Bailarina.
Personas: Tom Holland y valeluclari2 .
Edad: Ambos 21 años.
Advertencia: Sí, smut.
-*-
Estoy más que emocionada. Llevo haciendo castings y esperando que me cojan en alguno unos dos años. Y por fin lo he conseguido. Voy a hacer una sustitución a una bailarina que se ha lesionado. Tiene para unos seis meses, pobrecita.
Como voy con retraso en la coreografía he decidido venir a una de las salas de baile comunes del edificio donde se encuentra el plató para ensayar y ponerme al día. Es la segunda vez que vengo al edificio en donde se crean y ensayan los bailes. La primera vez fue cuando firmé el contrato y me enseñaron la coreografía por primera vez.
Con la credencial colgada del cuello me adentro al edificio. El hombre de seguridad me registra asegurándose de que no traigo ningún artefacto peligroso. Enseño mi credencial y me da el paso. Me siento especial.
Llamo al ascensor y después de unos segundos este se abre. Mientras se eleva hasta el tercer piso me ato la melena castaña en una coleta de caballo. Veo el brillo en mis ojos marrones en el espejo. Estoy emocionada.
Cuando las puertas del ascensor vuelven abrirse salgo colocándome bien el asa de la bolsa que llevo. Durante el camino a la sala de baile saludo a un par de personas que conocí el primer día. El resto, que son la mayoría, no me conocen.
Empujo la puerta adentrándome en la gran sala. Las luces ya están encendidas supongo que para que si alguien las necesita ya esté todo listo. Dejo la bolsa en una esquina y saco el móvil de esta. Observo el vídeo de la coreografía en este.
Coloco el teléfono en el suelo, apoyándolo en la pared que es toda un espejo. Me posiciono en el centro y comienzo a realizar el baile paso a paso y a un ritmo mucho más lento. Primero quiero asegurarme de que realizo cada paso bien y después ya lo llevo al ritmo.
En medio de un paso la puerta que se encuentra en la otra parte de la sala se abre asustándome, provocando que dé un traspié y caiga al suelo. Suelto un quejido mientras rodeo el tobillo con mis manos.
-Perdón, perdón- dice una voz masculina acercándose. Mi mirada sigue en mi tobillo.- ¿Estás bien? No pretendía asustarte.
Al levantar la mirada me quedo estática. Sus ojos castaños me miran con preocupación y culpa mientras yo solo puedo observarlo con asombro. Tengo nada más y nada menos que a Tom Holland a mi lado.
-¿Chica? Eeoo- salgo de mi trance.
-Oh, sí, sí. Estoy bien, solo ha sido el susto- contesto apresuradamente.
-¿Segura?
-Sí, segura- intento levantarme y él velozmente se pone de pie y me tiende las manos.- Gracias.
-Que menos.
-Creo que la que debe una disculpa soy yo, no sabía que la sala estaba ocupada. Venía a ensayar y no había nadie.
-Tranquila, puede pasarle a cualquiera- me sonríe de lado.
-No te molesto más. Buscaré otra sala- me dirijo a mi mochila pero Tom me agarra del brazo haciéndome girar.
-No hace falta que vayas a otra sala. Esta es suficientemente amplia para ambos.
-Pero no quiero molestar- digo un tanto nerviosa.
-No molestas.
-¿En serio?- asiente con la cabeza.- Bien, gracias- sonrío tímidamente.
Muevo el móvil unos metros a la derecha adueñándome de ese lado y dejándole el resto a él. Miro de reojo como observa su móvil y al notar que no dejo de mirarlo me obligo a centrarme en el baile.
Activo la canción en mi teléfono. Hay unos segundos de silencio, los que dedico para posicionarme. Después de ellos los primeros acordes de Singin' in the rain comienzan a sonar. Me mantengo quieta hasta que Umbrella suena y en cuanto llega mi entrada comienzo a moverme.
Debería sentir vergüenza por estar bailando, y aún más de esta forma un tanto sensual, delante de no solo un chico cualquiera sino de Tom Holland, pero una vez comienzo a bailar es como si el resto no importara.
