todo a su paso; colores, sonidos y latidos.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
"...las sombras ahogaron todo el valle en busca de trozos. Trozos que se ocultaban en cada humano, rompiendo partes de su alma; dejando caer lagrimas que se convertían en una lluvia venenosa en busca de una sola cosa, un inocente a quien ahogar..."
Tadashi volvió a leer aquella parte, envolviéndose aun mas en aquella historia, dejándose encadenar por cada palabra, en busca de mas, siempre de mas.
Recorrió con las yemas de sus dedos la pagina, acariciando cada palabra y saboreandola en su boca, como si de un dulce se tratara o un mantra grabado en una de sus pinturas. La extraña escritura de "Tsukiyomi" como lo habían llamado los fans, era tan atrayente para Yamaguchi, que sentía que podía hasta oír la misma voz de aquel hombre acariciar su oreja, sus manos escribir sobre su piel y dejarse arrullar por la sensacion de ser despedazado para convertirse en una novela o un simple poema de 4 oraciones.
-Ah..necesito trazarlo.- Busco las pinturas, sus pinceles y algún trozo de papel o textil para empezar. Cuando obtuvo todo se perdió en las palabras de aquel libro, las cuales pasaba por su mente como el recuerdo de una película; por ello la pintura no tenia un fin determinado, solo continuaría hasta estar satisfecho, hasta sentir que aquel inocente era ahogado en las sombras y podría liberarse gracias a las ultimas palabras de aquel libro.
Pinto con lujo de detalles una noche estrellada, siendo opacada por unas nubes densas que evitaban que la naturaleza lograra verlas, incluso las personas que estaban en el cuadro no podían ver nada, exceptuando por una que se destacaba por la luz en su cabello, un cabello rubio que brillaba a la luz de la luna y que cuando el menor se alejo del cuadro, este reflejaba aun mas al sentir la verdadera luz de la noche.
-¿Quien eres?-Pregunto mientras trazaba con sus dedos, sin tocar, la figura de aquel hombre.
Y al hacerlo no pudo detenerse, sus manos se movían solas, su mente solo pensaba que necesitaba crear un imagen mayor, una sensacion de vida cercana a la muerte. Una paz relajante al morir, junto a la tensión del vivir; mezcladas perfectamente para dar esperanzas..Alegría, sufrimiento, lujuria, dulzura, pecados y bendiciones.
Eran tantas las posibilidades, pero todas llegaban a la misma imagen en su mente, un cuerpo sin rostro visible.
-Como la luna....ah, por eso te llamas así.- Se acerco a su libro, notando aquella marca en forma de luna y luego vio su cuadro con una estrella. -Entonces..si es as...podremos vernos algún día.
Y muchos kilómetros lejos de allí, en un departamento de lujo, un hombre miraba el cielo en busca de respuestas, de inspiración. Su cabellera rubia y mirada avellana contrarrestaba con su vestuario negro, dándole un aire de madurez y una sensualidad que iba mas allá del físico, sino de la esencia del mismo escritor.
Esencia que quería trasmitir al narrar sus novelas, que el lector sintiera algo mas allá que simples palabras y sucesos incomprensible, quería que sus lectores se inundaran en aquel mar bajo un cielo sin tiempo, un mar tan lleno y vació, que causaría que fueras aun mas profundo.
Lamentablemente todos sus lectores solo se atrevían a pasar por la superficie, evitando caer en las corrientes o eso al menos entendía. En cada junta de firmas, analizaba a cada persona que veía, en busca de un algo, de una cualidad simple, pero atrayente. La capacidad de entrar a otro mundo al crear algo, al pintar, al cocinar, al escribir, al bailar; no le importaba la llave, el podría crearla, pero lo que le importaba era sentir esa conexión.
-Pero siempre llego a una débil.- Se regaño al recodar sus encuentros fallidos con personas similares a el; pero eso buscaba, que alguien fuese capaz de comprender lo que hacia y no que solo se quedara admirando de lejos, sino que actuara en su mundo.
