¿Me vas a abandonar?

Personas: Tom Holland y Vaniaholland801 .

Edad: ambos 22.

Advertencia: No.

-*-

Vania está completamente dormida, como de costumbre, ya que es sábado y no tiene que ir ni a estudiar ni a trabajar. Se acurruca con comodidad entre sus sábanas mientras suelta un suspiro. Pobre, no sabe lo que se le viene encima. Nunca mejor dicho. Tom se lanza sobre ella haciendo que se despierte de golpe y suelte un quejido de dolor.

-Gilipollas- dice la chica mientras intenta que su mejor amigo se salga de encima, cosa que no consigue.

-Buenos días para ti también- comenta irónico el chico.

-¿Cómo coño quieres que tenga un buen día si me despiertas tirándote encima de mí y ahora no te bajas?

-Pues porque esto aquí contigo.

-Ahora mismo me arrepiento de haberte dado una copia de la llave- acota Vania mientras observa la gran sonrisa de Tom.- Devuélvemela.

-Lo que se da, no se quita- dice Tom como un niño pequeño.

-Infantil.

-Síp y lo prefiero antes que ser una amargada- dice este mientras se saca de encima de la chica y se coloca a su lado.

-No es ser amargada, es ser madura. Tú te has quedado en los dos años. Bueno creo que a esa edad eras mejor que ahora.

-Oye- dice ofendido, con una mano en el pecho lo que causa una leve risa en su amiga.- Ni siquiera te acuerdas de lo que hacíamos a esa edad.

-Touché, pero seguro que no me hacías daño tirándote encima mío.

-Anda, deja de quejarte y ven aquí.

Tom alza un brazo para dejar que Vania se acerque y pose su cabeza en su pecho, cosa que hace. El castaño le acaricia el pelo mientras ella hace formas sin sentido sobre el pecho del chico.

-¿Cómo llevas el guion?- le pregunta la chica.

-De momento bien pero voy a necesitar tu ayuda en algunas frases. ¿Me ayudarás?

-No tienes ni que preguntarlo- alza la cabeza y ambos se sonríen.

-Eres la mejor.

-Lo sé- Tom suelta una leve risa.- ¿Y cuándo te vas a grabar?

-Pues... mm... creo que dentro de una semana más o menos- responde el castaño.

-Oh- murmura apenada.

-Ey- posa su mano en la barbilla de la chica y la obliga a mirarlo.- Solo será por tres meses.

-Solo, dice- aparta la mirada pero Tom vuelve a repetir su acción anterior.

-Vale, sé que es mucho tiempo pero no es la primera vez que ha ocurrido y estamos vivos, ¿verdad?- Vania asiente.- Ya verás que se pasará rápido, tanto que cuando menos nos queramos dar cuenta ya me estarás recogiendo del aeropuerto porque, como siempre, no puedes esperar a que yo venga a verte cuando vuelva- ambos sueltan una leve risa. Tom se inclina y deja un tierno beso en su frente.

-Eso espero- sentencia Vania antes de abrazarlo fuerte.

Después de una hora entre charlas y bromas Vania observa la hora en su teléfono y se acuerda de que había quedado.

-Mierda, mierda, mierda- dice separándose del pecho de Tom y poniéndose en pie. Se encamina con rapidez al armario de donde saca algo de ropa que sea decente.

-¿Qué pasa?- pregunta Tom con el ceño fruncido.

-He quedado con Raúl para ir a comer- responde la chica mientras agarra su ropa y se adentra al baño.

-¿Con ese?

-Aha, Tom, con ese- responde desde el otro lado de la puerta. Tom aprieta la mandíbula con notoria molestia.

-No creo que sea buena idea.

-No te estoy pidiendo permiso ni nada por el estilo.

-¿Me vas a abandonar?- la puerta se abre dejando ver a una Vania totalmente vestida.

-Tienes comida en la nevera- comenta sin mirarlo, ya que está cogiendo sus cosas.- Y si no te gusta- se gira a verlo.- Tienes tu casa.

-No lo digo por eso- Tom alza las cejas dándole a entender a que se refiere.