Llega un momento de la canción en la que se me olvida un paso haciendo que ya vaya descuadrada con el resto de los pasos. Freno el baile y me acerco al teléfono para parar la canción.
-¿Así que eres una de mis bailarinas?- pregunta captando mi mirada.
-¿Cómo?
-Yo bailo Umbrella.
-¿Vas a bailar Umbrella?-lo veo sorprendida. Asiente.- Pues entonces sí que soy una de tus bailarinas.
Me observa en silencio pero con una amplia sonrisa antes de acercarse. Los nervios se apoderan de mí y siento como mi respiración se agita.
-¿Podrías ayudarme con unos pasos que me cuestan?- me pregunta.
-Cla... claro- titubeo.
-Genial, gracias... em...
-Valeria, pero me puedes llamar Val.
-Gracias, Val- agradece con una sonrisa.
-No hay de que- suspiro hondo.- ¿Y qué pasos te cuestan?
-¿Podrías repetir hasta donde sepas y te digo cuáles?
-Claro- me dispongo a programar la canción.
-Yo me encargo de eso- me dice extendiendo su mano para que le deje mi móvil. Y lo hago.
Me posiciono en el centro de la sala mirando hacia el espejo. Tom, en cambio, se aleja quedando atrás de la sala, a mis espaldas. Lo puedo ver a través del espejo y me sonríe provocándome un sonrojo.
A los segundos vuelve a repetirse el inicio de las canciones y con ellas empiezo a bailar. Esta vez me concentro en cada uno de los pasos y consigo superar la parte en la que antes me he quedado estancada.
La mayoría de los pasos pueden llegar a parecer extraños, ya que me falta el paraguas pero no me importa. Continúo con el baile porque en ningún momento Tom para la música.
La canción termina y yo me mantengo estática en la última posición. Mi respiración se encuentra agitada por lo que me permito cerrar los ojos para concentrarme en regularla.
Los abro de golpe al sentir una mano en mi cintura. Veo, a través del espejo, que Tom está detrás de mí. Su mano izquierda es la que se encuentra en mi cintura y con la otra acaricia mi brazo derecho.
No me puedo mover, mi cuerpo no reacciona. Pero en el caso de que lo hiciera no sé que haría. ¿Me apartaría o me acercaría más? No lo sé.
Su mano se desplaza en una caricia hacia mi vientre al desnudo por el top deportivo. Nuestros ojos se conectan en el espejo y me sonríe con picardía provocando que me estremezca.
Pronto deja de observarme para acercar su rostro a mi cuello y dejar leves besos ahí y en la clavícula. Sus besos son húmedos y las caricias en mi vientre provocan que cierre los ojos. Tiro la cabeza hacia atrás recostándola en su pecho y dejándole más acceso a mi piel. No puedo retener los jadeos que salen de mis labios.
-Tom...
-Ssh. Solo déjate llevar- susurra en mi oído.
Me doy la vuelta y antes de que pueda hacer cualquier otro movimiento lo agarro de la nuca y uno nuestros labios. Estos se mueven veloz e intensamente. Me aprieto contra su cuerpo y siento el calor que emana. La temperatura en el ambiente aumenta.
Con sus manos en mis muslos me incita a pegar un salto y enredar mis piernas es su cadera. No pasan ni dos segundos cuando siento la pared en mi espalda. Aprieta sus caderas haciéndome notar su dura erección.
-Así me has puesto al bailar- murmura contra mis labios.
Siento la desesperación recorrer mis venas. Levanto su camiseta hasta sacársela. Muerdo mi labio inferior embobada con six pack. Paso mis manos por sus abdominales antes de centrar la vista en sus ojos.
-¿Te gustan?- pregunta con picardía.
-Y tanto.
Vuelvo a besarlo apasionadamente. Sus manos suben de mis muslos hasta mi cintura donde se encuentra el elástico de mis mallas. Al sentir el calor de sus dedos comenzando a adentrarse la cordura vuelve a mí.
-Espera... espera...- jadeo.
-¿Qué... qué pasa? ¿Quieres parar?
