Asistente.

Personas: Harry Holland y HistoriasDeKpopers .
Tom y acá yo, también aparecemos✌🏻

Edad: Él 21 y ella 17 (somos españolas, es legal😂).

Advertencia: No. Capitulo larguito.

Nota: Letra en cursiva es que hablan en español. Y sorry si hay faltas, lo he repaso varias veces pero siempre se me escapa alguna. Sobre todo si es largo, como este.

Nota 2: Menos mal que no te gustaba Harry, eh amiga?😂

-*-

Día 1
-¡AROA!- me llama a gritos mi amiga Aina.- ¡AROAAAAAAA!

-¡QUE YA VOY COÑO!- grito de vuelta mientras agarro mi gorro negro y salgo por la puerta.

En la entrada se encuentra una furgoneta negra en la cual está ella apoyada con los brazos cruzados y una mirada matadora que va dirigida a mí. Troto levemente hasta llegar ahí.

-Perdón- me disculpo mientras veo como nos abren la puerta de atrás.- Pero estaba organizando unas últimas citas y entrevistas en la agenda.

Aina se adentra, se sienta en uno de los asientos y yo me coloco en el de enfrente. En la agenda tengo el horario pero por si acaso algún día me la dejo, también lo tengo todo apuntado en el móvil.

-¿Emocionada por conocer a Spider-Man?- me pregunta con una sonrisa.

-Es tu Crush, no el mío- respondo encogiéndome de hombros.- Me hace un poco de ilusión por ser un gran actor pero no me voy a volver loca como supongo que te pasó a ti- rueda los ojos.

-Ya te dije que cuando lo conocí me comporté- me recuerda.- Fue después en mi caravana-camerino donde me volví loca- ambas soltamos una risa.

Durante el camino, que no es muy largo, ya que la casa que Aina ha comprado (síp, a los 17) no se encuentra muy lejos del set, nos ponemos a hablar de cosas triviales y sin sentido. También le recuerdo varias de las cosas que tiene planeadas para esta semana.

Al llegar hay varios fans que al ver que no se trata de la furgoneta de Tom se calman. Aina es mucho menos famosa de lo que es Tom. Ella, con tan solo 17 años, ha salido en tres películas y esta va a ser la cuarta y más importante. Se ha codeado con estrellas y poco a poco se va haciendo más reconocida, pero aún no como para tener fans esperándola. Sé que alcanzará su mayor sueño de aquí poco.

Al final, después de insistir e insistir durante meses, aceptó que yo fuera su asistente personal. Esto me ayuda mucho, ya que puedo compaginarlo con mis estudios musicales. Me gano dinero (que ella me paga), viajo, conozco a personas increíbles y encima puedo estudiar a la vez. No podría ser mejor.

Una vez la furgoneta se frena nos bajamos y no pasa ni dos segundos cuando una chica desconocida se acerca a Aina y le indica por dónde debe ir. Yo, como buena asistente, la sigo y presto toda mi atención.

-Bien, las estilistas te están esperando en esta caravana, la cual será la tuya durante todo este mes.

-Vale, gracias- le dice Aina antes de que la chica se aleje. Mi amiga se gira a verme.- Tráeme un café, por favor. Págalo tú, luego te lo devuelvo.

-Está bien.

Se adentra en la caravana y yo me doy la vuelta y me encamino entre las demás. Como soy nueva en Londres no sé dónde queda la cafetería más cercana así que me acerco a la chica de antes, que se encuentra hablando con un chico pelirrojo.

-Perdona- comento mientras le doy un leve toque en el hombro. Esta se gira con una sonrisa.- ¿Me podría decir dónde puedo comprar un café cerca? Por favor.

-Oh, claro. Hay una cafetería buenísima a dos calles de aquí, se llama English coffee.

-Vale, gracias.

Le sonrío antes de mirar al chico a su lado, quien me mira con curiosidad. Frunzo el ceño y me doy la vuelta para encaminarme a donde se encuentra aparcada nuestra furgoneta. Le explico al chofer el recado que debo hacer y dónde debo ir.

Unos pocos minutos después ya me encuentro dentro de la cafetería pidiendo el café y añadiéndole el mogollón de azúcar, como a Aina le gusta. A esta chica le va a dar un ataque de diabetes. Pago con mi dinero y vuelvo al vehículo.

De nuevo en el recinto me encamino hasta la caravana pero al intentar entrar descubro que se encuentra cerrada. Suelto un bufido y saco el móvil del bolsillo de mi chaqueta. Marco el número de Aina y espero impaciente que conteste, el café quema. Solo deseo que no esté grabando.

-Hey- me responde con alegría.

-¿Dónde te has metido?

-Ey, ey, relaja.

-Esto quema- le informo. Se escucha una voz de fondo.

-Estoy en la zona de grabación.

-Voy para allá- sentencio justo antes de colgar.

Observo el lugar y sigo las flechas que indican hacia dónde tengo que dirigirme para llegar a esa zona. Menos mal que Aina me había dicho que esto no era grande. Será mentirosa. Agradezco que estén las indicaciones si no seguro que me hubiese perdido ya.

Cuando llego a la zona del set busco a mi amiga con la mirada hasta que la encuentro sentada en una de esas típicas sillas donde detrás indican el nombre del personaje o del actor, en su caso el personaje: Riley.

A su lado se halla nada más y nada menos que Tom Holland. Ambos están hablando y riendo como si fueran amigos de toda la vida. Tienen que actuar de hermanos y físicamente lo parecen, ya que él tiene 24 y ella 17. En la película lo van a aparentar muy bien.

Me acerco a ellos a paso firme, ya que, aunque paso el café de una mano a otra, me estoy quemando. Me sitúo en frente de Aina captando su mirada al instante y haciendo que deje de reír, pero mantiene una sonrisa.

-Toma- le tiendo su café, el cual acepta encantada.

