Rápido y sin percances.

Personas: Tom Holland y ___.

Edad: Él 23 y ella 22/23.

Advertencia: Quinta y última parte de Yo nunca me retraso. / No.

Nota: Capítulo largo largo, 5512 palabras.

-*-

Dublín, Irlanda.
Finales de agosto.
Koen, cuatro meses y medio.

Koen sigue balbuceando cosas sin sentido mientras termino de colocarle el pijama. Una vez abrochado le acaricio la barriguita y le hago muecas graciosas. Él suelta una risa y mueve sus brazos y piernas con más ímpetu. Sonrío ampliamente al verlo tan feliz.

-Eres adorable- le digo con voz ñoña antes de dejarle un beso en la frente y cargarlo en brazos.- Y ya estás limpito. Ahora a jugar en lo que mami recoge todo.

Lo dejo en la manta didáctica, la cual tiene varios juguetes que fortalecen su inteligencia y su sistema motriz. Y eso se debe fortificar sobre todo ahora que presta más atención y sus manos agarran los objetos con más facilidad.

Recojo todo lo que he utilizado para cambiarle el pañal y, por último, cojo el pañal sucio y me encamino al piso de abajo para tirarlo a la basura. No tardo mucho en volver a subir, ya que no me gusta dejarlo solo a no ser que esté dormido.

Nada más entrar su mirada se posa en mi rostro y me agacho tumbándome en frente de él. Muevo un pequeño peluche delante de él y Koen lo sigue con la mirada para después estirar sus bracitos e intentar agarrarlo. Dejo que lo haga y lo observo jugar con una sonrisa en mi rostro.

Suelta el peluche y bocabajo, pero con la cabeza alzada, me observa con detenimiento. Eso es algo que he leído en el libro de la evolución del bebé durante su primer año; a los cuatro meses el bebé se centra mucho en el rostro de las personas y no solamente en los ojos, como en los meses anteriores.

Varios minutos y juegos después, lo que incluye guerra de besos y pedorretas en la barriguita, suelta un lamento que termina transformándose en un llanto que me entristece. Me pongo en pie y lo alzo en brazos.

Según la hora que es debe de estar demandando comida. Por ello me siento en la mecedora que coloqué hace un par de meses al lado de la cuna y lo acomodo entre mis brazos. Levanto mi camiseta y como llevo un sujetador especial para amamantar no es necesario que me lo retire entero solo la parte central.

Una vez destapada acerco a Koen a mi pecho y, con a penas dificultad, consigue acomodarse y engancharse correctamente a mi pecho. Solo un segundo después siento como succiona.

En lo que dura la toma mantengo mi vista en él. Es tan pequeño y a la vez ha crecido tanto. Ha cambiado bastante a cómo era al nacer pero mantiene su gran parecido a Tom. Sigo diciendo que es como un clon suyo, excepto por dos pequeños detalles.

Acaricio con delicadeza desde su sien hasta su mandíbula pasando por sus mejillas. Repito la acción hasta que se separa indicando que ya se ha saciado y no quiere más. Me vuelvo a tapar y dedico unos minutos a sacarle los gases.

Al acabar se lleva la mano a la boca y la lame enterita. Se la retiro con suavidad pero me ignora y vuelve a llevársela a la boca.

-No, Koen- vuelvo a separar su mano pero no me hace ni caso.- Koen Holland he dicho no- digo firme apartando su mano.

Esta vez parece haberse dado cuenta de que no debe hacer eso y no vuelve a repetirlo. No es que no deba morder nada, al contrario, sí que debe para fortalecer las encías pero para ello le he comprado unos juguetes especiales.

Suelta un bostezo leve que a los segundos vuelve a repetir con mayor intensidad. Me pongo en pie y lo acomodo mejor en mis brazos dejándolo tumbado. Le coloco el chupete que se encuentra en la mesita de noche. Comienzo a caminar por la habitación mientras le realizo leves balanceos de arriba a bajo.

Repito esa acción durante varios minutos. Veo como sus ojos se van cerrando poco a poco hasta que al final lo hace completamente. Aun así me mantengo en movimiento un par de minutos más para asegurarme de que está bien dormido.