-La puerta- observamos esta.- Hay que poner el pestillo.
-Estas salas no tienen- me informa.
Mierda- pienso.
-¿Quieres parar?
-No- aseguro causando una sonrisa en su rostro.- Pero hay que ser rápidos.
-Está bien.
Me besa con una firmeza que prácticamente me descoloca. Nuestras lenguas se encuentran intensificando cada roce en nuestras partes. Me baja de sus brazos para quitarme las mallas y con ellas mi ropa interior.
Me observa provocándome un sonrojo. Intento dejar atrás la timidez que se quiere apropiar del momento y dirijo mis manos a sus pantalones deportivos. Se los saco junto con los bóxers. Miro su miembro, erecto y listo.
-Ven- dice mientras tira de mi mano.
-¿A dónde? Tom...
-Pon las manos en la barra- pide.
Confundida hago lo que me pide. Coloco las manos en la barra de ballet que hay en la pared del espejo. Observo a través de este cómo se posiciona detrás de mí. Comienza a besarme la piel del cuello mientras su mano me incita a separar las piernas.
-¿Alguna vez te has mirado mientras lo hacías?- pregunta contra mi cuello.
-No- suspiro.- Hasta ahora.
Giro mi rostro buscando sus labios los cuales no tardo en encontrar. Siento como acaricia mi entrada con la punta de su miembro.
-Joder, hazlo ya.
De un rápido y duro movimiento entra en mí. El beso se rompe en cuanto ambos soltamos un gran gemido. Se mantiene quieto unos segundos y después comienza a moverse. Al principio lento pero va incrementando la velocidad.
-Joder, no...- se frena a lo que suelto un quejido.- No me he puesto el condón y creo que no tengo.
-Da igual, tomo pastillas. Ahora muévete- me inclino hacia atrás intentando volver a provocar placer.
Vuelve a moverse cada vez más rápido y salvaje. Su mano viaja desde mi vientre hasta adentrarse por el top deportivo. Acuna y masajea uno de mis pechos en su mano. El silencio es dominado por el sonido de nuestros cuerpos chocando junto con mis gemidos y sus gruñidos.
-Jo... joder... Tom - gimo.
-Eso... eso... gime mi nombre.
-Tom... Tom.... TOM.
Cada embestida es más placentera que la anterior formando un nudo en mi bajo vientre. Siento como cada vez me acerco más a la explosión de placer. Se mueve dentro de mí con más firmeza.
-No... no te resistas- susurra con voz grave. Lo observo en el espejo, concentrado y sexy- Córrete.
Y como si fuera la última pieza que necesito la explosión se desata provocándome un increíble orgasmo. Me libero en un gemido con su nombre. Apoyo mi frente en la barra una vez pasa el punto alto.
Tom sigue moviéndose en mi interior en buscar de su liberación que no tarda en llegar. Siento su semen en mi interior en cuanto suelta un gruñido con mi nombre. Apoya la cabeza en mi hombro y yo tiro la mía hacia atrás posándola junto a la suya.
-Joder- murmura.- Ha... ha sido...
-Increíble- completo. Asiente dándome la razón.
De repente la melodía de Counting Stars retumba en la sala. Nos miramos a través del espejo antes de dirigir la atención a la bolsa de la esquina de donde proviene el sonido. Encima de esta se encuentra mi teléfono. Tom lo dejaría ahí antes de acercarse.
-Es mi teléfono. Me están llamando- anuncio.
Tom sale de mí con cuidado. Rápidamente me coloco mi ropa interior y me acerco al móvil con la intención de contestar antes de que se corte. La pantalla indica que es Brian quien me está llamando.
-¿Si?- pregunto una vez acepto. Veo como Tom se está vistiendo.
-Val, buenos días- comenta el chico al otro lado.
-Ee... bu...- aparto la mirada del actor.- Buenos días.
-Te llamaba porque tenemos ensayo con todos los bailarines en diez minutos y estamos esperándote abajo.
-¿Abajo?- pregunto nerviosa.
-Sí. Solo faltáis tú y Tom.
