Bus.

Personas: Tom Holland y ___.

Edad: Él 24 y ella 18.

Advertencia: Nop.

Nota: Parece que la inspiración vuelve...

-*-

Corrí como si la vida me fuera en ello mientras intentaba no tropezar en esa cuesta empinada. A mis espaldas mi compañera, que se encontraba en la misma situación que yo. Ninguna podíamos perder el bus.

Los horarios eran una porquería y era mejor correr que arriesgarse a perderlo. Por ello cada día nos metíamos el maratón de nuestras vidas para conseguir llegar a tiempo.

Una bocanada de aire se coló entre mis labios, siendo reclamada por mis pulmones, una vez llegamos a la parada del bus. En ella observé a ese grupo de tres chicas que siempre se subían en el mismo que nosotras. Si ellas se encontraban ahí significaba que aún no había pasado.

- Joder, como siga así no llego a los veinte - bromeé.

- Mañana cumples diecinueve, no exageres - rebatió mi broma con una expresión divertida, ya que sabía que no me gustaba que me recordaran mi cumpleaños.

- Tienes suerte de que esté demasiado cansada como para matarte -. Rio -. Además de que emocionalmente sigo siendo una papilla.

- Real, hoy ha sido intenso el día.

Estudiábamos interpretación en un grado superior y hoy habíamos hecho, sin planearlo, un poco de "terapia grupal". Aunque yo lo nombraría mejor como desahogo grupal. Hemos liberado partes de nosotros que nos duelen y eso ha afectado a nuestras emociones.

- Bus de mi vida - comenté una vez lo vi aparece al final de la calle -. Llegabas a desperecer en el agujero negro de hace dos días y me suicidaba -. Erika se rio de nuevo mientras volvía a llamarme exagerada.

Tras frenarse ante nosotras y el resto de personas, se hizo una fila para pasar el billete e ir subiendo. Erika y yo nos sentamos juntas, quedando mi puesto al lado de la ventana, ya que ella sería la primera en bajar.

- Necesito un descanso físico y mental - le dije una vez el vehículo volvió a ponerse en marcha -. ¿Crees que notarían mi ausencia si desaparezco mañana?

- Pues teniendo en cuenta de que es tu cumpleaños, pues un poco sí - respondió con una sonrisa -. Aunque te entiendo, yo también estoy saturada de tantas cosas.

- Estamos hasta arriba de cosas, no tenemos tiempo ni de respirar -. Asintió -. Y debo hacer todo lo que sea para el lunes el domingo, ya que mañana celebro mi cumple. Menudo día me espera.

- Bueno, pero piensa que al menos este año estarás rodeada de los que te quieren - dijo, refiriéndose a que el año anterior me encontraba confinada porque mi padre y hermana habían dado positivo.

- No de todos - murmuré para mí misma -. Tienes razón, al menos este año lo celebro mejor - concordé ya para ella. Erika sonrió antes de cambiar de tema.

El trayecto en total duraba media hora y tres paradas antes del final, dónde yo me bajaba, se bajó mi amiga. Nos despedimos con ella deseándome un feliz cumpleaños por adelantado y yo a ella un buen finde.

Las tres paradas siguientes me las pasé escribiendo un poco en mi bloc de notas del teléfono, sensaciones que había tenido durante el día y que tenía la necesidad de soltar en forma de escrito.

Cuando cerró las puertas de la penúltima parada ya me encontraba sola en el vehículo, como siempre. Era la única que se bajaba en la última parada. Esta se encontraba delante de una pequeña pista de baloncesto junto a un parque infantil.

Esperé de pie junto a la puerta trasera los últimos metros antes de que se parara del todo y la abriera. Le di las gracias al conductor y bajé del bus. Me coloqué bien el asa de la mochila mientras este se volvía a alejar.