-¿Lleva los cu...?

-Sí, lleva tu alto nivel de azúcar- la interrumpo.- No sé cómo no te ha dado un ataque al corazón aún- suelta una risa.

-Gracias- agradece antes de pegar un sorbo al recipiente.- Em... por cierto, te presento- gira su rostro a su acompañante.- Aroa, este es mi compañero y nuevo amigo, Tom Holland. Tom, esta es mi amiga y asistente Aroa.

-Encantado- me ofrece su mano, la cual encantada acepto.

-Igualmente.

Debo admitir que aunque no soy tan fan como mi amiga sí que estoy ilusionada y un tanto fascinada por tener a Tom Holland delante de mí. Y mucho más al haber estrechado la mano con él. No es algo que ocurra todos los días. Pero deberé acostumbrarme, ya que pasaremos aquí un mes entero.

-Aquí tienes, tío- una voz masculina suena a mis espaldas por lo que me giro.

El chico de antes, el que conversaba animadamente con la chica desconocida, está caminando hacia nosotros. Se para al lado de Tom y le tiende un recipiente como el que yo le he traído a Aina.

-Gracias, hermano- le dice Tom con una sonrisa.- Harry, te presento a mi co-estrella y nueva amiga, Aina. Aina, él es...

-Sé quien es- comenta sin pensar y en cuanto se da cuenta de lo que ha dicho suelta una risa nerviosa.

Aina sonríe ampliamente mirando a Harry, lo cual me desconcierta. La he escuchado hablar de Tom pero nunca de ningún Harry. El único del que he escuchado hablar es de Harry Styles y no por Aina sino por nuestra otra amiga, Amy.

-Estoy encantada de conocer por fin al gran fotógrafo y futuro director de la familia Holland- comenta Aina mientras estrechan sus manos.

¿Familia Holland? ¿Eso significa que Harry es familia de Tom? Supongo que es su hermano, por ello lo ha llamado así unos segundos atrás. Yo pensaba que había sido una simple expresión.

-Lo mismo digo, he visto tus películas- le dice él con una sonrisa.

-Las tres únicas que tengo- ambos se ríen.

Después de esa risa Harry posa su mirada en mí y me dedica ese toque curioso de nuevo, el mismo que me dio en la zona de caravanas.

-Oh, perdón- comenta mi amiga a mi lado.- Esta es mi amiga y asistente, Aroa. Aroa, él es Harry el hermano...

-Y asistente de Tom- la interrumpe el pelirrojo. Me mira con una leve sonrisa que acompaña a esa mirada curiosa. ¿Por qué me mira así?

-¡AINA!- grita una voz masculina haciendo que los cuatro volteemos a verlo.- ¡A GRABAR!

-¡Voy!- esta se pone en pie, agarra mi mano y deja en esta el café.- Guárdalo hasta que vuelva.

-Se te pondrá frío.

-Da igual, me gusta de ambas formas- sentencia antes de encaminarse hasta el hombre que la ha llamado.

-¿Así que asistente de Aina?- pregunta Harry captando mi mirada de nuevo. Asiento.- ¿Desde cuándo?

-Desde su segunda película- respondo.- Hace casi dos años.

-Si quieres te puedo ayudar y dar consejos, es normal cometer fallos o no estar en todo al principio pero terminarás manejando todo a la perfección.

-Ya lo hago- le sonrío con cinismo.- Estoy al tanto de cada lugar en el que debe estar Aina, con quien y cuando. Estoy en contacto con la mayoría del personal de esta película y lo manejo a la perfección.

-¿Segura?- enarca la ceja.

-Segurísima- acoto a lo que él me mira sin creerme.

Ruedo los ojos antes de despedirme de ambos y encaminarme a la caravana que corresponde a Aina. Le pido a la chica desconocida que la abra. Dejo ahí su café y mis cosas. Me dedico un tiempo a asegurarme de que lo tengo todo en orden. Porque sí, lo tengo todo bajo control.

Día 4
Un par de días y puedo asegurar que este chico, Harry, sigue manteniendo esa mirada curiosa y esa sonrisa de suficiencia. Sobre todo cuando cometo algún pequeño error con Aina, el cual me perdona, ya que no son graves.

Hoy Aina se ha tenido que ir en solitario al set mientras que yo me reunía (ya que Aina no tiene un manager para estas cosas, solo para las películas/series) con una revista inglesa que está interesada en hacerle una entrevista para su sección de famosas adolescentes. No he estado más de dos horas y todo ha salido a la perfección.

Está acordado y agendado que este sábado por la tarde, después de las grabaciones de la mañana y la comida que tiene con Tom para reforzar lazos y que aparenten más hermanos, tendrá lugar la entrevista en el mismo edificio en el que nos hemos reunido.

Ahora me encuentro entrando en el set en la furgoneta que es aparcada en su lugar correspondiente. De camino a las caravanas me topo con varios empleados a los cuales saludo educadamente.

En cuanto la chica desconocida, que ahora sé que se llama Rose, me ve se dirige a mí y me acompaña hasta el camerino de Aina, el cual me abre encantada. Me adentro en él y dejo mis cosas sobre el sofá. Saco mi teléfono, la agenda y un bolígrafo antes de volver a salir.

Rose cierra con llave y me desea un buen día, acto que le devuelvo, antes de que me vaya en dirección a la zona del set. Aún me cuesta ubicarme un poco por ello sigo guiándome de las señales.

Aina se encuentra junto a Tom caminando hasta sus sillas. Los observo unos segundos antes de encaminarme hacia ellos. Se dejan caer en las sillas y veo como Aina suelta un bostezo.

-Buenos días- saludo a ambos.

-Buenos días- me lo devuelve el castaño.

-Hey, Aroa- saluda Aina.- ¿Qué tal la reunión?