-¿T... Tom?- al decir su nombre, este, clava sus ojos en mí.
-Sí, el actor con el que bailaremos- me informa Brain.
-¿Qué pasa?- susurra Tom. Tapo el micrófono.
-Hay ensayo con todos los bailarines y solo faltamos nosotros. Nos están esperando abajo.
-Mierda.
-Ee... yo...- tartamudeo al teléfono.
-Diles que estás llegando, sé cómo salir de aquí sin ser visto- me dice Tom mientras agarra su bolsa y la mía. Me pasa mis mallas.
-Estoy llegando, dame cinco minutos- le digo a Brain.
-Bien, te esperamos. A ver si Tom aparece también.
-Genial, hasta ahora- cuelgo antes de que pueda despedirse.
Me coloco la mallas con rapidez mientras Tom observa que no haya nadie en el pasillo. Me acerco a él una vez estoy lista.
-Bien, vámonos.
Agarra mi mano y tira de mí por los pasillos. Nos escabullimos de las personas que nos vamos encontrando por el camino.
-Oye- le digo.- ¿Por qué no simplemente bajaba y decía que estaba ensayando?
-Porque las personas que nos hayan visto al venir me conocen más y le pueden decir a Brain que estoy aquí. A ti no te reconocen.
-¿Y eso qué tiene que ver?
-Brain es muy listo, créeme. Tiene como un radar. Si te ve aquí y después se da cuenta de que yo también estaba es cuestión de tiempo que empiece a preguntar. Y aunque lo neguemos él sabrá que mentimos.
-¿Tan listo es?
-Su segunda opción de estudios era psicología. Con eso te lo digo todo.
-Joder.
Caminamos durante unos segundos más hasta que nos situamos delante de una puerta en un pasillo oscuro y desértico. Tom la abre y deja ver un callejón iluminado por el sol.
-La entrada está en el otro lado del edificio, no verán que sales del callejón- informa mientras me pasa mi bolsa.
-Vale, gracias.
Cuando estoy saliendo siento como me jala del brazo para girarme. Nuestros labios se encuentran, esta vez en un beso lento y profundo que me esfuerzo en disfrutar.
-Tenemos que disimular, hacer como que no nos conocemos- asiento. Forma una sonrisa ladeada.- Hay que repetir.
-Cla... claro- digo cohibida.- Yo... me... mejor me voy.
-Adiós, Val.
-Adiós, Tom- me despido de espaldas mientras salgo del callejón.
Mi teléfono vuelve a sonar indicando que es Brain de nuevo. Comienzo a trotar hasta que llego a la calle de la entrada. Brain me divisa en la distancia y exclama un aleluya.
-Lo siento, lo siento. El bus se ha retrasado- miento.
-Está bien, no pasa nada- me dice.- Intenta llegar más pronto la próxima vez.
-Lo haré- aseguro.
-Vamos, todos adentro- comenta en general.
-¿Y Tom... el actor?- pregunto mientras nos adentramos en el edificio.
-Se ve que ha venido antes a ensayar- responde a lo que contesto con un leve asentimiento de cabeza.
Junto con el resto de bailarines nos adentramos a una sala de baile, otra distinta a la que estaba antes, más grande. Dejo mis cosas al lado de las de Linda, una chica que conocí la otra vez que vine.
-Perdón por llegar tarde y no avisar de que estaba en otra sala- explica Tom al entrar. Los nervios se implantan en el estómago.
-Está buenísimo, ¿verdad?- me susurra Linda.
-Sí- susurro sin apartar la mirada de él, que está saludando a Brain.
-Tiene que ser un dios griego en la cama- su comentario me pone tensa y nerviosa.
Si tú supieras- pienso.
-¡Chicos vamos a empezar!- informa Brain.- ¡Todos a sus posiciones!
Cumplimos su orden y cada uno se posiciona en su lugar. Tom se coloca donde Brain le indica. Lo observo a través del espejo. Sus ojos se posan en mí haciendo que nuestras miradas se conecten. Forma una sonrisa ladeada seguida de un guiño que me deja sin respiración.
-¡Empecemos!- grita Brain.
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