Aun así, aquellas personas se mantenían a su lado, pero no con aquella conexión que buscaba.
"Los genios son difíciles de entender, pero tampoco permiten que los normales los entendamos", Recuerda aquella frase claramente, su amigo Shoyo lo había soltado, cuando habían decidido juntarse todos. La recuerda bien, porque fue el primer paso a los cambios de todos ellos.
Incluso después de eso, ambos conversaron mas las cosas. La versión sencilla de la vida de su amigo le permitió a notar los errores que cometía y terminar con aquellos demonios que iban buscando afecto vació a cualquiera en su camino, pero lo malo, es que en ocasiones se forman rutinas y romperlas eran difíciles, especialmente si tenias una vida estructurada como la carta de tinta para el emperador.
-Kei... ¿Por que aun no te duermes?-Shoyo se acerco a su amigo, vestía solo el short de su pijama, pero le dio igual. Ambos se conocían muy bien como andar divagando o avergonzándose por las ropas.- Mañana tienes una conferencia en la Universidad Nacional de Bellas Artes...Y no quiero levantarme temprano intentando despertarte.-
-¿Tu? ¿Despertándome? Ni en tus sueños mandarina.- Golpeo suavemente la frente del contrario, relajándose al verlo quejarse e ir detrás de el. Caminaron hacia sus cuartos, pero antes de que cada uno abriera la puerta, Shoyo voltio para encontrarse con el rubio, quien entendiendo el mensaje beso la frente de Hinata y le deseo buenas noches a su extraño mejor amigo.
-Mañana devora todo lo que puedas.-
Kei sonrió por el mensaje y con un gesto de su malo lo dejo claro. Iría a devorar cada palabras que viera salir de aquellas almas simples y vacías por tantas instrucciones, por algo era el cuervo de la noche, Tsukiyomi.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Todos los estudiantes estaban inmersos en la oratoria de aquel hombre que caminaba suavemente por el escenario, moviendo sutilmente sus manos para mover los hilos que había amarrado a cada uno de los oyentes, para mantenerlos en su narración.
Y aun así un joven estaba libre de aquellos hilos, observando como las palabras fluían con deleite, como colores en el lienzo dispuestos a crear una imagen sub-realista de algún mundo al otro lado de un alma.
Y era este mismo chico, que atraía la mirada avellana del escritor y no solo porque era mucho mas joven que el resto de estudiantes, sino por algo mas. Quizás sus ojos castaños tan lejanos del mundo real o aquellas ligeras marcas en su rostro que era capaz de apreciar al caminar cerca de el. Ademas, aquel jovencito cada vez que notaba que ambos se miraban, sonría moviendo su cuerpo sutilmente como la pluma sobre el papel, estirando su cuello en una caricia sutil con la yema de sus dedos.
Era como ver una estrella brillando para iluminar un camino hacia el pecado. Un camino muy tentativo para el mayor.
-Entonces para finalizar...les quiero preguntar. ¿Que criatura es capaz de devorar a las estrellas en plena noche?.-
Todos los estudiantes daban sus respuestas, buscando una manera de utilizar sus estudios en el arte, la música o escritura para complacer al narrador, pero ninguno era capaz de llegar a la sencilla pregunta.
-Un cuervo, señor.-Contesto Tadashi mientras observaba a los ojos avellanas.
-No soy tan viejo..apenas tengo 24 años...pero si. Respondiste correctamente...¿Acaso has leido mi primera novela?.-
-Si...El cuervo que se enamoro de una estrella....lo recuerdo muy bien. Pero al final era la luna enamorada, que había tomado la sutil figura pecaminosa de un cuervo...-
-Para así devorar cada trozo de cielo necesario, para alcanzar a la estrella.-Tsukishima sonrió, al ver ese algo que tanto tiempo buscaba. Aquel muchacho no era solo un genio mas, tenia aquel hambre que solo pocos saciaban.-Bueno, con eso los dejo libre. Fue un placer.-
Y con ello sonrió al joven antes de unirse a los maestros.