-Genial, el sábado por la tarde después de la comida que tienes con él- dirijo mi mirada a Tom quien me sonríe de lado.- Tendrás una entrevista, no durará más de una hora. Así después tendrás el resto de la tarde libre para descansar.

-Ayy, muchas gracias. La primera semana siempre es agotadora.

-¿Y cómo están yendo las grabaciones?- pregunto interesada.

-Muy bien- me responde Tom.- Tenemos la química de hermanos que el director quiere. Las escenas se graban con fluidez, así que todo está saliendo genial- ambos se miran con una sonrisa orgullosa.

-Oh, em... ¿Quieres un café?- le pregunto a mi amiga.

-Sí, por favor- responde acompañado de un asentimiento de cabeza.

-Bien, ahora vuelvo.

Al darme la vuelta freno de golpe para evitar chocar con Harry. Este lleva consigo dos recipientes de café que podrían haber acabado encima de ambos si no llego a pararme a tiempo. Me mira con los ojos entrecerrados pero con una sonrisa.

-Buenos días, Aroa- murmura.

-Buenos días- repito desconfiada. Harry tiene algo que me hace estar en alerta siempre y no sé el que ni el por qué.

-Si me permites- doy un paso hacia atrás.- Debo ir a por el café de Aina- lo rodeo.

-No hace falta- dice elevando la voz y provocando que deje de caminar. Me giro a verlo con el ceño fruncido mientras que él me dedica una sonrisa.- Ya le he traído yo uno- se da la vuelta y observa a ambos actores.- Este es para ti, Tom y este para ti, Aina- le entrega el suyo a cada uno al mismo tiempo que yo me acerco a ellos con notoria molestia.

-Em... Harry...- comienza a hablar mi amiga.- Muchas gracias pero yo soy un poco especial a la hora de tomar café por la cantidad de azúcar y...

-Lo sé- la interrumpe.- Te escuché hablar con Tom sobre ello y sé que te gusta el café con leche con seis cucharadas pequeñas de azúcar que eso en un bar/cafetería equivalen a cuatro sobres- Aina, al igual que yo, lo mira sorprendida.- Está como a ti te gusta.

-Oh- mi amiga me mira un segundo antes de volver la mirada al pelirrojo.- Estoy impresionada- suelta una leve risa.

-¡Tom! ¡Aina!- grita el director desde la lejanía. Cuando ambos lo observan les hace una seña para que se acerquen.

Se bajan de sus respectivas sillas y, antes de encaminarse junto al hombre que los ha llamado, Aina le da un sorbo al café y sonríe ampliamente con la mirada fija en Harry, a mi lado.

-Está genial. Gracias, Harry- le agradece sin borrar la sonrisa. Después me observa a mí.- Cualquier cosa que necesite te aviso- asiento.

Una vez nuestros amigos se han alejado me giro para encararlo. Este me mira con una sonrisa mientras alza una de sus cejas.

-¿De qué vas?- pregunto molesta.

-¿Perdón?

-¿Por qué le has traído el café a Aina?

-Pues porque como tú no estabas y tenía que ir a por el Tom pues también se lo he traído a ella- responde encogiéndose de hombros restándole así importancia.

-No tenías que haberlo hecho. Ese es mi trabajo- me cruzo de brazos.

-Mal hecho- puntualiza a lo que lo mira atónita.

-¿Mal hecho?

-Si lo hubieras hecho bien, se lo hubieras comprado de camino a aquí. Te hubieras ahorrado un viaje, tiempo y se lo hubieras dado tú, no yo- responde con una sonrisa ladeada.- Ese hubiese sido uno de mis consejos si me hubieras dejado darte alguno.

-No necesito ningún consejo porque yo tengo mi forma de trabajar con la cual Aina está encantada y no me ha puesto ninguna pega.

-No he dicho en ningún momento que hagas mal tu trabajo, solo digo que eso lo has hecho mal y que podrías aprender y dejarte aconsejar por alguien a quien se le da mejor- se encoge de hombros.

-¿Insinúas que se te da mejor a ti que a mí?- enarco una ceja.

-Em... sí- sentencia y, imita mi acción, se cruza de brazos con una sonrisa de suficiencia.

-Déjame que lo dude.

-¿Quieres que lo comprobemos?- me reta.

Lo miro con los ojos entrecerrados durante unos segundos. A mí nadie me reta y se sale de rositas. Se va a enterar de lo buena asistente que soy.

-Comprobémoslo- sentencio tendiéndole mi mano. Este la acepta y la balancea con firmeza un par de veces.- Te voy a demostrar lo bien que se me da esto.

-Y yo lo mejor que se me da a mí y como no te vendría mal unos consejos- ruedo los ojos antes de darme la vuelta y encaminarme a donde se encuentra Aina.

Día 7
Puta alarma de los cojones, no ha sonado y por culpa de ello ahora voy como una bala. Me preparo en menos de 15 minutos. Abro mi bolsa y comienzo a lanzar un par de cosas dentro antes de salir con rapidez de la habitación. Al llegar a la entrada abro la puerta y espero dos segundos hasta que mi amiga baja las escaleras con rapidez y sale.

Cierro la puerta con llave y me encamino a su lado. Una vez me siento en mi lugar dentro de la furgoneta suelto un suspiro rendida. Las calles se encuentran totalmente desiertas y es que son las cinco y media de la mañana. A Aina le toca grabar desde bien temprano así que aún es de noche.

Una vez llegamos Aina se adentra en el camerino y yo me encamino a la zona de los extras donde hay una cafetera. Nunca he hecho el café aquí porque el de la cafetería es mejor, pero a estas horas aún está cerrado por lo que de momento hay que conformarse con este.

Hecho y listo. Me encamino con él hasta el camerino pero una vez poso la mano en la puerta de la caravana está se abre y de ella sale Aina con el vestuario ya puesto. Le tiendo el café y juntas nos dirigimos a la otra caravana, a dos de dónde se encuentra la suya, que es la de maquillaje.