-No voy a tener esa conversación otra vez. Raúl es un buen chico, eres el único que no piensa así.

-Soy tu mejor amigo, da igual lo que diga el resto.

-¿Por qué te cae mal?

-Porque es un imbécil sin neuronas que lo único que quiere es follar contigo para después abandonarte y largarse con otra- responde sin titubear. Vania no se esperaba una respuesta lanzada tan de golpe y menos esa.

-¿Me estás diciendo que solo me quiere para follar?

-Aha.

-¿Qué no me quiere por ser quien soy?

-Nop.

-¿Como todos los anteriores a él?

-Exacto.

-O sea, que dices que nadie puede quererme- afirma a lo que Tom suelta un suspiro.

-No he dicho eso- se defiende.

-Lo has dado a entender- acota dolida.

-Vany.

-Déjalo. No intentes arreglarlo porque siempre terminas jodiéndola más- sentencia antes de adentrarse de nuevo al baño para aplicarse un poco de maquillaje. Tom la sigue y se apoya en el umbral de la puerta.

-Lo siento- murmura.

-Da igual. Ya estoy acostumbrada a tus celos.

-¿Perdona?- pregunta Tom asombrado.

-Que estás celoso- repite mirándolo a través del espejo.

-Más quisieras- le dice con una leve sonrisa.

-No pasa nada por admitirlo. Estás celoso porque los chicos se fijan en tu mejor amiga y no quieres que uno sea mejor que tú y te la quite.

-Primero, nadie es mejor que Tom Holland o sea yo- Vania rueda los ojos y termina de maquillarse.- Y segundo, no estoy celoso, solo siento pena de que pierdas tu tiempo con unos imbéciles que no te valoran.

-¿Y tú me valoras?- lo encara.

-Pues claro.

-No lo parece cuando hace un par de minutos estabas asegurando que no valgo para que alguien me quiera para algo más que no sea follar.

-Te he dicho que no he dicho eso, lo has malentendido- ahora ambos se estaban mirando enfadados.- ¿Sabes qué?- se endereza.- Queda con ese tal Raúl, yo quedaré con Vanessa, será mucho mejor.

Rash. En este momento se rompe la barrera de la paciencia de Vania y deja salir completamente su lado molesto. Sabe que lo va a hacer para molestarla porque nunca le ha caído bien Vanessa y mucho menos era de su agrado que se acostara con su mejor amigo.

-¿Con esa otra vez?

-Sí, Vany, con esa- imita su respuesta.

-Es una golfa.

-¿Quién es la celosa ahora?- pregunta retóricamente con una sonrisa de suficiencia.

-No estoy celosa.

-Nooo, que va- ironiza.

-Mira, Tom- se acerca a él.- Eres mi mejor amigo pero te estás comportando como un crío. Te molesta que no me quede contigo y me vaya con Raúl y por eso vas a follarte a Vanessa. Porque seamos sinceros, no vas a buscar nada más con ella sino que...

-¿Y tú que sabes?- Vania frunce el ceño.- Vanessa es una chica increíble y creo que podría ser una buena chica a la que llamar novia.

-¿En serio? ¿Vas a llamar novia a una zorra que se acuesta con un tío distinto cada vez que sale de fiesta?

-Eso no es cierto.

-Anda que no. Yo lo sé y tú también- sentencia molesta.

-Solo dices eso porque estás celosa, admítelo- la encara.

-Cuando tú admitas que estás celoso de Raúl- contraataca.

-Nunca.

-Pues ya está- se aparta de él y agarra su teléfono.- Ahora, si me disculpas, tengo una cita a la que asistir. Si te quieres quedar pues bien y si no cierra con llave cuando te vayas.

Una vez dicho eso no le deja contestar y sale de su habitación para bajar las escaleras. No aguanta ni un segundo más con él por lo que sale de su propia casa lo antes posible. Se adentra en su coche y pone rumbo al restaurante donde ha quedado.