Sus ojos bien cerrados y su respiración profunda indican que se ha quedado dormido definitivamente. Con cuidado lo adentro en su cuna y lo arropo con una fina sábana, ya que aunque hace calor un bebé es muy propenso a coger resfriado. Prefiero prevenir a curar.

Coloco la cámara del vigilabebés en su respectivo lugar, apuntado directamente hacia él. Observo la pantalla asegurándome de que capto su imagen a la perfección. Apago la luz pero no hay oscuridad, ya que entra claridad por la ventana.

Al salir de la habitación, cerrando la puerta con sigilo, vuelvo a bajar las escaleras y me encamino hacia la sala. Veo todo el desorden que reina en ella, es increíble lo que cambia una casa con un bebé en ella.

Antes de ponerme a ordenar todo cojo el teléfono, por el cual tengo que rebuscar en varios lugares para encontrarlo, y le envío un mensaje a Inma. Es la que más se pasa por mi casa y no quiero que despierte a Koen. Aunque casi nunca pica pero solo hace falta que Koen duerma para que ella llame al timbre, es la ley de la mala suerte.

Inma🤍: Si te da por venir a casa no piques, utiliza la llave.

Silencio el teléfono y lo dejo, junto a la pantalla vigilabebés, en una de las baldas de mi estantería, la cual está repleta de libros tanto míos como para Koen. Me doy la vuelta y me planteo por dónde comenzar.

Recojo todos los peluches y juguetes de Koen para guardarlos en el baúl vintage que compré en un mercadillo hace un mes. En él guardo todos los trastos suyos que vaya a necesitar para entretenerlo.

Después tomo el par de chupetes que he dejado desperdigados. Koen detesta el chupete en todo momento menos cuando duerme, es por ello que el resto del día lo escupe y yo tengo que recogerlo y dejarlo por ahí para después lavarlos.

Y eso es lo que hago ahora, los limpio en el fregadero de la cocina. Después los dejo secando encima de un trapo limpio. Vuelvo a la sala y termino de ordenar, esta vez mis cosas que también se encuentran desordenas. No soy una persona muy organizada.

Una vez todo se encuentra ordenado me acerco a la estantería para observar a Keon, aún dormido, en su cuna. Se ve tan adorable y tierno que se me derrite el corazón. Tiene el puño en la cara que es igual a cómo se colocaba cuando estaba en mi vientre. Sonrío enternecida.

<<Ding-Dong>> Miro alarmada la puerta y después el monitor del vigilabebés. Koen se remueve entre la sábana y suelto un suspiro aliviada en cuanto veo que sigue durmiendo tranquilamente.

Voy hacia la puerta y la abro. Ese es mi mayor error.

-Tom- digo atónita.

Este se encuentra detrás de la puerta con una sonrisa en su rostro. Mis seis sentidos, incluido y sobre todo el de madre, se me activan. La tensión se instala en mis hombros y comienzo a tener miedo.

-Hola, ___.

-Tom- es lo único que consigo decir.

-Sí, eso ya lo has dicho- comenta con una sonrisa burlona. Me apoyo en el umbral y cierro más la puerta para que no vea el interior en un acto reflejo.

-Yo... em... t... tú... em... pu... que...- tartamudeo.- ¿Qué haces aquí?

-¿Es que acaso una persona no puede visitar a su mejor amiga?- contesta como si fuera lo más obvio.

-Oh, s... sí, sí claro.

-¿Puedo pasar?- pregunta enarcando una ceja. Trago seco mientras dirijo una mirada a arriba de las escaleras.

-Em...- vuelvo a él.

Rápido y sin percances- me digo a mí misma.

-Claro, pasa- me hago a un lado dándole permiso para adentrarse.

Cierro la puerta a mis espaldas y mientras lo guío a la sala siento como estoy temblando. Veo el monitor en la estantería y aprovecho un despiste suyo para cogerlo y, como no es muy grande, me lo guardo en el bolsillo trasero de los shorts. Cojo el móvil fingiendo que ha sido eso a lo que iba.

-Y bueno, ¿qué te trae por aquí?- le pregunto de pie al lado del sillón individual.