-Buenos días- saluda Aina a la mujer y el hombre que se encuentran ahí.

-Buenos días- imito.

-Buenos días, chicas- dicen a la vez mientras Aina se sienta en el lugar que ocupa siempre.

Los tres se ponen a hablar mientras que yo saco mi agenda y compruebo todo lo que está previsto para hoy. Prácticamente se va a pasar todo el día grabando, menos los ratos libres para comer y una hora a las cinco de la tarde donde tengo apuntado que debe llamar a su amiga Olga.

-Aina- la llamo captando su mirada a través del espejo.

Yo me encuentro sentada en el sofá detrás de los dos sillones, uno el de ella y el otro el de Tom, quien aún no ha aparecido.

-Te recuerdo que a las cinco tienes que llamar a la Olga- le recuerdo a lo que ella sonríe ampliamente.

-Cierto, ya se me había olvidado. Gracias- comenta antes de sumergirse en su teléfono.

Tom, acompañado de Harry, llegan un par de minutos después y, como siempre, Harry me mira con los ojos entrecerrados y una sonrisa ladeada. En mi caso le dedico una mirada desconfiada antes de poner los ojos en blanco y fijar mi vista en la agenda de Aina.

Cinco de la tarde en punto. Aina y Tom han acabado de grabar y se encuentran en su hora libre. Como está comenzando a chispear en vez de quedarse en sus sillas de exterior deciden pasar los minutos en la caravana de maquillaje.

Estos dos han hecho muy buenas migas, tan buenas que parecen hermanos de verdad. Tom la cuida y protege como si fuera su hermana pequeña y Aina lo admira y trata como si fuera su hermano mayor. Y esa química se siente en las escenas que graban, o al menos yo lo he notado las veces que los he visto grabar.

La película trata de un par de hermanos que desde pequeños han estado pasando de casa de acogida en casa de acogida y se han tenido que enfrentar a diversas situaciones. Una vez Luke (Tom) se hace mayor de edad, Riley (Aina) se queda bajo su tutela. Juntos se enfrentan a mil problemas: sobrevivir con los malos trabajos, el mal barrio, las deudas, la gente... Lo único que no sé, es cómo acaba. Mi amiga no me lo ha querido decir.

Me siento en la mesa, en frente de la silla donde se encuentra Aina, y me pongo a rebuscar entre las cosas de mi bolso mi móvil pero es después de haber escarbado varías veces cuando me doy cuenta de que me lo he dejado en la mesita de noche de mi habitación. Eso me pasa por ir con prisas.

Suelto un bufido y me concentro en la conversación que está teniendo mi amiga con los hermanos Holland. Aina habla a la vez que está observando el teléfono.

-Aroa me he quedado sin batería- me informa haciendo que alce mi mirada de teléfono.- Tengo que llamar a la Olga. ¿Mi cable?

-Voy- pongo la bolsa en mi regazo y me pongo, de nuevo, a rebuscar entre todas las cosas que tengo.

Nota mental: ordenar mi bolsa. No hay manera de encontrar nada aquí dentro. Me maldigo mentalmente al darme cuenta de que me he dejado su cable en casa,  igual que mi teléfono. La miro con una sonrisa inocente.

-Me lo he dejado en casa- le explico a lo que ella suelta un suspiro pesado.

-Pues déjame tu móvil, por favor- me pide con una leve sonrisa. Suelto una risita nerviosa.

-Es que con las prisas de esta mañana me lo he dejado también.

-¿Me estás diciendo que no puedo llamar a la Olga?- asiento levemente.- Aroa, tía, hoy era el único día que podía comunicarme con ella. El resto está ocupadísima, lo estoy yo o las horas no concuerdan.

-Lo sé, lo sé, lo siento. Intentaré encontrar una hora que tengas libre y hablaré con ella para ver que pueda.

-Vale- comenta entristecida.

Sé que estaba ansiosas por hablar con ella, ya que es su mejor amiga y llevan sin tener una conversación por llamada desde hace más de un mes.

-¿Te sirve este?- pregunta Harry apareciendo al lado de Aina con el cable de un teléfono.- Es iPhone.

-Sí, me sirve- el pelirrojo conecta el cargador a la corriente y le da el extremo a mi amiga quien lo acepta encantada. Pone su teléfono a cargar.- Oh y...- saca su móvil del bolsillo trasero.- Puedes utilizarlo.

-¿Qué?

-En lo que se te carga el teléfono puedes utilizar el mío para llamar, a fin de cuentas no lo estoy usando- dice con una sonrisa mientras se encoge de hombros.

-¿En serio? ¿No te importa?

-Claro que no.

-Gracias- acepta su teléfono y comienza a marcar el número de su amiga.- No tardaré.

-Tomate el tiempo que necesites.

Rodea la silla de Aina y se acerca a mí con una sonrisa ladeada.

-Uno a cero- susurra antes de alejarse sin borrar su sonrisa. Lo miro con fastidio.

Bien, eso ha sido un buen punto. Pero que no se confíe, esto solo acaba de comenzar. Ha ganado una batalla pero yo voy a ganar la guerra.

1-0

Día 9
Caminamos tranquilamente hasta llegar a la caravana de maquillaje. Aina con un café en su mano izquierda y yo me encuentro tomando un Aquarius.

-Buenos días- saludamos ambas a la vez haciendo que ambos maquilladores se gire a vernos. Nos dedican una sonrisa.

-Buenos días.

Tomo asiento en el lado izquierdo del sofá, del cual ya me he adueñado, y Aina se coloca en su lugar. Hoy además de maquillarla también le tiene que preparar un peinado un poco complejo por lo que aprovecha que comienzan por ello para tomarse tranquilamente el café.