Al llegar respira hondo en un intento de calmarse antes de encaminarse a la entrada donde Raúl la está esperando. Ambos se saludan con un beso en la mejilla antes de adentrarse al restaurante. Un chico joven los lleva hasta su mesa donde degustan una riquísima comida.

Por otro lado Tom hace lo que le ha dicho a su mejor amigo y llama a Vanessa. Esta está encantada con la idea de quedar con el castaño pero se sorprende cuando este en vez de ir directos a la cama, ofrece ir a dar una vuelta. Aun así disfrutan de la compañía del otro mientras tienen leves conversaciones.

Vania y Raúl terminan su comida la cual paga él por más que ella lo ha intentado impedir. Al salir del local se encaminan al parque que se encuentra en frente y pasan el rato dando un paseo mientras no paran de hablar y reír. Pero un pensamiento intrusivo se cuela en la mente de Vania y la imagen de su mejor amigo acostándose con Vanessa la atormenta. No quiere pensar que eso es lo que puede estar haciendo Tom en ese momento, pero ella lo da por seguro.

Tom y Vanessa comen en un McDonald's para después pasear por el borde del rio Támesis. Vanessa intenta sacar conversación y lo logra pero no es muy activa que digamos, ya que Tom tiene la mente en otro lugar o mejor dicho en otra chica. No podía creer que hubiera discutido así con su mejor amiga. Eran amigos desde el vientre prácticamente y nunca se habían dicho cosas así, al menos no en serio.

Raúl cuando ve que se acerca la hora de cenar y que no quiere que esto acabe, le ofrece ir a cenar a Vania. Ella duda, ya que todos los sábados Tom y ella celebran su cena de mejores amigos. Pero entonces se acuerda de la pelea de esa mañana y la ira se apodera de ella. Es por ello que acepta, acepta la petición de Raúl con una sonrisa.

Tom solo pensaba en la excusa que ponerle a Vanessa para dejarla de una vez por todas en su casa y así poder irse a la de su mejor amiga. Allí le pediría perdón y podrían volver a celebrar otra de sus cenas rutinarias de mejores amigos. Pero eso se fastidia cuando recibe un mensaje de Vania.

Esta junto con Raúl se encaminan a un restaurante que, según Raúl, cocinan de maravilla. Una vez dentro, ya sentados y a tres cuartos de hora de ser el toque de queda de ambos amigos le envía un Whatsapp. Uno donde cancela la cena.

Vany: Cena cancelada. Raúl me ha traído a cenar a La Fontaine, así que lo dejamos para la semana que viene.

La sangre de Tom hierve con solo leer el mensaje. Se disculpa con Vanessa por tener que irse pero en compensación la lleva a su casa. En el coche reina el silencio mientras los nudillos de Tom se vuelven blancos de tanto apretar el volante. Una vez en frente de la casa de Vanessa esta se despide y se baja del coche.

Tom aprieta el acelerador sin importarle una mierda que lo puedan multar por exceso de velocidad. Recorre las calles con un destino fijo. Tarda menos de lo que debería, ya que su furia lo ha hecho saltarse un par de semáforos. Suerte de que no se ha llevado a nadie por delante.

Aparca en la primera plaza disponible que encuentra y se baja del coche dando un portazo. Se encamina con paso firme a la puerta y la abre de golpe captando la atención de varios camareros. Sin importarle nada se adentra al comedor del restaurante. Varios camareros le llaman la atención pero una vez divisa a su mejor amiga le da igual las palabras de estos.

Marcando su furia en cada paso camina con rapidez hasta situarse en frente de la mesa donde tranquilamente estaban hablando Vania y Raúl, quienes no se habían dado cuenta de la llegada del castaño.

-Vámonos- acota Tom captando la mirada de ambos.

-Tom- dice Vania sorprendida.-¿Qué haces...?

-Va, arriba- la interrumpe provocando que ambos frunzan el ceño.

-¿Qué coño haces?

-Se acabó la cena con este imbécil.

-¿Perdona?- habla Raúl mirando a Tom con enfado. Vania posa la mano sobre la de él captando su atención.

-Yo me ocupo, no tardo- le dice ella.