-Ya te lo he dicho- contesta paseándose por la sala. Agradezco no tener fotos en el salón sino en la habitación de Koen y en la mía.

-A parte de eso. ¿O es que solo has venido a verme?

-No, ni siquiera venía a eso. Mi principal motivo de venir a Irlanda era sorprender a Inma con una visita.

-Aah, ¿y cómo es que has llegado aquí?

-Pues ha sido algo muy muy curioso- deja de mirar todo para centrar la mirada en mí.- Te fui a visitar, pero no estabas. Me dirigí a casa de Rachel e Inma, la cual tampoco estaba. Rachel me explicó que habías desaparecido y que Inma estaba en Irlanda. Le pedí la dirección y me he plantado en su casa para sorprenderla. Pero al final quien se ha sorprendido soy yo.

-¿Tú?- pregunto al ver que no continúa hablando. Vuelve a pasear por la sala.

-Aha. Porque tres minutos después de que Inma me asegurase que no sabía nada de ti le llega un mensaje tuyo.

-¿Le has leído los mensajes?- pregunto sorprendida y confusa.

-Se le encendió la pantalla y apareció tu WhatsApp. Pero me alegro de ello porque gracias a eso estoy aquí- me mira por encima de su hombro. Intento dedicarle mi sonrisa más sincera.- Te he echado de menos.

-Em... yo... Tom, lo siento pero...- suelto un suspiro preparándome para mentir.- Estoy muy ocupada, tengo muchas cosas que hacer. Me ha encantado verte pero deberías irte.

-¿Irme?- frunce el ceño. Asiento mientras lo agarro del brazo.

-Tengo muchísimos recados: comprar, visitar a mi madre...- lo arrastro hacia la entrada mientras continúo hablando apresuradamente. Dejo el móvil en el mueble y continúo con mi acción.- ...también debo ir a recoger un par de cosas a casa de Greg e ir a casa de mi hermano Nick- lo saco por la puerta y la cierro un poco.- Miley está mala y su mujer está de viaje por una conferencia de psicología y él, bueno él necesita ayuda así que...- me mira con el ceño fruncido.- Me alegro de haberte visto, llámame para la próxima. Adiós.

-Espera- frena la puerta en cuanto intento cerrarla.

-En serio, Tom. Tengo mucho que hacer.

Vuelvo a cerrar la puerta pero de nuevo me lo impide y, esta vez, la abre más y se adentra de nuevo pero se queda al lado de la puerta, la cual mantengo abierta.

-¿Qué pasa?- pregunta serio.

-N...nada, solo que estoy ocupada.

-Me estás mintiendo- niego con nerviosismo.- Te conozco ___. Puede que te conociera solo hace cuatro años y que haga uno que no nos vemos, pero eso no quita que eres mi mejor amiga y que sé cuando te ocurre algo. ¿Qué sucede?

-Yo...- un llanto me corta.

Mierda.

Koen está llorando levemente pero se escucha a través del monitor el cual se encuentra en mi bolsillo trasero. Me tenso al instante viendo como él frunce el ceño confuso.

-¿Eso es un llanto?

-Em...- piensa rápido ___.- Oh, sí, es el tono de mi móvil, me están llamando- señalo el bolsillo de atrás pero no lo muestro.

-Oh, tiene lógica- suspiro aliviada.- Pero hay dos cosas que no me cuadran.

-¿E... el que?- pregunto con nerviosismo. El llanto de Koen se intensifica y hago mi mayor esfuerzo por controlarme y no subir corriendo.

-Primero, ¿quién tiene un llanto como tono de llamada?

-Em... bueno, ha sido Greg, ya lo conoces. Siempre haciendo el tonto, no madura- miento y le dedico una leve sonrisa, falsa claramente.

-Ya- dice poco convencido.- Y segundo, tu móvil está ahí- señala detrás de mí y al girar la cabeza observo mi teléfono apoyado en el mueble de la entrada. Mierda, otra vez.

-Es que... es que...

Mi corazón late apresurado y siento una opresión en el pecho al escuchar el llanto desgarrador de Koen. Mi mente está dividida en dos y no tengo tiempo a pensar cómo actuar. Solo sé que Koen me necesita.