Me pongo a hacer comprobaciones de reservas, entrevistas, grabaciones... asegurándome de que tengo todo en orden. No tenéis ni idea de la de movimiento que hay en todos los planes de Aina. Me han cambiado varías entrevistas y sesiones de fotos como tres o cuatro veces. Tener que cuadrarlo todo de nuevo cada dos por tres es estresante.

No es hasta que Aina lleva casi todo el peinado hecho cuando la puerta de la caravana se abre de golpe y de ella emerge un Tom jadeante. Apoya su mano en el respaldo de su silla antes de rodearla y dejarse caer en ella. Pocos segundos después Harry aparece por la puerta casi en el mismo estado y deja el vestuario de Tom en la mesa en frente de este.

-Nos hemos dormido- comenta Tom en cuanto se da cuenta de que tiene cuatro miradas curiosas encima.- Debo cambiarme. ¿Puedo hacerlo aquí?

-Por nosotros no hay problema, ¿no, Kathy?- dice el chico de maquillaje, del que aún no me he aprendido el nombre. Su compañera asiente. Tom dirige la mirada a mi amiga.

-Mientras no sea integral- se encoge de hombros con una sonrisa.

Tom suelta una risa antes de comenzar a desvestirse. Harry se deja caer a mi lado pero mi mirada no se eleva ni para mirarlo, ya que no quiero ver a Tom semidesnudo. Observo la pared de la izquierda como si fuera lo más interesante del mundo.

Después de un par de minutos Kathy está maquillando a Aina y su compañero a Tom, que ya se encuentra vestido. Harry se pone en pie después de observar algo en su teléfono y se acerca a la puerta.

-Voy a por tu café- comenta mirando a su hermano.- Aina, ¿quieres uno?- me mira con una sonrisa burlona.

-No, gracias- responde mi amiga.- La Aroa me ha traído uno.

Esta vez sonrío yo con suficiencia una vez veo como su sonrisa se ha desvanecido. Asiente con la cabeza antes de abrir la puerta y salir de la caravana. Tom y Aina se ponen de pie cuando el maquillaje está listo.

-¿Vienes?- pregunta Aina al ver que no me muevo del sofá.

-Dame unos minutos, tengo que confirmar un par de cosas- respondo señalando la agenda en mis piernas.

Esta asiente y se va junto con Tom y los dos maquilladores, dejándome sola en el lugar. Al mirar al frente de nuevo mi mirada capta la ropa de Tom desperdigada por la mesa y su silla. Una bombilla se enciende en mi mente.

Recojo toda la ropa de Tom y la doblo como es debido antes de llevármela conmigo al camerino de Aina. Después de dejarla ahí me encamino a la zona del set donde se encuentra Harry junto con nuestros amigos. No puedo evitar sonreír.

No sé ni qué hora es cuando los cuatro nos encaminamos a las caravanas. La de Tom se encuentra en frente de la de mi amiga por lo que vamos juntos todo el camino hasta ahí. Al llegar tanto Harry como yo nos esperamos fuera mientras ellos se cambian y se vuelven a colocar su ropa normal. Al menos una de ellos.

-Harry- lo llama su hermano asomando la cabeza por la puerta. El nombrado se acerca a él.- ¿Mi ropa?

-Dentro como siempre, ¿no?

-Aquí no está.

-¿Cómo que no?- cuestiona Harry con el ceño fruncido.- A ver, déjame buscar que tú estás cegato.

Tom se echa a un lado dejando entrar a su hermano. Es mi momento. Me doy la vuelta y pico un par de veces a la puerta de la caravana de mi amiga. Está tarda unos segundos pero termina asomándose.

-Ya casi estoy, dame un par de minutos- comenta con una sonrisa.

-Tranquila, no hay prisa- digo.- ¿Me puedes dar la ropa que hay sobre el brazo del sofá?

Frunce el ceño ante mi pedido pero da media vuelta y se adentra de nuevo. Al volver me da la ropa doblada y, aún con el ceño fruncido, me dedica una mirada curiosa y confusa.

-¿Esa no es la ropa de Tom?

-Puede- contesto con fingida inocencia.

Me mira con una sonrisa que va en aumento hasta que suelta una leve risa y vuelve a encerrarse en su camerino. En mi caso, me doy la vuelta y observo la caravana de Tom de la cual la puerta se abre y sale Harry.

-Iré a ver dónde puede estar- le dice a su hermano quien asoma la cabeza. Harry comienza a alejarse pero mi voz lo detiene.

-No hace falta- acoto captando la mirada de ambos hermanos.- ¿Buscas esto?- le pregunto a Tom y este asiente. Me acerco a su puerta bajo la atenta mirada de Harry, quien me está matando con ella.- Te la habías dejado en maquillaje.

-Hostias, es verdad- la agarra.- Hoy me he cambiado ahí, se me había olvidado- me dedica una sonrisa que le devuelvo.- Muchas gracias, Aroa.

-No hay de que- respondo dirigiéndole una sonrisa de suficiencia a Harry a la vez que Tom cierra la puerta.- Uno a uno.

Doy un giro (a lo diva, obvio) y me encamino de nuevo a la caravana de mi amiga quien sale en ese justo momento. Se despide de Harry al igual que yo, con la mano, y nos dirigimos a la zona de las furgonetas para poder irnos.

1-1

Día 11
Día libre al fin. Una semana y media teniéndome que despertar temprano y pasándome todo el día hablando por teléfono y encargándome de Aina. No es que me queje, podría ser peor, pero agradezco un tiempo de descanso. Y ella también.

Pero no todo es de color de rosa. Yo que pensaba que iba a estar un día sin ver la cara del pecoso pelirrojo y su interés por ver si fallo en algo y arreglarlo él (lo mismo hago yo pero ese no es el caso ahora), pues no. Al final sí lo voy a ver, ya que Tom nos ha invitado a comer a su casa.