Después de la presentación, el reconocido escritor empezó a ser guiado por los maestros por los pasillos de la Universidad, quería que apreciara las obras maestras de sus alumnos y si existía la posibilidad de compra de alguna pintura, aun mejor. Después de todo, si alguien reconocido en la industria compraba la creación de un simple alumno, este podría alzarse rápidamente al mercado, evitando hundirse en la desesperación.
-Disculpe, Sr. Shimada.- Llamo a aquel hombre de cabellos negros.-Usted es el encargado de los alumnos del departamento de arte ¿Verdad?.-
-Así es.- Contesto con una sonrisa llena de orgullo.-¿Por que pregunta?
-Sus alumnos eran los que se sentaron al frente, en la derecha del recinto.- Espero el asentimiento del hombre y continuo.-Y uno de ellos me llamo la atención.-
-¿Enserio? Dígame su aspecto y podre decirle quien es, tengo buena memoria.-
-El joven de cabello castaño, piel semi-bronceada y quizás, pecas en su rostro.- Respondió, preguntándose si aquellas marcas realmente eran pecas, o deslices de la piel joven.
-Ah, habla de Tada...Yamaguchi Tadashi.-Respondió algo torpe y lejano.
-Se ve muy joven, ¿Cuantos años tiene?.-
-Es un niño aun, apenas cumplió los 15 años.- Espero que aquello alejara de alguna forma el interés, pero se dio cuenta que no fue así, el hombre sonría con calma y hasta dio un suave silbido, similar a cuando a Yamaguchi le negabas una acción.
-Y aun así comprendió en totalidad mi libro, es realmente interesante, esa mente suya claro.-
-Así es, el ...un genio en todas sus...-
-¿De que genio hablan?..- Tadashi había visto a su maestro girar hacia su sección de arte y quiso seguirlo para ver sus reacciones al ver todo, pero no imagino que aquel hombre con aroma a tinta estuviera a su lado.
-Tada...Yamaguchi, no debes oír conversaciones ajenas.-
-Lo lamento, no fue mi intensión.- Acaricio su brazo como un reflejo.- Solo quería ver su reacción a mis obras y me acerque, no fue mi intención escuchar.-
-¿También pintas?-
-Si, es una buena forma de expresarse y explotar...sanamente.- Sonrió, sincero con un leve sonrojo en sus mejillas al ver al hombre mas cerca, su piel blanca, y esa curvatura en el cuello que se movía al escucharlo hablar; o aquellas mano al alzarse y acariciar el aire frente a el.
-Te entiendo, la escritura es eso para mi...un reflejo seguro de un mundo perdido en la mente.-
-¡Si! es eso...un mundo completamente diferente, no sabes que ocurrirá solo dejas que todo fluya como el viento ..y tu solo vuelas por allí y..oh..yo .- Se avergonzó, había actuado como un niño ante su escritor favorito, es que no podía ser mas torpe.
Pero los dos adultos mas que disgustarse, sonrieron ante aquella sonrisa tan deslumbrante. Una sonrisa que había sido olvidada durante años.
-Eres interesante, como como una estrella nueva en el firmamento...es agradable.-
Tadashi volvió a sonrojarse mientras su corazón latía con fuerza. Recibir halagos por sus obras de arte eran una cosa, pero por ser el mismo otra. Solo Takeda y Shimada, quienes los cuidaban desde el accidente, lo habían halago, pero la simpleza de aquella frase proveniente de su escritor favorito era completamente diferente.
Sentía, un revoltijo en su estomago y su corazón latir a mayor velocidad, debido a ello, para evitar que vieran su rostro rojo camino hacia su zona correspondiente, adelantándose a ambos hombres adultos.
-Esta...es mi zona.- Comento, cuando llego y los escucho entrar, caminando al centro para poder sentirse seguro, en el lugar que era su mundo.
El cuarto estaba lleno de obras de arte, esculturas de aves volando en la luna, enredaderas de hierro con delicadas flores de celofán, estructuras de madera, mueble llenos de pinturas y pinceles y por todas las paredes, un mosaico de distintas pinturas al oleo, cada una diferente a la otra; como si fuesen distintas partes de un mundo desconocido o quizás, todas eran diferentes dimensiones que el mismo joven había creado.