-¡Joder!- grito antes de subir corriendo.- ¡Ya voy, cariño!- abro la puerta de su habitación y me acerco a la cuna apresuradamente.- Ya, ya está, mi amor- lo alzo en brazos y lo mezo para calmarlo.- Mami ya está aquí.

-¿Mami?- pregunta a mis espaldas.

Cierro los ojos y maldigo internamente antes de volver a abrirlos y girarme con Koen aún en brazos. Tom dirige su mirada asombrada de mí a Koen.

-¿Tienes un hijo?- trago seco y asiento.- ¿Por qué...? No me lo dijiste.

-La situación era complicada- consigo decir mientras el llanto de Koen se va disminuyendo.

-¿Por qué?

-Ya te lo he dicho.

-¿Situación complicada?- asiento.- ¿Es que acaso pensabas que te íbamos a obligar a tenerlo o no?

-No, no es por eso. Espera- me doy la vuelta y me agacho al lado de la manta. Dejo a Koen en ella y le pongo delante un par de juguetes.- Ahora vuelvo, cariño- dejo un beso en su cabeza antes de levantarme. Coloco la cámara en dirección al suelo.- Mejor hablemos abajo.

Tom, aún con el ceño fruncido, asiente y abandona la habitación seguido por mí. Bajamos las escaleras y observo la puerta de la entrada. Había estado tan cerca de seguir ocultándoselo, pero esto no va a acabar bien. Soy consciente de ello.

-¿Por qué no me lo contaste?- pregunta al llegar a la sala girándose a verme.- Soy tu mejor amigo.

-Era una situación complicada, ya te lo he dicho.

-¿Complica por qué?

-Por... porque... solo Inma debería saberlo.

-Pero Hazza también lo sabe, ¿verdad?- pregunta con molestia.

-Vino a verme por sorpresa- explico.- Estaba de siete meses, casi ocho, no podía ocultárselo, obviamente.

-Y se lo calló. Lo sabía y no me dijo nada.

-Yo se lo supliqué.

-O sea, ¿qué Inma y Hazza podían saberlo y yo no?- asiento con un nudo en la garganta.- ¿Por qué?

-No te lo puedo decir- me mira asombrado.

-¿Por qué no?- hago una mueca antes de contestar. Niego levemente.

-No puedo- respiro.

-¿Acaso no confiabas en mí? ¿Pensabas que no te iba a apoyar?- me doy la vuelta huyendo de su mirada dolida y molesta.- No me creo que fueras capaz no solo de ocultármelo, que eso me duele pero no tanto como que me hayas apartado de tu vida. Porque eso has intentado, ¿verdad?- cierro los ojos y siento el dolor que sus palabras me provocan.- Apartar a todos de tu vida solo porque no confiabas en nosotros para decírnoslo. Pero con Inma y, tiempo después, con Hazza sí. Pero a mí no. No confiabas en tu mejor amigo. Me apartaste de tu vida como si no te importara y...- dejo de escucharlo. Algo se ha encendido en mí en cuanto ha pronunciado las primeras palabras y ha explotado con las últimas.

-¡TÚ ERES EL PADRE!- grito desesperada mientras me giro de nuevo.

Su boca se queda estática a media pronunciación de una palabra y sus ojos tardan un par de segundos pero se abren sorprendido.

-¿Q... qué?- pregunta en un hilo de voz.

-Tú eres el padre- repito en un sollozo. Me siento en el sofá con pesadez y hundo mi cara en mis manos, dejando salir las lágrimas.

-Soy padre- dice.- ¿Me estás diciendo que soy padre?- saco la cara de entre mis manos y asiento asustada.

Cierra los ojos y se aprieta el lagrimal de ambos con los dedos. Suelta un suspiro pesado antes de abrirlos de nuevo y mirarme serio, con la mandíbula apretada.

-¡¿Cómo voy yo a ser el padre?!

-Pues de la única vez que nos acostamos, en la fiesta de cumpleaños de Inma, el año pasado.

Se queda pensativos unos segundos hasta que cierra los ojos y deja caer la cabeza hacia atrás. Se lleva las manos a la cara soltando una maldición por lo bajo.