Dice que qué mejor que pasar el rato en su casa un día libre, ya que pocas veces puede hacer eso. Ahora mismo yo estoy deseando hacer lo mismo. Llegar a España, a mi casa y tirarme en mi cama para ser rodeada de todos mis peluches y cojines. Pero aún nos quedan casi tres semanas, así que.

Al menos agradezco que no hayan dicho de quedar pronto y hayan buscado una hora media entre su horario y el nuestro. En Londres es típico comer pronto (13-13:30) pero en España no (14-14:30). Hemos quedado a las 13:45. Gracias a eso he podido dormir hasta tarde. Bueno, hasta las 12.

Después de discutir con Aina, acabando las dos sobre la cama, siendo yo aplastada por ella, termino cediéndole el turno de ducharse primera. En estos momentos me alegro de que Aina sea de las que se preparan con rapidez, ya que en 30 minutos ya está duchada, vestida y arreglada.

En cambio, yo soy la diferencia. Me tardo una hora y al salir del baño aún me queda ponerme las zapatillas y agarrar todas mis cosas. Al bajar las escaleras y dirigirme a la sala veo a Aina en el sofá con las piernas subidas en el respaldo y la cabeza colgando hacia atrás mientras se entretiene con el móvil.

-¿Te aburres?- le pregunto mirándola extrañada.

-Como para no- responde sin mirarme.- Tardas como mil años, hija.

-Ya estoy, vámonos.

-Aleluya- se da la vuelta y se pone en pie pero al hacerlo le da un mareo que termina haciéndole sentar de nuevo. Niego con la cabeza.- Ya está, ya está. Vamos.

Se vuelve a poner en pie y agarra su móvil, auriculares y la llave de la entrada antes de abrir la puerta y dejarme pasar primero. Cierra con llave mientras que yo me encamino a la furgoneta. Sí, utilizamos la misma que para el rodaje. Aina le da la dirección al chofer antes de colocarse bien en su lugar y abrocharse el cinturón.

-¿Y qué tal va tu relación con Tom?- pregunto en busca de conversación.

-Pues bien- contesta con una sonrisa.- Años fantaseando con tener una relación amorosa con él y después de conocernos, hablar unos meses por WhatsApp y ahora estar semana y media con él, la única forma de verlo es como un hermano- suelta un leve bufido.- Vaya suerte la mía- suelto una risa.

-De verdad lo parecéis, os tratáis como tal.

-Lo sé, por eso lo digo- observa por la ventana embobada. Siempre le ha encantado Londres.- ¿Y tú con Harry que?

-¿Qué de que?- cuestiono con el ceño fruncido.

-Oh, vamos, Aroa. Os pasáis todo el día molestándoos, algo pasa ahí.

-Si estás insinuando que hay algo entre nosotros bórratelo de la cabeza de una vez- acoto con rechazo.- A penas y lo soporto.

-¿Por qué?- frunce el ceño.- Si es un amor de persona.

-Uy sí, vamos. Me quiere dejar como una mala asistente y que él es mucho mejor.

-Y tú a él- le lanzo una mala mirada.- Solo digo que los dos sois buenos a vuestra manera y que cometéis errores como cualquier otra persona, no por eso sois peores.

-Eso no quita que haya insinuado que necesito ayuda y que soy mala- rueda los ojos.

-Eres imposible- sentencia antes de volver a centrar su mirada en la ventana.

Hace varios minutos que nos hemos alejado de la ciudad para adentrarnos en un pueblo adorable que, según Aina, se llama Kingston. La furgoneta frena en una zona de casas bastante bonitas, en una calle tranquila. Debo admitir que este pueblo tiene su encanto.

Bajamos del vehículo y este arranca alejándose hasta desaparecer en la esquina. Me tomo unos segundos a admirar la fachada de la casa que tenemos en frente pero Aina solo la mira dos antes de encaminarse a la puerta. La sigo en silencio.

Pica al timbre y al instante se escuchan un par de gritos del interior pero no consigo descifrar lo que han dicho. La puerta se abre un minuto después y mi rostro forma una sonrisa, al igual que el de Aina, ya que es el castaño el que nos ha abierto.

-Adelante bellas damas- nos invita con una radiante sonrisa. Se hace a un lado dejándonos pasar.

Al igual que mi amiga, me pongo a observar la entrada y sigo a Tom una vez comienza a caminar. Presto atención a cada uno de los rincones de este hogar. Tienen buen gusto; todo bien ordenador y con bonita decoración.

Nos adentramos a la sala que está conectada con el comedor y este con la cocina. Hago una mueca de fastidio una vez mis ojos se posan en el rizado que se encuentra recostado en el sofá con el morro de un perro sobre sus piernas.

Este último alza la cabeza al escuchar nuestros pasos y abandona al instante las piernas de Harry para correr en nuestra dirección. Empieza a ladrar y saltar sobre nuestras piernas, concretamente las de Aina y las mías. Acaricio su cabezita y el hocico, es adorable.

-Tessa- la llama mi amiga y esta se acerca de nuevo a ella.- Es como un sueño haber conocido a la princesa y chica favorita de mi ídolo.

Tom suelta una carcajada mientras se agacha para quedar a la misma altura que Aina y Tessa. Ambos la acaricia mientras Tessa recibe todos los mimos encantada. No puedo evitar sonreír antes la estampa.

-Sentaos, sentíos como en casa- comenta Tom una vez se vuelve a alzar.- ¿Cerveza?

-Sí.

-No- digo a la vez que mi amiga. Ambas nos miramos.- No tenemos edad para beber.

-Ni que no lo hubiéramos hecho antes- comenta mientras rueda los ojos.- No soy fan de la cerveza pero podría comenzar ahora.

-Además aquí sois legales- habla Harry a lo que lo miro.- Se puede beber cerveza a partir de los 17 años.

-Aun así- comento.