Tsukishima no pudo evitar acercase a cada una, observando con cada detalle las obras, la forma en que el pincel había sido guiado sobre el papel, como aquellas esculturas eran forjadas y mas importante aquel pequeño detalle, una dulce estrella que se escondía en todas partes. Era como estar en el centro del universo, uno lleno de estrellas y ellos eran los simples satélites que rondaban por la zona.
Volvió a mirar al joven, notando que este le estaba observando. Sonrió sin pensarlo, deseando ver aquel sonrojo nuevamente y al volver a tenerlo a la vista se sintió satisfecho, por ahora.
-Siento que podría escribir mil novelas aquí.- Aquella frase fue sincera al igual que sus manos al tocar los hombros del adolescente, quien se tenso al inicio pero luego se calmo, mirándole nuevamente con esos grandes ojos castaños, como los de un cervatillo.-Podría quedarme aquí unos minutos antes de que me vengan a buscar, me siento...como en casa.-
Tadashi observo aquellos ojos que le miraban directamente, sintiendo aquellas manos blancas sobre el. Esas mismas manos que escribían tantas bellas historias, tantos mundos diferentes y expresaban tantas emociones que ni el mismo podía hacer notar, no con sus palabras.
¿Como decirlo? Amaba esa capacidad de escribir usando toda el alma.
-S...si puede se..se.- Demonios, volvía a actuar torpemente.
-Puedes llamarme Tsukishima.- Quiso agregar mucho mas, pero aquello podría escucharse mal a los oídos de un profesor, así que dejo la frase allí, libre.
-Si...Tsuki-sensei.-
-Yamaguchi...no puedes colocar un apodo así, como así a ...-Dijo preocupado Shimada, pero antes de continuar el genio de la escritura lo interrumpió.
-No, esta bien. Puedes llamarme así...Yamaguchi.-
El joven sonrió animado, cerrando sus ojos al hacerlo, dejando que sus pecas brillaran como pequeñas estrellas. Realmente se sentía feliz, se sentía comprendido
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Desde aquel día, el escritor buscaba un tiempo libre en su agenda para ir al cuarto de obras del muchacho. Sentándose en un pequeño escritorio, mientras dejaba que la pluma danzara sobre el papel; al mismo tiempo el joven pintaba sus cuadros, sonriendo y cantando suavemente, dejando que las manos se mancharan con la pintura y golpearan los telares con suavidad.
Ambos eran rodeados por un sin fin de estrellas y una luna iluminando la estancia, era el claro cielo de su mundo. Aquel mundo que habían unido a través de sus trazos, envolviéndose en el aroma de la tinta y el oleo, perfectamente equilibrados.
Cuando se tomaban un tiempo para descansar, ambos se sentaban en el suelo, apoyando el cuerpo de uno en el otro, sintiendo como sus manos cansadas por los pinceles o las plumas se acariciaban sutilmente, hasta entrelazarse como las firmas en sus obras.
En ocasiones, el adulto acariciaba el cabello del menor, sintiendo como este se relajaba tanto que en ocasiones se dormía; eran esos momentos en que lo observaba con detalle, guardando hasta la mínima característica en su memoria. Justo como ahora.
-¿Sera muy pretencioso...darte un espacio en mi hogar...esperando que algún día...cuando seas grande, quieras ser parte de el?-
Los genios eran difícil de comprender, por eso igualmente eran difíciles de conquistar, pero lo que la gente no sabe es que ellos amaban fuertemente, deseando ser correspondidos en silencio, pero gritándolo a través de una acción.
Como una novela bajo las estrellas o un pintura con el cuervo devorando a la luna.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Día 3 Artista/Escritor
No se que paso aquí, solo escribí. Fue algo completamente diferente a la idea apuntada, pero me gusto. Después de todo el arte es muy subjetivo y metafórico.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top