Vania se pone en pie y agarra a Tom del brazo para llevarlo a rastras fuera del restaurante mientras se disculpa con los empleados del lugar por el mal comportamiento de su mejor amigo.

-¿Qué cojones haces aquí?

-Vengo a por ti.

-¿Por qué?

-Porque hoy es sábado y los sábados cenamos juntos. No puedes cancelarlo.

-O sea que tú sí que puedes cancelar miles porque no estás pero yo no por tener una cita.

-Yo no elijo cuando estar aquí y cuando no, además de que lo mío es por algo bueno.

-Y lo mío también.

-Mis cojones- gruñe mientras pasa su mano entre los mechones de pelo.

-Lárgate- sentencia Vania.

-No sin ti.

-Pues tendrás que pasar la noche aquí- Vania se da la vuelta para volver a entrar, pero no lo logra.

-Bien, tú lo has querido.

En menos de cinco segundos Tom ya se encuentra delante de ella y la agarra de la piernas para cargarla como si de un saco de patatas se tratara. Vania suelta un grito de sorpresa que a Tom le da igual.

-¡Tom, bájame!

-Na nai- contesta con simpleza mientras se encamina a su coche.

-¡Thomas! ¡Basta! ¡Bájame, joder!- la chica no deja de gritar pero él la ignora completamente. De lo único que se preocupa es de que no se caiga de lo mucho que se está moviendo.

Cuando llega a su coche lo desbloquea antes de abrir la puerta de copiloto y sentarla ahí. Bloquea las puertas para que no pueda salir y se sienta en su lugar. Ignora las quejas de su mejor amiga y enciende el coche para salir de ahí cuanto antes.

-¡¿Eres gilipollas o qué?!- le grita Vania.- ¡Da la vuelta! ¡¿Me estás escuchando?!

-Como para no hacerlo.

-¿Encima te cachondeas?- Tom rueda los ojos.- Eres increíble.

-Gracias.

-¡No era un cumplido!

-Deja de gritarme, Vany.

-¡Te gritaré si me sale de los cojones! ¡Eres un capullo integral! ¡Un imbécil de pacotilla!

No es la primera vez que su amiga le llamaba alguna de esas cosas. Sí que es verdad que es la primera vez que parece sentirlo de verdad pero Tom intenta ignorarla lo máximo posible hasta que al fin llegan al frente de su casa.

Cuando Tom quita los seguros Vania no tarda ni medio segundo en quitarse el cinturón, que entre gritos Tom le había obligado a ponerse, y salir con rapidez y furia del coche. Comienza a caminar de nuevo al restaurante el cual ahora se encuentra a muchos kilómetros, pero eso a ella le da igual.

-¡Vany!- le grita Tom saliendo del coche y siguiéndola solo un par de metros. No va a correr detrás de ella, sabe que en algún momento se parara.- ¡Vany, para!

-¡Vete a la mierda, Holland!

-¡Vany!- es en el momento en el que ella le saca el dedo, sin frenar su paso, cuando se da cuenta de que esta vez no se va a parar.- ¡Vany, ven aquí! ¡Vany!- ella la ignora mientras se aleja cada vez más.- ¡VANIA PACHECO!

Vania frena su caminar de golpe. Que Tom la llame por su nombre y apellido es el punto máximo al que su paciencia ha llegado. Con ello da a entender que está realmente enfadado, pero ella no se queda atrás. Aun así no se mueve, se mantiene de espaldas a él.

-¡Estás montando una escena!- le dice Tom elevando la voz por la distancia que les separa. Ese comentario hace explotar a Vania.

-¿¡QUÉ ESTOY MONTANDO UNA ESCENA?!- grita mientras se da la vuelta.- ¡¿QUÉ YO ESTOY MONTANDO UNA ESCENA?!- camina a paso firme y rápido hacia su mejor amigo.- ¡¿Y TÚ QUE?! ¡¿QUÉ COÑO HAS MONTADO TÚ EN EL RESTAURANTE?! ¡UNA OBRA DE TEATRO ENTERA!

-Entremos- comenta una vez su amiga se encuentra en frente suyo.