-Joder- murmura. Baja su mirada a mí y me observa con tal intensidad que me asusta.- ¿Y por qué no me lo dijiste?

-No podía decírtelo.

-No podías- repite.- No podías decirme que iba a ser padre pero si largarte y sacar a todos de tu vida como si nada- me mantengo calla y aparto la mirada.- Tenía derecho a saberlo. ¡Tenía derecho a saber que tenía un puto hijo! ¡Que era padre!

-Lo sé- susurro casi inaudible.

-¡Me has ocultado a mi propio hijo sin importarte una mierda! ¡Yo no te importaba una mierda!

-¡NO!- me levanto de golpe dirigiéndole una mirada gélida.- ¡No, eso sí que no!- abre la boca para contestarme pero no sé lo permito.- ¡Y una mierda que no me importabas! ¡Al contrario, me importabas demasiado! ¡Tanto que te oculté a tu hijo para no destrozar tu carrera y que cumplieras tu puto sueño!

Koen vuelve a llorar provocando que el ruido sonara de nuevo por el monitor, el cual he dejado en el sofá sin darme cuenta. Mantengo mi mirada conectada a la suya y niego unas veces antes de subir otra vez las escaleras hacia la habitación de Koen.

-Perdón, cariño- alzo a mi hijo en brazos.- Mami no quería gritar tanto- me siento en la mecedora. Lo acuno en mis brazos hasta calmarlo.

-¿Cuántos meses tiene?- pregunta Tom con voz suave desde la puerta, captando mi mirada.- Cuatro meses me has dicho antes, pero me refiero a concretamente.

-Cuatro meses y casi dos semanas- se acerca con lentitud.

-¿Qué día nació?- pregunta colocándose de cuclillas para ver de más cerca a Koen.

-Nació el 13 de Abril, a las cuatro de la mañana- miro al pequeño al igual que él.

-Lo siento- murmura haciendo que lo mire.- No he debido hablarte así, es que me he sentido superado por la situación y...

-No- lo interrumpo.- Si alguien debe disculparse soy yo. No tenía que habértelo ocultado, tenías todo el derecho a saberlo. Pero te juro que lo hice por ti y tu sueño, nunca fue con malas intenciones- confieso.

-Te creo- me dedica una leve sonrisa que le intento devolver.

Ambos centramos la mirada en Koen quien observa todo a nuestro alrededor prestándole atención a los pequeños detalles. Alzo la mirada y noto como Tom lo mira embelesado.

-¿Quieres cogerlo?- le pregunto provocando que vuelva a mirarme, pero esta vez con un deje asustadizo.

-No, no, no- niega apresuradamente.- No vaya a ser que pase algo- suelto una leve risa.

-Anda, Tom- me pongo en pie obligándolo a hacer lo mismo.- No va a pasar nada.

-Pero...- antes de poder continuar la frase comienzo a acercar a Koen a él por lo que intenta acogerlo entre sus brazos.

Lo ayudo a agarrarlo firme y colocar las manos donde corresponde para mantener un buen agarre. Tom lo mira atento y noto como su cuerpo está en tensión y en alerta. Aun así se le forma una sonrisa en el rostro.

-Es precioso- afirma.

-Lo es- nos mantenemos en silencio observándolo.- Desde que nació se ha parecido tanto a ti, es una copia tuya.

-Excepto la nariz, es tuya, por suerte- añade provocando que suelte una risa.- Hola Koen Smith Holland- le dice tiernamente.

-Koen Holland Smith- le corrijo captando su mirada.

-¿Le has puesto mi apellido primero?

-Le iba a poner el mío pero una vez lo vi en mis brazos y noté el gran parecido a ti, no pude hacerlo. Acabé poniéndole Holland- su sonrisa se intensifica y yo formo una más débil.

Koen comienza a hacer caras extrañas para después soltar un leve sollozo que termina siendo un llanto que asusta a Tom.

-No he hecho nada, lo prometo.

-Tranquilo- le quito a Koen de sus brazos.- Hay días que está muy llorón, como hoy- le explico volviéndome a sentar en la mecedora.

Noto la mirada de Tom en nosotros pero no me atrevo a verlo, por ello mantengo la mirada en el pequeño hasta que su voz se escucha.