-¿Entonces?- cuestiona Tom quien es el único que se mantiene de pie a la espera de ir a la cocina.- ¿Una o dos?

-Una- responde Aina.

-Que sean dos- añade Harry y Tom asiente antes de encaminarse hacia la nevera.- Una chica sana por lo que veo- me mira con los ojos entrecerrados.

-Simplemente no me gusta- imito su acción.

-Marchando dos cervezas- anuncia Tom volviendo con nosotros.

Lleva tres latas de cerveza, una se la da a Aina, otra a su hermano y la última se la abre para él mientras se deja caer al lado de su hermano. Hay dos sofás, en uno se encuentran ellos y en el otro nosotras.

Tom saca un tema de conversación que da pasa a varios más hasta que el principal se ha olvidado por ser sepultado por todos los demás. En medio de una discusión (amistosa) por ver qué es mejor si leer un libro o ver una película, un teléfono suena.

-¡¿Pero cómo puedes decir que leer es mejor si vives de la gente que ve películas?!- le argumento a Aina quien se mantiene en silencio unos segundos.

-Imbécil- comenta en español.- Ahí tienes razón pero aun así prefiero leer un libro que ver una película- el teléfono deja de sonar.

-¿Y si esa película te gusta mucho?- cuestiona Harry.

-Me da igual, prefiero un libro.

-Lo dudo- murmura Tom.- Preferirías la película.

-Nop.

-Amiga, caso hipotético- le digo captando su mirada.- Leer uno de tus libros esos de amor que te compraste hace meses, el que tú quieras, o ver... mmm...- aparto la mirada pensativa y formo una sonrisa al ver a Tom.- Homecoming, Far from home o Lo imposible.

-¡Eso es injusto!- exclama indignada. El móvil vuelve a sonar, pero ninguno de los dos responde.

-¿Por qué las tres películas son de Tom?- pregunta Harry con una sonrisa.

-Porque es su actor favorito y sé que esas no las rechazaría en su vida- le respondo.- ¿Y bien, Aina?- Esta suelta un bufido mientras rueda los ojos. El móvil se silencia.

-Preferiría ver alguna de las tres película- murmura bajito.

-¿Eso es que nos estás dando la razón?- cuestiona Tom antes de acabarse su cerveza.

-No, no, no- niega.- En esos casos sí que preferiría las películas pero son más casos en los que preferiría leer un libro que ver una película.

El móvil suena por tercera vez y ya, hartos de escucharlo, posamos la mirada en él y Tom se acerca para colgar. Frunzo el ceño antes de preguntar.

-¿Algún problema?- se adelanta mi amiga.

-No, no- le responde Tom.- Es solo una revista que quiere entrevistarme pero no estoy a favor de ese tipo de revistas.

-¿Cotilleo?- este asiente.

-¿Y por qué no le dices que no quieres y ya está?- cuestiono.

-Ya lo hemos intentado; Harry muchas veces y yo un par- vuelve a sonar y ambos sueltan un bufido.

-¿Puedo?- señalo el teléfono.

Tom me mira dudoso pero termina accediendo. Harry, por su parte, me mira desconfiado. Agarro el teléfono de Tom, que se encuentra en la mesita auxiliar, y contesto a la llamada.

-Hola de nuevo Tom. Espero que estés teniendo buen día. Te llamaba para...- comienza a hablar una chica con acento americano pero la interrumpo.

-No soy Tom- se mantiene en silencio.- Ni Harry, por si sé lo pregunta. Puede notarlo ya que mi voz es la de una mujer- hago una pequeña pausa para aclarar mis ideas. Cuando escucho que tiene intención de volver a hablar me adelanto.- No se ha equivocado de número, sí es el de Tom Holland. Lo que ocurre es que él no está interesado en contestarle. Ya le ha repetido varías veces que no quiere hacer esa entrevista y sus motivos tiene.

-Lo sé, pero creemos que será bueno para él. Podría acercarlo a muchas más personas- asegura.

-Da igual, eso ahora mismo no nos importa- continúo.- No quiere y punto. Si ustedes no quieren asimilarlo ya es problema vuestro pero deje de molestarlo. Créame que es insoportable estar escuchando el teléfono todo el rato. ¿Acaso quiere que yo haga lo mismo y la llame mil veces al día? Porque encantada lo hago para que vea lo insoportable que es.

-No creo que sea necesario- comenta en un murmuro.

-Pues ya está. Se acabaron las llamadas y el molestar a Tom o me encargaré yo misma de que su revista tenga mala fama. No creo que eso le vaya a gustar a tus superiores, coméntaselo. Así que ahora, si me permite, voy a volver a la comida que estaba teniendo. Ajo y agua, cariño- cuelgo.

Al alzar la mirada del aparato tengo clavadas en mí las miradas de las tres personas que se encuentran conmigo. Tom me mira atónito; Harry sorprendido y molesto; y por último, Aina, quien me mira con una sonrisa, no es la primera vez que me ve hacer eso.

El teléfono suena pero esta vez es solo por la llegada de un mensaje. Le cedo el móvil a Tom y este observa el mensaje antes de volver a mirarme. Una sonrisa se le forma.

-Dicen que no insistirán más. Dios, gracias, Aroa- se levanta y me rodea con sus brazos pero yo me remuevo un poco incómoda, no soy muy cariñosa.

-No hay de que- respondo cuando se separa.

-¿Comemos?- acota Harry poniéndose en pie. Se le nota molesto, ya que es consciente de que ese es otro punto a mi favor.

-Claro- contesta Tom alegre.- A la mesa todos.

Aina se pone en pie y sigue a Tom quien le indica que se siente donde ella desee. A su lado se sienta él dejando libres, entonces, los dos lugares de en frente. Me siento delante de mi amiga y Harry se coloca a mi lado después de traer la bandeja con la comida.

-Dos a uno- le susurro sin mirarlo pero siento que él a mí sí por lo que sonrío.- Que aproveche- digo en voz alta.