-¡No! ¡No pienso ir a ningún lado contigo!

Tom asiente antes de volver a cargarla como un saco de patatas y volver a escuchar el grito de su amiga.

-¡Joder, Tom!- grita esta mientras intenta zafarse del agarre, cosa que no logra.- ¡BÁJAME! ¡THOMAAAAAAAAAS!

Ignorándola completamente saca su llave del bolsillo y abre la puerta de su casa con tranquilidad. Una vez dentro cierra la puerta con el pie y se encamina a la sala, donde la suelta al fin.

-¡Eres el peor mejor amigo de la historia! ¡¿Quién te crees que eres para ir al restaurante, exigirme que me levante y me vaya contigo, y al no hacerlo traerme contra mi voluntad a tu puta casa?!- le grita poniéndose cara a cara con él.

-Tienes razón- habla el castaño.

-¡Y tanto que tengo razón ¡Eres un imbécil que no acepta que su mejor amiga...!

-Estoy celoso.

-¡... tenga una cita con...! Espera, ¿qué?- pregunta desconcertada.

-Que tienes razón en todo- acota.- Soy un imbécil, un cabrón, un gilipollas... todo lo que tú quieras. Pero lo soy porque lo que has dicho esta mañana también es verdad. Estoy celoso- hace una pausa para soltar un suspiro.- Estoy celoso porque me gustas- Vania abre los ojos sorprendida.- Me gustas desde hace años, Vany. Desde que éramos unos simples críos que no entendían una mierda de amor. Por eso no te dije nada porque pensaba que solo era un niño que no entendía de eso. Pero con los años fui creciendo y sabiendo que los sentimientos eran de verdad. Pero ya era tarde, tú solo me veías y me ves como tu mejor amigo y tengo que respetarlo- se frota la cara antes de apartar la mirada al suelo.- Lo siento- murmura.- Me he comportado como un completo imbécil pero me controlaré. Lo intentaré porque no quiero perderte.

Vania se queda unos segundos, que a Tom le parecen minutos, en silencio intentando analizar y asimilar todo lo que su mejor amigo acaba de confesar.

-No me perderás- es lo único que logra decir.

-Si continúo así sí, te irás- dice aún sin levantar la mirada. Vania coge una bocanada de aire buscando fuerza para pronunciar sus próximas palabras.

-Estoy demasiado enamorada como para irme- sentencia.

Tom tarda unos segundos en reaccionar pero cuando lo hace levanta la mirada para conectarla con la de su mejor amiga, la cual se muerde el labio inferior algo tímida. Ahora es Tom quien se toma unos segundo para asimilar lo que ha dicho la chica.

-¿Qué?- que pregunta más estúpida sale de su boca.

-Que tú también me gustas, Tom- responde con una leve sonrisa.- Estoy enamorada de ti desde hace años pero nunca pensé que me corresponderías. Nunca vi señales de que sintieras lo mismo por mí- los nervios se apoderan de ella.- Pero claro no tuve en cuenta de que eres actor, llevas lo de actuar por las venas. Así que es normal que no me diera cuenta, seguro que has estado actuando que no te gustaba todo este tiempo y como actúas tan bien pues no me he enterado hasta que lo has confesado y...

Tom se inclina hasta juntar sus labios con los de ella, haciéndola callar. Los labios de ambos se mueven con lentitud y ternura, pero con las ganas impregnando el beso. Hacía mucho tiempo que ambos deseaban que eso ocurriera.

-Te quiero, Vany. Se mi mejor amiga y mi novia, por favor- le pide mirándola con súplica. Ella asiente enérgicamente con la cabeza antes de hablar.

-Sí, claro que sí- vuelve a besarlo pero esta vez dura poco.- Eso sí, nada de celos, por favor. Oh y me debes una cena, que te quede claro- Tom ríe ante su comportamiento.

Captura la cintura de su ahora chica y la acerca hacia él para poder volverla a besar. Esta vez sin importarle el tiempo y mucho menos el aire que reclaman sus pulmones. Solo se dedica a besarla hasta hartase, cosa que nunca ve posible.

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