¡LUCAS!

Personas: Tom Holland y ___.

Edad: Ambos 15 años.

Advertencia: No.

Nota: Sé que Lucas en verdad tiene 10 años pero le he subido unos pocos.

-*-

Mantengo la vista fija en la ventanilla. Observo como el avión comienza a descender hasta que tocamos tierra. Suelto un suspiro de alivio. Nunca me había sentido tan tranquilo al llegar a un lugar.

Hace dos años desde que nos fuimos de Londres a Japón y, aunque ya me he acostumbrado a la vida en Asía, no puedo negar que echaba de menos Inglaterra. Es la decisión de mis padres que más he apoyado.

Tras bajar del avión nos dirigimos a la salida. Solo llevamos una mochila cada uno con nuestro poco equipaje. Todas nuestras otras cosas han sido destruidas por el tsunami de hace casi dos meses. Nos hemos mantenido en el hospital todo ese tiempo mientras mi madre se recuperaba, y nos gastábamos dinero solo para lo esencial.

Al salir por la puerta vemos a mi abuelo Brain quien con rapidez se acerca a nosotros. Envuelve a mis padres en un fuerte abrazo antes de agacharse y abrazarnos a nosotros de la misma forma.

Nos subimos al coche del abuelo quien nos va a llevar a nuestra casa. Mis padres nunca la vendieron. No sé el motivo pero ahora mismo lo agradezco. Deseo volver entrar por esa puerta y dejarme caer en mi cama.

Durante todo el camino me mantengo con la vista clavaba en las calles. En el interior del coche solo se escucha como mis padres contestan levemente a las preguntas de mi abuelo y como les asegura que después, cuando estén a solas, le explicarán todo.

Simon se encuentra dormido con la cabeza apoyada en mi brazo y Thomas, al igual que yo, mira las calles. El que más ánimos ha tenido de los tres durante el tiempo del viaje ha sido Simon que ha intentado hacernos reír.

Thomas ha conseguido más de una vez relajarse y divertirse con Simon pero por mi parte ha sido casi imposible. Solo he dejado de pensar en todo lo que ha pasado un par de veces. El resto del tiempo no hice más que revivir imágenes.

Ahora, casi llegando a nuestra casa, ya no pienso tanto e intento enfocarme en la suerte que hemos tenido y en que ahora estamos a salvo. Y ese pensamiento se afirma aún más cuando el coche frena enfrente de la entrada.

Bajo del coche con Simon en brazos, esté abre sus ojitos y al observar dónde nos encontramos esboza una amplia sonrisa que causa una leve en mí. Me siento más tranquilo al saber que aquí no volverá a pasar lo que ha ocurrido.

Nos despedimos de mi abuelo con otro fuerte abrazo y le prometemos que lo iremos a ver para pasar el día con él una vez nos volvamos a aclimatar al lugar. Nos da la llave de repuesto antes de subirse al coche. Una vez el coche desaparece caminamos hacia la puerta.

-¡LUCAS! ¡LUCAS!

Me giro en dirección a la voz y no me da tiempo a reaccionar cuando ya tengo su cuerpo encima del mío, abrazándome.

-Dios, Lucas- susurra con voz temblorosa. La aprieto fuerte contra mí.

-Vamos chicos- escucho que dice mi madre.

-Menos mal que estás vivo- susurra ___ sollozando.

El abrazo dura varios minutos hasta que nos obligamos a separarnos. Aun así nos mantenemos cerca. Me detengo unos segundos a observarla. Hace dos años que no la veo. Su aspecto ha cambiado en eso corto tiempo. Se le ve más mayor y más guapa.

___ es mi mejor amiga prácticamente desde que se mudó a la casa de enfrente con cinco años. Cuando me fui hace dos mantuvimos el contacto vía WhatsApp, Instagram y llamadas/videollamadas. Nunca perdimos el contacto, hasta hace dos meses.

-Me esperaba volver a verte de una forma menos angustiante y más bonita- comenta causándome una leve risa.

-Yo también- aseguro.

-¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo grave?- pregunta mientras me observa de arriba a bajo.

-Tranquila, estoy bien- poso las manos en sus mejillas obligándola a que fije la mirada en mis ojos.- Y más ahora que vuelvo a verte- se sonroja. Sigue siendo la misma.

-Te echado de menos- murmura.

-Y yo a ti.

Admiro su rostro y cada detalle en él. Su pelo algo más largo desde la última vez que la vi; sus largas pestañas que se posan en los pómulos cada vez que los párpados se cierra escondiendo así sus ojos; esos ojos que destilan un increíble brillo.

Hago caso al impulso que se apodera de mí y, aún con mis manos en sus mejillas, acerco mis rostro al suyo hasta que nuestros labios se rozan. Noto su respiración agitada. No dudo en juntar mis labios con los suyos, no pienso perder más tiempo.

Muevo mis labios sobre los suyos que se mantienen unos segundos estáticos pero que acaban correspondiéndome. Los movimientos son lentos y tiernos pero profundos. El beso dura hasta que nuestro pulmones necesitan aire y nos separamos lentamente.

-Me gustabas antes de irme y no te he dejado de querer- confieso. Sus mejillas se sonrojan y forma una leve sonrisa.

-También me gustabas y aún te quiero.

No puedo evitar sonreír ampliamente antes de volver a besarla. Esta vez, al separarnos, nos abrazamos con fuerza y firmeza.

-Tenía miedo de haberte perdido para siempre- susurra aún abrazados.

-Eso no pasará, nunca. Te lo prometo- sentencio en el mismo tono.

He sobrevivido a un tsunami junto a toda mi familia y eso me ha cambiado en muchos aspectos. En muchos menos en lo que siempre he sentido por ___. Eso nada ni nadie lo cambiará. Y ahora que la tengo entre mis brazos y con todo el tiempo disponible no pienso desaprovecharlo.

Voy a disfrutar de mi vida con mi familia y junto a ___.

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