-Igualmente- responden Aina y Tom mientras se sirven.

1-2

Día 13
-¿El martes?- me pregunta Aina desde su silla del set.

-Por la mañana grabación hasta la hora de comer. Comerás con el de la revista Little Stars, esa donde dan a conocer a las nuevas actrices, bueno y actores- respondo observando la agenda.- Después tendrás...

-¿Para qué es esa comida?- cuestiona antes de llevarse el café a la boca.

-Para cuadrar cuando y dónde quieres que se hagan las fotos para su revista. Además de que te hará un par de preguntas para poner una pequeña descripción tuya debajo de estas.

-Está bien, continua- vuelvo la vista al cuaderno en mis piernas. Estoy sentada a su lado en la silla de Tom, quien se encuentra grabando escenas en solitario o con el resto del cast.

-Después, por la tarde, tendrás tiempo libre hasta las cinco y media, ya que a esa hora deberás ponerte en marcha hasta el palacio de Westminster. Ahí te...

-Ayy- suspira.- El palacio de Westminster, el Big Ben, lo amo.

-Lo sé, lo sé, llevas desde los 12 años fantaseando con vivir aquí- le dedico una leve sonrisa.- ¿Puedo continuar?- señalo la agenda y ella asiente.- Bien, pues como iba diciendo, ahí te reunirás con Tom para hacer una sesión fotográfica privada. Esas fotos serán difundidas a modo de promoción.

-¿Para qué revista?

-No me lo han comentado aún, están en negociaciones la productora, el directo y todos los demás- me encojo.- Lo único que sé es que las fotos las hará una tal...- dedico unos segundos a leer el nombre.- Nicola.

-¿Nicola? ¿Cómo se apellida?

-Em... Espera, el apellido lo tengo solo en su contacto. Me lo pasó el asistente del director pero aún ni la he llamado- digo revisando mi teléfono.- No creo que sea necesario hasta ese día.

-Vale, vale, pero como se apellida- insiste.

-Espérate cojones- espeto.- Déjame buscar, impaciente- doy con él.- Nicola Holland. Espera, ¿tiene relación con Tom y Harry?- le pregunto alzando la mirada de la pantalla. Aina sonríe ampliamente.

-Nicola Holland es mi madre- me responde una voz masculina a mis espaldas. Antes de poder girarme el dueño se posa delante de nosotras, junto a su hermano castaño.

-¿Vuestra madre nos hará la sesión?- pregunta emocionada mi amiga. Tom asiente en respuesta.- Eso es magnífico. Tiene un talento increíble, estoy deseando trabajar con ella.

-Se lo diré- contesta el castaño antes de mirarme unos segundos y después mirar las patas de su silla.

-Oh, sí, perdón- le digo bajándome de su silla, dejando que él tome el lugar.

-Tranquila, mientras no esté eres libre de sentarte.

-Bueno, amiga- dice Aina captando mi mirada.- ¿Qué más hay para el martes?

-Em...- vuelvo a mirar la agenda.- Nada, después de la sesión ambas somos libres hasta el miércoles por la tarde.

-Genial, podré dormir durante horas- asiento en respuesta.

El ser nueva en este mundo le hace más solicitada para cualquier tipo de entrevista o sesión fotográfica, aún más teniendo en cuenta de que entró por la puerta grande, codeándose con Brad Pitt, Jeniffer Aniston, Robert Downey Jr y, ahora, Tom Holland. Yo que pensaba que solo tendría que llevarle café y ya está, me equivocaba.

-Oye, ¿y a qué hora es la comida de hoy?

-¿Hoy?- pregunto con el ceño fruncido.

-Sí, la comida con el resto del cast y con el director- me respondo.- Dije que tú y yo nos encargaríamos de reservar en ese restaurante tan bueno llamado Swan. Te pedí que reservaras. ¿A qué hora lo has hecho? Tenemos que decírselo al resto.

Mierda. Mierda. Y más mierda. Es verdad que hace unos días, después de la comida en casa de los Holland, Aina me comentó que había hablado con los del cast y habían decidido hacer una comida juntos con el director y que nosotras nos encargaríamos de elegir el sitio y la hora.

Me comentó sobre este restaurante, Swan. Le encantaba que fuera ese porque estaba al lado del Globe Theatre que es una reproducción del teatro de Shakespeare y que, además, ese restaurante tenía una vistas increíbles, sobre todo del Támesis.

Recuerdo todas y cada una de sus palabras pero no lo he hecho durante estos dos días en los que debería haber llamado. Me maldigo mentalmente por haberme olvidado y porque ahora, a cuatro horas de ser las dos del mediodía, será completamente imposible conseguir una reserva.

Respiro hondo con mi vista aún unida a la suya, la cual me mira con curiosidad, alegría y un poco de preocupación. Genial, esto no le va a gustar nada.

-Aina... yo... em...- miro la agenda pensando en si inventar una excusa o decirle la verdad.- Pues...

-A las 14:30- me interrumpe Harry provocando que alce la mirada hacia él. Lo miro con el ceño fruncido mientras él simplemente observa a mi amiga con una sonrisa.

-Genial, buena hora. A la hora Española, así me gusta- me guiña el ojo mientras se baja de su silla.- Voy a comentárselo a los demás.

-Te acompaño- Harry pasa por detrás de mí y antes de seguir a mi amiga se para a mi lado. Acerca su rostro a mi oído para susurrar.- Dos a dos, Darling.

Dicho eso retoma su camino no sin antes mirarme con una sonrisa de suficiencia mientras yo solo lo miro con molestia y odio. Porque es eso, un chico odioso que... que... ¡AAGH! No lo aguanto.

-¿Dos a dos?- pregunta Tom con curiosidad.

-Nada importante- respondo restándole importancia con un movimiento de mano.

2-2

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top