-Quiero formar parte de su vida.

-Es entendible y no te lo puedo negar, ya bastantes derechos te he quitado- comento haciendo una mueca.- Koen toma solo de pecho pero podemos cambiar eso y que haga mixta, pecho y biberón- frunce el ceño.- Así podemos realizar la custodia con más tranquilidad.

-¿Qué? No, no pienso separarte de Koen y mucho menos cortar la lactancia materna.

-¿Entonces?- pregunto sin entender.

-Vente conmigo a Nueva York- sentencia tomándome por sorpresa.

-¿Qué?

-Sé que a lo mejor es algo apresurado, ya que no hace ni diez minutos que me he enterado de que soy padre pero...- suelta un suspiro.- No me quiero perder ni un minuto más de la vida de mi hijo y... y no quiero perder a mi mejor amiga de nuevo- sonrío ante sus palabras.- Ahí podemos comprar una casa o un apartamento en el centro, como desees. La mayor parte de mis grabaciones son ahí excepto algunas veces que debo irme, algunos lugares son cerca y otro más lejos, pero la mayoría del tiempo estaré en Nueva York. Podremos estar más tiempo juntos y cuidar a Koen.

Aquí tengo a mi familia y a Inma, los cuales me han ayudado muchísimo a lo largo del embarazo, durante el parto y ahora en los primeros meses de vida de Koen. Ya estoy instalada aquí después de haber tenido que renunciar a mi vida en Londres y ahora me pide que vuelva a dejar mi nueva estabilidad.

Pero, ¿sabéis que? Que todo lo que ha dicho me parece tanto loco como agradable, ambas cosas a partes iguales. Es una locura y bastante arriesgada pero la idea no me parece descabellada. Es una buena manera de que Koen tenga un padre y Tom disfrute de su hijo a la vez que sigue con sus sueños. Y así dejar atrás mis malas decisiones anteriores.

-¿___?- me llama sacándome de mis pensamientos.

-¿Eh?

-¿Que si aceptas vivir conmigo?- miro a Keon antes de contestar.

-Acepto- volviendo a mirarlo.

Tom sonríe ampliamente causando la misma reacción en mí. Se acerca a Koen, aún en mis brazos, y deja un dulce beso en su cabecita. Esa escena me enternece. Tom siendo padre será adorable, eso lo tengo seguro.

***

Koen, un año.
Finales de abril.
Brooklyn, New York.

Aquí estamos, ocho meses después de que Tom se trasformará en padre oficial. Muchas cosas han pasado desde entonces y creo que es conveniente que las sepáis.

Nos mudamos a Brooklyn dos semanas después de que Tom llegara a mi casa. Durante esas dos semanas Tom se quedó en mi casa, en la habitación de invitados, y nos centramos en buscar una casa aquí y en cuidar de Koen. Aunque más que cuidarlo fue enseñarle a Tom lo que debía hacer.

En cuanto a las personas de nuestro entorno, comenzaré con mi familia. Mis padres se disgustaron por la noticia de la mudanza pero se alegraron de que Koen fuera a tener a ambos padres. Mi hermano Nick se alegró y me pidió que fuera a visitarlo por vacaciones. Eso haríamos, ya lo habíamos hablado Tom y yo. Y después estuvo Greg, quien aplaudió de alegría una vez le expliqué que Tom ya lo sabía. Me animó en todo.

Inma se disculpó conmigo por lo menos diez veces a lo largo de esas dos semanas. En parte era su culpa por tener el teléfono a la vista pero ella tampoco puede controlar las visitas sorpresa que le ocurren. Después está Hazza quien se disculpó con ambos varías veces.

A la semana de que Tom estuviera en mi casa nos llegó la visita de su familia. Era algo que me aterraba, ya que sabía que iban a estar enfadados más o igual que Tom por haberles ocultado a su nieto/sobrino. Y sí, estaban molestos pero fueron comprensivos. Además que en cuanto vieron a Koen por primera vez su atención se quedó en él y en nadie más.