No llevaba mis auriculares porque estaban descargados, pero no los necesitaba. Empecé a andar por el camino de siempre atenta a mi móvil y al texto que acaba de escribir; ajena a lo que ocurría a mi alrededor.

- Diecinueve, que vieja -. Solté un brinco en cuanto esa voz se posó muy cerca de mi oído.

Dejé de caminar y me giré a la derecha para ver quién era, aunque en el fondo ya lo sabía. Esa voz es difícil de olvidar. Abrí los ojos, sorprendida, viendo a esas dos figuras masculinas observarme. Me quedé estática, procesando.

- Al menos esperaba un abrazo - comentó el rizado.

- Y yo un beso.

Y ese fue el detonante que me hizo correr y abrazarlos a ambos a la vez. Había estado más de cinco meses sin verlos, ni siquiera para las fiestas navideñas. Los había extrañado.

Tras separarme de ambos abracé con más fuerza al pelirrojo antes de apartarme y fijar la mirada en el castaño a nuestro lado. Este me dedicó una sonrisa ladeada mientras abría los brazos. Sin dudarlo me hundí entre ellos.

Alcé la cabeza y me coloqué de puntillas hasta que nuestros labios al final se encontraron. Se movieron al compás con ansias, deseo, necesidad y amor. Había echado tanto de menos besarlo que me estaba saciando la sed.

Sin embargo, no pude seguir deleitándome con ellos, ya que el carraspeo de Harry nos interrumpió. Tom me separó y miré a su hermano con ganas de asesinarlo.

- ¿Qué hacéis aquí?- pregunté intercalando la mirada entre ambos.

- ¿Crees que iba a permitir perderme también el cumpleaños de mi chica después de no haber podido celebrar las Navidades juntos? - contestó Tom, mientras Harry recogía mi mochila del suelo. Esa que me importó bien poco cuando la dejé caer para abrazarlos.

- Pero si me dijisteis que no podríais venir porque teníais...

- Se puso pesado hasta que consiguió convencerme de hacer esta locura - me interrumpió el pelirrojo antes de hacer una señal hacia el camino que estaba tomando y comenzar a caminar -. Tengo hambre.

Ambos reímos antes de seguirlo. Tom me tenía pegada a su cuerpo, con el brazo enganchado en mi hombro mientras yo le rodeaba la cintura con el mío.

- Por cierto, ¿cómo habéis sabido que iba a estar por aquí ahora? - le pregunté.

- Hemos ido a tu casa primero, teníamos que dejar las maletas - me explicó -. Ahí tu madre nos dijo que no llegabas hasta pasadas las tres de la tarde y a Harry se le ocurrió la idea de venir hasta la parada. Obviamente, tu madre nos dijo dónde era.

- ¿Habéis estado mucho tiempo esperando?

- No mucho, tranquila. Solo unos minutos - sabía que mentía, pero no dije nada -. Estabas muy adorable bajando del bus con la mochila y la mente en tu mundo -. Lo empujé jugando cuando vi la chispa de chulería en sus ojos.

- Eres tonto.

Me paró agarrando mi brazo cuando me adelanté un par de pasos. Me giró y pegó a su pecho. No tuve mucho tiempo de reacción antes de volver a sentir sus labios sobre los míos. Esta vez el beso fue más lento, pero intensos y profundo.

- Te amo, ___- susurró sobre mis labios.

- Te amo, Tom- repetí.

- Y yo amaría llegar a tu casa y dejar de cargar esto - interrumpió Harry, desde la distancia. Señaló mi mochila que llevaba en su hombro -. ¿Llevas aquí un muerto o qué?

Ambos reímos unos segundos antes de que él también se uniera a nuestras risas y retomáramos el camino. Los observé a los dos mientras conversaban entre ellos, conmigo en medio.

Los adoraba, eso estaba claro. A Harry como mi mejor amigo y a Tom como el amor de mi vida. Los tenía ahí, junto a mí. Y me aseguraría de que fuera así siempre, porque los amaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top