Una vez os he hablado de las reacciones del pasado centrémonos en la actualidad. Vivimos en Brooklyn, como ya os he dicho, y bueno, esta casa es muy parecida a la que tenía en Dublín. Consta con una sala, comedor y cocina unidas; dos baños en la planta inferior y otros dos en la superior; y tiene tres habitación por lo que no podemos acoger a visitas; una es la de Tom, otra la de Koen y la tercera la mía.

Pero no nos encontramos solos aquí en New York. Hazza e Inma viven juntos en un apartamento a unas calles de distancia. Hazza ya tenía pensado venirse a vivir aquí y el que nosotros lo hiciéramos fue el último empujón que necesitó. Por otro lado, Inma no quería quedarse sola y ya se había acostumbrado a pasar algunas tardes con Koen que no quería alejarse, por lo que en cuanto Hazza le ofreció compartir apartamento aceptó sin dudar.

Y luego está Greg, quien lleva dos meses viviendo en Manhattan. Le ofrecieron un puesto en una empresa a la que había solicitado trabajo solo por diversión y, aunque tardaron varios meses, al final le contestaron para admitirlo. No dudó ni dos segundos en aceptar y aseguró que así podía ver crecer a su sobrino y seguir consintiéndole todos los antojos que el pequeño quisiera.

En cuanto a nosotros pues no hay mucho que decir. Me traspasé a una buena editorial en Brooklyn y solicité un trabajo a horario partido, por lo que solo voy a la oficina para reuniones o si son casos de urgencia. El resto del tiempo trabajo desde casa y así puedo cuidar mejor de Koen, sobre todo cuando Tom no está.

Tom, en cambio, no puede trabajar desde casa por lo que cuando debe grabar no le queda más remedio que irse. Desde que nos hemos mudado solo ha tenido que viajar un par de veces para grabar pero solo han sido por una semana y para las entrevistas estuvo un mes fuera. El resto del tiempo pidió que si se podía grabar aquí mejor, ya que tenía que cuidar de su hijo.

Seguro que os preguntáis qué sucedió con lo de exponer que Tom era padre. En cuanto llegamos a Brooklyn mucho paparazzis y fans estaban esperándolo, y al verme con un carrito de bebé sus cerebros se pusieron en movimiento. Los rumores no tardaron en escamparse y asegurarse de que todo el mundo lo pensase.

El rumor comenzó siendo pequeño, con el simple hecho de que era hijo mío y de que tal vez podía ser de él o de Hazza, con quien también viajamos. Pero con el tiempo se descubrió que Tom y yo vivíamos en la misma casa por lo que el hecho de que Tom fuera el padre se intensificó.

No fue hasta el mes en el que estuvo de entrevistas, cuando le preguntaron si era suyo, que se confirmó. Durante las primeras entrevistas evitaba la pregunta y aseguraba que no era su vida privada sino la mía y la del bebé, que no debían meterse en eso que solo me incumbía a mí. Lo agradecí mucho, pero una noche mientras hablábamos por teléfono le aseguré que podía decir que era su hijo, que si no quería callárselo pues que lo dijera. Y así hizo, al día siguiente en la primera entrevista en la que le preguntaron afirmó con una sonrisa que era su hijo. Después de eso se desató el caos, pero lo supimos controlar.

A día de hoy aún corren rumores sobre nosotros, desde que Koen no es hijo de Tom y que solo quiero su dinero y fama; o que planeamos tenerlo, lo cual es falso; pero también todo lo contrario, que fue un accidente y eso sí que es cierto. Pero sobre todo hay rumores de que Tom y yo somos algo y por más que Tom, cuando le preguntan en entrevistas, lo niega y afirma que solo somos mejores amigos la gente sigue sin creérselo.

Creo que no me he dejado nada. Ha sido una explicación larga pero para mí más que necesaria para que sepáis cómo es nuestra vida ahora. Pero bueno volvamos al ahora mismo. Estoy sentada en la mesa del comedor con el portátil revisando los correos del trabajo. Lanzo miradas, de vez en cuando, a Koen quien está en la sala sentado en el suelo jugando.

Tom está en su habitación aprendiéndose sus líneas de un nuevo guion, del cual no me quiere contar nada. Lo máximo que sé dé él son algunas frases para las que le he ayudado, ya que con la dislexia le cuesta un poco más.

Noto un movimiento en la sala y al fijar la mirada veo que Koen se ha puesto de pie agarrándose del sofá. No es la primera vez que lo hace y seguro que no va a ser la última. Vuelvo la vista al correo y continúo leyéndolo. Es de un escritor el cual me va enviando los capítulos con tal de llevar un seguimiento.

Observo de reojo a Koen antes de volver la vista al portátil pero lo que capto hace que gire de nuevo el rostro.

-Koen- digo asombrada.- Tom- lo llamo elevando la voz.- ¡Tom! ¡Tom baja!- me pongo en pie y me acerco levemente a Koen.- ¡Tom, rápido!

Escucho la puerta de su habitación abrirse seguido de sus pasos apresurados recorriendo la planta superior y bajando las escaleras con rapidez. Lo miro en cuanto entra a la sala. Tom mira a Koen y reacciona igual que yo.

Se acerca a donde estoy y ambos nos agachamos, colocándonos en cuclillas. Observamos al pequeño el cual se mantiene de pie sin moverse pero sin mantenerse apoyado a nada.

-Koen- lo llama Tom.- Ven con papi y mami- su tono tierno hace que mi sonrisa aumente. Le hace señas con las manos para que se acerque.- Ven aquí, cariño. Acércate a papi.

Vuelvo mi mirada a Koen y suelto un jadeo al ver como da un pasito. Me uno a Tom y a sus llamados mientras la emoción se apodera de nosotros. Koen da varios pasitos con lentitud y dificultad hasta que está bastante cerca de nosotros. Falla uno de los pasos y se cae para atrás pero Tom, en un ágil movimiento, lo agarra del brazo para que no se vaya totalmente para atrás y que solo se quede sentado.

-Muy bien, mi amor- le digo mientras aplaudo y él me imita soltando una risa. Es tan adorable.

-Ese es mi campeón- Tom lo vuelve a poner en pie pero esta vez se sujeta al sillón.

Mantengo mi vista fija en Koen pero siento que Tom me observa por lo que giro mi rostro. Nuestras miradas se conectan aún con una amplia sonrisa por parte de ambos. Sus ojos brillan extasiados y me miran intensamente.

Posa su mano en mi mejilla y la acaricia con delicadeza. Fija la mirada en mis labios durante unos segundos antes de volver a mis ojos. Acerca su rostro a mí con lentitud hasta que nuestras bocas se rozan y cierro los ojos.

Sus labios capturan los míos y me besa con ternura. Nuestros labios se mueven con tranquilidad pero con necesidad, encajando a la perfección como si fueran dos piezas de un puzzle. Las lenguas se encuentran y se acarician entre ellas. No recuerdo ningún beso de aquella noche por lo que es como besarlo por primera vez y es una sensación increíble.

Al separarnos tengo la respiración agitada y me muerdo el labio inferior el cual segundos atrás estaba sintiendo los suyos. Me mira con una sonrisa la cual le devuelvo antes de que Koen suelte una risa captando nuestras miradas.

-¿De qué te ríes tú, pequeñajo?- le pregunta Tom mientras lo coge y se sienta en el sofá con él en su regazo. Le hace cosquillas sacándole varias carcajadas en lo que yo me pongo de pie.

Los observo a ambos y me es imposible no sonreír ampliamente. Tom junto a Koen, quien sigue siento igual a él, es lo más hermoso que se puede ver. Son los dos hombres de mi vida y tienen todo mi amor. Tom deja un beso en la frente de su hijo antes de mirarme.

-Os amo- murmuro sincera.

-Y nosotros a ti- me acerco y me siento a su lado. Miro a Koen unos segundos y vuelvo la vista a Tom.

Con su mano de nuevo en mi mejilla me acerca a él y vuelve a unir nuestros labios.

Si alguien me hubiera dicho dos años atrás que iba a estar así me hubiese reído en su cara y habría asegurado que estaba loco. Esto hubiese sido una visión de mi vida que no me creería ni delirando.

Pero ahora... ahora quiero estar así siempre, con Koen feliz y lleno de amor mientras siento los labios de Tom sobre los míos. Este es mi hogar y lo será para siempre.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top